Capitulo 16: "Te amo" [final]
Una mañana fresca y soleada reflejaba en los ventanales de la habitación hasta la cama donde hospedaban ambos chicos; desnudos y exhaustos. El calor causado por el sol fue alumbrando poco a poco la espalda de uno de ellos provocándole a despertar. El pelirrojo de baja estatura cual esperaba amanecer dentro de su habitación y creer que todo fue un simple mal sueño, la primera y única pesadilla donde Dazai no se negaba a acariciarlo en pleno acto. Sin embargo al abrir sus ojos lentamente descubrió que algo andaba muy mal...
- '¿¡No fue un sueño!?'
Pensaba muy alterado en el cómo fue que se dejó llevar de esa forma. Reflexionaba cada momento de la noche anterior, desde su intento de secuestro hasta donde acabó entregándose al castaño. Era confuso, todo ese asunto lo tenía tan frustrado e inmune que no tenía idea de que hacer después; si escapar sin que el mayor lo supiera, o esperar a tener que agradecer por todo lo que ha hecho por él. No obstante olvidó percatarse en la posición en la que estaban ambos y continuó con contemplar hacia abajo.
Miraba detenidamente que Dazai lo tenía atrapado. Muy apegado a su cuerpo, con su brazo izquierdo rodeando su curva y para su mayor sorpresa, él mismo le abrazaba de igual manera.
Sin duda el amanecer de esa forma le pareció muy extraño, puesto a que en los años donde dormía a su lado nunca despertaban tan unidos y mucho menos abrazados. Pero, con tan sólo escuchar la respiración del castaño muy cerca de él, lo hizo permanecer callado, con el temor de despertarlo, sin poder hacer algo en contra. Aún así tras minutos teniendo ese molesto dilema en mente, logró decidir tomar en pie uno de éstos...
Intentaba separarse lo más discreto que podía aunque no era de lo más fácil, ya que no sabía si su brazo le pesaba o si en realidad Dazai lo estuviese sujetando con mucha fuerza. Finalmente logró separarse sin riesgo a despertarlo y permaneció sentado mientras le hechaba un último vistazo a la semblante del suicida.
Verlo sin un parche o vendas cubriendo gran parte de su rostro le daba una sensación inexplicable que lo hacía recordar en cada choque de miradas que se tenían en la noche anterior.
"Deseaba tanto ver qué era lo que ocultabas tras esas vendas"
Quería volver a acariciarlo, sentir la calidez de su cuerpo, e incluso volver a besarle. Tantas cosas que moría por hacerle y lo provocaban a olvidar por completo de todo ese rencor y carga negativa. De igual forma lo veía tan indefenso que le provocaba mucha ternura y no pudo evitar sonreír con un leve sonrojo tornando en sus mejillas.
- sigues manteniendo ese encanto aún sin tus vendas. - suspiró cerrando sus ojos, para acto seguido concentrarse en su plan, levantarse a recoger toda su ropa y retirarse sin decir ni si quiera un adiós, pero justamente al momento del tomar impulso y ponerse de pie un fuerte calambre se apoderó de sus caderas sin poder evitar pegar un quejido que al poco segundo fue evitado por su mano tapada en su boca.
Jadeba esperando a que el dolor se calmara, aunque no todo resultó como lo esperaba. Escuchaba las sábanas moverse detrás suya, provocándole a voltear sigilosamente su vista hacia donde provenía el ruido y con un gesto de temor notó que Dazai había despertado en seguida.
- mierda - se murmuraba así mismo.
El castaño se limitó a bostezar y ver cómo Chuuya lo tenía en la mira - buenos días - sonrió con un tono muy cansado.
El mencionado cambió muy nervioso su expresión a una más ¿Feliz? - buenos días, dormilón - dijo volteando hacia él.
- ¿estás bien? - preguntó muy confundido a lo que Chuuya sólo asintió con una extraña sonrisa que camuflaba su dolor. - tengo la sospecha de que aun me sigues mintiendo.
- no - recalcó con esfuerzo- ¿por qué tendría que mentirte?
- escuché que te quejabas por algo - respondió en un tono preocupado.
El pelirrojo no sabía que decir en ese instante e intentaba buscar alguna manera para evitar revelar la razón de su quejido - no fue nada, en verdad.
Ambos se miraban a los ojos formando un incómodo pero cautivado momento en silencio. Dazai no quería seguir molestandolo con semejante pregunta que mostraban su lado furioso. Aunque ver su mirada con una expresión muy ingenua a su parecer y el sentir un cosquilleo en su estómago le limitó por decir:
- ¿Tienes hambre?
Chuuya tomó unos segundos pensando en que no estaría mal desayunar junto a él como la pareja que eran, sin embargo, sabía que si se quedaría unos minutos más las consecuencias serían más despiadadas tanto en su puesto de la mafia.
- supongo que no me vendría mal desayunar un poco, ¿y sabes? me estoy muriendo de hambre.
Una sonrisa demaciado extravagante abundó en la semblante del suicida y con tan sólo escuchar las palabras de éste no dudó en levantarse de la cama buscando aunque sea sus pantalones y camisa, y preparar algo de comer para su querido invitado.
- ¿Qué te gustaría comer? Puedo prepararte lo que tú quieras - hablaba en voz alta con un tono muy alegre desde la cocina de la habitación. mientras que el pelirrojo intentaba hacer un esfuerzo por ponerse de pie sin tener que llamar su atención.
Sus piernas no le daban un gran empeño por lo que jadeaba incondicionalmente pegando leves gemidos hasta tener que agacharse para recoger una de sus prendas.
- aaahh.. - gimió en un tono demaciado alto como para alarmar al mayor, cual en pocos segundos apareció para ayudarlo.
- Chuuya..
- ¡ya te dije que estoy bien! - le interrumpió jadeando - sólo es un pequeño calambre.
Dazai comenzaba a mirarle aún más preocupado y sin importarle lo que le hiciera a continuación se acercó hacia él y lo obligó a sentarse mientras le juntaba toda su ropa.
- lamento haberte dejado tan invalido. Creo que exageré demaciado.
El pelirrojo no dijo nada al respecto, más solamente volvió a ponerse de pie y comenzó con vestirse en frente suya.
- no lo lamentes - suspiró minutos después, luego de ir de camino a la cocina continuando con abrochar su camisa y chaleco - tantos años de no haberme acostado contigo me hicieron olvidar lo doloroso que es esto.
Tras ver el incómodo cambio de humor que tuvo el mafioso ante dicho tema, el contrario quería seguir tocando a fondo más acerca de lo ocurrido entre ellos.
- ¿y, al menos podrías explicarme el por qué lo hiciste? - preguntó mientras le ofrecía asiento y así lo esperara en él mientras buscaba algún condimento en su despensa.
- ¿hacer qué?
- lo de anoche, en verdad no tenía idea de que me tocaras de esa manera
Chuuya peló sus ojos dejando salir aún más el sonrojo en sus mejillas e intentó volver a buscar algun pretexto.
- al menos admite que también te gustó, además te recuerdo que tú fuiste el primero quien me besó, ¿no es así?.
- pero yo creí que... Creí que ibas a alejarte de mi. Como en esa tarde - recalcó muy angustiado - por favor, dime por qué lo hiciste Chuuya, no te pido nada más..
El pelirrojo trago saliva, no tenía nada que decir más que la verdad. Estaba atrapado ante su insistente mirada que lo provocó a suspirar y de forma temerosa empezar con confesarle.
- Me canse de seguir fingiendo, ¿de acuerdo? - Dazai frunció el seño - me arté de fingir ese rencor que siento por ti. Fui un tonto al no haber seguido insistiendo a estar contigo. Aquel golpe me hizo reflexionar tantas cosas negativas hacia ti qué ni si quiera me preocupaba en lo que te pasaría después. Y aquella promesa que habíamos hecho de niños tampoco me importaba en lo absoluto, sólo quería un motivo para odiarte, pero ahora veo que nunca hubo razón alguna. Ansiaba por volver a sentir ese placer que sólo tú sabías hacerme, quería volver a sentirte dentro de mí, sentir tus labios, sentir tu piel y sabía que para obtenerlo tenía que dejar de simular. En pocas palabras, extrañaba todo eso de ti. Te extrañaba tanto, Dazai.
El castaño se quedó cautivado ante sus palabras e incluso arrepentido. De igual forma se acercó hacia él y le tomó de las manos cual segundos después hizo que el ojiazul levantara la semblante. Un perfecto choque de miradas para lo que diría a continuación - más bien yo fui el idiota. Fui un tonto al tener que golpearte sin idea, del tener que abandonarte durante tantos años y de tantas cosas de las que en verdad me retracto de haberlas hecho.
El menor captaba la depresión en sus ojos, notando la sinceridad que tenían estos al responder de su comentario. Su propósito no era bajar su ánimo, si no aclarar la razón por la que lo "odiaba" y para intentar estimularlo lo tomó de su mejilla y la acarició con delicadeza - Ambos cometimos un error al tener que separarnos - le respondió con una pequeña sonrisa que al momento fue correspondida.
Después de unos largos e incómodos minutos sin hablar acerca de su relación. Dazai decidió comentar acerca de su nuevo puesto como detective y de las cosas de las que tenía que enfrentarse. Presumiendo sobre sus misiones y que gracias a su habilidad todo le era pan comido. Chuuya por su parte miraba con apreció la manera en cómo le narraba cada desventura que él vivía durante su ausencia mientras disfrutaba de un rico plato de waffles que le preparó con mucho afecto.
- Creo que ya es hora de que me valla, agradezco tu bondad y tu valentía por haberme salvado de aquel sujeto. Supongo que ahora tendré que investigar quien es..
- déjamelo a mi - le interrumpió algo inquieto - n-no te preocupes por él, veré qué puedo hacer para que deje de amenazarte y perseguirte.
- oh, está bien - murmuró confundido y se puso de pie - aún así ... Gracias, p-por todo.
La respuesta de este no fue nada más que una simple sonrisa, hasta tener que ponerse de pie y ayudarlo a caminar aunque sea a la entrada de la habitación. Cosa que el pelirrojo le murmuraba en que podía hacerlo sin su ayuda y le ordenó a que dejara de hacerlo al momento en que salió.
- ¿podré volver a verte algún día? - preguntó Chuuya algo melancólico.
Dazai por su parte se recargó en la entrada de su habitación y respondió- El día en que desees.
El menor asintió con la mirada.
La despedida en que ellos se tomaron no fue para nada satisfecha, tan sólo un adiós se dijeron y otro pequeño comentario absurdo que le dedicó el suicida.
- Si lo necesitas, aún tengo guardadas mis muletas. - dijo entre pequeñas carcajadas.
- ¡Idiota! - se quejaba a lo lejos el que intentaba caminar de manera normal y cuyo resultado no fue hallado en esos momentos.
Aún seguían conservando esa relación de sarcasmo que llevaban dentro.
Tras verlo desparecer de los pasillos entró a la habitación con una sonrisa que no tardó medio segundo en borrarse. Caminó hasta la cama recordando del beso de anoche, del cómo Chuuya ansiaba por ser él quien empezara a tocarle, de aquel extraño mirándolo con odio tras esos ventanales.
- entrometido - suspiró muy molesto.
Mientras seguía inspeccionando cada parte donde ocurrieron sus acontecimientos, notó algo que el pelirrojo había olvidado. Aquella vieja venda cual ocupaba como amuleto, la había dejado tirada en el suelo sin percatar su ausencia. El ojicafé fue a unos pasos a dónde se encontraba dicho objeto y lo levantó reflexionando el origen de este.
*Hace cuatro años atrás*
Se escuchaban aquellas máquinas cuales estaban conectadas con el inestable cuerpo del pelirrojo. Dazai hacía un gran esfuerzo por querer descansar después de largas horas de angustia. Sentado esperando ver señales de vida de su compañero inconciente.
Memorizando que en esa misma noche hubiese sido el responsable de su accidente. Sin poder borrarse de la mente aquella risa macabra que lo dejaba agonizar, toda esa sangre fluyendo por su rostro, sus pupilas casi invisibles y aquel enorme agujero negro que lo llevaría a su perdición. Reconocía perfectamente esa habilidad tan poderosa desde su infancia y sabía que si no lo detenía a tiempo él iba a morir. Al tenerlo en sus brazos justo después del catástrofe, el castaño sintió la presencia de los demás subordinados, al igual que las gotas de lluvia que comenzaban a caer. Haciendo parecer una escena bastante depresiva. estaba muy asustado, jadeando y susurrando en que todo iba a estar bien. Uno de estos sujetos tuvo la voluntad de ir muy cerca del suicida y ofrecerle ayuda, cuya respuesta fue negada.
- déjenos a solas - murmuró sin necesidad de mirarle - yo me ocuparé de él.
Todos los subordinados asintieron e hicieron espacio para que el desconsolado chico llevara cargando a su compañero en dirección a la enfermería de la port-mafia.
Desde esas horas se mantuvo sentado cerca de su cama hasta esperar a la mañana siguiente.
Al verlo abrir sus ojos una ola de esperanzas se formó en su mente, suspirando de alivio y acercándose a la cama del ojiazul.
- Chuuya, ¿Estás bien? - le miraba con una alegría interna. Mientras que el contrario sólo suspiró e intentó cerrar sus ojos en señal de cansancio.
- ¿dónde estoy? - murmuró bostezando.
- estás en la enfermería, el doctor me dijo que pronto estarás mejor.
- y ... ¿Q-qué fue lo pasó anoche? No recuerdo nada - volvió a preguntar.
- habías invocado corrupción, estabas al borde de la muerte. Suerte que llegué a tiempo y pude detener tú poder. - le dijo en un tono nervioso y al volver a dirigirle la mirada notaba que el pelirrojo se encontraba muy angustiado, probablemente por aquellos vándalos responsables de su fallida tragedia. Entonces fue ahí donde se le ocurrió la idea del tener que animarlo - oye, no estés triste... Vi cómo los venciste con tu poder, fue algo increíble.
- sólo lo hice por protegerte, Dazai - le aclaró - cuando me llamaste y me dijiste que estabas en peligro tenía miedo de que te hicieran algo.
El mencionado notaba que la máquina cual media su estado cardíaco se aceleraba poco a poco mediante más agitada se escuchaba su voz. Buscaba una manera para callarlo y relajarlo de su miedo e intentó con comentarle más acerca de lo de anoche.
- tranquilo Chuuya, yo estoy bien, no tienes nada por que preocuparte.. ahora lo único importante aquí es que has vencido al enemigo y que tú estés bien - la sonrisa del pelirrojo por fin se hizo presente y entre un suspiro de consuelo volvió a cerrar sus ojos con el sueño pesado.
- me alegra saber eso.
El castaño miraba como éste comenzaba a dormir volviéndolo a dejar solo, pero ahora con sus pensamientos más calmados. Comenzaba a mirarle de cabeza hasta los pies notando que una herida suya no estaba cubierta, pensaba en una manera de ayudarle con eso inspeccionando en su alrededor decenas de botiquines y buscar en uno de ellos un poco de alcohol y un paquete de vendas.
Al menos lo único que pudo encontrar fue un poco de agua oxigenada y unas gasas muy viejas
- 'no puedo ponerle esto a Chuuya' - pensaba insatisfecho.
Por último una brillante idea se le vino en mente y ésta consistía en recortar una de las vendas que adornaban su brazo y regalársela al pelirrojo, al menos estas estaban más limpias que las anteriores gasas.
Los ojos del menor no tardaron en abrirse cuando percató que Dazai le tomaba su mano y le cubría la herida con el agua oxigenada.
- Auch - gruñía de dolor, mirando con algo de desprecio al que le aplicaba aquel líquido que le causaba ardor - ¿Qué se supone que haces?
- curando tus heridas - le respondió concentrado en el algodón remojado en sangre - quédate quieto...
Éste no tuvo otra alternativa y miraba cómo le estaba cubriendo aquel raspón con una venda blanca que al momento de llegar a su brazo pequeñas gotas de sangre se marcaban en ella.
- perfecto - seguía conservando aquella voz tan positiva que a cualquiera podría contagiar su ánimo, mientras que Chuuya observaba con aprecio su brazo vendado - Espero que no te haya molestado en que ocupara una de mis vendas para cubrir tu raspón.. ¿Así está mejor?
- s-si, Gracias Dazai
El castaño le dedicó otra pequeña sonrisa y murmuró - para eso están los amigos..
*Fin del flashback *
Dazai mantenía aquella venda en su mano recordando lo que ocurrió después de esa misma tarde, su mirada se volvía cada vez más rencorosa e intentaba olvidarlo con cualquier acontecimiento que vivía con el joven de rizos anaranjados. Desde su infancia, hasta el verlo en este instante marcharse a su destino. Sin duda tenía muchos sentimientos ante él:
Lo anehlaba,
Lo admiraba,
Lo deseaba..
pero ninguno de estos conceptos era suficiente. Él sentía algo más fuerte que todo eso. Y tenía el resentimiento en tener que decírselo en ese preciso momento.
Así que dió la vuelta en dirección a la puerta y poniéndose su gabardina beige corrió con mucha prisa por todos los escalones de aquel alto edificio. Hasta salir de éste y notar que el pelirrojo recién estaba caminando en la banqueta. A unos pocos metros de él.
- ¡Chuuya! - llamó la atención de aquel mafioso, suerte que no había nadie más en esa calle más que ellos dos.
Chuuya rapidamente volteó en dirección a dónde escuchó su nombre y no dudó en ir de vuelta hacia allá para preguntarle cuál era su problema.
- olvidaste tu venda - recalcó con un pequeño sonrojo. Aún con un extraño temor interno que sentía desde que tuvo su primera vez con él.
El pelirrojo peló sus ojos alterado arrebatando la venda y acariciándola con ambas manos. - G-gracias - murmuró dándole la espalda y comenzando por volver a retirarse sin más que comentar. Sin darse cuenta del sonrojo de su compañero.
El temor a ser rechazado cada vez se hacía más grande en el interior de Dazai, aunque por otro lado sentía que en su corazón había algo que debió haberle dicho y al parecer ese momento tenía que salir a la luz.
- Chuuya - volvió a gritar - hay algo que siempre he querido decirte, desde la primera vez en que te besé. Pero nunca tuve el valor de hacerlo por miedo a que... Tú me rechazaras.
Éste se detuvo sin tener que voltear a verle y le respondió - ¿A sí? ¿y qué es?
- y-yo ... Yo - los nervios se apoderaban aún más en el castaño, su respiración se entrecortaba con forme intentaba hablar y el temor se hacía cada vez más fuerte. Sin embargo, estaba arto de seguir ocultándose ante él y se limitó por gritar un..
- ¡Te amo!
Chuuya rapidamente peló sus ojos levantando la mirada, aún sin voltear a verle. Su corazón se había paralizado en ese instante, sin tener la más remota idea de que Dazai diría eso a continuación. Se había formado un gran nudo en su garganta y sus lágrimas salían sin piedad.
Por otro lado Dazai se sentía tan aliviado al tener que confesarle por fin aquel sentimiento que sentía por él, aunque aún no notara su reacción. Tan solo escuchaba unos pequeños gemidos de desolación, acompañados de unas raras risitas que lo dejaban en una completa duda. ¿A caso estaba.. llorando?
Efectivamente, Chuuya le miró una vez más a su silueta y entre esas lágrimas que salían sin intención una enorme sonrisa le hacía parecer que no lloraba por tristeza, si no por felicidad.
- ¡Dazai! - corrió tras su compañero sin importarle que su sombrero y saco volaran hasta el suelo devido a su rapidez y con sus brazos extendiéndose para un abrazo.
De igual forma éste le abrió sus brazos y notó que a pocos centímetros cerca de él Chuuya tomó impulso y lo sometió a tener que cargarlo. Recibiendo como respuesta un beso justo en sus labios que al poco segundo le correspondió mientras apoyaba sus manos en los muslos ajenos e intentaba equilibrarse después de unas pequeñas vueltas que dió.
- siempre he deseado por que este momento llegara algún día. - las lágrimas continuaban cayendo con forme hablaba, su voz se escuchaba algo roca debido a querer romper en llanto. Pero de la misma forma tuvo valor de decirle un - yo.. t-también te amo, Dazai.
El castaño pegó una sonrisa de oreja a oreja y sin quitarle la mirada encima recargaba su frente con la de Chuuya y frotaban las puntas de sus narices expresando ese enorme cariño. Ambos estaban en una perfecta y conmovedora pose cual terminó en otro beso largo e inresistible que representaba el amor que se sentían el uno al otro.
Mientras tanto en un callejón frente a ellos, se ocultaba un sujeto, al parecer el único quién apreció ese momento desde la obscuridad. Tenía una mala espina y un secreto cual nadie sabía más que él mismo. El rencor y la envidia le embriagaba en la mente y el único motivo para saciar su hambre, era a base de la venganza.
- tarde o temprano, tendré que acabar contigo... - fue lo único que pudo decir entre un murmullo. Alejándose poco a poco entre la obscuridad hasta desaparecer por completo en ella.
Sin duda una de las cosas que Dazai jamás había imaginado en esa noche de copas, fue el haberse enamorado de él aún después del primer beso y que a pesar de todos esos largos años en los que ambos camuflaban ese amor mezclado con pasión a un falso odio... Al final de cuentas todo eso se convirtió en un...
"Dulce Suicidio"
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