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Capitulo 15: "Tuyo"

N/A: antes que nada quisiera advertirles esto...

🔞 CAPÍTULO LEMMON 🔞

trataré de que sea demasiado claro, explícito, romántico y muy largo. Espero que sea de su agrado.

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Un lugar obscuro y repugnante era lo que el inválido Chuuya no esperaba ver al reaccionar de su corta siesta. Sin embargo, el olor a humedad le traía mala espina y provocó con hacer un gesto de asquerosidad al abrir sus ojos paulatinamente. El estar tirado en suelo era el comienzo de un oculto pánico que sentía muy dentro de él. Pero aún así guardó la cordura, pues siendo un prisionero o no tenía que ser más que discreto si su deseo por salir pronto no fuera en vano o acabaría utilizando su fuerza propia con ayuda de su poder, cosa que no quería por temor a perder el control y poner aún más en riesgo​ su vida.

En pocas palabras, a Chuuya nunca le había sucedido algo similar durante su corto tiempo trabajando en la mafia, era la primera vez que experimentaba un secuestro,aunque tuviese precauciones en caso de que le ocurriera, en ese mismo momento sintió que valió la pena esos duros años de entrenamiento.

El piso le daba un frío contacto con sus brazos y mejillas, por lo que rápidamente procuró en quedar sentado con su espalda en la pared.
Sentía que alguien lo observaba al otro extremo del cuarto, e imaginaba a éste burlandose del lío en el que se había metido. Al levantar la frente notó que la falta de luz no le permitía inspeccionar acerca de los detalles del sitio, ni si quiera ver con claridad sus propias manos cuales raramente le pesaban. Tenía un objeto igual o aún más helado que el suelo que se aferraba en sus muñecas y que al moverlos líaba un golpeteo de eslabones metálicos.

No le parecía nada extraño encontrarse en un sitio tan obscuro y con cadenas en sus manos después de la escena que vivió hace unas horas, pero al sentir que éstas no tenían un lugar donde apoyarse la angustia le seguía consumiendo.

— '¿a quién se le ocurre encarcelar a alguien con cadenas rotas?' — pensaba aterrado.

Poco a poco la presencia del extraño se hacía más presente entre un jadeo en aquel confuso lugar. Un jadeo sin fuerza que se oía entre arrastrados pasos más cerca del pelirrojo. Tal vez se tratara de otro secuestro, o de aquel asesino, pero lo que si estaba seguro era de que no volvería a dejarse llevar esta vez.

— ¿Quien eres? — Le gritaba escondiendo su cobardía.

El jadeo se detuvo por unos segundos, pero volvió más agitado hasta llegar al punto en que Chuuya sentía cómo éste le tocaba las piernas y las separaba de cada lado, dejandolo inmóvil ante su acto seguido. Pensaba que el desconocido sujeto lo intentaba manipular con caricias y al acertar su parte más débil volvió a gritarle — No te tengo miedo ¿Qué quieres de mí?

Los ahogados respiros fueron directo al oído del contrario y con mucha dificultad susurró con una voz bastante familiar:

— Chu- Chuuya.

Él peló sus ojos y suspirando de alivio no dudó en buscar las mejillas de a quién mencionó su nombre.

— ¿Dazai? ¿eres tú? — por alguna extraña razón se sentía tan protegido al escuchar su dulce voz. Éste asintió recargando su mentón en el hombro del menor y continuó suspirando.

— ¿dónde estamos? ¿por qué tengo estas cadenas rotas? ¿y, por qué jadeas tanto?... — Dazai lo interrumpió con su dedo índice colocado en sus labios y se separó para quedar frente a frente.

— shhhh... son demasiadas preguntas ¿no lo crees? — le respondió con pequeñas risitas.

Sin más que decir, el castaño recargó su frente con la de él, una perfecta pose para volver a unir sus labios como lo hacían cuatro años atrás. Sin embargo, eso no era lo que en verdad buscaba el suicida. Le tomó de la mano y descendió de aquel guante de cuero negro cual cubría una de sus hermosas y suaves manos. Las acarició por un momento dejando resbalar una lágrima entre su mejilla y manteniendo sus ojos cerrados le besó por su parte externa.

El ojiazul se quedó inmóvil al sentir que Dazai lo trataba de nuevo como a una chica y no le molestaba en lo absoluto. Al contrario, le agradaba aunque se sintiera muy incómodo.

Después de unos minutos. regresó su frente al anterior lugar, soltando unas risitas acompañadas de ocultos sollozos y finalmente colocando la mano del mafioso al lado izquierdo de su pecho. Sus prendas estaban húmedas y sus latidos palpitaban sin fuerza, probablemente el causante de sus agitados respiros.

Chuuya se inquietó ante el estado inestable que poseía su ex compañero. El miedo volvió a controlar de manera intensa su pobre alma, pero Dazai nunca tuvo intención del querer asustarlo, si no de algo más.

— E-Estás...

— Por favor no es necesario que te preocupes por mí, Nakahara. Sólo quiero pedirte una cosa — le volvió a responder al escuchar a Chuuya estremecido.

— ¿Que es lo que deseas?

— Quiero, una promesa...

Chuuya rapidamente entre cortó su respiración, alterandose por su comentario lo miraba con el mismo gesto que le dedicó a Mori al momento de confesarle ante su supuesta muerte. No sabía que decir en contra su promesa, más solamente pensaba en hacer hasta lo imposible para escapar a su lado y averiguar su problema.

tosiendo más engorroso y respirando agobiante, el mayor le susurró melancólico — Hazlo por tu amo.

Éste quedó con el nudo en la garganta, no entendía en lo absoluto de qué se trataba todo eso, pero dejó a un lado el rencor que sentía por él y estuvo dispuesto a cumplir con su palabra.

— ¿Cual es la promesa?

— lamento el no tener que decirte acerca del lugar donde estamos; aunque no lo creas al igual que tú, tengo miedo en perderte y temo por el que cometas un error Chuuya. Por favor prométeme que siempre confiarás en mí sin importar lo que pase.

El ojiazul lo tomó de sus mejillas y lo acercó hasta volver a tener su frente chocando con la suya.

— Lo prometo — murmuró nervioso.

El castaño sonrió detenidamente y pegando un pequeño gemido acercó sus labios con los de Chuuya, a punto de generar un roce el cual el pelirrojo esperaba con ansias cerrando sus ojos y acercando más sus labios. Aunque por otro lado, Dazai nunca le besó y decidió alejarse de él con el poco impulso que tenía para ponerse de pie. Chuuya percató al no sentirlo tan cerca y mejor prefirió ignorar aquel mal acontecimiento.

— ¿Qué pasa si "cometo un error"? — preguntó curioso.

Dazai mantuvo su mirada fija a donde pensaba que se encontraba él y suspiró presionando con fuerza su pecho — El error, será si confías en extraños, la consecuencia sería en que tú y yo... Pronto terminaremos muertos en este miserable lugar — le murmuró de manera sería hasta que su voz desapareció entre la demás obscuridad.

El pelirrojo se quedó confundido y entre un suspiro bajó su cabeza dándose cuenta de que algo andaba muy mal.

Sus brazos marcaban franjas rojas que iluminaban el sitio. ¡Había invocado corrupción!. La mano con la que anterior mente sostenía el pecho de Dazai estaba bañada en sangre, lo cual al momento de verla no pudo evitar pegar un grito de angustia.

[...] Al tomar un ligero respiro abrió lentamente sus cansados ojos, sentía el peso de una sábana entre su cuerpo y un fuerte dolor de cabeza. El ambiente en aquel lugar era menos obscuro y mucho más cómodo de lo que se imaginaba. Una habitación algo sólida, que extrañamente lo llenaba de nostalgia con solo verla.

Miraba el lado izquierdo del sitio, inspeccionando los muebles que posaba a lo que se hacía llamar la sala del lugar, sin quitarle la vista a uno de estos. Un diván de terciopelo de color rojo escarlata, cual le recordaba a la vez en que había perdido su virginidad en uno de estos. Frente a él había una entrada sin puerta, que lo conducía a un pequeño comedor y a su lado una puerta con aspecto del baño. Y por último dirigió su vista al lado izquierdo. Estaban unos grandes ventanales que manifestaba una bella vista a los edificios de Yokohama a su anochecer y a unos centímetros al hombre que esperaba ver en ese instante, sin su larga gabardina, descalzo, con sus cabellos alborotados y con sus manos apoyadas en los bolsillos de sus pantalones.

Quería tomarlo por sorpresa y amenazarlo con su cuchillo, pero había un pequeño problema. No portaba toda su vestidura, sólo su camisa blanca y sus pantalones negros. Se bajó de la cama sigilosamente y se arrastró quedando justo detrás de su "despistado secuestrador" pues si no tenía un arma con cual sostenerse al menos ocuparía sus artes marciales para estrangularlo.

— Supongo que necesitas esto, ¿no? — el castaño le mostró el pequeño cuchillo con su mano derecha sin mirarle a los ojos. Chuuya sólo se puso de pie y evitando un pleito fue directo al grano esperando una respuesta del suicida.

— ¿Qué es lo que quieres de mi? —le dijo con un tono de desprecio. — ¿por qué tuviste que llegar hasta este extremo?

— Era de razón que cualquier idiota podría haberte secuestrado en ese momento. Estabas tan borracho que ni si quiera podías defenderte por tu cuenta. — le contradijo con asco. Dejándolo sin más que decir. Sin duda una de las cosas que Dazai odiaba del pelirrojo era su mayor exceso al alcohol. Y sabía que al responderle con esa actitud le intimidaría hasta dejarlo sin pretextos — pero ahora quiero que me respondas ésto. ¿a caso tú te atreverías a matar a la persona que te salvó la vida más de dos veces?

Chuuya se quedó sin habla, confundiendose aún más. Ni si quiera había percatado que la mano del suicida estaba sin rastros de quemaduras por el cigarrillo a lo que lo dejó por concluido que no era él en todo este tiempo.

— N-No — respondió con dificultad — Entonces.. si tu no fuiste quien intentó secuestrarme ¿Quién fue? Y ¿Cómo fue que me encontraste en ese momento?

Dazai continuaba observando el ventanal, con un gesto de seriedad y molestia. Veía claramente a alguien observándolo desde los lejos y espiando cada movimiento que haría. Por otro lado, aún teniendo la respuesta del pelirrojo lo único que pudo decir fue un:

— Tal vez haya sido un ladrón — murmuró cerrando sus ojos y tomando un profundo respiro, dejándolo aún con la duda del cómo fue que lo halló.

Por otro lado, Chuuya miraba de espaldas la silueta de su ex-amante. Con el profundo deseo por volver a abrazarlo detrás suya y recargar su cabeza en él escuchando su corazón palpitar. Le relajaba al igual que el saber que el castaño lo disfrutaba de igual manera.

Bajó lentamente su cabeza y pegó un ligero suspiro apenado — Lamento haberlo mal entendido. Lo mejor será que me vaya.

— Chuuya — le interrumpió el castaño dirigiendole por fin la mirada, llamando más su atención — Perdona si soy algo arrogante, pero yo no saldría a estas horas si fuera tú.

El mencionado pensó un momento en esa frase, la había interpretado como un: "no te vallas" o mejor dicho como un "quédate un momento más conmigo" y aunque sus ganas por el seguir ahí eran inmensas, el orgullo lo vencía de manera testaruda.

Miraba el reloj que estaba pegado en la pared, marcaba cerca de las dos de la mañana. En verdad era muy tarde — Puedo cuidarme solo, además, ya no me siento tan ebrio.

— De acuerdo — suspiró sin animos y continuó con buscar algo en sus pantalones, algo que lo dejaba con una completa duda y que solo Chuuya le daría respuesta — pero antes que te vallas, ¿podrías explicarme qué hacía esto en tu bolsillo?

Un ataque de nervios contrajo los ojos del pelirrojo. Dazai tenía aquella "venda especial" que mantenía en secreto durante años. Perdiendo el control corrió tras él extendiendo sus manos para atrapar dicho objeto valioso que mantenía en sus manos — ¡Devuelveme eso!

El castaño reaccionó en seguida y levantó su brazo para evitar que le arrebatara la venda sucia. Le asustaba verlo de esa forma aunque por otro lado le agradaba verlo brincar como un crío con actitud terca.

— ¡Eres un entrometido! — le gritaba con un gran sonrojo. Esta vez empujándolo con rabia culpando a su baja estatura y al momento de cansarse suspiró como señal de rendimiento — no tenías derecho a sacar y adueñarte de mis cosas.

— No fue intencional — le interrumpió — Tu ropa estaba húmeda, tenía que quitartela de cualquier forma y accidentalmente esto cayó enredado junto a tu cuchillo. No sabía que fuera tan importante para ti.

— ¡Lo es! — recalcó siendo directo con él — Lo tengo desde que hicimos nuestra primera misión juntos.

Dazai lo miró memorizando aquel día, recordando ese momento en el que había pegado uno de sus más grandes sustos.

El pelirrojo suspiró — ese día, en el que estaba a punto de morir ¿recuerdas? Tú llegaste deteniendo mi poder y me llevaste a la enfermería corriendo con mucha prisa, gritándome entre lágrimas en que iba a estar bien, que resistiera un poco más, mientras que yo ni tenía fuerzas para responder de tu angustia. Y, sobreviví gracias a ti.

— Al día siguiente te encontré sentado a lado de mi cama, me decías que todo se arregló, que vencí al enemigo mientras desmembrabas una de tus demás vendas y la colocadas en mi brazo anestesiado tras notar que en este tenía un raspón sangrando, me sonreías de una manera que para mí fue la más sincera que había visto de ti. Desde ese entonces la he guardado en mi bolsillo como si fuese mi amuleto de la suerte...

Dazai mantuvo un momento de silencio y sonrió con mucha esperanza al darse cuenta de que su amado Chuuya aún tenía sentimientos hacía él.

El pelirrojo notó su sonrisa, pensaba que se estaba burlando de su nostálgico discurso y en vez de decir algo en contra pegó un gruñido molesto y aprovechó ese momento para arrebatarle la venda.

Nuevamente Dazai alzó su mano y retrocedía haciendo círculos por esa zona.

— ¡Dame eso! — le gritaba molesto. — no debí habertelo dicho.

Esta vez el castaño pegaba pequeñas carcajadas y rápidamente lo agarró de la cintura deteniendolo y lo apegó a él para acercarse a su rostro y comenzar con algo que debió haber hecho desde hace unas horas.

Le besó en los labios, sin importarle lo que hiciera o le dijera después. Chuuya estaba confundido. Aunque anteriormente juró no dejarse llevar, prefirió esta vez ignorarlo y cerrar sus ojos correspondiendo de aquella acción con más dulzura. Realmente ansiaba por volver a besarlo después de tantos años sin poder hacerlo.

Sus brazos se enredaron en su espalda acariciándolo suavemente con forme le besaba. Ese beso era muy exquisito, de esos en los que no desearías romperlo jamás. Dazai lo empujaba en dirección a la cama y al momento en que sentía sus piernas chocar estaba listo para tirarlo en ella. No obstante el pelirrojo abrió de golpe sus ojos y reaccionó con brusquedad.

En un movimiento rápido éste lo volteó haciendo que el mayor terminara sentado en la cama y ocupara su lugar.

— ¿A caso creíste que dejaría atraparme así de fácil? — le susurró en el oído — Al menos déjame divertirme un poco con tu cuerpo.. bastardo.

Al terminar de advertirle se sentó encima suyo acercando su miembro con el de él y comenzó con besarle el cuello mientras se apegaba más a su cuerpo.

Los jadeos de ambos se hacían cada vez más presentes en la habitación aunque extrañamente los del castaño eran más fuertes que los de su amado pelirrojo. Pues éste le mordía sin piedad, dejándole marcas igual o aún peores de las que Dazai le dejaba. Lo hacía con mucho salvajismo que quería continuar con todo su cuerpo, cosa que hizo segundos después, desabrochando los botones de su camisa y chaleco hasta retirarlos con forme bajaba lentamente hasta quedar de rodillas a él.

Le costaba un poco encontrar partes donde quedarán libres de vendas, suerte que no todo le cubría de éstas. Al bajar a su vientre tuvo la oportunidad del dejarle más marcas, mientras que su mano fue encargada del deslizarse paulatinamente hasta la entrepierna del suicida.

— ghh.. — se esforzaba por no gemir mientras se apoyaba en las sabanas, aunque su propuesta no durara por mucho — ahh. ¿Qué estás..? Gh..

Chuuya lo miró a los ojos, con una sonrisa sarcástica — ¿Con que es aquí? — le respondió con un tono de maldad y apretó con más fuerza su miembro, formando su erección cada vez más dura.

Moría porque le gimiera por primera vez, ni si quiera se había imaginado por nada en el mundo que lo tendría así, abierto de piernas para él y sabía claramente que sólo lo hacía por volver a ganarse su cariño. Y tal vez lo estuviese logrando.

Dazai continuaba suspirando y para darle algo de ayuda decidió desabrochar por su cuenta la cremallera de su pantalón. Alejando la mano del mafioso.

— ¿En verdad quieres que lo haga? — le volvió nuevamente la mirada, por lo que Dazai sólo le respondió con un gesto desesperado.

— Hazlo por favor — rogaba frustrado. Se bajó un poco ambas prendas para que el pelirrojo no le costase en bajarlas. Y éste cumplió con su deseo.

jaló de sus pantalones hasta dejarlo desnudo, y comenzó con realizar su plan con éxito. Cerró sus ojos bajando hasta su miembro y abrió su boca lo más grande que podía. Comenzando por lamer la punta de su falo hasta meterlo por completo en su boca.

— ¡aaaaah!... — gimió con tanta fuerza. Chuuya levantó sus cejas, le gustaba mucho sus roncos gemidos y quería escuchar más de donde vino aquel. Por lo que lo continuó seduciendo hasta que llegase el buen momento para que se corriera.

Dazai sonreía entre sus jadeos y atravesó ambas manos entre sus enroscados rizos anaranjados, los acariciaba con mucha delicadeza al principio, pero al sentir la brusquedad de Chuuya no pudo evitar tirar de ellos y alborotarlos con tanta fuerza.

— ¡Chuuya! — volvió a gemir, dando señal de que estaba listo para correrse.

El pelirrojo rápidamente se separó y se levantó justo antes que llegara a su límite y se limpió los labios para acto seguido colocarlos en los de su ex compañero y formar otro beso apasionado, tirándolo de la cama como si lo obligase a hacerlo.

— Dazai — le agregó entre un suspiro rompiendo del beso y admirando los ojos café obscuro que poseía su amado.

Sus manos acariciaban con dulzura sus mejillas mientras que éste sentía la textura de sus guantes negros. Cogió una de estas y la retiró de su mano con sus dientes dejando a Chuuya confundido por su acción.

— se ven mucho mejor así — ronroneo en voz baja a lo que el menor le provocó que soltará una pequeña risita y lo mirase con ternura.

— Como tú digas — se levantó y retiró del otro guante con sus propios dientes, mirándolo con un gesto seductor y exitandolo mucho más.

Se bajó un momento de la cama descendiendo de su pantalón y ropa interior dándole algo de tiempo al castaño para​ que se acomodara en la cabezera de la cama. Lo miraba con deseo, con lujuria y pasión mientras​ éste se concentraba en desnudarse.

— ¿Qué? — preguntó descarado notando la depravada sonrisa de su ex compañero cual en segundos se volvió una risita fastidiosa.

— aún recuerdo la primera vez que te acostaste conmigo en esta cama — le confesó sin quitarle la mirada. — me encantaba ver el cómo te quitabas la ropa en frente mía.

El mencionado le dedicó una pequeña pero tan sincera sonrisa sin el tener que responder a sus palabras.

— 'y a mí me encantaba ver que lo gozaras'

Al haber acabado con bajar sus pantalones no pudo evitar ir hacia él y volver a besarle, introduciendo su lengua con la suya y tomándolo del cuello con desesperación. Por otro lado Dazai se levantó concentrándose en el beso y en desabrochar los botones de su camisa blanca, única prenda que quedaba para que ambos estuviesen exibiendo sus pálidas pieles desnudas.

— Has lo que tengas que hacer — le murmuraba sin despegar sus labios de los de Dazai.

El castaño deslizó su mano por todo el muslo del pelirrojo hasta ir recorriendo a su espalda y aterrizar a sus mejillas, esperando a que él rompiera el beso y le diera acceso a que lamiera tres de sus dedos.

Chuuya se separó de él y lo tomó de la muñeca descifrando claramente lo que quería el castaño. Dándole un cálido respiro hacia sus dedos y lamiendolos sin prisa alguna. Una vez terminado le miró a los ojos con algo de miedo.

— se gentil — volvió a murmurar. Dazai asintió mirándolo de igual manera. Reflexionando cada vez más en lo mal que lo a tratado desde la última vez que lo vió. Quería recuperarlo pero además de eso, quería rescatar su certidumbre.

— lo intentaré — le respondió. Sus dedos entraron con delicadeza, notando lo estremecido que estaba, sintiendo sus manos apretando con fuerza sus hombros y escuchando aquellos jadeos que condicionalmente ocultaba con intención.

Los movía en forma de círculos, los jadeos comenzaban a convertirse en gemidos, tal como lo deseaba. Continuó con dos dedos ésta vez, abriéndolo de arriba hacia abajo como si de unas tijeras se estuviese tratando, y donde el pelirrojo experimentaba más ese torturante dolor.

— si es que te estoy lastimando, no dudes​ en decírmelo, Chuuya — le susurró en el oído para emplear más confianza en él.

Chuuya sólo respiraba con dificultad mientras que sus caderas se movían para intentar evitar esos molestos movimientos.

— termina de una vez — murmuró sin fuerza — ya quiero sentirte dentro de mí después de tantos años. Extrañaba tanto éste dolor y también el cómo me tocabas. Se sentía tan bien.

Dazai le tomó la palabra y asintió con una sonrisa continuando con mover sus dedos como si fueran envestidas. Sintió cómo Chuuya le tomó del brazo y alejó sus dedos de su entrada, al parecer listo para comenzar con aquella aventura que él mismo le daría inicio.

Se posicionó hacia donde su miembro se encontraba y con una sonrisa le susurró — quiero volver a ser tuyo.

Al acabar con aquella conmovedora frase cual llamó toda la atención del mayor. El ojiazul cayó con brusquedad dejando entrar por completo el miembro dentro suyo.

Ambos pegaron un fuerte gemido que posiblemente se habría escuchado fuera del departamento. Dazai no pudo evitar volver a levantarse para quedar sentado ante él. Sus frías manos se aferraban en su espalda jalando de su camisa hasta bajarlo por completo y conteniendo sus ganas por adueñarse de él nuevamente.

El menor se levantaba con dificultad y bajaba paulatinamente, sin embargo esa nueva experiencia era demaciado para él después de tanto que no había tenido sexo. Se volvía cada vez más devil que ya no soportaba seguir levantando sus piernas para volver a introducirse. Sus gemidos se volvieron jadeos y el sueño le pasaba a lo que Dazai le dio por contestar:

— Déjame hacerlo esta vez, por favor — le rogó susurrándole al oído. Mientras que el pelirrojo asintió con otro gemido.

En un movimiento rápido el castaño volteó a su amado haciendo quedar justo encima del él. Lo miró por un momento a sus brillantes ojos zafiro, que le llenaban de gran lujuria al igual que tener su blanca y fina piel desnuda rozando con la suya.  Dios, era tan perfecto, en cualquier rasgo, en cualquier aspecto. En pocas palabras, él era un gran esplendor... su esplendor.

— Hazlo — jadeó entrecerrando sus ojos lentamente.

Dazai comenzó con acariciar una de sus piernas poco a poco y respirando entrecortado metió con el mayor cuidado su miembro dentro de él.

Chuuya gemía sin poder responder. Sus manos no pudieron evitar adueñarse de su espalda y arañarlo de manera a expresar aquel dolor que sentía en sus caderas, al igual que el arquear su espalda y cabeza.

El mayor continuaba enbistiendolo, suavemente e identificando la temperatura que sentía su amante en esos minutos.

— ¿frío? — murmuraba agitado.

El pelirrojo sólo asentía con la cabeza.

Dazai se detuvo un momento, teniendo la voluntad del​ tomar sus muñecas y alejarlas de su espalda cual posiblemente le dejaba rastros de rasguños muy severos. Tomando una de cada lado y apoyándose en ellas como si fuesen los barrotes de una jaula.

— ¿tibio? — murmuraba otra vez. Mientras que Chuuya se dedicaba mejor en contener sus gemidos y sus ganas por retorcerse del dolor.

Olvidando por completo el tener cuidado del no lastimarlo, el suicida dirigió su semblante en el ventanal y extrañamente pegó una macabra sonrisa que lo provocó a envestirlo más bruscamente. Se sentía tan victorioso a pesar de tener la sospecha de que alguien lo veía del otro lado, y lo gozaba, lo gozaba de infinitas formas. Con sólo el pensar que aquel sujeto extraño sería el único afortunado en ver tan semejante acto.

— 'entrometido' — simplemente era lo único que podía pensar de él.

Tras escuchar los gemidos de placer del joven Chuuya, Dazai reaccionó mirándolo y notando lo muy estremecido que estaba.

— mmf... ¡du-duele! — gritaba sin poder contenerse.

El castaño rápidamente descendió su velocidad, sus ojos se habían entreabierto al haberlo escuchado y lo miraba algo apenado. — lo lamento, no sé en qué estaba pensando...

— aguarda — le interrumpió​ — no te pedí que te detuvieras. sigue así, te lo ruego.

Esas​ pequeñas e insignificantes palabras​ le llenaba de energía y seguridad. Le gustaba el cómo le daba sus estocadas y para saciarlo más continuó haciéndolo al mismo ritmo.

Sin duda lo había logrado, habría valido la pena tener que meterlo en su apartamento y disfrutar de su increíble consecuencia, además del tener que ahorrar el agotador camino hacia el cuartel de la port- mafia aun sabiendo la clase de jefe que tenía. No obstante éste sentía que lo único que importaba en ese momento eran sólo él y Chuuya. Y que nadie podría arruinarlo.

— ¿qué sientes ahora? — tuvo la voluntad del volver a repetir esa pregunta, cuya respuesta era acertada en una linda sonrisa.

— Caliente, m-muy caliente — murmuraba en señal que estaba a punto de llegar a su límite.

— falta poco — sonreía jadeando, escuchado sus melodiosos gemidos al compás de sus movimientos.

Ambos entrelazaron sus manos de manera a apoyarse en ellas, manifestando ese dolor y placer que sentían​ el uno al otro. Parecía un loco sueño húmedo, y más para el pelirrojo quien creyó nunca reconciliarse con el que ahora tenía sexo.

— ¡D-Dazai! — gritó arqueando más su pecho, dejando correrse en todo su vientre sin más que esperar.

El mencionado pegó un gemido ronco justo después de escuchar el grito de su amado y logró llegar al limite al mismo tiempo que él. Los dos jadeaban sin fuerza alguna, pero siendo algo distinto que las veces anteriores el castaño se mantuvo en esa posición durante unos largos segundos y miró con apreció la semblante del contrario. Estaba cansado, muy cansado; entrecerrando nuevamente sus ojos pero admirando de igual manera los que le posaban frente a él.

Dazai no quiso ser tan exagerado, pero sentía que algo faltaba por terminar. Fue separándose lentamente de Chuuya escuchando otro gemido por parte de éste y de forma sigilosa fue besando dulcemente su pecho hasta morderlo con fragilidad y continuar bajando hasta tocar sus puntos débiles.

— Da-Dazai, ¿Qué demonios estás haciendo? — murmuraba viendo cómo le besaba hasta llegar tener que meter su miembro a su boca.

Pegando aún más gemidos, Chuuya se apoyaba en los cabellos del castaño. Gemía y jadeaba exhausto, aunque por otro lado le agradaba tanto que ni si quiera sé negaba ante sus caricias.

— gh.. s-si, más.. m-más — repetía una y otra vez, sudando en cualquier parte de su cuerpo y moviendo sus caderas como si quisiera envestirlo también.

Al igual que Dazai, Chuuya sentía que algo le faltaba en esa noche de pasión, se había olvidado por completo de su miembro y quería consentirlo de la misma forma que éste le hizo con el suyo.

El castaño lo dejó resollar por fin. Se separó de él y no dudó en recostarse a lado suyo. Observando cómo el pelirrojo hacía su esfuerzo por poder respirar bien. Ni si quiera le preguntó un "¿estás bien?" O por lo menos un "¿te gustó?". Al momento en que Chuuya empleó sus ojos en él sintió que lo que dijo a continuación fue lo más imprudente que pudo escuchar en esa noche.

— ¿Ahora ya no soy el único que piensa en sexo? — recalcó dándole un mal entendido al menor.

Se había sentido muy incomodo ante su comentario, tanto, que aun sabiendo que era una broma lo miraba con un gesto molesto y se dió la vuelta dándole la espalda.

— que más da, a mí me gustó — reía de manera inocente y de igual forma se dió la vuelta dándole la espalda también. Al pasar unos segundos sin recibir una respuesta a cambio, lo único que pudo decir antes de caer completamente dormido fue un — descansa Chuuya​.

A lo que el mencionado al haberlo escuchado sólo cerró sus ojos y dio comienzo a otro profundo sueño, mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro.

— 'descansa... Dazai' 

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Cinco mil palabras emplie en este capítulo (literalmente), espero que haya valido la pena tanto tiempo de demora :P

Bueno gente les debo una enorme disculpa por haberlos dejado tanto tiempo en el suspenso, aclaro que este en si no es el final, así que lo más probable es que esperen otros cuatro meses hasta que termine el último capítulo xD... Ah no vera

Ok recién me di cuenta de que ya hemos llegado a las tres mil leidas, y a los cuatrocientos votos Ahhhh no c k decir en serio ... Os agradezco mucho el apoyo que ustedes me dan. :'v

Esperaré sus votos y comentarios acerca​ del capítulo (por favor sin insultos, se los agradecería muchísimo)

Espero terminar en esta semana el libro y continuar con los demás proyectos que tenía en mente...

Nos vemos "posiblemente este viernes" (no me crean, en serio xD)

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