Capitulo 13: "Recuerdos" (part. 2)
Esa misma noche Kouyou se había tomado la molestia del querer ordenar la habitación del pelirrojo antes que llegara. La dejó completamente impecable, sin ninguna mancha de vino en la pared o algún rastro de vidrio en el suelo. Se sentó por un momento en la cama con las piernas cruzadas hasta esperar la presencia del menor.
La horas pasaron, la mujer se estaba preocupando por Chuuya pensando en que habría cometido una locura, pero al escuchar unos pasos sobre la alfombra del pasillo sintió un leve alivio antes del tener que levantarse a buscarlo.
La puerta se abrió dejando ver al pelirrojo con la cara depresiva cual en segundos cambió a una sonrisa verdaderamente falsa.
— Ah.. No esperaba verte aquí — le dijo con su corazón latiendo entrecortado.
La dama del kimono lo miró con seriedad y le respondió con un:
— Debemos hablar.
De manera confundida, Chuuya fue hacia la cama y se sentó a su lado esperando escuchar la razón por la que misteriosamente se encontraba ella ahí.
— ¿Hay una nueva misión? — empezó la charla con la pregunta que siempre le hacía cada que le veía la semblante.
— No se trata de ninguna misión. — lo interrumpió sin dirigirle la mirada.
El pelirrojo se desconcertó aun más — Entonces, ¿de qué quieres hablar?
— Es, sobre Dazai.
Peló los ojos asustado, no sabía que decir en ese momento, su "odio" ante el mencionado suicida abundó en su mente dominándolo a querer pensar cosas negativas hacia él.
'Ese maldito, de seguro intentó manipularla para que ella quede en contra mía'
Trató de buscar una excusa para no quedar deshonrado y comenzó con simular un gruñido — ¿¡Ahora intentarás defender a ese bastardo!?
Kouyou rápidamente lo miró con molestia y tomó la mandíbula de éste con su mano, actuando como si fuera su madre — ¡Deja de comportarte como un malcriado, Chuuya. Ya no tienes once años!
Lo soltó en seguida sin desviar su mirada y esperó a que prosiguiera.
— ¿Qué quieres saber del él? — sobó con delicadeza sus mejillas.
— De él nada, quiero saber la verdad de ambos — le ordenó — Sobre todo de ti, ¿por qué le guardas tanto odio a ese insolente? ¿Qué tanto daño te ha hecho para que tuvieras ese resentimiento por querer matarlo?
Él bajó su mirada suspirando detenidamente, estaba nervioso, pensando en como aclarar las cosas a base de mentiras, pero al final de cuentas no soportó el tener que seguir ocultando ese dolor que soportaba durante años y comenzó con confesarle.
— Mis más grande temor era perderlo. En muchos sentidos. Tenía miedo de que su capricho por querer suicidarse se cumpliera. Y por eso todo el tiempo lo cuidaba, no me importaba tanto el ser ejecutado por Mori-sama. Lo único que quería era verlo feliz; me agradaba tanto hacerlo que poco a poco se convirtió en una obsesión para mí el tener que estar a su lado. — sus manos se apoyaron en sus rodillas y entrelazó sus dedos evitando ese temblor inmenso que sentía en su cuerpo — Al pasar los años, creí que me cambiaría por otro y me hizo pensar que lo perdería por siempre. Temía por que se alejara y me remplazara. Hasta que una noche, mi esperanza por seguir juntos se hizo cada vez más grande y me di cuenta de que aquella obsesión tenía otro concepto. Fue la mejor noche de mi vida, pero no todo salió como me lo imaginaba. Finalmente, se alejó, lo perdí. Intento fingir que siento odio pero en realidad hay otro lado de mí que me impide hacerlo y por más que pruebo no puedo olvidarlo. Debo aceptar que... Me enamoré de él.
La mujer peló los ojos. Nunca esperaba oír semejantes palabras en los labios de a quién creyó haberlo conocido del todo. Quería gritar, no por sentir furia hacia él, si no ¿orgullo?.
El ojiazul volvió a dirigirle la mirada y al verla con las pupilas encogidas se había sentido completamente incómodo — ¿Querías saber la verdad, no? Eso es todo lo que te puedo decir.
Ella peló los dientes y colocó su mano hacia el hombro del contrario — Nakahara Chuuya, Nunca pensé que tu vanidad fuera tan grande. Tu madre estaría muy orgullosa de ti.
Chuuya se sintió conmovido ante aquel comentario y le dedicó una pequeña sonrisa. Se sentía tan desahogado, pero nunca tuvo en mente cual seria la peor consecuencia del habérselo dicho a una mujer.
— Aunque también me sorprende tanto el que te guste un hombre como Dazai — le contradijo resaltando la palabra "hombre" y soltó unas pequeñas carcajadas. — ¿Qué sigue? Que ustedes dos se volvieron "más que amigos" y tuvieron relaciones sexuales.. Dime por favor que es una broma.
Las mejillas de éste se tornaron a un color rojizo y sus pupilas se encogían cada vez más lo cual intentó evitar exhibirlo frente a ella pero al parecer, aquel plan no tuvo éxito.
— ¿Durante cuanto tiempo? — su sonrisa se disminuía formando una expresión de sorprendo.
— Cinco meses. — susurró ruboroso.
La pelirroja pegó un suspiro mientras negaba — no puedo creer lo lejos que has ido, Cariño
—¿No sientes vergüenza por mí?
— ¿Vergüenza?, claro que no. — le dijo intentando tranquilizar sus nervios — además, hay algo que también he querido confesarte, pero no lo hacía porque pensaba que era falso.
Chuuya le dio la mirada asintiendo.
— fue antes de que Dazai abandonara la port-mafia. Un subordinado llegó diciéndole en que los encontró a ambos... Besándose.
El pelirrojo volvió a pelar los ojos intentando memorizar aquel anochecer mientras bajaba la mirada e inclinaba su mano hacia su mentón ..
*hace cuatro años*
Dazai y Chuuya se hallaban en el balcón del edificio, ambos borrachos pero con medida distinta. El castaño estaba recargado en el pasamanos del sitio con una copa de vino siendo revuelta mientras que el contrario estaba sentado en el mismo borde mirando detenidamente la sonrisa de su amado.
— ¿Vas a devolverme mi sombrero?
El castaño negó observando la botella de vino que tenía en las manos el menor.
— Te tengo otro reto. Apuesto a que no te beberías otra copa de vino de un solo trago. — le dijo de manera desafiante.
El pelirrojo lo miró con el mismo gesto y llenó la copa con las ultimas gotas que quedaba del recipiente para acto seguido cumplir con la apuesta del suicida.
Empinó la copa lo más alto acabando con todo el alcohol que contenía. A Dazai no le sorprendía tanto, puesto a que estaba tratando con un chico cuya afición es el vino.
Dejó la copa totalmente limpia sobre la barra y se bajó esperando una recompensa — ¡Dame mi sombrero!
— Ni hablar, es tu turno — volvió a negarse alardeando el como ajustaba dicha prenda sobre su cabeza.
Chuuya suspiró en busca de otro reto, ninguno en especifico llegaba por su embriagada cabeza hasta dirigir la vista a la semblante de Dazai.
Se veía muy extraño. Estaba observando fijamente un cierto punto de la ciudad, al ventanal de un edificio que quedaba a unos metros frente a ellos. Aquella sonrisa se descendió hasta desaparecer y sus cejas inclinadas lo hacían verse enfadado con alguien quien al parecer se encontraba en aquel rascacielos.
Los celos de Chuuya y su estado inestable lo estimularon a cometer una de las peores ideas que jamás se le habría ocurrido.
— Apuesto... Apuesto a que no puedes besarme en este lugar por más de cinco segundos.
La sonrisa del mayor fue generándose lentamente formando un gesto de maldad, parecía haber tenido una idea con tan solo escuchar la oración del ojiazul, y sin pensarlo dos veces se dirigió frente a éste para tomarlo de la cintura, enlazar sus manos en su espalda baja y unir ambos labios.
Al igual que Dazai, el menor correspondió de dicho roce perdiendo sus dedos en los ondulados rizos café marrón. Sus labios insistían por querer entre abrirse y explorar la lengua del joven suicida. Gemía provocando seducirlo, los escalofríos se apoderaban en él al sentir una frías manos atravesar delicadamente su columna hasta su pecho, como si fuese el objeto más frágil del mundo.
El castaño abrió ligeramente sus ojos para dirigirlos donde anteriormente contemplaba y tras ver que su maquinación estaba dando resultado se concentró con cerrarlos nuevamente y disfrutar aun más de los labios de su amante. Su lengua le correspondió creando un contacto placentero hasta que segundos después la falta de aire se interpuso provocando a romper el beso. Se escuchaban sus jadeos, el pelirrojo admiró el rostro de su compañero mientras la punta de su nariz chocaba con la de éste.
Dazai rápidamente colocó su mano derecha en el cabello del menor y separó los restos que estorbaban sus brillantes ojos azules.
— Chuuya, ¿tienes idea del lugar en donde estamos?
— No me importa — le respondió con las ansias de regresar sus labios a los de él.
— Éstas muy ebrio para comprenderlo. Podríamos tener el riesgo de que alguien nos vea.
— ¿y qué hay de malo que nos vean? Además, tú fuiste quien me besó.
— Sabes que no puedo evitarlo. Por otro lado, si alguien lograse vernos las consecuencias serian muy graves; podrían encarcelarnos por incurrir a esta necedad o peor aun, tener la mayor posibilidad de que muramos..
— Juntos — le incluyó con una sonrisa — Entonces no me importa morir, si se trata de ti.
— Chuuya...
— Dazai, deseo morir contigo — el pelirrojo comenzaba a delirar sintiendo el efecto del alcohol.
— No sabes lo que dices.
— Claro que lo sé.. Por favor, amo, meteme esos sucios pensamientos y volvamos a salir por las calles como dos niños sin preocupaciones, brindando por aquellas noches en donde me vuelves loco con tu gran..
— ¡Basta! — le cubrió la boca con su mano evitando ese sonrojo que mataba por salir de sus blancas mejillas — ¿sabes algo? Desde ahora procuraré no besarte cuando estés ebrio.
El contrario reaccionó un poco creyendo en que era una mentira — Entonces intentaré robarte todos los besos que yo quiera.
— Sigue soñando enano — habló en tono burlón mientras recargaba sus codos en la barra del balcón.
— Desgraciado — Su lado bipolar lo invadió en ese instante repitiendo la misma acción que su compañero y tomó un respiro a aquel fresco aire que brindaba la noche — ¿Al menos me devolverías mi sombrero?
— Comienza por olvidarte de él. No pienso devolvertelo después de aquel discurso tan pervertido que me dedicaste.
El pelirrojo hizo un puchero cuando el castaño soltaba pequeñas risitas hasta que ambos terminaron por admirar las estrellas sin agregar algún otro comentario.
*fin del flashback*
El sonrojo de Chuuya se fue haciendo cada vez más grande mientras una sonrisa iba dominando su expresión.
Kouyou lo miró de forma extraña, estaba confirmando en que en realidad Chuuya si estaba enamorado de aquel vago suicida.
— Chuuya, Despierta. — le dijo haciéndolo volver a la realidad.
La sonrisa de pronto se fue disminuyendo y miró a la mujer con las pupilas contraídas — Él no te estaba mintiendo, mi exceso de alcohol me provocó a besarlo. Fui un idiota
La mujer sintió un poco de lástima en él y extendió ambos brazos para poder abrazarle. Éste rápidamente lo correspondió y segundos después se recostó en sus piernas como lo hacía cuando era pequeño y tenía pesadillas, extrañaba tanto hacerlo.
— ¿Lo odias? — le preguntó con tanta curiosidad, acariciando sus cabellos pelirrojos.
Pasaron segundos sin ningún habla, Chuuya en verdad no quería responder, esa pregunta era como la espada que clavaba en su pecho y cada instante se hundía poco a poco. Le estaba matando, le intrigaba tanto el saber lo que en verdad sentía por su ex-compañero.
— Es una pregunta muy.. Difícil. Ni si quiera sé si odiarlo, o seguir amándolo.
— ¿te ha hecho algo malo, además de abandonarte?
El menor memorizó un poco reflexionando otro acontecimiento que vivió a lado del castaño.
"Yo, Osamu Dazai, prometo no lastimarte, lesiónarte o herirte nunca en mi vida desde ahora en adelante..."
"¿Lo prometes? "
"Lo prometo"
Pegó un suspiro entrecortado y resumió aquellas frases que se habían marcado en su memoria — Hace unos años, Dazai había cumplido catorce y el día de su cumpleaños habíamos hecho una promesa, una promesa que duró mucho tiempo. Me prometió que nunca me lastimaría en zona de agradecimiento por haber sido el único quien se acordó de su día tan especial, pero, al final de cuentas esa promesa fue solo un simple engaño.
— ¿Entonces lo que sientes por él no es odio, si no decepción? — kouyou le había dado respuesta a su tormentosa duda.
Éste asintió con una sonrisa, comenzaba a abrir y cerrar sus ojos en señal de sueño debido al cómo lo mimaba la mujer hasta que volvió a reaccionar a otra de sus preguntas cual continuarían con atormentarlo.
— ¿aun así, seguirías amándolo?
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Hola hola :v
Aquí les dejo la segunda parte por fin, espero que haya sido de su agrado.
Les mando un gran abrazo y un saludo.
Nos vemos...
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