Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 02

En la vida hay simples acciones que logran hacer sonreír a las personas como lo es recibir un regalo, aquel en donde la otra parte puso de sí con el objetivo de hacerte feliz al tener en cuenta lo que te gusta y disgusta. Para mí, caminar descalza por mi hogar logra calmar la agitada vida que llevo cada vez que piso el exterior de él.

Un momento que —por más básico y tonto que sea— me hace feliz.

Al llegar a casa tuve que quitarme aquellas prendas ajustadas, el brasier quedó por ahí, al igual que el traje confeccionado a medida. Ahora mismo, visto una sudadera holgada tres dedos sobre las rodillas que oculta mis muslos y las bragas.

—Llevaré un vestido —analizo la prenda de tela fresca con un escote recto, está diseñado para que se marque mi cintura y se acople a mis caderas—; azul —suspiro.

Laura libera un chillido del otro lado de la línea.

—¡Me encanta!

—Lo sé. A menudo sueles decirme que es un color que te fascina.

—¿Al cuerpo?

Blanqueo la mirada.

—¿Qué clase de pregunta estás...?

Me interrumpe al gritar, por lo que alejo el celular de la oreja.

—Mi tiempo es oro, ¿si o no?

—Sí.

Ella finge gruñir y, sin querer, una curva nace en la comisura de mis labios. «Eres exagerada.»

—No seas ocurrente —titubeo, ya que conozco a mi mejor amiga.

—No, tú no lo seas. ¡Katya! —de nuevo, repito la acción de separarme del móvil—. Tú eres una mujer hermosa, ¡el maldito de Noah te está reteniendo! ¿Acaso no lo ves por ti misma?

Camino hacia el jardín, a pesar de sentir como mis piernas se erizan por el frío y me siento al borde de la piscina a fin de que mis pies toquen el agua climatizada.

—Soy consciente, pero aún no tengo las fuerzas de cambiar de página.

Mi voz tiembla en el momento que le confieso a Laura mis pensamientos, ya no puedo seguir ocultando lo que guardo en mi garganta hace mucho tiempo. Pero por alguna razón me siento aterrada de terminar con todo lo que he construido.

—Seré sincera contigo antes de que me digas que tenías razón... yo... tengo miedo.

Oprimo los labios, moviendo con cuidado el agua mientras me llevo una mano hacia la cabeza y me recuesto en el suelo para ver las estrellas.

—Tengo miedo de dejarlo ir y no soportarlo —mis ojos se llenan de lágrimas y hago una mueca—. No sé qué... —me quiebro porque no quiero seguir sintiendo esta presión en el pecho—. Dime qué hacer, Laura —lloro asustada, cerrando los ojos mientras las lágrimas se deslizan por mis mejillas.

—Oh... Mi Katya... —murmura por lo bajo estrujando mi corazón—. Sé que estás aterrada, también entiendo que para ti Noah lo ha sido todo desde el principio. Pero primero nosotras somos amigas y si tengo que decirte que ya no eres la misma, voy a decírtelo... —decide hacer silencio para recobrar la compostura—. Esta situación te ha cambiado y temo por tu salud. Katya, ya no sonríes.

Su voz se quiebra y en ese instante sé que lo he dejado todo para vivir por los demás. ¿Por qué? ¿Por qué me detuve a fin de que alguien más camine a mi lado? ¿Por qué perdí mi esencia? ¿Por qué permití que me humillaran cuando lo único que quería era amor?

Ambas guardamos silencio. «Lo sé. Sé que muchas cosas han cambiado en mi vida y por esa razón quiero volver a ser la de antes. Amo a Noah, pero me extraño.» Observo el cielo. No puedo evitar sentir melancolía mientras lloro en silencio en compañía de mi mejor amiga, quien siempre estuvo ahí y me vio en innumerables ocasiones caer al suelo. Ella más que nadie sabe las veces que mi vida se derrumbó y también todas aquellas en donde tuve que ponerme de pie sola.

Mi corazón se quebró y nunca más volví a ser la misma, porque tenía la esperanza de que situaciones que me destrozaban dejarían de ocurrir... pero me mentí, pensando que era lo correcto.

—¡Ekaterina!

Me sobresalto al oír mi nombre desde la entrada. Me siento en ese instante para limpiar mis lágrimas y ponerme de pie para recibir a mi pareja.

—Nos vemos en unas horas —me despido y sin escuchar su "adiós" bloqueo el móvil al caminar hacia los brazos de la persona que pone mi mundo de cabezas—. ¡Mi amor!

La emoción, los nervios y mi cuerpo ansía ser envuelta por el hombre que está de pie enfrente de mí. Cada parte de mí anhela con locura a Noah y mis piernas tiemblan cuando veo sus ojos verdes. Yo me ablando en el momento que lo veo y los pensamientos amargos desaparecen.

Sus labios gruesos me regalan una sonrisa de lado y cuando estoy cerca solo presiona nuestros cuerpos con uno de sus brazos, ya que la mano contraria la oculta en el bolsillo del pantalón.

—¿Cómo estás? —no disimulo mi felicidad, por lo que termino besando sus labios sin intenciones de alejarme. No obstante, sus manos ahora se posan en mi pecho para que tomemos distancia y esa acción no hace más que confundirme—. ¿Qué ocurre? —pregunto aturdida, viendo su rostro serio verme de una manera que eriza los vellos.

—Nada —miente. Puedo verlo en su mirada, pero no me atrevo a contradecir sus palabras. En cambio, aprieto con fuerza los puños y hago un ademán para que entremos.

—¿Cómo te ha ido? —«Maldito bastardo.» Me obligo a sonreír, ya que los pensamientos mezclados de emociones abrumadoras me producen rabia porque se atreve a dar la cara luego de haber estado ausente por dos semanas—. Desapareciste —carraspeo, sentándome en un sofá individual para cruzar mis piernas y servirme "Whisky"—; ¿tienes algo que decirme?

Levanto la mirada, siendo filosa en el momento que nuestros ojos hacen contacto visual y, por alguna razón, noto desdén de su parte.

—No vas a empezar, ¿oh, sí? —mi mandíbula se tensa en el momento que me enfrenta con su tono descarado repleto de "frustración".

Por supuesto, cómo podría olvidarlo, él es la persona que está cargada de obligaciones, que sufre estrés, no llega a tener un día agradable porque se duerme en el escritorio. Sí, qué mala pareja soy al olvidarme de él. «Podría seguir ahogándome en el sarcasmo, pero prefiero ignorarlo y ser feliz.»

Además, es normal pedirle explicaciones a tu pareja si desapareció durante dos semanas sin dejar rastros. Su madre me dijo que había salido y que no me preocupara, ¡otra maldita cómplice de su silencio! Y odio cuando alguien no me habla de frente, siendo claro y sin dar vueltas.

Me aferro con tanta fuerza a la botella de vidrio que las venas en mi brazo se rebelan y de seguro las de mi cuello también.

«Lo amo, pero sentirme de esta manera cada vez que le veo no es sano. Ha dejado de serlo.»

—¿Cómo te ha ido? —reitero bebiendo rabiosa de un sorbo aquellos problemas que me queman la garganta.

Él toma asiento enfrente de mí, separando las rodillas y tirando la cadera hacia adelante mientras mira el techo.

—Estuve ocupado.

—Ah.

«¡Acaso es lo único que piensas decirme maldito desgraciado!» Arrugo la nariz y de manera apresurada me sirvo otra vez colmando el vaso. La etiqueta desaparece y los pensamientos intrusivos de lanzar la botella están haciendo mucho ruido en mi cabeza.

Bebo con violencia antes de ponerme de pie y hago una mueca porque la mezcla de emociones y el trago acaloran mi cuerpo.

Él me ve en silencio y una curva nace en la comisura de sus labios. Sin embargo, no me inmuto a su mirada depredadora y colocando una mano en la cintura le lanzo una sonrisa filosa al igual que mis emociones.

—Tengo una cena —me apresuro a decir de mala manera, señalando la puerta a mi espalda—. Vete —escupo con tanta simpleza que su mirada se abre debido a la sorpresa—. Es importante. Parker ha viajado desde Estados Unidos para hablar conmigo. ¿No es impresionante? Un hombre determinado —siseo como víbora.

—De hecho, vengo por ti. Tu padre me comentó la situación. Él desea que encaremos el encuentro juntos, ¿no es impresionante?

«Los hombres en mi vida son una pesadilla.» Mis hombros caen y me siento desganada por su fastidiosa presencia. De hecho, me habría gustado estar relajada y cómoda al cerrar un trato con uno de los inversionistas más famosos, según Forbes¹.

—Tú y mi padre son un grano en el culo.

Su ceño se frunce, pero no dice nada por mi confesión. Ahora lo único que pretendo es ahogar mis penas a un lado de Laura mientras sollozo como una niña al perder su juguete favorito. El deseo de hacer berrinche, ya sea llorar o gritar, mejor dicho, explotar y liberar mis sentimientos, me revuelve el estómago y revoluciona mis latidos.

—Tu vida sería aburrida sin mí, no seas tan llorona.

Su intento de bromear empieza a fastidiarme, más que soportar su sonrisa para nada disimulada.

No me atrevo a responder, no puedo decirle que mi vida es una mierda.

—La semana que viene estaré libre, por si no me encuentras en la empresa. Iré a visitar a Nate, no he tenido la oportunidad de ir... —su rostro descompuesto como si fuera a vomitar me obliga a sellar los labios. Enarco una ceja antes de señalarlo incrédula—. ¿Estás bien?

—Vas a visitar a ese bastardo, creí que habías superado todo lo relacionado con tus hermanos.

Entonces mi rostro se transforma por completo.

—¿Qué acabas de decir? —siento haber oído mal o quizá quiero —deseo— pensar que escuche mal.

—Supera a esa gente de mierda, Ekaterina. No es bueno para ti que te relaciones con esa clase de persona. Eres una cara pública. No hace falta que te lo recuerde.

La sangre hierve en mi interior, pero por alguna razón soy incapaz de moverme. Puedo oír con claridad mis latidos apresurados y las piernas me tiemblan por el deseo de caminar hacia él con el objetivo de abofetearlo.

Lo señalo, sin despejar la mirada, y mi sonrisa se tuerce en ese instante.

—No vuelvas a hablar así de mis hermanos —advierto empapada de impotencia; odio hacia él, incluso siendo mi pareja, él no debe cruzar los límites que tengo—; ¿Soy clara, Noah?

—No empieces con esas estupideces Ekaterina.

—¡He sido clara, Noah! —alzo la voz y ahora mismo no me importa si pierdo la compostura. Las personas no tienen el derecho de hablar así de ellos—. Iré sola a la cena. Vete.

—Ekaterina —su mirada me advierte, pero estoy empezando a cansarme de seguir el mismo patrón.

«¿Por qué razón siempre soy la equivocada?»

—No quiero escucharte, Noah.

Le doy la espalda. Me cruzo de brazos sintiendo un dolor estremecedor en el pecho y no me atrevo a enfrentarlo porque no tengo fuerzas de aguantar cuando estoy agotada.

Me llevo, a pesar del tacto tembloroso, una mano hacia la cabeza para hacer presión en ella.

«¿Por qué tengo que vivir así?» Deseo llorar. Estoy cansada de recibir ataques por las personas que estimo. «Desde cuándo dejo de importar lo que siento.» Pienso con la mirada aguada por las lágrimas. «¿Por qué no puedo decirte que ya no quiero seguir así?» Suelto un quejido.

—Eres muy apasionada, deberías aprender a controlarte.

Cierro los ojos y muy en el fondo necesito gritarle para desahogarme, pero solo me atrevo a quedarme en silencio y llorar ocultando mi pena.

«Estoy cansada.»

La puerta se cierra y las lágrimas son como una cascada al sumergir mis mejillas en agua salada.

El dolor en mi pecho se revela haciendo que algo tan simple como respirar sea hiriente.

—Lo odio.

.

.

.

—¡Señorita Wright!

—¡Por aquí! ¡Ekaterina!

Estar en la cima ha dejado de ser un privilegio cuando desde un principio nací para estar ahí.

No quiero sonar arrogante, los periodistas son amables o al menos la mayoría de ellos, porque algunos dejan mucho que desear. Al principio, cuando era niña, amaba las fotografías, incluso salir en los periódicos de la mano de mi madre o a un lado de mi padre. Me gustaba.

No obstante, a medida que fui creciendo empezaron los problemas. No tenía intimidad, quiero decir, ni siquiera podía salir a divertirme con mis amigos de preparatoria que nos perseguían y gracias a ello varias "amistades" estuvieron a mi lado por motivos poco honestos.

La única persona que me acompañó y ha sido sincera es Laura. Pese a haber tenido problemas no nos hemos separado nunca. Puede que al principio mi madre no quería que me relacionara con ella, pero le dio una oportunidad y ahora la vieja se encuentra escuchando los problemas amorosos de mi mejor amiga. ¿No es irónico?

En cuanto a Noah, lo conocí cuando tenía 18 años y desde ahí hemos estado juntos. Mi padre y su mejor amigo se aliaron para que nos conociéramos. La razón de no haberlo notado antes es porque él vivió desde los 5 en Alemania. Y, al principio, fue genuino el enamoramiento y creí que sería el hombre de mi vida, pero las cosas empezaron a cambiar... demasiado.

Entonces una curva nace en la comisura de mis labios —nude— y levanto la cabeza al salir del vehículo con ayuda de mi chófer. Las luces y el sonido de las cámaras al tomar fotografías no se hacen esperar y muy en el fondo odio la sensación de ser perfecta de pies a cabeza ante los demás.

«Nací para estar en la cima gracias a mis padres, pero cuál es el costo de permanecer en ella.»

.

.

.

Forbes¹: Forbes es una revista especializada en el mundo de los negocios y las finanzas, publicada en Estados Unidos.

¡No te olvides de seguirme en Instagram! Mi usuario es TheAlphaOfc

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro