Capítulo 2
🌀Lazos de Realeza🌀
__________________
_________
___
.
.
.
.
.
.
Narrador
- Entonces, ¿cómo se conocen ustedes dos? —Preguntó con mucho interés Miruko, a ambas damas. Las dos lectoras se vierón de reojo, y luego fijarón su vista en la mamodo—.
- Creí que estarías afuera —Dijó Simone, encarnando una ceja. La mamodo suspiró—.
- Ví a Brago salir... —Susurró con pena, bajando la cabeza. Simone lo comprendió, pero Sherry quedó confundida— Dejemos eso de lado... ¿Cómo es que se conocen ustedes dos?.
- Pues... —Sherry dudó un poco, realmente quería averiguar porque Miruko le temía a Brago. Pero comprendió que la chica no se sentía aún segura con eso— La familia Bellmont y Karlise son socios comerciantes, o algo asi...
- He conocidó a la señorita Sherry cuando ella era una niña —Dijó con una leve sonrisa la mujer, haciendo que Sherry se sorprendiera un poco— Ella tenía tres años y yo cinco, es normal que no lo recuerde tanto. Luego la ví en varias ocaciones, cuando nuestras familias se reunían.
- Sí, recuerdo más eso... —Dijó Sherry, con un rostro inseguro. Luego fijó su vista en la chica mamodo, quizas ahora, ya podria responder sus dudas— ¿Cómo conociste a Brago, Miruko? —Preguntó muy interesada, pero la mamodo se sintió muy nerviosa—.
- Ambos ibamos en la misma escuela... Y... Eramos vecinos... —Contaba con mucha inseguridad, sintiendo su cuerpo estremeserse y con sudor frio recorriendo su frente— El... Trato de...
- ¿De? —Preguntó con algo de impaciencia y apurada, Sherry estaba sintiendo que pasaban años—.
- Trato de matarme... —Dijó palideciendo de golpe. Sus palabras dejarón sin habla a la Bellmont, y Simone cerró los ojos, mostrando dolor por lo que contaba su compañera—.
- ¡Yo no trate de matarte, Miruko! —Gritó Brago, apareciendo de la nada y viendosé muy molesto. Su grito hizó que Miruko se quedará en blanco y paralizará— ¿Por qué demonios lo haría?, ¡eres mi amiga, Miruko!, jámas te haria daño... —La voz del mamodo oscuro se oía quebrada. Simone y Sherry iban a hablar, pero la azabache se les adelanto—.
- ¡Tu no eras mi amigo, Brago!, eres un mamodo horrible y desalmado, ¡eres cruel y haces daño!, alguién como tu nunca sería mi amigo... —Hablabá llena de odio y enojo, Miruko, ella estaba llorando, recordando momento traumaticos que pasó por culpa de Brago. Y cada palabra que salía de la boca de la chica, hería de sobremanera al mamodo oscuro—.
- ¡Yo no soy asi! —Se defendió el mamodo, Sherry tosió falsamente al escuchar eso— Bueno, yo... —Brago no sabía que decir, y es que, sí era un mamodo aterrador y egoista, en ambos mundos. Pero no lo fue siempre, y no lo era con Miruko—.
- Brago... —Llamó la lectora rubia, su mamodo la vió con furia. Sherry hizo una mueca de molestia— ¿Cuándo habias dicho que dejarón de hablar...? —Preguntó con seriedad, eso molesto aun más a su mamodo, pues Brago no creía que era el mejor momento para hablar de eso—.
- Miruko, tengo esa misma duda —Dijó Simone, al instante su compañera respondió—.
- Unos meses antes de venir al mundo humano, te lo había contando antes, Simone —Habló con algo de enojo, y se cruzó los brazos—.
- ¿Y tú, Brago? —Preguntó esta vez Sherry—.
- Misma respuesta... —Dijó sin muchos animos Brago, apoyandosé por una pared. Se sentía apuñalado—.
- ¿Cómo es posible que recuerden cosas distintas? —Se quejó la Bellmont, viendo de reojo a ambos mamodos—.
- Tsk, no lo sé, ¡no me importa! —Gritó Miruko, bastante harta— ¡Sólo sé que odio a Brago! —Gritó, en eso, un aura celeste electrico cubrió a la mamodo. Brago iba a volver a dejar la habitación, no se sentía bien al oir todo eso—.
- ¡Espera un momento! —Gritó Bellmont, haciendo que todos en la habitación se sorprendieran. El mamodo se detuvo— ¿No lo sientes, Brago?.
- Será que... No, debe ser un maldito juego... —Susurró para si mismo, viendo con mucho temor y preocupación a Miruko—.
- No tengo idea de que hablan —Bufó la chica. El aura no desaparecía; Sherry se acerco a la francesa y le susurró unas cosas en el oido, haciendo que no puedan escucharlo ambos demonios—.
- Miruko... —Habló en voz baja la mujer. La azabache prestó total atención a su lectora— ¿Tú conoces a un mamodo llamado... Zofis?.
.
.
.
.
.
.
.
~Fin~
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro