"Estás muy linda, Raquel" 

Se sienta cuidadosamente en nuestra banca. Lleva un vestido blanco, suelto y muy delicado. Ella se ve gloriosa. 

"Gracias" Sonríe "Y gracias a ti por llegar a tiempo"

Ella se ha pasado diez minutos pero no voy a mencionarlo. Aunque no me había molestado un "tú también te ves bien" ya que me esforcé para lucirme hoy, frente a ella.

 Saca el cuaderno de su cartera negra.

"Mientras más rápido, esto será menos vergonzoso para mí" me lo entrega, mirando hacia otro lado.

Lo abro con rapidez pero siendo consciente del cariño que ella le tiene. Por lo tanto, paso con las hojas con delicadeza después de las primeras tres. 

La curiosidad me recorre el cuerpo.

Paso las hojas y lo que veo son vestidos.
Muy lindos diseños, de hecho.

Sigo pasando y me quedo mirando las hojas que continúan.

Soy yo.

Mi perfil, por completo serio;  caminando hacia ella; sentado a la distancia;  tocando en la cafetería; abriendo la cajita y más.

Mis dedos se posan en las últimas hojas, donde hay dibujos de mis labios, de mis ojos, de mi cabello.

La miro por completo perplejo y ella se sonroja.

"Eso es lo que hago en el parque " Se encoge de hombros "Al inicio, solo iba por inspiración y luego, me fui interesando en ti. No hablo solo de los dibujos. Eres muy divertido ¿sabes? Hace mucho no conocía a alguien como tú"

Ella me ha estado dibujando todo este tiempo. Mirándome más de lo que yo noté.

Me vale mierda el mundo.   

Me inclino y la beso.

La beso como jamas besé a alguien porque ella es especial. Una en un millón.