"¿Hace cuánto vas a la cafetería?" Me pregunta en un susurro Raquel cuando toma asiento en su lugar habitual.

"Desde siempre" Ella parece contrariada por mi afirmación "No literalmente. Voy desde los diecisiete"

Raquel asiente, complacida.
Garabatea en su cuaderno y me da la impresión que lo acomoda de manera extraña solo para que yo no lo vea.

Me dan ganas de quitárselo y ver lo que hay en su interior pero me resisto.

Consigo respirar con tranquilidad cuando veo un estribo de sonrisa asomar por su pálido rostro. Entonces aprovecho para susurrar:

"Amé las uñas de guitarra"

"Amé la rosa"