Voy al parque y ella ya está sentada. No levanta la mirada de su cuaderno y sigue dibujando.

Bueno, hoy quiero aparentar una actitud relajada. Debido a que aquel saludo me aturdió por completo, espero hacer algo que la deje igual de impactada.

Sin embargo, mis intentos por concentrarme parecen no existir hoy. Para agregarle complicaciones a todo, Dulce está muy linda hoy.

Más que linda. 

Me siento y la miro sin vergüenza  y ella parece incómoda. 

Bien, eso no era lo que esperaba.

Me debato si ofrecer unas disculpas porque lo último que quiero es que Dulce se sienta incómoda cerca a mí. Decido que lo mejor es concentrarme en la hoja en blanco que tengo frente a mí. 

Entonces dejo de mirarla directamente pero lo sigo haciendo de reojo.