El día siguiente veo a Raquel cuando llego al parque.

“Buenos días” Saluda Dulce, sin despegar la vista de su cuaderno.

“Hola” Me sigue dejando sin aliento lo ligera que es ella.

“Soy Raquel, por cierto” Sus bonitos ojos siguen conectados al papel. Mi alma abandona mi cuerpo por un segundo por la impresión. Me está diciendo su nombre de voluntad propia “ ¿Y tu nombre es?”

“Nícolas” Digo más rápido de lo que pretendía “Tienes un nombre muy lindo”

“Y tú uno muy dulce”

Quiero reír por lo irónico de su comentario pero opto por callar.

“Apariencia de roquero, como me dijiste, y nombre dulce” Concluyo con una sonrisa.

Levanta la mirada, conectando sus claros ojos con los míos.

“Claramente, no todo lo que vemos es lo que parece”