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CAPITULO 5 - LA REINA ROJA Y EL LABERINTO DE ROSAS


− ¿Escuchas eso?

A lo lejos, atravesando el bosque de pensamientos, se percibía una dulce entonación, melodiosa, casi hipnótica, que guiaba sus pasos en dirección al origen de esta.

− ¿Qué... que es eso que escuchamos? - inquirió el moreno fijando la mirada en su compañero.

− ¿También puedes oír esa melodía? Alguien está cantando... y es hermoso.

En ese momento sus pies se movieron solos desconociendo la dirección en la que iban.

−Estoy seguro que nada bueno nos espera al llegar allí...− claro, como si hubiese algo verdaderamente inofensivo en ese lugar. −KyungSoo, no avances más... detengámonos hasta que esa melodía se detenga.- propuso mientras observaba el camino por donde llegaba la melodía.

La reina roja, al percatarse de que sus juguetes se resistían a sus encantos, elevó aún más la voz, logrando que el canto llegara a cada rincón de su mundo. No había manera de dejarlos ir, atraería a sus pequeñas víctimas a como dé lugar.

Sabía que así los atraparía en una especie de control mental, nublando su buen juicio y obligándolos a caminar hasta su jardín como las abejas vuelan directo a su panal.

Solo restaba esperar pacientemente a que llegaran...

−De... de acuerdo.− el bajito asintió e intentó con todas sus fuerzas detenerse, pero sus pies, como si tuvieran mente propia, iban hacia la melodía.

−"Vengan no se resistan"

− ¿Quién estaría tan demente como para ir directo a la boca del lobo?− respondió desafiante el alto, a pesar de no saber a quién estaba dirigiendo sus palabras.

KyungSoo quiso rendirse al sentir que la melodía era más fuerte, dejando a sus pies avanzar.

Definitivamente estaban atrapados en la melodía.

− ¡No te muevas KyungSoo! − cada paso que daban los acercaba más a la trampa, no podía dejar que el chico sufriera de nuevo... −solo no avances hasta que la melodía se detenga.

− ¡Es imposible JongIn!− el pequeño ya se oía desesperado. −Ya no aguanto más, es como si todo mi cuerpo pidiera moverse, quiero moverme...

− Solo cierra los ojos y cubre tus oídos, quédate lo más quieto que puedas, solo hasta que ese sonido pare ¿de acuerdo?

El alto soltó un pesado suspiro y avanzó hacia donde lo guiaba aquella voz, era un acto estúpido a su parecer, pero solo llegando allí aquello se detendría. Solo así libraría al pequeño de la trampa

Pero Soo, al verlo moverse, se levantó y lo siguió. Sus dedos ya emanaban unas pocas y escasas gotas de sangre, de tanto morder sus uñas. Tocó su hombro, dejando una pequeña gota en la tela de su camiseta.

−No, JongIn, debemos quedarnos aquí. Tú mismo dijiste que era una trampa.

***

Los humanos estaban tardando demasiado, y no porque su truco fuera malo, si no que esos humanos lograban sacar fuerzas para resistirse.

Decidió cambiar el tipo de canto, por el que solía usar para relajarse, no dejaría que esos humanos lo alteraran, no cuando uno de ellos le parecía delicioso, no podía esperar para jugar con él.

Elevó sus comisuras en una amplia y sádica sonrisa, entonando la siguiente melodía.

"La, la la la, la la"

No llevaba letra como la otra, sólo su voz, pero esta canción era especial, entraba a sus mentes de una forma diferente, haciendo que escucharan lo que su mente deseaba, pero también lo que más les atormentaba.

***

−Quien quiera que sea... ¿quién se cree para hurgar en mi cabeza?− En la mente de JongIn solo había ruido, aquella melodía conseguía que aquella voz se oyera más fuerte, reafirmando su deseo de tomar el control. − ¡No! ¡No volveré a quedar atrapado!

− ¡No permitiré que jueguen conmigo me oyeron!- gritó a la nada, para luego cubrirse la mitad inferior del rostro con las manos debido al penetrante olor férreo que percibía, pero no había sangre por ningún lado... ese aroma le causaba una gran ansiedad... esa misma sensación de años atrás.

− JongIn, Cálmate...− Dijo en un susurro suave, acercándose a él. Claramente, sin darle importancia a la melodía tan conocida para él. Acarició su mejilla, en una leve caricia para reconfortarlo y tomó su mano para ir hacía el claro de aquel lugar en el que estaban. −...Puedes contar conmigo, si me ayudas...− Pensó por un segundo lo que iba a decir a continuación. −...Yo te ayudaré.

− ¡¿Cómo puedes estar tan tranquilo después de saber lo que hice, lo que puedo hacerte?! Solo basta un descuido de mi parte y...− detuvo su caminar quedándose a unos pasos del más bajo. En estos momentos JongIn describiría su mente como un frágil cristal, capaz de romperse con la más suave brisa.

−Shh, solo guarda silencio. − interrumpió mientras apoyaba un dedo en los carnosos labios de su compañero. −Tenemos algo en común, nuestras vidas son una mierda, por eso quiero salir de esto, contigo.− Susurró mientras mordía su lengua.

Aun no alcanzaba a comprender al más bajo, a pesar de todo se negaba a alejarse. −mientras pueda mantenerme cuerdo estaremos bien... los dos.

La melodía era engañosa, te daba felicidad y en un segundo empezabas a temer intentando acallar esas voces que entraban en sus cabezas por medio de su voz dulce.

"Vengan niños malos"

KyungSoo asintió tratando de no darle importancia a las repugnantes voces que sonaban en su cabeza.

Pero las voces cada vez se hacían más y más fuertes. Le hacían sentir una profunda tristeza ya que le recordaban todo aquello que marcó sus vidas.

Para JongIn, era un tormento merecido. El no deseaba callarlas ya que representaban lo que no debía volver a ocurrir.

"la la la la la la"

Sintió el aroma de desesperación emanar de alguna parte, era sutil pero estaba en el aire, olía delicioso, no podía esperar

− ¡Ya basta!− Comenzó a seguir las voces, ya estaba cansado. Le haría frente a sus problemas, ya no podía seguir escapando.

Ya no podía seguir huyendo.

− Esto no está bien...− pese a lo que podía pasar cuando encuentren al ser responsable de aquella entonación, fue detrás de Soo. No podía dejar al más bajo solo, no luego de que él tampoco lo abandonara.

−Aquí nada está bien, JongIn. − habló riendo mientras caminaba a la voz.

Parecían dos niños yendo hacia la boca de un lobo.

La mente de Soo reproducía gemidos de esos odiosos hombres. Junto con sus gritos de dolor, y sus suplicas pidiendo que pararan. A pesar de la desesperación, trató de no darle importancia, fuerza de voluntad era lo que necesitaba en ese momento.

Lo que salvaría sus vidas.

***

−Esto se está volviendo molesto...

BaekHyun hizo tronar sus dedos y todo alrededor de los humanos cambió.

Dejaron atrás el bosque de pensamientos viéndose ya en el jardín de juegos de la reina roja.

Frente a ellos, sobre un trono elevado, sostenido por pedestales de piedra, se encontraba observándolos un niño de no más de 12 años. Ninguno dijo nada, incluso cuando la expresión curiosa del infante se tornó en una sonrisa de medialuna, levantándose a la par que el trono descendía hasta tocar el suelo.

− ¡Bienvenidos a mi castillo!− exclamó el chico de voz traviesa. –moría de ganas por jugar con ustedes... mis Alicias...

−Es... solo un niño...− murmuró JongIn con escepticismo elevando una ceja.

− Soy lo que se me antoje, ¡soy el dueño y señor de esta pesadilla!− su voz hizo eco en todo el lugar causando escalofríos en KyungSoo.

− ¿Qué es lo que quieres de nosotros?− cuestionó el moreno poniéndose entre su compañero y el extraño.

BaekHyun observó con diversión aquel gesto protector, ansiando más el llevar a cabo su plan. –quiero jugar, claro, y alimentar a mis bebes con sus temores...− entretenido de un salto se ubicó detrás de Soo. –pero mira nada más, aun no empezamos y ya apestas a miedo, eso es tan adorable... dime, ¿por qué D.O.? ¿Por qué no un número de serie como cualquier otro pedazo de carne? ¿Por qué no simplemente llamarte perr@?

El corazón de KyungSoo se disparó y comenzó a sudar frio, estaba aterrado y completamente paralizado. JongIn nuevamente se interpuso entre ambos permitiendo que el tembloroso cuerpo de Soo volviera a entrar en calor.

− "¡DÉJALO EN PAZ!"− exclamó la pesadilla emulando la voz de JongIn con una sonrisa burlesca. –pretendes ser el héroe pero en el fondo estas igual de podrido, yo sé que mueres de ganas por perder la cabeza, pero tienes tanto miedo a la realidad que prefieres fingir que no es así.... anda, miénteme y dime que no es así... ¡miéntete JongIn! ¡Di que no es así!

JongIn apretó sus puños, La ansiedad comenzaba a aumentar, apoderándose poco a poco de su cuerpo ante las palabras del más bajo y su postura desafiante, con la mirada fija en sus orbes, como si lo obligara a ver el reflejo en sus pupilas.

−No... es así...− el moreno apenas alcanzó a murmurar su respuesta, pero lo suficientemente claro para que el contrario la escuchara, optó por reproducir su oración, logrando que el extraño se distanciara al fin.

−Eso pensé...− el pelirrojo volvió a sentarse en su trono, viendo al par de humanos con superioridad. −...ambos son tan patéticos, casi siento lástima por ustedes –agregó antes de curvar sus comisuras en una macabra sonrisa. –pero esperé tanto para jugar con mis Alicias que sería un desperdicio solo dejarlos ir...

− ¿Y de qué trata tu maldito juego? − preguntó frustrado el alto. –si después de esto nos dejarás en paz, empecemos de una vez.

− ¡Tsk! Tan prepotente como siempre– masculló antes de trinar los dedos cambiando nuevamente el escenario alrededor de los humanos.

El suelo empezó a temblar separando a la pareja mediante paredes de verdes enredaderas, JongIn podía oír los gritos de Soo llamándolo, gritos que se atenuaban con el paso del tiempo, como si se alejaran el uno del otro.

Cuando se detuvo al fin, se vio solo en un frondoso laberinto.

−Encuentren al conejo blanco si quieren escapar, ese será el final del juego. Pero ojo, que la puerta al mundo real solo se abrirá una vez. Quien no alcance a llegar antes de que el portal se cierre quedara atrapado en esta pesadilla por siempre.

La voz de la reina roja retumbó en todo el lugar, llegando a cada confín de aquella trampa. Quedó claro que antes de llegar al centro, debían encontrarse primero, esa era la única opción para que ambos lograran salvarse.

−Esto es increíble... − el moreno fue el primero en avanzar, marcando el suelo a su paso, hasta el momento solo parecía un simple juego de escondidas. No podía evitar sentirse como un estúpido ratón en busca de un gran trozo de queso y la reina roja lo tenía justo en sus garras, solo esperando el momento justo para atacar.

Los angostos pasillos se ensanchaban más adelante, lo que parecía ser el centro, termino siendo solo un espacio cuadrado con tres salidas al frente.

− "¿Cuál de estas me llevará a KyungSoo?"−

Un susurro se escuchó muy cerca de su oído, pero al voltear no había nadie.

− "Predecible... tan predecible... ¿por qué los humanos son tan... débiles"

− ¿Quién está ahí? ¡Déjate de juegos y muéstrate!− gritó con frustración. Comenzaba a odiar todo en ese lugar, tanta era la rabia que su juicio empezaba a nublarse.

− ¿Mostrarme? Oh puedo mostrarte algo mejor...

JongIn se sintió desvanecer ante aquellas palabras, empalideciéndose cuando alrededor de él se elevaron cuatro espejos, funcionando como jaula, atrapándolo.

No había salida, a donde mirara su reflejo lo seguía, lo observaba... lo tentaba a rendirse... de un momento a otro, desconociendo cuando sucedió exactamente, dejo su cuerpo tornándose en el reflejo mientras el ser frente a él veía sus manos con diversión.

−Yo sé que quieres salir a jugar... Kai.− esta vez BaekHyun hizo acto de presencia, observando a la falsa Alicia con una sonrisa burlesca. –...en mi mundo puedes hacer lo que quieras... − exclamó haciendo ademanes con las manos.

− ¿Y si lo que quisiera es cortar tu cuello? Hasta que no quede una sola gota de sangre en tu pálido cuerpo...

Baek bufó ante semejante insubordinación, pero ya tendría tiempo de enseñarle al supuesto rey quien en verdad porta la corona.

− ¡oh! No, no, no...− respondió moviendo el índice de lado a lado. −...es muy temprano para jugar conmigo, antes debes hacer una cosa por mí...− detuvo su parlamento por un instante solo para liberarlo de aquella prisión de plata.

− ¿Acaso me estas pidiendo... un favor?

−Me encontraste de buen humor, así que puedes tomarlo como un favor...− dijo antes de cerrar dos caminos frente a él dejando una sola salida, indicándole hacia donde debía ir.

− Es algo fácil, para alguien como tú, solo debes...

...pintar las rosas blancas de carmín.

Tras su solicitud, la reina desapareció dejándole a la pesadilla el camino libre para actuar.

Más adelante, KyungSoo despertaba, luego de haberse desmayado, por la impresión quizás. –JongIn... − aun algo aturdido, decide ir en su búsqueda.

Mientras tanto, a su alrededor unos brotes se abrían adornando los muros con rosas de un blanco inmaculado.

Mis amores!!!

Aquí esta la penúltima entrega de esta historia>< 

A un paso del final y con mas preguntas que respuestas*0*/

Notita: espero la hayan leído con la musica de fondo*^* es la canción que canta Baek para atraer a sus presas/-\

Que pasen un bonito día^^ y hasta la próxima actualización♥

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