CAPITULO 3 - LA HORA DEL TÉ Y LAS LECCIONES DEL SOMBRERERO.
Cheshire, quien había dejado a la pareja de humanos recorrer con disfrazada libertad por el bosque de los olvidos, hizo aparición en el castillo de la Reina Roja para informarle de las nuevas adquisiciones de su reino.
-Disculpe la intromisión, su Majestad... pero estoy aquí para entregarle... placenteras noticias, estoy seguro de que me otorgaran su perdón por importunar- declaró tras irrumpir en la alcoba del Rey.
A BaekHyun no le importaba ser conocido como "La Reina Roja". Los géneros eran un tema menor en aquel mundo, además, sea hombre, mujer o mostruo, su autoridad no estaba en discusión.
-¿Placenteras dices?- el rey curvó sus finos labios en una sádica sonrisa, perceptible únicamente para la persona que se encontraba entre sus sábanas.
En ese momento lo único que cubría sus cuerpos desnudos era una delgada tela de lino color marfil, el pelirrojo estaba sentado a horcajadas encima de su amante con el miembro ajeno enterrado entre sus estrechas paredes.
-Dos Alicias... no tardaran en llegar a la colina invernal...- Chen no tenía que esperar por alguna respuesta para saber que debía retirarse
-¿Oíste? Mi precioso juguete tendrá invitados en su fiesta de té...- canturreó entre jadeos mientras movía su pelvis en un lento y tortuoso vaivén.
-Tal vez los haga esperar.- musitó el de voz profunda, deleitándose con el doloroso placer otorgado por su majestad.
-Oh no, debes ir... escuche que una de ellas es una Alicia muy especial... que esconde dentro de él una pesadilla. Deseo que mi siervo más fiel me lo informe debidamente... quien sabe y termine siendo lo suficientemente entretenido como para ganarse mi favor- provocó al más alto logrando que reaccionara e invirtiera posiciones.
Park ChanYeol, en su vida humana era conocido como un hombre manipulador y embustero. Se ganaba la vida estafando nuevos ricos y principiantes en la industria del entretenimiento.
Cuando era muy joven, fue testigo de cómo su familia fue despojada de todo bien material por malas decisiones de su padre, quien a pesar de ser un honesto trabajador, era demasiado ingenuo para creer en promesas vacías.
"El vivo vive del sonso" una frase tan mala como cierta, y el alto de voz gruesa tuvo que aprenderla a muy corta edad.
Cuando fue arrastrado al país de las pesadillas, su corazón estaba tan lleno de avaricia que su conciencia se había enmudecido por completo. Eso llamó la atención de "la Reina Roja" quien inmediatamente solicitó que lo llevasen al castillo.
Ya sin rastro de humanidad en su interior, el ahora llamado "Sombrerero" vio una nueva ambición, poseer a quien portaba la corona solo para él.
-¿De verdad cree... que alguien más podría ser digno de su favor... mi rey?- inquirió tensando su mandíbula y a la vez los puños contra las delgadas muñecas del más bajo.
BaekHyun soltó una risa burlesca antes de soltar un descarado gemido ante la presión que ejercían las manos contrarias. –Pruébame... que no es así...- respondió finalmente tras abrir aún más las piernas cediéndole el control, un privilegio que solo su juguete preferido era acreedor.
***
-¿De verdad está pensando en dar tanta importancia a un recién llegado... mi señor?
-No te confundas Cheshire, todos a mí alrededor, incluso tú o el mismo sombrerero, no son más que piezas en mi tablero... yo decido quienes y como se mueven en ella únicamente a MI manera...- soltó con prepotencia ante el cuestionamiento.
-Disculpe su majestad... por cuestionarlo- se inclinó en señal de arrepentimiento, esperando alguna reacción violenta de parte del pelirrojo.
Pero nada, Baek estaba lo bastante satisfecho luego de aquella sesión con su gigante que simplemente lo dejó pasar.
-Ve a buscar a los gemelos, que preparen mi laberinto... pronto vendrán a jugar conmigo- solicitó curvando una de sus comisuras hacia arriba, ignorando las disculpas ajenas como si la conversación anterior no hubiera ocurrido.
El gato no esperó a que el rey se arrepintiera de dejarlo sin castigo y se esfumo en el aire dejando al antes nombrado solo en sus aposentos, repasando con regodeo una vez más aquellos moretones morados y rojizos que adornaban su piel lechosa a medida que se vestía nuevamente.
-Es interesante, lo admito... pero no hay nadie que pueda compararse con mi demente favorito- musitó solo para él, deleitándose con aquellas sensaciones que quedaron luego de su encuentro con el alto.
***
-¿No habíamos pasado ya por aquí?- cuestionó tras ver una roca en el rio muy parecida a la que habían divisado hace unas horas.
Genial, ahora caminaban en círculos.
-Probemos un camino diferente, quizás tengamos más suerte- propuso KyungSoo después de pensarlo unos segundos.
-Tienes razón, deberíamos cambiar de táctica...- resolvió luego de pensarlo unos segundos.-... ¿Recuerdas cómo llegaste a este bosque?
-Estaba en un salón, de muchas puertas... habían siete en total, cada una hecha de un material y color distinto. La que estaba hecha de pino se abrió, trayéndome a este lugar. Explicó al más alto tras detener el paso.
-Podríamos intentar volver por allí... ¿crees que puedas recordar hacia donde queda ese salón?- cuestionó al verlo de reojo
-Hay un sendero de piedras cerca del rio, ese lleva a la puerta supuestamente.-respondió antes de retomar la marcha y guiar al chico.
-Supongo que está bien...- concluyó tras seguirle el paso, si no se acercaba demasiado al agua estaría a salvo, además, con las pastillas que aun traía en los bolsillos, el hombre en su reflejo no podría tomar el control.
Soo continúo su andar, buscando el sendero con calma. Si la mayoría de los hombres eran como JongIn, podría superar su terror a ellos. Sonrió ante aquel pensamiento.
-¿Algo aquí se ve familiar para ti?- cuestionó mientras caminaba a su lado, esperando a que algo a su alrededor le recuerde el camino a aquel salón con las puertas.
Alguna de ellas debería dar a la "realidad".
El más joven se limitó a asentir con la cabeza mientras se concentraba en los recuerdos que volvían a su mente como ráfagas de viento. Siguió caminando por el mismo lugar que había corrido, hasta ver un sendero de piedras y comenzar a caminar por este.
Atravesaron el sendero hasta toparse con aquella puerta, la tan amada puerta. Se acercaron y la abrieron con cuidado, Kyung creía que podría romperse en cualquier momento echando por tierra todas sus esperanzas.
Al entrar, el salón parecía más viejo aún aunque todo permanecía en su lugar, y con aquel hecho también sus ilusiones de libertad. Pero de pronto recordó algo importante, todas las puertas, menos la de pino, estaban cerradas.
Se acercó a la puerta negra, trató de abrirla pero esta estaba cerrada. Fue hacía la celeste, cerrada, la negra con detalles morados, cerrada, y la rosa, igual que las demás.
-Debe haber una llave o algo en algún lugar...- comentó JongIn, quien había guardado silencio durante ese tiempo, viendo lo que el más bajo había intentado. -... alguna debe de estar escondida en este salón... si la encontramos podremos salir de aquí.
-O tal vez nos llevará a otra parte, si la del pino lleva a un bosque... ¿A dónde llevará la negra?- Susurró mientras gateaba en el suelo buscando una llave.
-Vaya que eres optimista- bufó mientras se sumaba a la tarea de encontrar dicho objeto. -...cualquier lugar fuera será mejor que este.
-Solo dije lo que sentía...- se defendió y siguió hurgando hasta encontrar una llave con un lazo rosa y un corazón grabado en el centro de la cabeza. -...encontré algo.- exclama tras tomarla y levantarse.
-Espero abra la puerta que da a la salida - dijo al ver lo que traía consigo.
No tuvieron que pensar mucho para saber a qué puerta pertenecía. Se acercaron a la de color rosa, la cual tenía un pequeño corazón en esta, similar a los detalles de la llave.
KyungSoo gritó de felicidad cuando metió la llave en la cerradura dorada y la llave giró dos veces para abrirse.
Al pasar por la puerta, notaron que el salón comenzó a derrumbarse detrás de ellos perdiendo así toda oportunidad de regresar por dónde llegaron.
Ahora solo quedaba avanzar hacia adelante.
Lo que no habían visto, es que la puerta con la que llegaron al bosque había perdido aquel inocente rosa tornándose de un color carmesí y con un corazón real colgando en esta.
El nuevo escenario se trataba de un bosque nevado. Las lechuzas albinas observaban a los dos jóvenes en el bosque, todo allí era blanco. A unos metros había una colina, en aquella elevación se encontraba erguida una mansión.
La casa era bastante grande, podían suponerlo debido a que se veía perfectamente desde donde estaban. KyungSoo, a pesar de la marcada distancia, percibió un aroma a chocolate que hizo que relamiera sus labios, embobado.
-Genial, otro bosque- soltó con desilusión al no encontrar la salida que tanto esperaba, sin mencionar que la única salida que conocían desapareció ante sus ojos.
-Oh ¡no!, ni siquiera lo pienses...- advirtió apenas notó la expresión de Soo. -...no sabemos qué hay en ese lugar
-Oh vamos, solo será un momento... - en ese instante no se podía razonar con el más bajo, quien guiaba sus pasos hacia la colina. Amaba el chocolate, cualquier cosa dulce le fascinaba y el olor que despedían estos en particular era casi hipnótico.
-Algo me dice que es mala idea...- mencionó con resignación tras un pesado suspiro decidiéndose por seguir al más bajo. Todo era demasiado "bonito" y eso causaba en el moreno gran desconfianza.
Al llegar al lugar, guidados por aquel dulce embriagador, se encontraron con un gran portón de acero. Este se abrió antes de que tocaran el timbre para anunciarse. En su inocencia y perdido en aquellas sensaciones, entro sin siquiera sospechar.
Llegaron a un gran jardín en la parte de atrás de la propiedad, allí había una mesa larga y rectangular cubierta por un mantel rosa chicle y más sillas, tazas y cubiertos de los que alcanzaban a contar. En el otro extremo, sentado en un sillón diferente a los demás, había alguien esperándolos.
El hombre traía un traje de coctel púrpura, adornado con una rosa del mismo color y un gran sombrero de copa negro con un lazo del mismo tono que él smoking en su cabeza.
-Bienvenidos... Alicias...- Saludó con una sádica sonrisa, casi tan anormal como la del gato que desaparece. -...llegan justo a tiempo para la hora del té.
-Tengo un mal presentimiento acerca de todo esto...- musitó al ver al anfitrión cuyas expresiones no le inspiraban la más mínima confianza.
-Pero ¿que están esperando? Pasen... siéntense- incitó el hombre con sombrero de copa.
Sin entender cómo, sus pies se movieron solos hasta ocupar cada uno un lugar en la gran mesa.
-Adelante... disfruten de mis postres, es una fiesta después de todo.
KyungSoo estaba embelesado con tanta variedad de dulces que sin dudar tomó un poco del chocolate con su dedo y se lo metió en la boca, amando aquel sabor tan conocido para él.
-No te comas eso Kyung- advirtió el más alto mientras veía a su compañero.- estaba consciente de que aquel lugar es engañoso, no podían fiarse de nada, por más inofensivo que parezca.
-¿Y despreciar mi invitación? Eres el extraño aquí ¿y aun así tienes el descaro de faltarme el respeto con tu desconfianza?
El moreno se tensó al notar la mirada sombría del sombrerero, comenzando a preocuparse cuando se vio atrapado en aquel asiento como si estuviera amarrado con cuerdas invisibles.
-Tranquilo JongIn, no es venenoso ni nada por el estilo.- dijo mientras tomaba una cuchara con caramelo y la lamía gustoso.
-Exacto JongIn... mis preciados dulces no pueden matarlos... además ¿Por qué querría envenenarlos? Si mueren la diversión acabaría demasiado pronto.- declaró antes de observar al de grandes ojos con una perversa sonrisa.
Kyung ladeó la cabeza en señal de confusión por las palabras expresadas por el castaño antes de sentir un sabor extraño en la boca. Tan pronto bajo la mirada descubrió algo perturbador: El chocolate se convirtió en sangre, Soo tenía arcadas con solo pensar que se trataba de sangre humana.
Al sentir un leve sabor metálico, el joven se dirigió a JongIn, algo aterrado. De la comisura de sus acorazonados labios, había una gota de sangre que se escurría por su blanco mentón contrastando de manera tan perfecta como macabra.
-Que... qué diablos... - el moreno abrió sus ojos a mas no poder apenas reconoció el carmín que manchaba sus labios, ese olor férreo era inconfundible. –...eso es...
Con su pulgar limpió la gota, al observarla, su palidez era tal que parecía enfermo. -Pero...pero esto era chocolate.-la taza que tenía en las manos se había convertido en un cráneo humano, el cual se resbaló de sus delgadas manos. Sacó su lengua, tratando de que el sabor desapareciera.
Sus labios y su boca estaban manchados de sangre, algo demasiado obsceno, más aun teniendo en cuenta la forma en la que el moreno lo observaba. Había cubierto la mitad inferior de su rostro con ambas manos pero aun podían notarse lo dilatadas de sus pupilas y aquel brillo en sus orbes. Un brillo que ChanYeol conocía muy bien.
En la mano derecha del más joven había un hueso ensangrentado, lo soltó con terror y miró su mano, asustado.
Había tragado sangre y había lamido un hueso.
El escenario también era diferente: el mantel que decoraba el mueble rectangular se convirtió en una gruesa telaraña y todo lo que había encima de ella en partes humanas, empezando por el gran pastel glaseado que fue reemplazado por un corazón, aun latía fuera del cuerpo del que pertenecía chorreando lo que quedaba de aquel liquido rojo en cada bombeo.
JongIn no quiso estar un minuto más en esa casa, apenas se libró de la silla que lo retenía, sin siquiera mirar a su alrededor tomó al menor de la muñeca y lo arrastró al exterior.
ChanYeol no quiso jugar por más tiempo con el par de "Alicias" el solo hecho de imaginar que aquel sucio asesino podía tomar su lugar a la derecha de SU Rey lo exasperaba a tal punto de no poder controlarse y "La Reina Roja" no estaría nada feliz con el resultado.
-"La Reina Roja" los espera en su palacio... si desean salir de esta pesadilla, es el único camino a tomar...- menciono sin inmutarse siquiera al ver que se marchaban de sus dominios. –...Pero ten mucho cuidado JongIn... si esa "persona" ve en ti eso que tanto te empeñas en ocultar, este mundo puede tornarse en tu realidad.
Será el tono amenazante en su voz, pero no podía pasar por alto las palabras del extraño. A partir de allí, todo sería mucho más peligroso.
-alejémonos de este lugar... el olor es desagradable- soltó con nerviosismo sintiendo un cosquilleo familiar, algo que no quería rememorar.
Mis amores*-*
mi meta para el nuevo año sera terminar mis fic's antes de publicar XD y terminar mis pendientes;-;
lo se, lo se... me tardo mucho en actualizar>< hubieron ciertos inconvenientes que me dejaron corta de inspiración;-;
Pero por suerte todo va avanzando y solo queda un capítulo mas para terminar esta historia (quizás dos dependiendo de mis ánimos 7u7)
Díganme, ¿que opinan de esta historia? ¿les gustaría que escriba mas FF de este genero?
Que pasen una linda noche de fin de año, diviértanse mucho^^
Nos vemos en enero♥
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