Capítulo 9 🐺
Asher
—New Hope es sinónimo de desgracia —La voz de mi padre suena angustiada y quisiera estar a su lado —. Apareció otro cuerpo y el pueblo está conmocionado. Si esto se sale de control la gente empezará a dudar de mi posición como alcalde. Se supone que yo debo protegerlos.
Mi agarre en el celular se tensa y aprieto la mandíbula. ¿Hasta cuándo seguiremos con tanta catástrofe? Imagino que los medios de comunicación del pueblo destrozan a mi padre. Nada está bien, maldita sea. Me enerva no poder ayudarlo en un momento crítico.
—¿Más vampiros?
—Sí —contesta mi padre —. Hicieron pedazos al pobre muchacho, no dejaron nada de él. Consumieron cada gota de sangre.
La rabia me golpea junto con las inmensas ganas de hacer sufrir a los culpables. Estoy deseoso de venganza. Ellos pagarán por perturbar la paz del pueblo. Se arrepentirán por meterse con los Karlsson.
—Te prometo que lo solucionaremos —afirmo —. Será más fácil rastrear a Abigail cuando Reynard nos ayude. Pronto terminará, papá. Confía en mí.
Oigo un cansado suspiro.
—Duplicaré la seguridad en las noches, pondré cámaras en los sitios necesarios.
—Perfecto, tú puedes con esto.
—Debo encargarme de algo más —dice —. Hablamos mañana, ¿sí?
—De acuerdo, papá. Descansa.
La llamada finaliza y dejo mi celular sobre la mesita. Esta situación es cada vez más estresante y siento que aún nos falta. La paz nunca dura por siempre en New Hope. Ese pueblo está maldito por el resto de su existencia.
—Lamento escuchar eso —Ari besa mi espalda desnuda —. Lo lamento por tu padre. Sé que esto le afecta, toda su vida le dedicó al pueblo.
Traigo su mano a mis labios y deposito un beso en el dorso.
—Están desprestigiándolo por culpa de las tragedias. Si el pueblo se revela en su contra estaremos perdidos.
—Recemos a los dioses para que eso no suceda.
La atraigo hacia mí para darle un cálido abrazo. Ella se derrite contra mí.
—¿Qué hablaste con Reynard? —pregunto y apoyo mi barbilla en su cabeza. Amo que sea mucho más pequeña, encaja conmigo perfectamente —. No tuve tiempo de escuchar.
Arianne se ríe.
—Le pedí como favor que estudie el aura de Marianne. Ella aceptó, pero a cambio me solicitó que lleve a Ashton en la fiesta de mañana. Le gusta tu hermano.
Alzo una ceja y me aparto.
—Mi hermano no querrá ir, Arianne. Lo conozco —mascullo —. ¿Por qué Reynard está interesada en él? Aún no se conocieron.
Ari me da una sonrisa entusiasta.
—¿Soy muy estúpida si me ilusiono con la idea de que sean compañeros? Reynard habla de Ashton como si lo conociera. Apuesto a que lo vio en sus visiones, ella predice el futuro.
Sonrío de inmediato por la idea. Me haría muy feliz que mi hermano encuentre a su chica.
—No me sorprendería.
Ari envuelve los brazos alrededor de mi cuello y bajo las manos a su trasero para apretarlo.
—Reynard es una chica grandiosa, me gusta para Ashton.
—Ya no hablemos de ellos —pido entre besos. Su boca se abre, dándole acceso a mi lengua. Mmm... mi Ari siempre tan deliciosa —. Quiero estar dentro de ti, bonita.
Se sonroja.
—Estamos en casa de Reynard.
—Dudo que nos escuche. Preocúpate por Ashton.
Pone las palmas en mi pecho.
—No ayudas, tonto.
Me presiono contra ella y siente mi erección. Nuestras respiraciones se mezclan por la ansiedad. La deseo como un adicto.
—Shh... concéntrate en mí. Que se joda el resto.
Oculta la cara en el hueco de mi cuello mientras beso sus hombros desnudos. Levanta los brazos y le quito el top blanco. Su pantalón está demasiado ajustado así que me agacho para quitárselo. Arianne suspira mientras acaricia mi cabello. Mis labios besan su cadera y después su estómago expuesto. Huele tan bien que podría intoxicarme en su aroma. La amo, soy adicto a esta mujer.
—Date prisa, Asher —suplica —. Te necesito.
Bueno, al parecer ya no le importa que Reynard o Ashton nos oigan. Me gusta su lado descarado.
—Ya, pero no grites mucho. No estamos en el bosque.
Me golpea en el hombro con una risita que termina en un gemido cuando muerdo su muslo derecho y lamo su piel suave.
—De acuerdo —jadea —. Sin gritos.
Me burlo internamente. Veremos hasta cuándo puede soportar.
El trabajo de desnudarnos a ambos es rápido. Luego la cargo en mis brazos y la tumbo en la cama. Sus largas pestañas revolotean mientras me mira. Su cabello castaño cubre sus pechos expuestos y tiemblo de necesidad. Una mirada a su cuerpo me basta para perder la cabeza.
—Eres mía, Arianne.
Chupa su labio.
—Y tú eres mío.
Arianne me recibe entre sus piernas cuando me encajo en medio de ellas y después empujo en su interior. Cuando empieza a suplicar le doy mucho más, llevándola a un lugar dónde el placer es gloria. Chupo su cuello, saboreo cada centímetro de su piel sudorosa.
Mi chica echa la cabeza hacia atrás, sus pechos suplican ser devorados así que lo hago. Tiro los pezones con mis dientes, robándole suaves gemidos. En algún momento cambiamos las posiciones para que pueda montarme. Mis ojos permanecen en los suyos, mis manos sostienen su cintura. Ah, mierda. Es una diosa.
—Se siente tan bien.
—Sigue así, bonita.
La ubico debajo de mí y engancho una de sus piernas alrededor de mi cadera. Arianne chilla cuando la penetro más duro. Sus palmas acunan mi rostro y me da un profundo beso. Es agresivo, lleno de gemidos agitados y tirones de labios. Amo su sabor.
—Carajo... —gimo. Podría estar dentro de ella siempre.
Mi corazón está tan lleno que se siente como si estuviera a punto de estallar y para cuando nos rompemos, con segundos de diferencia, nuestros gritos son amortiguados por otro beso. Sus largas uñas se clavan en mi espalda y maldigo. Su pequeño cuerpo tiembla debajo del mío.
Eso fue intenso.
Arianne se cubre la boca con una risita y me salgo de su interior. Mi cabeza cae en medio de sus pechos mientras recupero el aliento. Mi piel está llena de escalofríos, mi corazón aletea en la jaula de mis costillas. No superaré lo bien que me hace sentir.
—Nunca me cansaré de esto —suspira segundos después.
Sonrío.
—Yo tampoco, a tu lado me siento completo.
Su mano traza círculos imaginarios en mis abdominales y apoya la cabeza en mi pecho desnudo.
—Se supone que cuando cambiamos de forma somos lobos —Sus ojos verdes brillan y sus mejillas están sonrojadas. Esos labios en forma de corazón me matan —. Pero nosotros...
Mi boca se curva en una sonrisa burlona.
—¿Nosotros qué?
—Parecemos conejos.
Suelto una carcajada, y acaricio su espalda desnuda, apretándola contra mí.
—Recuerda que el apareamiento es esencial en nuestras vidas.
—Los lobitos no tardarán en venir si seguimos así.
Me encojo de hombros.
—Te haría mil lobitos, Arianne —bromeo.
Me golpea en el pecho y me mira con disgusto.
—Soy muy joven, Asher. Aún no estoy lista para ser madre.
—Lo sé. Primero debemos terminar con lo malo que nos rodea.
Bosteza.
—Espero que sea pronto —dice con nostalgia —. Te amo.
—Y yo a ti.
🐺
Ashton
Exhalo el humo del cigarro por mi boca mientras observo el cielo desde el balcón de la habitación que me asignaron. Fumar es uno de mis vicios culposos, suelo hacerlo cuando estoy muy estresado.
Hoy es uno de esos días dónde no me siento de buen humor y quiero mandar al diablo a cualquier persona que se cruce en mi camino. Estar cerca de Marianne y no poder hablarle me desgarra. Las noches ocupa mis sueños y ahora mi consciencia durante el día. ¿Cómo puedo arreglarlo?
Debería olvidarla, pero pienso en la situación una y otra vez. ¿Por qué rompió mi corazón? Intentaba no mirarme durante mucho tiempo cuando me hablaba y percibí la forma en que su cuerpo temblaba.
Ella está asustada por alguna razón.
Apago la colilla de mi cigarrillo y lo lanzo en el pequeño cesto ubicada cerca de la puerta. La mansión está silenciosa a excepción de los suaves gemidos de Arianne al ser follada por mi hermano. Me río y sacudo la cabeza. Ellos nunca paran, ni siquiera si estamos en una misión muy importante.
Saco el celular de mi bolsillo, desenredo los auriculares con intenciones de dormir mejor justo cuando escucho pasos en los pasillos. ¿Qué mierda...? Abro la puerta para encontrar a Marianne. Sus ojos están rojos e hinchados por las lágrimas.
—¿Marianne? —pregunto, angustiado —. ¿Qué sucede? ¿Estás bien?
Ella deja salir un leve sollozo antes de abalanzarse sobre mí y abrazarme. Me siento confundido y aturdido. ¿Qué diablos hace? Ayer dijo que no me quiere cerca y ahora se aferra a mí como si no quisiera soltarme nunca.
—Háblame —musito y guardo el celular de nuevo en mi bolsillo —. Marianne, por favor.
Ella tiembla, sus lamentos son fuertes. Por un momento vacilo, pero después la abrazo. En silencio, se derrumba contra mi pecho, agarrando puñados de mi chaqueta.
—Lo siento tanto —susurra —. Juro que lo intenté, pero no puedo hacerlo, Ashton. Nunca seré buena para ti, es mejor que me aleje ahora.
Mi garganta se inunda por el nudo, las sospechas están confirmadas. Marianne oculta algo muy grave que la atormenta. ¿Pero de qué se trata?
—Dime qué sucede y te ayudaré —suplico —. Habla conmigo, no tienes nada que temer. Estoy aquí, prometo no juzgarte.
Después de un latido se aleja con un suspiro. Las grietas de sus emociones se abren por completo. Las lágrimas bajan por sus mejillas y el rímel negro atraviesa su base. Quiero consolarla.
—Ya es demasiado tarde —Limpia las lágrimas con el dorso de su suéter —. Nunca tendremos oportunidad.
La observo con el rostro estoico y pálido. No puedo entender nada de lo que dice. ¿Por qué le resulta difícil ser honesta conmigo? Habría solucionado muchos problemas.
—¿Puedes decirme qué pasa? —pregunto, pero ella niega con la cabeza —. ¿Marianne?
—No —dice —. Fue un error venir aquí.
—Marianne...
Intento tocarla, pero aparta mi mano y se dirige a la puerta.
—Buenas noches, Ashton.
Y me deja solo en la habitación, mi corazón desgarrado late vez más fuerte al igual que el sonido de mi respiración. Quiero correr hasta ella, exigirle que sea sincera, pero una parte de mí se niega. Me quedo en silencio, observando la zona por dónde desapareció.
🐺
Andrew
Emmie duerme complacida a mi lado mientras observo el techo. Hoy desperté temprano y sigo inquieto por los sucesos que ocurren en el pueblo. Odio ver a mi padre tan preocupado y angustiado.
No puede controlar la situación.
Más vampiros han llegado a nuestro territorio, dejan rastros en las pobres victimas que aparecen muertas. Lo peor se acerca y debemos estar listos para enfrentarlo. Tengo miedo, no lo niego. Emmie se remueve y bosteza al oír mis pensamientos. Sus ojos grises brillan, sus labios se estiran en una sonrisa perezosa.
—Te siento tenso —murmura —. Relájate, vamos a solucionarlo.
Beso su frente y busco mi ropa en la esquina. Asher y Ashton están ausentes así que es mi deber ayudar a papá. No lo dejaré solo en esta situación.
Tuve una conversación ayer con mamá. A pesar de que mis estudios en casa fueron extraordinarios, ella desea que vaya a la secundaria. Tengo dieciocho y podría cursar el último año para graduarme, pero no es el momento.
Prefiero estar en casa si las cosas empeoran. Emmie toma cursos online para invertir en algo su tiempo. Mi suegro le envía una gran suma de dinero todos los meses. Cuando los líos terminen, nos daremos una vuelta por Irlanda. Emmie extraña a su padre.
—Quiero matar a esos bichos raros —refunfuño, poniéndome el pantalón —. Asesinaron a un chico de mi edad, Emmie. Tenía dieciocho años y desgarraron su cuello.
Emmie se cubre con las sábanas.
—Es terrible. ¿Qué dijeron las autoridades?
Me pongo la camiseta con una risa sarcástica.
—Mi padre se asegura de que digan lo mismo de siempre. Ya sabes, ataque de animal —respondo —. Axel y yo patrullaremos esta noche. Intentaremos averiguar dónde se esconden esas escorias. Algunos oficiales también están ayudando y verificando quienes entran al pueblo.
Asiente.
—¿Puedo ayudar?
Me acerco a la cama y beso esos labios que tienen a mi mundo de cabeza. Quisiera quedarme aquí con ella, todo el día en nuestra habitación, pero mi padre necesita ayuda.
—Por supuesto que sí —Le guiño un ojo —. ¿Te espero en el desayuno?
Aparta la labios con una mueca de desagrado y se hace un ovillo en la cama.
—No me siento bien. Todo me cae mal y pensar en comida hace que mi estómago se revuelva.
Frunzo el ceño, notando la palidez de su rostro y el cansancio en sus ojos. ¿Ella tampoco pudo dormir? No me di cuenta.
—¿Prefieres algo más liviano? Un poco de jugo o tal vez un té. Cualquier cosa, pero tienes que comer, Emmie.
Bosteza y cierra los ojos.
—Estaré en el comedor pronto, idiota. No te preocupes por mí.
—Bien —Le sonrío —. Te amo.
Voy al baño para hacer mis necesidades, me lavo las manos y dientes. Después me dirijo al comedor para unirme a mi familia. Mamá y papá ya están presentes en la mesa junto a Axel. Audrey también. ¿No se cansa de fastidiar? ¿Cuándo se larga?
—Buenos días, familia —Tiro de la silla para sentarme y examino el desayuno —. Espero que estén todos bien.
—Hola, cariño. ¿Emmie no se unirá? —pregunta mamá.
Me sirvo una taza de café y agarro dos tostadas.
—Vendrá pronto —aseguro.
Papá deja el periódico que lee sobre la mesa y echo un vistazo al titular:
"Brutal homicidio a la salida de una preparatoria. La víctima es Arnold Lender. ¿Los lobos salvajes están sueltos nuevamente o es otra simple excusa del alcalde?"
—El Saber no se dará por vencido —masculla papá con los labios apretados —. Quieren ensuciar mi nombre como sea y no puedo darles ese gusto.
Axel termina de masticar el tocino para hablar:
—Ya quiero encontrar a esos malditos colmillos podridos y darles una lección.
Audrey se aclara la garganta.
—¿Están seguros de que son vampiros? —inquiere.
Entrecierro los ojos hacia ella, observándola con sospecha.
—¿No es muy evidente, Audrey? —cuestiono —. ¿O tú sabes cosas que nosotros no?
Axel me da una patada bajo la mesa, pero no me retracto. Audrey se encoge en la silla ante mi escrutinio amenazante. ¿Cómo no puede notar que nadie la quiere aquí? Terminará muerta muy pronto por ser una traidora. Ella no aprecia su vida.
—Solo preguntaba —Se justifica Audrey.
Resoplo. Sí, claro.
—Nos pondremos en marcha hoy mismo —interrumpe papá y corta la tensión —. Quiero a los malditos responsables para matarlos con mis propias manos.
Mamá asiente.
—No perdonen a nadie.
🐺
Ashton
Son las diez de la mañana cuando decido despertar y ponerme al día. Anoche no me uní a la cena con la anfitriona porque no estaba de buen humor. Hoy sí tengo intenciones de comer el desayuno. Odiaría que piense mal de mí.
Ato los cordones de mis botas y me froto los hombros. Segundos después, la puerta se abre sin permiso. Observo con curiosidad a Arianne y me trago la necesidad de regañarla.
—¡Buenos días, Ashton! —saluda con una amplia sonrisa. El color de sus ojos destaca gracias a la iluminación que se asoma por la ventana, su cabello castaño está suelto y húmedo. Es hermosa —. ¿Sabes que hoy habrá una fiesta aquí?
—Sí —respondo, aburrido —. No estaré presente si eso es lo que pretendes.
Sus labios llenos forman un mohín. ¿En serio piensa que podrá convencerme?
—Tú irás porque esto es muy importante —Se sienta a mi lado en la cama y me sonríe —. Servirá para relajarnos y conocer gente nueva. Habrá buena comida, música y mucha diversión.
Ajá, sigue sin interesarme.
—Socializar no es lo mío.
Sus largas pestañas se agitan, tentándome a decir que sí de una vez. Ahora entiendo porque Asher actúa como un perrito obediente a su alrededor. Arianne es el tipo de mujer que tiene de rodillas a cualquier hombre.
—¿No quieres conocer a Reynard? Es hermosa y sexy. Estoy segura de que te gustará.
—Ríndete. No iré, Arianne.
La siguiente cosa que hace es juntar sus dos manos y rogarme. Mi resistencia se rompe.
—Hazlo por mí. ¿De acuerdo? —suplica —. Es importante que estés presente. Por favor, Ashton.
Ruedo los ojos y asiento. Arianne chilla como una niña pequeña y salta a mi regazo para después darme besos en las mejillas. Está loca.
—El mayordomo traerá tu esmoquin pronto —Me guiña un ojo —. ¡La pasaremos increíble!
Entonces se retira de la habitación sin dejar de gritar. No puedo creer que haré esto, pero ella tiene razón. Quizás será un rato agradable.
Me paso la mano por el pelo y después me dirijo al comedor. Veo a varias personas moviéndose por la casa, agregan flores en algunos rincones y meten cajas de bebidas. ¿Dónde está Reynard? Quiero conocerla.
—Hermano, llegas tarde —comenta Asher desde su posición —. Reynard quiso conocerte, pero seguías dormido. Salió hace unos minutos para arreglar algunos asuntos relacionados a la fiesta.
Mi cara se calienta por la vergüenza. Creerá que carezco de educación.
—Hablaré con ella esta noche.
Arianne sonríe y señala la silla a su lado. Kellan también está presente en la mesa, pero Marianne no. ¿Dónde anda? ¿Sigue mejor?
—Tu ex novia pidió que le llevaran el desayuno —informa Kellan con una sonrisa burlona —. Parece que no quiere hablar con nosotros.
Arianne le da un sorbo al café humeante.
—No entiendo porque insistió tanto en venir con nosotros a este viaje. Ni siquiera nos habla —resopla —. Es una muerta en vida, una fantasma.
Por alguna razón me quedo callado y no comento nada sobre lo que sucedió anoche con Marianne. Recuerdo sus ojos con lágrimas, sus sollozos. Ella está aterrorizada de alguien y puedo asegurar que no es sincera conmigo para protegerme.
—Escuché al mayordomo decir que Marianne asistirá a la fiesta —continúa Arianne —. No me lo esperaba.
Pico los huevos revueltos con el tenedor.
—¿Entonces cuando nos ayudará Reynard? —inquiero. Estoy harto de hablar sobre Marianne —. ¿Será después de que la fiesta termine?
Asher asiente.
—Ella nos advirtió que puede tomar tiempo. Las cosas no andan bien en el pueblo.
Lleno el vaso con jugo de naranja y bebo.
—¿Aparecieron más muertos?
—Sí —Asher luce agobiado —. La mierda que está haciendo esto no quiere detenerse. Nos declararon la guerra.
—Apostaría mi vida que Abigail es la principal causante —asegura Arianne con resentimiento —. Es demasiado astuta porque nunca vimos su cara, pero estoy segura de que Reynard nos ayudará a desenmascararla.
Habla con mucha seguridad de Reynard y una parte de mí ansía conocerla. Debí unirme anoche en la cena, pero hoy no me perderé la fiesta. Ella está ayudando a mi familia y merece nuestra gratitud.
—¿A qué hora es la fiesta? —pregunto.
Los labios de Arianne forman una entusiasmada sonrisa.
—A las ocho de la noche —Me guiña un ojo —. Tú y Reynard deben conocerse.
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