Capítulo 7 🐺
Arianne
Kellan me da un fuerte puñetazo en la mandíbula que me hace volar. Mi espalda se presiona contra el tronco de un árbol y hago una mueca de dolor. No me molesto en defenderme, hoy también amanecí de mal humor y sin ánimos de entrenar.
Asher quiso hablar sobre el espantoso sueño, pero no le di oportunidad. Estoy cansada de concentrar mi cabeza en el pasado de Abigail. ¿Hasta cuándo me atormentará? Ya no quiero soñar sobre ella y su trágica vida. No importa que necesite saber cada detalle para vencerla. Me cansé, me agota emocionalmente. Es destructor concentrar el tiempo en esa bruja. Hace que mi existencia sea deprimente y agobiante.
—Hoy te siento más distante que nunca —Kellan me ofrece su mano y lo acepto —. ¿Qué pasa, Laroux?
Me pongo de pie mientras sacudo el polvo de mi ropa. Mi cabello está atado en una cola de caballo, las gotas de sudor se deslizan por mi pecho. Dentro de cuatro horas partiremos a Atlanta en busca de Reynard Russell. Cruzo los dedos para que acepte ayudarnos.
—Otra pesadilla de mierda —refunfuño y agarro la botella de agua del suelo —. Vi cómo le arrebataban el hijo a Abigail. Ella sufrió más de lo que crees.
Kellan levanta una ceja rubia.
—¿No te parece extraño que sueñes con esa bruja después de tu primer encuentro con Marianne? —cuestiona—. Tengo la leve sospecha de que puso esos recuerdos en tu cabeza cuando tocó tu mano. Quiere que sientas lástima por tu abuela.
Se me corta la respiración ante esa posibilidad. Kellan tiene razón, ella me hizo algo. ¿Quiere que sienta empatía por Abigail? ¿Por qué? No le encuentro otra explicación.
—Es muy difícil adivinar qué oculta —bebo un trago de agua —. Marianne no hablará.
Kellan cruza los brazos sobre su pecho.
—Oblígala.
—Es demasiado dura, no creo que lo haga —Muevo la cabeza, el silencio me consume durante varios segundos —. La única manera de saber la verdad es hablando con mi madre. Ella nos puede decir quién es el niño que alejaron de Abigail. ¿Está vivo?
Kellan frunce el ceño.
—Puedo asegurarte que los dioses no enviaron a esa embustera.
Si Kellan lo dice, es porque tiene razón.
—Pienso lo mismo —confieso, tapando la botella de agua —. A las doce del mediodía viajaremos a Atlanta. Deberías venir con nosotros.
Kellan esboza una sonrisa.
—No quiero estorbar.
—No me estorbas, idiota —Lo golpeo en el hombro a modo de broma —. Puedes ayudarnos con tu sabiduría si algo se presenta.
Suspira sin dejar de sonreír.
—Bien, estaré listo a las doce.
—Te espero en casa —Deposito un beso en su mejilla —. ¿Tienes noticias de Josh?
Kellan niega.
—Sigue buscando al correcto para que el alma de Theo —asegura —. Volverá cuando encuentre al indicado.
El dolor regresa cuando pienso nuevamente en mi hermano. Tampoco puedo estar en paz hasta que él obtenga el verdadero descanso.
«Dame más tiempo, Theo. No olvido mi promesa»
—Le rogaré a los dioses para que sea pronto. Odio saber que esa bruja malvada aún tiene poder sobre Theo.
El druida ofrece una sonrisa triste.
—Le darás el descanso que tanto busca. Eres capaz de cualquier cosa, Laroux.
🐺
Asher organizó algunas provisiones para el viaje. Ashton conducirá durante las cuatro horas que nos lleve a Atlanta y después nos hospedaremos en un hotel cuando terminemos de hablar con Reynard. Pienso en mis viajes con los Karlsson hasta Chicago hace algunos meses y sonrío con nostalgia. Fue divertido y entretenido. Lo único malo fue encontrar muerta a mamá.
«Basta, Arianne»
Es una lástima que Andrew y Axel no puedan unirse a esta aventura. Ellos hacen que todo sea más emocionante.
—No necesitas a esos payasos cuando me tienes a mí —Asher besa mi cuello —. Además, presiento que este viaje será diferente.
—¿Por qué? —Esos labios húmedos en mi piel me ponen loca.
—Papá me envió información sobre Reynard —Asher se aleja —. Viene de una familia adinerada. Los Russell son muy populares en Atlanta. Llevaremos más de diez mil dólares en los bolsillos.
—¿Acaso ella cobra por sus servicios de médium? Wow...
—Sí —responde Asher —. Reynard predijo el futuro de muchas personas en Atlanta y también se comunicó con personas muertas. ¿Sabes que es lo mejor? Es buenísima, dicen que nunca se equivoca.
Ahora tengo muchísimas ganas de conocer a esa mujer. Estoy ansiosa de verla.
—Pensé que ayuda por caridad y no a cambio de dinero.
Se encoge de hombros.
—No es asunto nuestro lo que ella haga con sus dones, solo necesitamos su ayuda —Evalúa mi cuerpo desaliñado —. Vístete, mi hermano y Kellan estará pronto aquí.
¿Qué tiene de malo mi aspecto? Tengo puesta su camiseta y ropa interior.
—Me gusta mi ropa.
Asher pasa por mi lado y me da una fuerte nalgada. Suelto un chillido indignado por el golpe. ¡Auch! Odio que haga eso.
—Péinate, tu cabello parece un nido de pájaros. Cinco minutos.
Le saco la lengua a sus espaldas. Idiota.
—¡Amas a este idiota! —grita Asher.
Pongo los ojos en blanco. Además de idiota, también es invasivo con mi privacidad. Estoy cambiándome de ropa cuando de repente oigo maldiciones provenir desde la cocina. ¿Qué mierda sucede?
—Iré con ustedes, aunque no quieran —dice una voz desagradable —. Mi deber es ayudarla.
¿Escuché bien? ¿Ahora qué quiere Marianne? Me fastidia verla en cualquier parte. Qué molesta.
—No es asunto tuyo —gruñe Asher —. Será mejor que regreses por dónde viniste, no me obligues a sacarte.
¿Esto se puede poner peor? Me visto en un tiempo récord y peino mi cabello. Voy a la cocina para ver a Marianne con Ashton y Kellan. ¿Por qué la trajeron? Mi cuñado tiene la mandíbula apretada, sus ojos azules nunca lucieron tan furiosos como ahora.
—¿Qué haces tú aquí? —Le exijo a Marianne.
—Esta loca casi se lanza frente al auto —espeta Kellan —. No quiso quitarse del camino y tuvimos que traerla.
Concuerdo con la parte de que Marianne está loca. Esta vez fue demasiado lejos, es capaz de todo para estar cerca de mí. Me perturba.
—¿Puedes ser más clara? ¿Qué quieres de mí? No estás ayudando en absoluto a la causa, nos confundes con tus vueltas.
Sus ojos iguales a los míos son determinantes.
—He dicho que propósito es ayudarte, Arianne.
Una risa carente de humor brota de mis labios. Otra vez con la misma tontería.
—Eso ni tú misma te lo crees. ¿Por qué tengo sueños sobre Abigail? ¿Qué me hiciste?
Un largo mechón castaño cae sobre su rostro y ella lo aparta con la mano. No me pasa desapercibido el hecho de que Ashton está mirándola cada segundo. Para él debe ser muy difícil ver a la chica que ama así de indiferente.
—Mi misión es ayudarte y demostrarte que Abigail fue corrompida por una fuerte razón —responde Marianne —. Quiero darte los instrumentos necesarios para conocerla mejor y vencerla.
Asher resopla.
—¿Devorar almas no la hace una bruja maligna? Vete a otra parte si vas a justificarla, ese demonio no tiene perdón.
Asiento en acuerdo con mi lobito. El horror hurga dentro de mí al pensar todos los asesinatos que cometió ese demonio. Mató a personas y niños inocentes.
—Nada hará que cambie de opinión sobre ella —susurro.
Marianne no parpadea.
—¿Qué viste en tus sueños?
Me contengo para no arrastrarla lejos de aquí. ¿Cree que puede irrumpir cuando quiera y perturbar mi tranquilidad? Mi paciencia se agota.
—Sé que tuvo un hijo. Fue producto de la violación que sufrió.
Mi estómago se revuelve cuando recuerdo nuevamente esas imágenes desgarradoras. Quiero llorar y vomitar.
—Ese bebé fue considerado un ser repulsivo —agrega Marianne —. Un insulto para las aldeas, Abigail ni siquiera sabía quién era el padre de su hijo.
Me quedo congelada con la palabra en la boca, mi mente se estremece ansiosamente. ¿Cómo sabe tanto?
—Se nota que la conoces muy bien —dice Ashton —. ¿Compartes algún lazo con Abigail?
Marianne mantiene sus ojos en los míos. La observamos, esperamos una respuesta correcta que no exprese lástima por la bruja.
—Tengo los mismos recuerdos que tú, Arianne. Estamos conectadas de alguna forma —suspira —. ¿Te has preguntado por qué existe tantas similitudes entre ambas?
Mis latidos incrementan. No me digan que somos familia.
—¿Eres familiar de Arianne? —Kellan formula la pregunta que necesito —. Eso explicaría muchas cosas.
Marianne sacude la cabeza.
—No sé.
Ruedo los ojos. Sé que está mintiéndome. ¿De verdad cree que soy muy idiota?
—Dinos quién eres o vete —musito cansada de este drama.
Marianne de repente luce insegura.
—La mayor parte de mi vida me pregunté lo mismo. Desde hace años siento que me encuentro en un punto muerto. Nunca comprendí cómo podía predecir ciertas cosas. Mis padres adoptivos tampoco supieron explicar mis habilidades —Hay una larga pausa antes de que continúe —: Una noche soñé contigo y New Hope. Desde ese entonces supe que mi destino estaba aquí.
Me siento identificada con ella, pero su explicación no me convence. Ashton exhala.
—¿Por qué no me dijiste nada? —cuestiona Ashton —. Pude ayudarte.
—No lo entenderías —Marianne agacha la cabeza —. También tuve sueños relacionados a Abigail y no me quedó más opciones que investigar a su hija. Eso me trajo a ti, Arianne. Sé que debemos trabajar juntas para destruirla.
Sus palabras son incoherentes. Kellan y Asher tampoco le creen. Es entendible desconfiar de alguien que estuvo desaparecida un año y fingió ser normal.
—¿Dónde estuviste todo este tiempo? —Le pregunta Ashton.
Marianne se retuerce las manos.
—Volví a Irlanda con mis padres adoptivos. Ni siquiera tengo idea de mis propios orígenes. Estoy en New Hope para investigar.
Me tenso. ¿Ella es irlandesa como mi madre? El rompecabezas toma forma.
—¿Pretendes ir a este viaje con nosotros? —cuestiona Asher —. No pasará.
Marianne alza los hombros.
—Sé que buscarán a la médium. Tendrán obstáculos y debo estar presente para ayudar.
Mierda. Olvidé que ella es una psíquica. ¿Qué hará en el viaje? Será muy incómodo para Ashton. Él accedió ir porque tiene ganas de olvidarla.
—No necesitamos tu ayuda, investiga por tu cuenta.
Ashton me da una mirada de agradecimiento.
—Iré —insiste ella.
Me muevo a la velocidad de un rayo y acorralo su cuerpo contra la pared más cercana. Mi codo está en su garganta, mi nariz casi toca la suya. ¿Piensa que puede venir aquí y hacer lo que quiera? Marianne me observa en shock.
—No confío en ti —siseo —. No me creo ese cuento de qué quieres ayudar. Mantente fuera de mi camino.
Pretende alejarme, pero soy muy fuerte. Romperé su cuello si continúa provocándome.
—Eres tonta —chilla ella —. Quiero ayudarte.
—¿Y por qué debes ayudarme?
—¡No lo sé! —grita frustrada y enojada —. Ambas debemos estar juntas.
Ashton se acerca a nosotras, sin embargo, no hace nada para detenerme.
—Hay algo que no estás diciéndonos, Marianne —alega mi cuñado.
—¡Vine a New Hope para averiguar mis verdaderos orígenes! —solloza —. ¡Tal vez estoy relacionada a Abigail! No tengo idea, quiero ir a Atlanta porque la médium nos ayudará.
Mi interior se revuelve como si fuera a marearme en cualquier instante. Se ve asustada y confundida. Ella suena perdida y rota. Soné así después del incidente de Theo. Es la peor sensación del mundo.
—«¿Qué está pasando?»—susurra Asher en mi mente.
—«No lo sé. ¿Deberíamos dejarla ir?»
—«Si queremos saber qué oculta, será mejor mantenerla cerca»
—«¿Qué hay de Ashton?»
Asher comparte una mirada con su hermano y éste asiente como si supiera de qué hablamos.
—«Él estará bien»
Suelto un suspiro resignado y empujo a Marianne. Quizás será el peor de los errores, pero averiguaremos qué oculta esta arpía como sea. La próxima vez voy a torturarla para sacarle la verdad. No me importa recurrir a viejos trucos.
—Confiamos en ti, Marianne —enfatizo —. Estarás en problemas si te atreves a fallarnos. Cortaré tu jodida garganta. ¿He sido clara?
Se toca el cuello con ojos amplios e impactados. Sí, doy mucho miedo cuando me lo propongo.
—Muy clara. Prometo que no te decepcionaré.
Más vale que así sea.
🐺
El viaje transcurre en un incómodo silencio.
Kellan se sienta al lado de Ashton quien conduce con calma. Marianne está ubicada en el asiento trasero conmigo y Asher. No habla, se limita a observar los árboles pasar por medio de la ventana. No sé qué creer o pensar. Es irlandesa, pero no conoce sus orígenes. De lo único que estoy segura es que no confiaré en ella.
—¿Cómo se llaman tus padres adoptivos, Marianne? —pregunto mientras mastico un chicle —. ¿Saben que estás aquí?
Marianne aparta su interés de la ventana, Ashton nos observa brevemente.
—Se llaman Garrick y Patricia Burns. Pagaron mi viaje —responde en voz baja —. Ellos quieren que descubra mis orígenes, me apoyan.
—Ashton pudo ayudarte —insisto y hago estallar el chicle —. ¿Por qué te fuiste sin dar explicaciones?
Sus ojos son hostiles mientras me evalúa.
—Su madre me dio un gran susto. ¿Qué harías tú en mi lugar? Aria Karlsson amenazó con matarme.
¿Por qué no me perturba saber eso? Mi querida suegra es un ser vil y sin sentimientos.
—Al menos haría el esfuerzo de hablar con Ashton y decirle la verdad. La confianza siempre debe ser lo primero.
—No todos somos valientes como tú.
—Y cuando regresaste, fuiste una basura con él —me niego a darle la razón —. ¿Por qué quieres alejarlo?
Los labios de Marianne se aprietan.
—Mis intereses no son los mismos de antes.
Ashton golpea el volante, haciendo saltar a Marianne.
—Ya no quiero escucharte —advierte —. Cierra la boca o te obligaré a bajar.
Ashton puede aparentar ser un chico bueno, pero explota cuando presionas demasiado sus límites. Asusta como el infierno. Kellan habla por primera vez desde que la camioneta arrancó rumbo a Atlanta.
—No hagan que el viaje sea agobiante. Lo mejor será que se callen.
Y enciende la radio para aliviar la tensión en la camioneta. Fantástico, este viaje será una completa tortura.
—¿Reynard vive en Clarkston? —inquiero a pesar de las advertencias de Kellan. Él me da una mirada reprobatoria —. ¿Qué? Tengo curiosidad.
—Ajá —contesta Asher, poniéndose cómodo en el asiento —. Es un pueblo pequeño.
Me remuevo en su regazo.
—Tengo algo con los pueblos.
Los pueblos pequeños nunca se olvidan. Leyendo a Stephen King y viendo una película del Oeste siempre me dejaron un mal recuerdo. ¿Lo peor? New Hope. Mi vida quedó arruinada en ese pueblucho.
—Ni siquiera deberías sentirte asustada —dice Asher —. Estoy a tu lado.
Alza las cejas y me dedica una sonrisa de infarto. Sin poder evitarlo, beso sus labios. Oigo a Ashton gruñir molesto, pero le resto importancia. Me siento como una tonta enamorada que no puede mantener las manos quietas cuando se trata de su novio.
—«Quiero estar a solas contigo, besarte hasta que pierdas el sentido»
Vaya, Romeo queda en ridículo a comparación de Asher.
—«Eres insaciable, lo hicimos hace un par de horas» —Le contesto.
Asher se ríe.
—«¿Y? Jamás tendré suficiente cuando se trata de ti»
—Ustedes dos deberían buscarse una habitación —Se burla Kellan —. Están a punto de follar aquí mismo.
Mis mejillas se sonrojan.
—Cállate. ¿Cuánto falta para que lleguemos?
Ashton mira la hora en el tablero del auto.
—Dos horas.
Abrazo a Asher quien me rodea con sus fuertes brazos.
—Despiértenme cuando lleguemos.
—Duerme, bonita.
Apoyo la cabeza en su pecho y me pierdo en los latidos de su maravilloso corazón.
🐺
—Hemos llegado —La voz grave de Ashton me hace abrir por inercia los ojos. Mierda, me tragué mi chicle.
Observo la ventana, impactada por lo que veo. Una puerta de entrada en forma de arco se eleva por encima de nosotros. La iluminación de arriba lo hace brillar como un raro monumento. Qué elegancia la de Francia.
—Creo que debí ponerme algo más decente —comento, avergonzada —. Parezco una vagabunda.
Asher niega.
—Te ves hermosa. Permanezcan aquí, yo iré a preguntar por Reynard.
Frente a nosotros, las luces del coche iluminan el camino de entrada. El bosque se detiene, pasando de matorrales a una enorme extensión de césped bien cuidado y una gran fuente ovalada con estatuas de hermosos ángeles.
El auto baja velocidad cerca de la fuente. Giramos a la izquierda, seguimos el amplio camino de entrada. Veo una mansión monolítica con torres fortificadas y de gran extensión. El asfalto se convierte en grava bajo los neumáticos, resuenan contra los paneles de metal.
—¿Qué les dirás? —pregunto.
Asher se encoge de hombros.
—Mi nombre y ya. Ella nos espera.
Me encuentro con los ojos de Marianne.
—Deberías acompañarlo —sugiere —. Tú eres la interesada.
La rara tiene un punto.
—Bien. No tardaremos.
Asher baja del auto y luego me abre la puerta para tomar mi mano. El aire está fresco, pero no siento frío en lo más mínimo. Siempre estoy cálida gracias a mi sangre de licántropo.
—¿Quién necesita vivir en una mansión como esta? —consulto —. Es excesivo.
Yo me conformo con mi humilde cabaña y la compañía de Asher. Esta mansión parece de la realeza.
—Me imagino que ellos —dice Asher —. No entiendo porque mi padre no me habló antes de esta familia.
—¿Saben que somos licántropos?
—Sí, Reynard no es una simple humana.
La mansión se alza en toda su altura, tapando la luna y las estrellas. Cobre bruñido adorna los muchos tejados y torres. Se ve mantenido, orgulloso, una pieza de arquitectura impresionante que ha resistido siglos. Es obvio que lo cuidan como si fuera el mismísimo Vaticano.
—Ojalá nos ayude.
Asher me aprieta la mano.
—No te preocupes. Ella aceptará.
Nos acercamos a un enorme pórtico y no puedo evitar sentirme nerviosa. Asher me mira con una sonrisa y toca la puerta. No pasa ni dos segundos hasta que es abierta por un mayordomo.
—Bienvenidos a la mansión Russell —saluda —. ¿Puedo ayudarlos en algo?
Los ojos del hombre se posan en mí y puedo ver las preguntas en su cara.
—Soy Asher Karlsson y ella es mi chica Arianne. Estamos aquí por Reynard Russell.
El mayordomo asiente.
—Adelante, la señorita Russell está esperándolos.
Menos mal.
Se hace a un lado y nos hace pasar. La mansión luce aún más impresionante por dentro con muebles sofisticados y obras de arte que adornan las paredes. Mi mirada se dirige hacia un cuadro con la imagen de una hermosa chica. Ella luce de mi edad. Sus ojos son marrones y su cabello es rojo. La palabra perfección no le hace justicia. Algo dentro de mí sabe que es Reynard Russell.
—Ella estará aquí pronto —espeta el mayordomo, mirándonos con una sonrisa —. Pueden ponerse cómodos —Señala los sofás de la sala y después se aleja. Sus zapatos de vestir hacen eco en el vestíbulo.
—Espero que haya sido una buena idea venir.
—Reynard conoce a mis padres.
Nuestra conversación es interrumpida cuando una elegante figura se acerca a nosotros.
Es la misma chica del cuadro.
Parece una diosa de belleza exquisita. Su cuerpo tiene la forma de un reloj de arena y su vestido negro abraza cada una de sus curvas. De inmediato me siento intimidada por su presencia.
—Hola, Asher —Sus labios rojos se estiran en una sensual sonrisa —. Es un placer tener a un Karlsson nuevamente en mi modesto hogar.
¿Modesto? Sí, claro.
Reynard levanta su delicada mano con manicura perfecta y Asher le da un beso como todo un caballero.
—Mi padre me habló mucho de ti —sonríe Asher —. Es genial conocerte al fin, Reynard.
La pelirroja le devuelve la sonrisa y omite mi presencia. ¿Hola?
—¿Cosas buenas o malas? —pregunta.
—Buenas, sin dudas —afirma Asher.
Aclaro mi garganta exageradamente.
—Soy Arianne Laroux —Mi voz suena fría cuando me presento.
Los ojos marrones de Reynard se posan en mí.
—Laroux —Prueba mi apellido en sus labios —. Eres hija de Josh Laroux y compañera de un Karlsson. Interesante. Bienvenida, Arianne.
Genial, ella sabe quién soy. Ya no me siento tan invisible.
—Gracias.
—¿A qué se debe sus gratas visitas? —Reynard arquea su delgada ceja roja —. Aiden no me dio muchos detalles.
—Mi padre nos habló sobre tus habilidades —dice Asher —. Sería un honor obtener tu ayuda.
La sonrisa de Reynard crece, enseñando unos perfectos dientes rectos y blancos. Ella hace que algunas mujeres se sientan insignificantes en su presencia.
—¿Con quién debo comunicarme?
Encorvo los hombros. Llegó mi momento.
—Mi madre —musito.
La calidez de Reynard se esfuma.
—Tú no eres un licántropo normal —expone —. Hay algo siniestro en ti.
Mi cuerpo se tensa. ¿Algo siniestro? ¿Van a fastidiarme de nuevo por ser nieta de Abigail?
—¿A qué te refieres? —tartamudeo.
Asher frunce el ceño, fastidiado.
—Veo el aura de las personas —Hace una pausa, buscando las palabras correctas —. El tuyo es negro, Arianne. No puedo ayudar a alguien con esa oscuridad.
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