Arianne

Camino descalza bajo la lluvia, el agua escurre la sangre de mi cuerpo y se mezcla con las lágrimas. Dolor, pesar, sufrimiento... No hay suficientes palabras ahora mismo para definir cómo me siento. No pude llegar a él lo suficientemente rápido, no pude curarlo.

Mi padre está muerto.

No podremos ir de pesca como él había prometido, tampoco me dará sus consejos, mucho menos recuperaremos diecinueve años desperdiciados. El pensamiento de que nunca volveré a escuchar su voz me da el sentido más agudo de la agonía porque perdí a alguien que he amado muchísimo.

El sonido de mi llanto casi opaca los truenos que impactan en el cielo. No puedo dejar de llorar. Me duele el alma y nada podrá sanar esta herida que siento dentro de mí. Me pongo de rodillas con los brazos envueltos apretados alrededor de mis hombros, luchando por respirar. Nunca llegué a decirle lo mucho que lo quiero, lo afortunada que me siento de que sea mi padre y cuanto significa para mí.

No pude.

—Lo siento, papá —lloriqueo —. Lo siento tanto.

Me niego a aceptarlo. ¿Y si es una cruel realidad alterna? ¿Se trata de una pesadilla? Tiene que ser eso. Sí, es eso. Pronto despertaré y mi padre seguirá vivo. Él es fuerte, inmortal, un hombre muy valiente.

Josh es mi héroe.

Camino hasta el cártel que enseña el nombre de New Hope. Necesito salir de aquí. En este pueblo empezó todas mis pesadillas y jamás terminará. Debo irme para siempre. Miro a la luna en busca de respuestas y me golpeo el pecho con los puños. ¿Qué más quiere de mí? Le he dado todo.

Ha tomado tanto de mí.

Mi hermano.

Mi madre.

Mi mejor amigo.

Mi padre.

La última persona importante viene a mis pensamientos y mis dedos se doblan, clavando en mi palma las uñas sin recortar. Recuerdo a Asher, su sonrisa, sus labios moviéndose contra los míos, la forma en que me hace sentir o cuando me llama bonita. Si lo pierdo a él moriré.

Moriré.

Contemplo a la luna con un solo propósito y respiro hondo. Tiene que escuchar mi llamado, esto es por él. No puede ignorarme. No me quitará lo más valioso que tengo.

Ella no me arrebatará a Asher.

Nadie lo hará.

🐺

Asher

Arianne se encuentra de pie en la puerta, mirándome con esos inocentes ojos verdes. Su cabello castaño está suelto y tiene puesto unos de los vestidos que tanto amo. La visión de ella me duele. ¿Por qué duele tanto? Su expresión desgarra mi corazón y tiemblo por los escalofríos que suben por mis brazos.

―Lo siento mucho ―dice ella y se retuerce las manos ―. Lo hice por tu bien, Asher. Fue por tu bien.

Mi voz suena ronca cuando pregunto:

―¿Qué pasa, bonita?

Sus ojos verdes se inundan de lágrimas y trato de tocarla, pero se aparta. ¿Por qué no me permite tocarla?

―Es lo mejor para ambos. No podemos seguir juntos, Asher.

Su respuesta me golpea como una tonelada de ladrillos, rompiendo algo. Mi pecho se siente pesado y mi corazón sangra, el dolor apoderándose de mis músculos y controlándolos. El sufrimiento es tan intenso que se me humedecen los ojos.

―¿De qué estás hablando? No entiendo nada, Arianne.

Las lágrimas ruedan por sus mejillas y gotean en la alfombra.

―Estoy protegiéndote. Yo... no quiero ser tu perdición.

Deseo que esto sea solamente una broma enferma, muy enferma, la peor broma jamás contada.

―¿A qué te refieres? ¿Acaso olvidaste tus promesas? Me juraste que estaremos juntos sin importar los obstáculos.

—Te amo, Asher —dice en voz baja—. Te amo con todo mí ser. Siempre lo haré, lo sabes.

—Sin embargo, te vas. Me estás abandonando.

—No lo entiendes.

—¿Qué demonios no entiendo? —Mi voz se rompe junto a mi corazón —. Pensé que nuestro amor era más fuerte, pensé que me amabas.

Se queda quieta, mirándome con sus ojos llenos de lágrimas.

―Lo siento ―repite ―. Lo siento tanto.

―¡No te atrevas a dejarme! ―Ahora es mi turno de llorar ―. ¡No te atrevas, bonita!

Luego abandona la habitación sin pronunciar otra palabra. De repente todo es oscuridad a mi alrededor y mi alma se encuentra entumecida. Este se infunde, congelando mi mundo mientras me caigo en pedazos y grito su nombre.

No puede dejarme.

No puede.

🐺

Siento que estoy a punto de ahogarme y en algún lugar de mi confundida mente sé que era un jodido sueño de mal gusto. Arianne sería incapaz de abandonarme. Ella hizo un juramento y creo en su palabra. Nada ni nadie podrá separarnos.

No importa cuantas piedras se atraviesen en nuestros caminos.

Estaremos juntos el resto de la eternidad.

Despierto en mi cama y clamo por un poco de aire mientras la pesadilla se desvanece. El pánico aumenta cuando noto la ausencia de Arianne a mi lado. ¿Por qué no está aquí? Me lamo los labios y trato de tragar. Mi boca está seca como un desierto. El miedo ha filtrado toda la humedad de mi cuerpo. Cierro los ojos y exhalo un suspiro tembloroso.

―¿Arianne? ―pregunto ―. ¿Ari?

Al no obtener respuesta me levanto rápidamente de la cama y me dirijo directo a la sala donde veo a Ashton y Axel con sus compañeras. Hay algo en sus caras que me pone inquieto y alerta. Lo peor es que Arianne no está. ¿Qué sucedió? ¿Por qué no escucho sus pensamientos? Es como si no existiera en mi mente.

Y yo... me siento muy bien.

―¿Qué sucedió?

―Les dije que esta noche sucedería una tragedia ―Se quiebra Reynard ―. Yo les dije.

Sus ásperas palabras me dejan sin aliento. Algo malo sucedió. ¿La batalla ya terminó? ¿Vencimos? ¿Por qué Melody está aquí y Arianne no? ¿Claudius y Abigail murieron? ¿Encontraron a Andrew y Emmie? ¿Y Josh? ¿Qué hay de los demás?

―Explícate, Reynard. ¿Qué diablos está pasando?

La pelirroja se quiebra en un sollozo.

―Andrew y Emmie están siendo atendidos en la cabaña por las trillizas, pero Arianne...

Mi corazón se desploma. Temblando de miedo e hiperventilando, doy un paso hacia atrás con cuidado.

―¿Qué pasa con Arianne?

Sus pestañas se agitan bajo el peso de las lágrimas y desvía la mirada.

―Ella se fue, no la encontramos ―expone Melody ―. Está destruida por la muerte de su padre.

¿Josh murió? Me quedo quieto, mirándola con puro terror, convencido de que quizás oí mal. Sin embargo, no haré más preguntas. Necesito encontrar a Arianne.

―¿Dónde está?

―¡No lo sabemos! ―solloza Reynard ―. ¡Se fue sin decirnos donde!

Ashton agacha la cabeza.

―Lo siento, Asher. Quisimos detenerla, pero ella no nos permitió.

Salgo disparado por la puerta de la Fortaleza, Axel exclama mi nombre, pero no me detengo. Necesito llegar a ella lo antes posible o correré el riesgo de perderla para siempre. Una vez fuera, el viento me azota fuertemente y la fría lluvia helada me hace temblar por el miedo. Esta sensación de inseguridad solo crece con cada segundo.

Me arranco la chaqueta, dejando a atrás a la Fortaleza. Todo lo que quiero es correr, encontrarla y abrazarla. No puedo imaginarme como está sintiéndose ahora mismo.

Mi bonita.

Me convierto en licántropo y permito que el lado animal se haga cargo. Mis garras arrancan parte del asfalto, mi espalda se llena del pelaje oscuro y corro tan rápido como puedo. Un auto se atraviesa en mi camino y se desvía chocando contra un poste que envía chispas de electricidad al suelo. No me giro para verificar si está bien. Solo me interesa llegar a Arianne.

Mis sentidos agudizados la buscan por minutos que parecen horas y la encuentro en la carretera, casi fuera de New Hope. Su pequeña figura está sentada en el asfalto, sus ojos atentos al cielo. Ella ignora mi presencia y la lluvia empapándola.

Está perdida.

Me acerco lentamente en mi forma más mortal y ni siquiera parpadea. Su mirada vacía no se percata de nada.

¿Bonita?

No contesta. No ofrece una reacción o emoción de que estoy aquí. Sigue haciendo de cuenta que mi presencia no existe.

―Experimenté el dolor desde que era una niña ―susurra bajo la lluvia ―. Sentí que algo estaba mal conmigo cuando murió Theo y mi madre perdió la razón. Siempre creí que terminaría de la misma forma. Está en mi sangre, ¿sabes? Estoy maldita como las Sanders.

Quiero estrecharla entre mis brazos mientras ella expresa cómo se siente, pero permanezco en silencio.

―He vivido una vida dura, una muy fría hasta que apareciste tú y me llenaste de calidez ―Finalmente me mira y sonríe con tristeza ―. Te necesito para sobrevivir. No podré salir adelante sin ti. Sé que soy egoísta por decírtelo, pero es la verdad. Eres mi ancla, la única persona que me mantiene cuerda y por esa razón me niego a perderte.

El mal presentimiento agita mis entrañas por el miedo que infunda sus palabras. No estoy listo para escuchar lo que hizo. No lo estoy.

―Rompí nuestro lazo, Asher ―Se acerca y presiona nuestras frentes ―. Ya no hay nada que te una a mí. Tu alma es libre de mi oscuridad. Estás a salvo.

Continuará...

🐺

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