Asher

Las respiraciones irregulares son arrancadas de mis pulmones. La furia crece en mí como una tormenta interminable. Mi visión se vuelve de color rojo y estoy cegado por ello. Lo único que puedo recordar es el maldito vídeo que Claudius envió.

Él le hizo daño.

Lastimó a mi hermano.

Ese pedazo de mierda se atrevió a tocarlo. El odio baila en mis entrañas y late por el resto de mis músculos. El arrepentimiento es más profundo por la culpa y el sentimiento de impotencia. Esto pudo evitarse y no lo detuvimos. Ahora mi hermano fue torturado hasta la muerte.

―Tienen que salvarlo ―Mamá se quiebra en grandes sollozos ―. Por favor, salven a mi niño. Él no merece este sufrimiento. Es un alma tan pura y noble.

Axel la consuela con sus brazos alrededor de ella. Puedo sentir los ojos de mi padre observándola atentamente. Creí que mamá protestaría por su presencia, pero su reacción es inesperada. Ella busca contención en su familia.

―Mañana lo tendremos con nosotros ―afirmo ―. Lo prometo, mamá.

Llora en los brazos de Axel sin responderme. No cuestiona a la salvadora de su hijo. Sabe que solo Arianne puede traerlo de regreso a nosotros por mucho que deteste la idea. Espero que se trague su odio de una vez y acepte que mi chica no es la mala que ella cree.

―¿Al fin recordaste que tienes una familia? ―inquiere, mirando a mi padre ―. ¿Te aburriste de tu amante, Aiden? Supongo que sí.

Papá se rasca la barbilla, Josh mira la hora en su reloj sin hacer comentarios. Él y Mila se ven aburridos y ansiosos.

―Escucha, Aria. Acepto que te engañé con mis pensamientos, deseé que mi compañera fuese otra por nuestras innumerables peleas. Fue horrible y desconsiderado de mi parte. No hay justificación, pero no me involucré con la chica que fue encontrada muerta en ese lago. Tienes mi palabra.

Mamá lucha contra las lágrimas.

―Tu palabra no significa nada para mí.

―Te daré el espacio que necesites y tampoco insistiré en cuestiones de perdón ―continúa papá ―. Sí, cometí muchos errores en este matrimonio y me odio por ello, pero no soy el único responsable y lo sabes.

No estoy de ningún lado, pero mi padre tiene razón. Al menos él no intentó matar a la compañera de su hijo y no interfiere en la vida de nadie. Se ocupa de sus propios asuntos.

―El drama es muy interesante, pero papá está aquí por otra razón ―interfiero ―. ¿Sería posible adivinar sus emociones viendo su aura, Reynard?

La pelirroja mira con una expresión seria a mi padre. La habitación se queda en silencio mientras esperamos su veredicto. Ella es la más indicada para este trabajo.

―Su aura es azul y gris. Indica signos de depresión, pero también demuestra que está diciendo la verdad. Nunca fue amante de Lily ―Toma una respiración profunda ―. Veo influencia demoniaca en su espíritu.

Los hombros de mi padre caen y se sienta en el sofá. Sus ojos avellanas no tienen el brillo jovial que siempre distingo cuando lo miro. Es un desconocido.

―No recuerdo nada ―insiste ―. No lo recuerdo.

―Si estás bajo la influencia de Abigail terminará una vez que ella muera ―continúa Reynard ―. Es una especie de hipnosis que usa cuando quiere someterte a su voluntad y es bastante grave. Hiciste cosas sin tu consentimiento.

Mi padre se estremece.

―No hay forma que yo me haya involucrado con ella.

Me ubico a su lado.

―¿No recuerdas nada?

―No ―Su voz se quiebra ―. Mis recuerdos son borrosos y confusos.

Mi corazón se presiona contra mis costillas. Lo juzgué muy duro cuando el hombre fue un títere de esa bruja.

―Es importante que permanezcas con nosotros ―susurro ―. Ella no podrá llegar a ti en la Fortaleza.

Papá se ahoga con las siguientes palabras.

―Lamento mucho haber sido una decepción.

―Estás aquí, papá ―Le doy una palmada en el hombro ―. Intentas remediarlo y es lo más importante.

Mamá se siente aludida por las palabras porque se aparta de Axel.

―Esperemos que mañana Andrew regrese a casa y maten de una vez a esos demonios así cada uno podremos seguir nuestros propios rumbos. Estaré en mi habitación si necesitan algo.

Nadie la detiene cuando sube las escaleras y mi padre emite un suspiro de derrota. Su matrimonio no tiene reparación. Está completamente desecho.

―Nastia está en camino ―habla Josh ―. Claudius y Abigail tienen un ejército. Ellos no serán los únicos en atacarnos. Vendrán más que preparados.

Trago fuerte.

―Perfecto. Estamos listos para cualquier maldita guerra.

🐺

Arianne

Llevo reprimiendo muchas de mis emociones, pero mañana dejaré salir todo lo que soy. Quiero verla arder en cenizas y suplicar que termine con su maldita existencia. El odio y la rabia por todo lo que me han hecho se llevaron mis pedazos. Probablemente después de la batalla no volveré a ser la misma, pero estaré bien con eso. Tal vez estoy destinada a perderme y aceptaré mi destino.

Me convertiré en lo que más temen.

Seré la criatura aterradora que no se detendré hasta que todo sea llamas y ellos regresen al infierno de dónde nunca debieron salir.

Seré sus ruinas.

―¿Cómo te sientes con esta carga? ―pregunta Melody ―. No somos heroínas, pero sí las únicas que podemos salvar el día.

Rasco la cabecita de Anubis en mi regazo.

―Nunca me gustó tener esa responsabilidad sobre mí. Solo quisiera una vida normal sin demonios atormentándome y ser feliz con Asher. Mis poderes me han traído muchos problemas. Me quitaron todo.

―Siento oír eso.

―Tú lo amas ―No es una pregunta, es una afirmación.

―Sí ―Melody sonríe ―. Estaría muerta si no fuera por Meredith. Es un demonio sin sentimientos, pero ella es capaz de destruir al mundo por mí y matar a todo aquel que me haga daño.

―¿Crees que mañana podré conocerla?

―Definitivamente. Ella no puede esperar por tener más de sangre ―suelta un aliento entrecortado ―. Yo tampoco.

La observo con detenimiento.

―¿Te sientes bien?

―En realidad no ―acepta ―. Mi lado vampiro está sediento.

—Puedes cazar en el bosque.

Se ríe sin humor.

—Yo no me alimento de animales —Cubre su boca y aspira una bocanada de aire —. A pesar de que Axel me ha dejado alimentarme de él, no es suficiente. Quiero sangre humana.

—Encontraremos una forma de resolverlo.

La expresión en su rostro me perturba.

—Tengo hambre, llevo semanas consumiendo comida cutre y ensaladas. Estoy harta. No me satisface.

No puedo imaginar lo difícil que es para ella tratar de sobrellevar ese lado oscuro. Debe estar pendiente de que un demonio también se alimente.

—Los Karlsson tienen muchos contactos en el pueblo. Estoy segura de que pueden traerte sangre del hospital.

Melody sonríe.

—Que los dioses te escuchen. Si estoy débil, Meredith también y no nos conviene.

Entrelazo su mano con la mía y ella me abraza. Mañana será un día con muchas expectativas, pero el optimismo supera cualquier emoción. Creo en mí. Creo en nosotras.

—La victoria será nuestra —musito —. Lo prometo.

🐺

Asher

No logro dormir, menos cuando todo lo que puedo ver es a mi hermano torturado y su chica llorando. Aún puedo escuchar sus gritos haciendo eco en mis oídos. Eran desgarradores y me siento impotente al no poder hacer nada. Necesito que esté a salvo. Necesito que vuelva a ser el mismo Andrew que conozco y que esto no le afecte. Necesito que regrese con su familia y continúe haciendo sus chistes estúpidos.

Maldita sea.

Me limpio la humedad de los ojos y observo a Arianne. Se encuentra acurrucada en mis brazos, soltando suaves suspiros mientras duerme. Se ve adorable. Su cabello castaño desprende un adictivo aroma y se siente tan bien tenerla presionada contra mí. ¿Quién diría que una criatura maravillosa como ella podría salvar nuestras vidas?

Con cuidado de no despertarla, me levanto de la cama. Anubis se encuentra dormido en el sofá y sonrío. Siempre tan fiel y dispuesto a cuidarnos. Nunca me arrepentiré de adoptarlo, es un miembro más de la familia. Cierro la puerta y me dirijo a la oficina de mi padre. Ni siquiera me sorprende verlo despierto y bebiendo. Echaba de menos su presencia en la Fortaleza.

—¿Todo en orden? —pregunta.

—No puedo dormir.

Señala la silla frente a él y no dudo en sentarme.

—Esta situación es cada vez más difícil. Temo por la vida de Andrew.

Me duele el pecho.

—Mañana lo tendremos aquí, diciendo sus chistes estúpidos.

Sonríe débilmente.

—Dudo mucho que después de esto sea el mismo. Ha pasado por tanto.

Trago el nudo que se ha formado en mi garganta.

—Es Andrew —Le digo —. No permitirá que esto le afecte.

Bebe de nuevo, sus dedos golpean el borde del vaso.

—Mi situación con tu madre es cada vez peor y hemos tomado una decisión —Hace una pausa y dice con un suspiro de dolor —: Decidimos romper nuestro lazo.

No me inmuto y tampoco me siento mal por ello. Ambos son infelices y se han hecho muchísimo daño. Es mejor cortar por lo sano.

—¿Mamá está de acuerdo con eso?

Asiente.

—Sorpresivamente sí.

—Lo siento mucho, papá.

Las lágrimas brillan en sus ojos iguales a los míos.

—No entiendo que ha cambiado —susurra —. Antes éramos inseparables. No podíamos vivir sin el otro. Aria era la mujer más dulce que he conocido. Cuando ustedes nacieron, se volvió sobreprotectora. Es normal que una loba quiera proteger a sus cachorros, pero tu madre...

—Tiene una extraña manera de proteger —Termino por él —. Odia a Arianne y nunca podré entenderlo.

—Está dolida porque no quiere admitir sus errores y nunca lo hará. Es demasiado orgullosa —Rebusca en el cajón de su escritorio y me enseña una cajita de terciopelo —. Me ha devuelto el anillo.

Mis ojos se abren debido a la sorpresa. Mamá solía presumir ese anillo ante sus amigas y me cuesta creer que se ha deshecho de él. Realmente todo se fue a la mierda. Mi familia se fue a la mierda.

—Es el anillo que usaste para pedirle matrimonio.

Papá asiente.

—Tiene cerca de quinientos años. Era de tu abuela y ha llegado la hora de que lo conserves. La mujer que lo portará se lo merece más que nadie. Ella es digna de llevarlo.

Un aluvión de emociones me sacude.

—Papá...

Me entrega la caja y no dudo en tomarlo.

—Quedará perfecto en el dedo de Arianne —Me guiña un ojo y sonrío.

🐺

Axel

Me aseguré de que Melody tenga una pequeña bolsa de sangre. Bastó un par de llamadas para obtener lo que busco. No me gusta verla tan inquieta y preocupada. Si ella está alterada Meredith también y no quiero despertar al demonio. Es mejor que permanezca dormida. Admito que no puedo verla de la misma forma después de haber presenciado la masacre. Se comió a Audrey y disfrutó cada segundo de ello. Aún recuerdo el sonido que hizo las tripas mientras caían al suelo.

Qué asco. ¿Cómo borraré esa imagen de mi cerebro? Meredith me asusta, pero si mañana logra matar a Claudius y liberar a Andrew prometo que no volveré a expresarme mal de esa encantadora mujer con aspecto fantasmal. Ella se ganará mis respetos.

—Eres tan tonto —Melody sorbe la sangre como si fuera un refresco y emite un suave gemido —. Ella te ama y tú no.

—No me culpes —respondo, ajustando las llantas de mi auto. Me pierdo en la mecánica cuando no puedo dormir. Confío en Melody, pero me asusta lo que pueda llegar a suceder mañana. Temo por su vida —. Ella no es atractiva.

—¿Y si lo fuera? —Me mira con una chispa de celos en su mirada —. ¿La verías de otra forma?

Tiro la llave en la caja y me limpio las manos grasientas con un trapo.

—Quizás, pero acepta que cualquiera se asustaría en mi posición. Por favor, come carne humana y vive dentro de ti. No es normal.

Melody aparta el vaso de sus labios.

—Meredith es un cachorrito con las personas que le importa y tú estás en la lista.

Un escalofrío me golpea al pensar en su lengua sobre mi mejilla.

—Rogaré permanecer ahí siempre.

Consume lo último que queda de su sangre y tira el vaso a un lado. Me toma por sorpresa cuando agarra puñados de mi camiseta sudorosa, acercándome a su cuerpo. La necesidad me invade y me pongo duro inmediatamente. Arrastra los dedos por mi estómago tenso, sus ojos tornándose de color rojo.

—Me he estado muriendo por ti —Las yemas de sus dedos trazan mis abdominales —. Mañana puede pasar de todo y esta noche no quiero perder la oportunidad de sentirte. Necesito que me folles, Axel.

Joder... La suplica en su voz es como estar en el cielo. He esperado días por este maravilloso momento. ¿Es un sueño?

—Repite lo que acabas de decir.

Mantiene sus ojos en los míos mientras dice:

—Fóllame, Axel Karlsson.

Pierdo el control

Me arranco la camiseta por la parte posterior de la cabeza y choco sus labios contra los míos en un beso demoledor que nos quema a ambos. Estamos en el garaje de mi casa, pero no podría importarme menos. Melody está entregándose y tomaré todo lo que ella me ofrezca. Sus manos me quitan el cinturón y usa sus pies para arrastrar el pantalón por mis piernas. Carajo, es tan malditamente caliente. No traigo bóxer así que es más fácil estar desnudo en segundos.

—Mierda... —gruño —. Condón.

Se quita la falda y el resto de su ropa. Lo único que conserva son sus tacones.

—No termines dentro de mí.

Puedo hacer eso.

Toma mi miembro en su mano y echo la cabeza hacia atrás mientras me acaricia con las palmas. Terminaré muy rápido si continúa haciendo eso. No puedo contenerme de ninguna jodida manera.

—Melody...

Sus piernas me rodean la cintura y me acerca a su centro. Mi pene pulsa con ganas de follarla hasta que le duela y grite de placer. El portón del garaje está cerrado y nadie podrá vernos, pero sí escucharnos. Da igual. Estamos muy perdidos por el otro. Usamos el capó de mi Mustang como un colchón, le agarro las muñecas y las posiciono sobre su cabeza. Su top se ha ido y me enseña sus preciosas tetas. Es hermosa.

—Tan mía —Me inclino y chupo sus pezones —. Dime que eres mía.

—Soy tuya.

Separa más las piernas e introduzco un dedo en su interior para encontrarla húmeda. Le muerdo el cuello para evitar gemir como un maldito animal. La he deseado por tanto tiempo que me resulta irreal. Está desnuda sobre mi auto y dispuesta a darme cualquier cosa que le pida. Mía. Ella es mía.

—Axel...

Me traigo los dedos a los labios para saborearla y ella vuelve a gemir. Sabe a pecado. Todo lo que quiero. Cuando suelta otra suplica, me introduzco hasta el fondo y ahoga los gritos en mi cuello. Maldita sea. Ambos estamos temblando. Sus palabras salen entrecortadas cuando susurra:

—Pueden oírnos.

Un largo gemido sale de mi garganta.

—Qué se jodan —Le entrego mi cuello —. Muérdeme. Enséñame que soy tuyo.

La penetro con una embestida salvaje y ruda que provoca una mueca en sus labios. El auto rechina bajo nosotros y Melody hunde sus colmillos en la piel de mi cuello. El dolor solo intensifica el placer y acelero el ritmo. Clavo los dedos en su pequeña cintura y voy más profundo. Ah mierda. Pongo los ojos en blanco porque es demasiado. Estoy quemándome.

—Sí, sí —gime —. Más duro.

Sus palabras me convierten en un lunático. La follo hasta que somos uno y nos consumimos por completo.

La follo hasta que sale el sol.

🐺

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