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Capítulo 41 🐺

Ashton

Nadie lloró su muerte, nadie lamentó su trágico final. Ella fue enterrada en el bosque como si fuera un objeto del cual debíamos deshacernos. Marianne nunca tuvo una vida fácil. Vivió manipulada por su padre, sufrió abusos y se convirtió en un monstruo porque sus elecciones no eran muy buenas. Se adaptó al mundo que nació por supervivencia. No conocía nada más que odio y rencor.

No tenía razones para buscar una mejor alternativa.

No tenía a nadie...

—Espero que tengas la paz que te negaron desde que naciste —susurro y lanzo una rosa al suelo húmedo dónde está enterrada —. Ya no sentirás ningún dolor, Marianne.

Asher se limpia el sudor de la frente, Reynard y Axel me miran en silencio. No hay reproches en sus ojos o fastidio. Ellos saben que Marianne fue importante para mí. Hace tiempo que la dejé ir. Este es el adiós definitivo.

—Ella se fue sabiendo que quisiste ayudarla hasta el final —Reynard me toca el hombro —. Nunca te guardó rencor. Te amó hasta el último minuto, pero era consciente de que no tenía salvación. Marianne se perdió en la oscuridad.

Ya no me siento tan estúpido por llorar su muerte. Arruiné muchas cosas en un intento de ayudarla y perjudiqué a mi familia en el camino, pero se acabó. Este es mi cierre.

—Gracias por entenderlo.

Reynard me besa la mejilla.

—Estoy aquí, Ashton.

Pongo una mano en su cintura, acercándola y juntos miramos la tumba improvisada de Marianne. Descansa bajo un árbol en el bosque y rodeada de flores frescas. Estoy seguro de que le gustaría estar aquí.

—Se acabó.

—Aún no —La voz de Reynard es un susurro bajo y asustado —. Debemos enfrentarnos a la ira de su padre.

La tensión se vuelve palpable, el miedo asomándose. Apesta aceptarlo, pero nunca podríamos con ese monstruo. Solo Arianne o Melody son capaces de derrotarlo.

—Qué venga —dice Asher con una pala en la mano —. Le cortaremos la maldita cabeza.

🐺

La hora del desayuno está cargada de tensión. Es la primera vez que mamá vuelve a unirse para comer algo con nosotros. Ha estado muy perdida en el alcohol y derrotada debido a la ruptura con mi padre. Hoy luce diferente, como una mujer nueva e imposible de derribar. No más lágrimas o miradas de tristeza. Es la Aria Karlsson que conocemos.

—Quería despedirme de mi niño.

Andrew no le niega el abrazo y permite que mi madre lo sostenga por mucho tiempo. Le susurra palabras de aliento diciéndole cuanto lo ama y que va a extrañarlo. Emmie está en una esquina con las maletas. Pensamientos de ella bañada en sangre vienen a mi mente. Mató a Marianne sin piedad y vuelve a demostrar que el dolor saca nuestro lado más oscuro. Un escalofrío me recorre y mi intestino se retuerce. Espero que logre sanar gracias al viaje. New Hope es tóxico.

—¿Papá no vendrá a despedirse? —pregunto.

Asher le echa un vistazo a su reloj.

—Debería estar aquí pronto.

—Lo llamé y no respondió —Andrew se aparta de mamá —. Supongo que está muy ocupado.

La confusión y la rabia me golpean en partes iguales. Mi padre nunca le ha fallado a sus hijos. A pesar de ser un hombre ocupado, siempre encontraba la manera estar con nosotros en los momentos más importantes, pero también ha cambiado en formas que nunca creí que pasaría. Engañó a mamá con otra mujer, se fue de la casa y ya no responde nuestras llamadas.

—Ocupado con su amante —dice mamá con resentimiento —. ¿Dónde más estaría? Olvidó las responsabilidades que tiene con su familia por esa mujer. Ya ni siquiera escucho lo que piensa. Es un maldito traidor y no quiero volver a verlo en esta casa.

El dolor en sus rasgos crece, haciéndonos sentir mal. Todavía no asumo que mi padre es un infiel.

—Nosotros lo acompañaremos al aeropuerto —informa Axel y mira a Melody —. Nos aseguraremos de que suban al avión en una sola pieza.

—Mi padre nos esperará cuando lleguemos a Irlanda —Emmie se aclara la garganta en un gesto de incomodidad —. Estaremos bien. No hay nada de qué preocuparse.

Arianne se retuerce las manos.

—¿Creen que es apropiado irse justo ahora? Es muy peligroso.

Andrew frunce el entrecejo.

—No lo es, pero tampoco podemos quedarnos aquí. No nos hace bien de ningún modo.

—Oh, entiendo.

Andrew trata de sonreír a pesar de que le cuesta. Definitivamente es una pésima idea irse con el peligro en cualquier rincón, pero nadie va a detenerlos. Están en su derecho de hacer lo que consideren mejor.

—¿Abrazo grupal? No tengo idea de cuánto tiempo estaremos en Irlanda. Necesitamos espacio.

—Ven aquí, pequeño idiota —Asher sonríe.

Axel y yo nos unimos al abrazo sosteniendo a Andrew como en los viejos tiempos cuando tenía pesadillas. Por el bien de mi familia ruego que todo marche bien y nadie más salga herido.

🐺

Arianne

Marianne ha muerto hace casi veinticuatro horas y Claudius no dio ninguna señal. Me angustia que esté tan silencioso. Siento que algo malo se aproxima y no estaremos listos. ¿Cuánto más tendremos que esperar para tener la paz que tanto buscamos?

Asher sigue distante desde nuestra discusión y apenas nos hemos mirado. Me encantaría tirarme en una cama y llorar. ¿Por qué no puede entenderme? Jamás lo vería como un estorbo cuando es mi todo. Intento protegerlo sin importar recurrir a algo tan doloroso. Su bienestar es lo único que quiero.

En cuanto a mi posible embarazo no me hice ninguna prueba, pero quiero salir de esta duda lo antes posible. O tal vez es estrés por todos los acontecimientos. Odio estar mareada y con la sensación de desear vomitar cualquier cosa que como. Estoy tan agotada.

—Te veo muy pálida —comenta Reynard, sentándose a mi lado —. No estás bien.

Inhalo una respiración profunda, endureciendo mi espina dorsal.

—Mi vida es un drama digno de ser representada en Broadway —Un suspiro escapa de mis labios —. Discutí con Asher.

Ella asiente. Su cabello rojo hace juego con el ambiente otoñal, sus ojos marrones brillan.

—Por el lazo.

Un temblor se desliza por mi columna.

—Sí.

—Es un tema sensible —Inclina su cabeza hacia el cielo —. Ningún licántropo se lo tomaría a la ligera. Menos alguien tan posesivo como Asher.

—Fue una tontería mencionarlo.

Reynard encuentra mi mano y la aprieta.

—No, Arianne. Pienso que estás asustada y desesperada con todo lo que ha estado ocurriendo. Tu vida es un caos y temes por las personas que amas. No solo por Asher, también tu padre y el resto de los Karlsson —Su barbilla asiente hacia el cachorro rascándose en el pasto —. Incluso tu adorable cachorro.

Se me sale una risa por primera vez en el día.

—Ya no me siento tan mal.

—No deberías. Estás muy sensible en tu estado... —Su voz se apaga.

Trago saliva, como si un tronco hubiera aterrizado sobre mí y siento a mi corazón tensarse.

—¿Lo sabes?

Una suave sonrisa sube a sus labios pintados de rojo.

—Tal vez.

Mis ojos empiezan a humedecerse por la frustración. Nada de esto estaba en mis planes. Soy una inestable con miles de problemas encima y un bebé sería otro. No es el momento.

—No sé qué hacer —Mi voz se quiebra en un sollozo —. Yo solo... estoy tan asustada.

Sus brazos me rodean mientras me derrumbo.

—Solo recuerda que al final de la tormenta siempre sale el sol —Me acaricia el pelo —. Las nubes grises y los truenos no serán eternos. Lo prometo.

En ese instante, hay un cambio en el ambiente que no veo venir. Todo se siente más frío. Mis instintos se ponen alerta cuando se escucha una fuerte explosión y los vellos de mis brazos se erizan. Reynard y yo nos levantamos rápidamente con los ojos amplios. Detrás de nosotras, un árbol se desploma y aterriza a pocos centímetros. Para mi sorpresa la tierra empieza a vibrar. ¿Qué mierda?

—Él está aquí —susurra Reynard, el miedo haciéndola temblar.

Oigo gritos, demandas y una voz conocida que suelta amenazas. Nos acercamos corriendo a la entrada de la Fortaleza y mi corazón se desploma al ver quién está presente.

Claudius...

Exhalo un aliento pesado, sacando el aire de mis pulmones cuando veo la figura encapuchada parada a su lado. Es Theo. Su cara está en blanco y sus ojos verdes cambian a un siniestro rojo. Hay una sensación enfermiza en mi estómago. Pinchazos de miedo brotan en mi piel y las ganas de huir me abordan. Asher y sus hermanos se preparan para cambiar de forma, pero levanto mi mano deteniéndolos. No permitiré que este monstruo entre a la Fortaleza.

—Una vida por otra vida —dice Claudius con una sonrisa —. Mataron a mi hija y ahora haremos pedazos esta maldita Fortaleza.

🐺

Andrew

Lista de cosas para hacer feliz al amor de mi vida:

✔Recordarle todos los días cuanto la amo.

✔Volver a Irlanda.

✔ Ir al parque de diversiones.

✔ Besarla cada diez minutos.

✔ Decir tonterías para sacarle una sonrisa.

✔Recordarle que es una mujer muy valiosa.

—¿En serio has hecho una lista? —pregunta Emmie y mira hacia la agenda que sostengo en mi mano.

Asiento con una gran sonrisa en la cara. Fue difícil abandonar la Fortaleza, pero viendo la emoción en sus ojos no me arrepiento en absoluto. Haremos muchas cosas juntos que la harán olvidar cualquier mierda que pasamos en ese pueblo. Ella merece el mundo a sus pies y se lo daré.

—Espera, corazón, aún faltan cosas que agregar.

Trato de calcular cuánto tiempo falta para aterrizar en el aeropuerto de Irlanda. Necesito un descanso y una gran cama para estar a solas con ella. Hay muchas personas en el maldito vuelo y es imposible tocarla como a mí me gustaría.

—Gracias por hacer esto —Emmie entrelaza su mano con la mía —. Sé que ha sido difícil dejar a tu familia.

Beso sus nudillos.

—No me des las gracias. Soy el más afortunado por tenerte.

Se inclina para darme un beso corto en los labios.

—Te amo —sonríe y mira su celular —. Reynard me ha dejado varios mensajes en el buzón. Está preocupada.

—Dile que estamos bien —espeto, pero cambio de opinión —. Espera, será mejor que nos saquemos una foto.

—Bien.

Desbloqueo el celular y activo la cámara mientras le doy a Emmie un beso. Ella se ríe y me acaricia las mejillas. Amo tanto verla sonreír. Sin dudas, venir a este viaje ha sido lo más acertado. Una vez que tomamos la captura perfecta, decido publicarla en mi cuenta de Instagram.

—¿Quieres agregar algo a la lista?

Niega.

—Haré mi propia lista.

—¿Sí?

—Ajá —Me arrebata la agenda —. ¿Qué cosas podría hacer feliz al amor de mi vida?

Me muerdo los labios y arrastro mi mano bajo su mini falda. Las pestañas rubias de Emmie revolotean y casi pierdo la cordura. Es maravillosamente hermosa.

—No necesitas ser un genio para saber eso —susurro —. Tu sonrisa es más que suficiente.

—¿Solo eso? —Me provoca ella y levanta un centímetro de su falda.

Ah, mierda.

—Tus besos —Termino y ella se sonroja —. Aunque cuando estoy dentro de ti me siento como en el cielo.

La última frase lo digo en un susurro ronco, pero al parecer un anciano nos escucha. Mi mandíbula se tensa al ver que sus ojos nublados están en las piernas de Emmie. ¿Qué mierda le pasa?

—¿Se le perdió algo, abuelo? —Mi voz suena alta, listo para armar una pelea. No me importa si tiene más de noventa años.

El anciano me enseña una sonrisa sin dentaduras.

—Solo miraba el espectáculo que ofrecían. Tiene una novia muy hermosa.

La rabia bombea en mis venas. Él malditamente no dijo eso.

—No pregunté su opinión. Mantenga sus ojos en otra dirección o lo lamentará.

La mujer sentada a su lado lo regaña.

—Genaro, pensé que habíamos hablado de esto.

El abuelo no se inmuta y sonríe como un maldito pervertido. Su lengua seca lame sus labios agrietados.

—Si no quiere que nadie mire a su joya, entonces debería cubrirla.

La oleada de furia me golpea y me levanto con intenciones de romperle la mandíbula. Lo enviaré directo a una tumba. Esta momia no volverá a despertar.

—Andrew, no —Emmie me mira avergonzada.

—Sí, bueno, pero que Matusalén mire hacia otro lado.

La mujer del vejete nos observa con los ojos bien abiertos y algo apenada. Regaña a su marido y después ni siquiera pestañean hacia mi dirección. Esto es uno de los tantos motivos por el cual prefiero vuelos privados.

—Eres un cavernícola —Emmie saca una revista de su bolso y empieza a hojearlo.

—No permitiré que nadie te observe de manera irrespetuosa.

—Tú no quieres que nadie me observe.

No me molesto en negarlo.

—Solo yo quiero tener ese privilegio.

Pone los ojos en blanco, pero está sonriendo.

—Te amo, idiota.

🐺

—Emmie, despierta. Estamos en Dublín. Necesitas ponerte el cinturón para aterrizar.

Levanta su cabeza de mi pecho observándome con los ojos desorientados. Se estira en su asiento y toma otro momento para orientarse.

—Guau, eso fue más rápido de lo que esperé.

—He agregado más cosas a la lista.

Me guiña un ojo.

—Estoy ansiosa de leerlo.

Con el cinturón de seguridad puesto en mi asiento, aprieto mis ojos mientras las llantas del avión chirrían contra el pavimento. Nuestros compañeros pasajeros suspiran de alivio una vez que aterrizamos. No somos los únicos alegres por salir de este avión. Nos espera las mejores aventuras en Irlanda. Quiero hacer tantas cosas con Emmie. Me siento culpable por haber dejado a mi familia, pero fue necesario por mi felicidad. Emmie es mi vida entera.

—¿Lista? —Le ofrezco mi mano a Emmie.

Sonríe.

—Más que lista.

Recogemos nuestro equipaje y tomamos asiento en la terminal para esperar al amargado de su padre. Él prometió venir a recogernos.

¿Por qué tu padre no está aquí?

Emmie chequea su celular.

—Estará aquí en breve. Voy a llamarlo de nuevo.

—Tengo hambre —protesto —. Iré a comprar algo en el bar.

Asiente sin apartar sus ojos del celular.

—Estaré aquí. No demores mucho.

—No te preocupes —Le doy un beso antes de dirigirme a una tienda del aeropuerto.

No se encuentra muy lejos y ordeno dos batidos de fresa. Una vez que le pago a la mujer dos minutos después, regreso con Emmie y ella no está. Todos mis instintos me gritan que no debería entrar en pánico, pero es imposible. Desconfío hasta de mi propia sombra.

—¿Emmie?

Los latidos de mi corazón se sienten como si estuvieran en la base de mi garganta, incómodos y ruidosos. Estoy respirando profundamente, tratando de ralentizar mi ritmo cardíaco para aplastar el creciente terror en mi pecho. La gente se mueve por todas partes. No puedo encontrarla, pero sé que está allí.

Tiene que estarlo.

Una mano sobre mi hombro me hace sobresaltar y me encuentro con los ojos oscuros de un hombre trajeado. Su sonrisa siniestra provoca escalofríos en mi piel. No es humano.

—¿Dónde está? —siseo, sabiendo que ellos se llevaron a Emmie —. ¿Dónde mierda se llevaron a mi compañera?

—La rubia de ojos grises está bien —masculla en tono burlón —. Si la quiere de regreso, será mejor que venga con nosotros, muchacho.

🐺

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