Capítulo 32 🐺
Ari
Nos encontramos con los demás en la sala después de terminar la ducha. Iremos a la casa de Lily dónde supuestamente Abigail está quedándose. Axel y Melody deciden acompañarnos para más acción.
Audrey aseguró que Abigail no suele permanecer mucho tiempo en el mismo sitio, pero espero encontrar por lo menos una pequeña pista que nos guíe a mi abuelita. Su anonimato no durará toda la vida. Tarde o temprano tendrá que dar la cara, hacerse responsable de las masacres que ha cometido. Sus actos atroces no quedarán impunes. Ella pagará como sea, no me importará arrastrarla de las patas al infierno.
Pronto será un maldito mal recuerdo en este pueblo, una plaga que será eliminada.
—No me digan que follaron en el baño mientras nosotros esperábamos —protesta Axel, cruzado de brazos —. Nunca me atreví a tanto.
Una gran oleada de vergüenza se apodera de mí, Melody se ríe por la broma de su compañero.
—¡Solo nos besamos! —expongo —. No seas exagerado, Axel.
Asher rueda los ojos, su mano sostiene la mía mientras abandonamos la sala. El resto de la familia está dormida, no hay un sonido fuera de lugar. Josh prometió que hablaremos mañana sobre ese asunto. Me preocupa. Audrey ya no grita porque los dolores desaparecieron gracias a mi toque. Planeamos liberarla una vez que Abigail sea capturada.
Puedo ser compasiva cuando me lo propongo.
En cuanto al señor Aiden, la Fortaleza se siente mucho más triste debido a su ausencia. No creo que regrese en un largo periodo, al menos hasta que cualquier malentendido sea aclarado. No somos muy cercanos, pero ese hombre se ha ganado mi afecto. Lo respeto.
—Déjalo, bonita —dice Asher, sonriendo —. Mi hermanito está celoso porque Melody lo tiene muy ansioso.
Comparto una mirada con mi prima quien se encoge de hombros. No hay rastros de la marca de Axel en ella. Pobre promiscuo. Debe ser una tortura para él estar tantos días sin sexo. Lo compadezco.
—Yo no tengo ninguna prisa —Se defiende Axel —. Marcaré a Melody cuando ella esté lista y segura.
Melody le sonríe con dulzura.
—Esta mañana oí como te masturbabas —Las burlas de Asher siguen —. Tarde o temprano explotarás por la falta de sexo.
El silencio de la noche es interrumpido por mis carcajadas. Me tiemblan los hombros mientras veo como Axel golpea a su hermano mayor en el pecho. No oí a mi cuñado masturbarse, pero es gracioso bromear en momentos tensos.
Me hacen olvidar los horrores.
—Par de idiotas —Melody mastica una goma de mascar —. ¿Cómo te sientes, Arianne?
Mis risas se detienen y aparto el cabello húmedo de mi rostro. Los hermanos inmaduros continúan peleándose como niños de cinco años.
—Fue horrible verlo convertido en lo que más temía —admito, mi voz suena apagada —. No me reconoció y yo tampoco a él. Cuando estábamos cerca sentía muchísimo miedo, más de lo normal. Creí que me mataría.
La cara de Melody se contorsiona por la mueca.
—No puedo imaginarme cómo te sientes.
Me toco el pecho con dolor.
—Es el sentimiento más destructivo que he experimentado.
Melody me tira hacia ella para darme un dulce abrazo. Murmura algo en un idioma que no logro entender, pero estoy segura de que es ruso. Suena reconfortante.
—Estoy aquí para darte todo mi apoyo incondicional —susurra.
Sonrío con los ojos cerrados.
—Gracias.
Asher y Axel se acercan a nosotras entre empujones, pero relajados. Ellos no paran de bromear a pesar de las situaciones críticas.
—¿Listas, chicas? —pregunta Axel —. Estoy emocionado por la cacería de brujas.
Una amplia sonrisa estira mis labios, Melody suspira.
—No es un juego —reclama mi prima —. Es un asunto serio.
El rubio camina hacia la camioneta y abre la puerta del conductor.
—Sí, sí, como sea —bufa —. Suban y cacemos a esa bruja.
Una vez que los cuatro estamos cómodos dentro de la camioneta, Axel conduce calmado. Mis ojos se dirigen hacia el bosque dónde el canto de los grillos reina como la oscuridad. New Hope se apaga cada vez más.
—Propongo una gran fiesta cuando matemos a la bruja y sus servidores —comenta Melody —. Quiero emborracharme hasta perder la consciencia y recordar que sigo viva.
Axel le aprieta la rodilla.
—Podríamos celebrarlo de otra manera.
Asher resopla a mi lado.
—Luego dices que no andas desesperado.
Axel observa a su hermano a través del espejo retrovisor.
—¿Cómo soportas a este idiota, Arianne? —pregunta Axel —. Si algún día te aburres de él ya sabes dónde encontrarme.
Me muerdo el labio para contener la risa. A Asher no le parece chistoso.
—No creo que eso pase —digo.
—¿Y si yo me aburro de ti? —ataca Melody.
Suelto un «uhh» cuando el techo de la camioneta se sacude con un brutal movimiento. Axel frena al mismo tiempo que Asher maldice. Un olor que no reconozco flota en el aire junto al humo que deja el caño de escape y mis entrañas se congelan.
—Vampiros —gruñe Asher.
Mi pecho sube y baja.
—¿Qué hacen aquí? —pregunto, tensa.
Axel aprieta la mandíbula.
—Matarnos, hagamos pedazos a esos dientes podridos.
Me preparo para pelear cuando el vidrio de la ventana estalla y la camioneta vuelve a sacudirse. Escucho risas burlonas mientras diez vampiros caen del aire y obstruyen el camino. Miro a mi alrededor insegura. Todas las criaturas van vestidos de negro, sus ojos siniestros señalan que no están aquí para beber el té.
Encorvo la postura, cientos de preguntas arremolinándose en mi cabeza. Este ataque fue planeado, sabían que estaríamos aquí. No encuentro otra explicación. La primera que baja es Melody con llamas de fuego rojo en las manos. El resto la seguimos sin pensar. El ardor se extiende por el resto de mi cuerpo, quemándome. Mataré a estos desgraciados.
La mayoría de los vampiros lucen muy jóvenes —de veinticinco a treinta años—aunque son extremadamente astutos y mortales. Sus apariencias no me engañarán, nunca confiaría en ellos. Sus rostros son hermosos e inocentes, pero tienen las almas podridas.
La única vampiresa que me agrada se llama Melody Shikova y es mi prima.
—Es una lástima que estés en el equipo equivocado, preciosa —El rubio de intensos ojos oscuros le sonríe a Melody —. ¿Quieres que te recuerde a dónde perteneces?
Axel suelta un gruñido de rabia, pero no arremete. Sabe que su compañera no necesita protección, ella puede cuidarse muy bien por sí misma.
—¿Pueden decirnos qué hacen aquí? —La sonrisa de mi prima es depredadora —. Es propiedad de los Karlsson y eso lo hace prohibido.
Sus fuertes carcajadas me hacen hervir de rabia. Las emociones de Asher son iguales que las mías. Es palpable. Anhelamos destrozar a estas bolas de idiotas.
—Lamento decirte que los Karlsson pronto estarán en ruinas, nena —El vampiro líder me mira a mí, luego vuelve a enfocar sus ojos en Melody —: Dinos la palabra y vamos a perdonarte la vida, también haremos una excepción con tu amiga de ojos verdes. Ella es sexy.
Mierda, nunca debió decir eso.
Un rugido resuena en la noche y, un momento después, miro hacia el imponente licántropo. Asher está en su forma lobuna. Absolutamente enorme, mucho más grande que cualquier otro que hubiera visto en mi vida, con pelaje negro azabache y brillantes ojos avellanas.
—Creo que te metiste con su perra —Se burla uno de los vampiros.
El siguiente que cambia de forma es Axel. Salta, elevándose dos metros en el aire, una hazaña espectacular que me quita el aliento. Aterriza sobre el vampiro y muerde sus piernas. Destellos de sangre salpica el ambiente y quedo boquiabierta mientras veo la pelea. Es fascinante, brutal, poderoso.
Melody mira sus largas uñas con un bostezo.
—Podríamos matar a todos, pero dejaremos que los cachorros se diviertan.
Una vampiresa de cabello blanco se lanza hacia nosotras muy rabiosa.
—Creo que no será posible.
Extiendo las manos para que las enredaderas de plantas crezcan en mis palmas. Se estiran por el suelo, envolviendo a varios vampiros en un bulto que no los dejará escapar. Melody saca una daga de su chaqueta y lo lanza. Es una excelente tiradora porque apuñala a la vampiresa de cabello blanco directo al corazón.
—No debiste meterte dónde no te llaman —espeta Melody a la vampiresa —. Disfruta tus últimos segundos de vida.
Los hermanos Karlsson están muy distraídos desgarrando a los vampiros restantes con sus mandíbulas y colmillos afilados. La sangre impregna en el aire junto a los gritos de agonía.
—¿La dejamos ir o no? —pregunta Melody. La chica sisea en el suelo con la daga dentro de su corazón. Morirá pronto.
Alzo los hombros en señal de indiferencia.
—Dudo que ella nos perdone si estuviéramos en su posición.
Hay un movimiento por el rabillo de mi ojo, pero la estúpida ni siquiera me roza. Una sonrisa estira mis labios mientras imagino su corazón partiéndose dentro de su pecho. La necesidad de violencia me hace estremecer.
—Muérete —ordeno.
Escucho una explosión leve, sangres salpican mis botas.
Nunca he sido alguien que se deleite con la muerte, pero luego de tanto dolor, esa parte oscura inunda mi alma. Miro fijamente el cadáver y no siento ningún remordimiento. Mi humanidad está muerta.
Ella obtuvo su merecido.
La vampiresa atrapada en mis enredaderas suelta un grito aterrador mientras mira el cuerpo inerte, el pecho reventado. Tiene mucho parecido con la víctima y deduzco que eran familia.
Qué pena.
—Shh... tranquila —Melody toca su cabello platino con falsa ternura —. ¿Ella era tu hermanita?
La vampiresa solloza, pero no habla. La rama en su boca le impide hacerlo.
—Dale chance de hablar, Arianne —dice Melody —. Quiero escuchar como suplica por su patética vida.
La rama desaparece con un chasquido de mi dedo y mantengo mi rostro frío en la víctima. No tengo ganas de perdonarla. Ella y sus amigos vinieron aquí con intenciones de matarnos.
—¿Sabían que estaríamos aquí? —Le pregunta Melody —. Responde o terminarás como tu pobre hermanita.
La chica llora. El maquillaje corre por su rostro y marcas oscuras de lágrimas bajan a sus mejillas. ¿Dónde quedó la valentía de hace minutos?
—Sí. Seguíamos órdenes de él.
Crujo mi cuello.
—Claudius —murmuro
Asiente. Le doy una sonrisa lenta, depredadora. Sus ojos se ensanchan y pretende huir.
—Ordenó que matáramos a todos —prosigue.
Como si eso pudiera ser posible... Envió a estos tontos neófitos a sus tumbas. Lo tomaré como una broma de mal gusto.
—Lamento que estés en el lugar equivocado, linda —musita Melody —. No es nada personal.
Curva sus manos en el cuello de la chica y oigo un crujido cuando la rompe sin piedad. El resto de los vampiros son papillas bajo las garras de los Karlsson. Mis enredaderas desaparecen, la tensión regresa. ¿Cómo supo Claudius que estaríamos aquí?
Alguien tuvo que alertarlo.
—Es hora de seguir nuestro camino —espeta Melody.
Los ojos de Asher miran los míos y me tenso por la intensidad. Hay manchas de sangre en su espeso pelaje. Axel continúa torturando al vampiro líder.
«Regresen a la Fortaleza e informen a los demás sobre esto. Limpien el desastre»
«Pero...»
«Sin protestas, Arianne. Mi hermano y yo nos haremos cargo de Lily»
De ninguna manera. Es peligroso y moriría si algo malo les sucede.
«No puedo permitirte hacer eso»
Me enseña sus dientes con un gruñido. Melody también tiene una silenciosa conversación con Axel quien ha terminado su trabajo.
«Has pasado por mucho hoy» —Hace una pausa y se enfoca en el cuerpo de la chica sin corazón —. «Necesitas parar»
El miedo me congela hasta los huesos cuando descifro la expresión en su rostro. Él teme que pierda la razón. Me siento vengativa, sedienta por darle uso a mis poderes y no está bien.
—De acuerdo —Tomo una respiración profunda —. No voy a dormir hasta que regreses.
Asher se voltea en su forma lobuna para avanzar y mira sobre su hombro. Ojos avellanas llenos de preocupación parpadean hacia mí.
«Te veo luego»
Melody estalla su goma de mascar mientras vemos desaparecer a los hermanos Karlsson en la oscuridad. El pulso en mi cuello tiembla al igual que mis manos. Estoy más tensa de lo normal.
—Ese desgraciado sabía lo que haríamos hoy —dice Melody —. Ella no estará en la cabaña.
—Es una bastarda muy lista.
Se acerca a uno de los cuerpos y poco a poco empieza a apilarlos. Uno de ellos sigue respirando, pero Melody alcanza su daga y le corta el cuello.
—Tenemos mucho trabajo —musita en tono dulce —. Quémalos por mí, ¿sí?
Trago una bocanada de aire.
—Como desees.
🐺
Mi prima y yo regresamos a la fortaleza Karlsson después de terminar el trabajo. Han pasado treinta minutos en total desde que Asher y Axel fueron a investigar. No sentí ningún signo de dolor, eso me consuela. Correré hasta él ante la primera advertencia.
—¿Qué sucedió? —pregunta Andrew. Es el único que está despierto —. Escuché gritos.
Gracias a los dioses vivimos en el bosque, alejados de cualquier mortal. Lo que sucedió hace casi una hora escandalizaría a la humanidad.
—Nos tendieron una emboscada —refunfuño —. Sabían que iríamos en casa de Lily.
El rubio entorna los ojos.
—¿No encontraron nada?
Melody niega.
—Alguien le informó a Claudius sobre nuestros planes.
—Esa basura me va a oír —espeto con las manos apretadas en puños —. Encontró la manera de contarle sobre nuestros planes a Claudius.
Las cejas oscuras de Melody se fruncen.
—¿Cómo podría? Está encerrada y dudo que tenga algún celular.
La pregunta del millón... Pienso que todo ha sido una mentira de Audrey para disuadirnos. En ningún momento creí en su teatro de chica arrepentida. Ella es el caballo de Troya.
—Le sacaré la verdad a golpes —siseo. Tengo la mandíbula apretada, mi estómago se retuerce junto a la rabia —. O mejor aún, también reventaré su corazón.
Melody me detiene cuando intento subir las escaleras. Andrew nos observa con un bostezo sin hacer comentarios. Está durmiéndose.
—Tú no irás a ningún lado —me regaña —. Estás muy estresada, Arianne y vas a empeorarlo todo. Déjame a cargo, voy a manejarlo.
Hoy fue un día agotador, pero no planeo dormir hasta que Asher regrese.
—No puedo permitir que ellos ganen, Melody.
La tristeza brilla en sus ojos marrones.
—Lo sé, tonta —dice suavemente —. Sé que deseas acabar con los problemas, pero necesitas pensar más en ti. Abigail ganará si pierdes el control. Respira, Arianne.
Primero Asher y ahora mi prima. Se me hace un nudo en la garganta. Mis pensamientos cada día son más negativos y no pienso en las terribles consecuencias. He olvidado los consejos de Kellan.
—Espero que tengas en cuenta la verdadera magia, Arianne.
—¿Cuál?
—La oscura no es la mejor opción.
Ese recuerdo me aprieta el corazón y tengo que forzarlo fuera de mi mente. Mi cuerpo no puede soportar más dolor emocional.
—Bien —suspiro —. Iré a mi habitación.
Melody me sonríe.
—Descansa.
Andrew besa mi mejilla cuando paso por su lado.
—Buenas noches, corazón.
🐺
Anubis duerme en el sofá cuando ingreso a la habitación. Me pongo ropa cómoda y decido tumbarme en la cama. Observo las pequeñas chispas de fuego que brillan en las puntas de mis dedos. Hoy asesiné sin sentir remordimientos y me sentí tan bien. Kellan estaría decepcionado de mí.
Abrazo contra mi pecho el peluche de lobito que Asher me obsequió. Hago lo posible para mantenerme despierta, pero mis ojos se cierran sin que pueda detenerme. Pelear contra el agotamiento emocional es una batalla perdida.
Después de horas, una mano se desliza a través de mi cabello y parpadeo con un bostezo. Asher se encuentra sentado al borde de la cama. Está vestido mientras yo traigo puesta mi escasa ropa interior.
Sus labios se estiran en una sonrisa.
—Veo que dormiste muy bien —susurra —. No quería molestarte.
Le echo un vistazo a la ventana. Los rayos de sol se filtran en la habitación. ¿Cuántas horas pasaron?
—No lo hiciste —digo —. ¿Qué sucedió con Lily?
Asher frunce el ceño.
—Estaba muy dormida en su cabaña. No había nada fuera de lo normal.
Alejo las sábanas de mi cuerpo y me cruzo de brazos.
—Debí acompañarlos.
Asher me estudia.
—No, lo que debes hacer es calmarte. No estás bien.
—No puedes mantenerme en una burbuja.
—Es mi deber como tu compañero decirte cuando no haces bien las cosas —Lanza un suspiro frustrado —. Quiero ayudarte, Arianne. Perder el control no es lo ideal.
Le doy la espalda.
—¿Y qué se supone que haga?
Jala las sábanas y comienza a deslizarse detrás de mí.
—Trabajar un poco más en tus entrenamientos —rodeándome con sus brazos—. Controlar esa ira.
—Lo intento.
—Sé que darás lo mejor de ti.
—¿Hay noticias de Audrey?
—Negó todo.
Predecible, tendré que achicharrar su rostro por segunda vez.
―Esa estúpida...
―Le arrancaremos la verdad como sea ―espeta Asher ―. Ya no hablemos del tema, me duele la cabeza.
Un nudo se forma en mi pecho.
―Lo siento.
―Está bien ―murmura ―. Sé que son un problema, pero estoy de acuerdo con Reynard. Podríamos aprovechar la noche y divertirnos un rato en la fiesta de Halloween.
Mi buen humor despierta poco a poco.
—Olvidaba ese asunto —contesto —. ¿Ya has escogido tu disfraz?
—Sí.
—¿Qué es?
Se ríe.
—Es una sorpresa.
Hago un mohín.
—Tampoco te diré el mío —protesto.
—Me parece justo.
Ahueca mi barbilla y me besa. Nuestros labios chocan deliciosamente y me volteo para abrazarlo con fuerza.
—Olvidemos los problemas por esta noche —me suplica entre besos —. Quiero reírme, bailar contigo, molestar a mis hermanos y beber un buen vino. Dime que podemos hacer eso, Arianne.
Corto el beso, presiono mi frente contra la suya.
—Está bien.
Asher se levanta de la cama y cruza la habitación. Abre un cajón de la cómoda cercana para sacar un par de pantalones de deporte y una camiseta de algodón.
—Veremos qué sale —me sonríe —. Tu padre quiere darte una noticia. Es sobre Theo.
Mi sonrisa se esfuma y suspiro. Eso no puede ser nada bueno.
—¿Qué hizo esta vez?
Acepto la ropa que me tiende para cubrir mi cuerpo.
―Quieren mostrarte la solución que encontraron.
El miedo frío se asienta en mi estómago, pero mantengo la resolución inflexible. Es algo que había previsto desde antes. Simplemente me cuesta asumirlo.
―Dame cinco minutos y buscaremos a Josh.
🐺
Me río mientras veo a Anubis perseguir mariposas en el jardín. Mi pequeño logró adaptarse en la Fortaleza y no molesta a nadie. Es un travieso que busca afecto. Aquí no le faltará nada.
―Adoptarlo fue la mejor decisión del mundo ―Le digo a Asher.
Él sonríe.
―Sabía que lo amarías.
Ingresamos a la cabaña donde vemos varios grimorios esparcidos en el suelo e incluso hay un muñeco vudú. ¿Qué es esto? Natalie parece notar la pregunta en mis ojos y le ordena a su hermana que traiga el arsenal. Keira obedece mientras saca de la mesa algo envuelto con una tela negra. El corazón me late tan deprisa que por un momento pienso que va a salirse de mi pecho.
―Es un puñal de la sagrada magia ―explica Mila seria ―. Está hecho con plata y fue bendecida por los dioses.
Trago saliva.
―¿Bendecida por los dioses?
―Ellos saben que intentas salvar al mundo matando a los demonios —añade Mila —. Están de tu lado, Arianne.
A continuación, me entrega el puñal que tiene varios símbolos celtas.
―¿Esto matará a Theo? ―inquiero.
―Debes atravesar su corazón con él ―responde Josh con desolación ―. Una sola vez bastará.
Hay un hundimiento, un sufrimiento al que elijo no hacerle caso.
―Será difícil, pero voy a lograrlo ―musito, mi voz rota.
Papá asiente.
―El mundo depende de ti, cariño.
Acaricio el puñal en mi mano y pienso cuán devastador será matar a mi propio hermano. Es la única opción que tengo si no recuerda quién es. ¿Podré soportarlo? Asher presiona un beso en mi frente.
―Eres Arianne Laroux ―susurra ―. Recuérdalo.
🐺
Asher
Ashton y yo aprovechamos que las chicas van de compras para visitar a mi padre en su oficina. El alto edificio está custodiado por varios guardias que nos dejan pasar sin pedir las identificaciones. No recuerdo cuando fue la última vez que puse mis pies aquí.
Todavía hay líos respecto a mi padre y su flamante secretaria. Él no confirma la infidelidad, tampoco lo niega. Soy tan paranoico que la idea de brujería pasó por mi mente. En este pueblo nada es sorprendente.
Audrey niega haberle dado información a Claudius y Lily es una simple humana. Dudo que sea el huésped de Abigail. Estamos buscando en los lugares equivocados. La bruja es muy inteligente y se encuentra a varios pasos más.
Arianne aceptó la noticia de matar a Theo mejor de lo que esperaba. La admiro por seguir luchando a pesar de tanto sufrimiento.
―Hay algo que quiero contarte ―comenta Ashton a medida que nos acercamos al ascensor.
El edificio está lleno de luz cálida, candelabros de cristal y paredes de espejos. Hay personas vestidas en traje que hablan por celulares, otros se enfocan en lo suyo. El mundo de mi padre me resulta aburrido.
―¿Sobre qué? ―cuestiono y subimos al ascensor.
Axel y Andrew se encargan de los últimos preparativos que requiere la fiesta. Nuestra casa será un desastre y sorpresivamente mi madre no impuso ninguna queja. Tal vez desea relajarse como todos.
―Marianne ―responde Ashton.
Las puertas del ascensor se cierran y presiono el botón que nos dirige al tercer piso.
―Creí que el tema con la loca ha terminado.
Se rasca la nuca.
―Yo también, pero anoche recibí un mensaje inesperado. Quiere verme en el bosque para hablar.
No puedo evitar la mueca de disgusto. Espero que mi hermano no sea un estúpido y caiga en su trampa.
—¿Y tú vas a ir?
Se pasa la mano por el pelo.
—Si lo hago, Reynard va a matarme.
Me burlo.
—Te lo mereces por idiota.
—Marianne insiste en que tiene una explicación y no sé qué creer.
¿Cómo qué no? Esa chica es un demonio, va a matarlo.
—¿Por qué estás diciéndome esto?
Parpadea, sus ojos azules oscureciéndose.
—No quiero ir solo.
Carajo. Suena descabellado, aunque también podría ser una oportunidad de atraparla.
—Bien, pero mantén a Ari y Reynard fuera de esto. No confío en la bruja de tu ex.
—No pretendía involucrarlas. Gracias, hermano.
Nos detenemos en el tercer piso y las puertas del ascensor se abren. Antes de llegar a la oficina de mi padre, vemos a una hermosa mujer de cabello oscuro, falda corta y blusa escotada trabajando en su escritorio.
Supongo que ella es Solange.
Aparta su atención de los papeles que firma y se pone de pie. Puedo notar el rubor extenderse por su cara, los nervios acorralándola. Huele a flores, nada de aromas extrañas.
No detecto ninguna brujería.
—Dígale a Aiden Karlsson que sus hijos vienen a visitarlo —solicito.
Asiente como un robot.
—Por supuesto.
Alcanza el teléfono y llama a mi padre. Ashton mira a la mujer con una ceja arqueada, haciéndose las mismas preguntas que yo. Solange es mucho más joven que mamá y bonita. ¿Treinta años?
—No luce como una bruja diabólica —suelta Ashton en voz baja.
―Ningún demonio muestra su verdadera apariencia.
Solange nos mira con una amplia sonrisa.
—Pueden pasar —informa.
Ashton y yo no le damos una segunda mirada cuando ingresamos a la oficina de mi padre. Se ve desprolijo con la camisa desabrochada y pelo alborotado. Hay una manta en el sofá de la esquina. Parece un vagabundo sin hogar.
—¿Y esa sorpresa? —Se ríe mi padre —. No me esperaba esta gran visita.
Cierro la puerta mientras mi padre abraza a Ashton.
—Queríamos asegurarnos de que estás bien —digo —. Veo que no. ¿En serio duermes en el sofá?
Suspira.
—Es mejor que pasar la noche en un hotel. Si los periodistas se enteran, el acoso será inmenso —Sus hombros se hunden —. De cualquier modo, no me molesta estar aquí. Puedo trabajar más horas.
La tristeza se intensifica mientras pienso en mi niñez. Recuerdo el amor de mis padres, sus toqueteos, bromas y las veces que se besaban cuando creían que nadie estaba mirando. Se amaban con locura.
Me cuesta aceptar que se ha terminado. Al ser dos compañeros que pasaron mucho tiempo juntos, logran calmar las necesidades del lazo. Por esa razón les resulta fácil estar separados. Se necesita años de experiencia para lograrlo.
—Me prometiste que buscarías una solución —Le recuerdo.
―Estoy en eso, hijo.
Ashton inspecciona la fotografía familiar sobre el escritorio de papá. Nos veíamos inmensamente felices.
—Tu secretaria es linda —dice Ashton —. Tiene esa cara de niña buena que no rompe ni un plato.
Mi padre observa entre los dos.
—Ella no es mala, los medios de comunicación malinterpretaron todo.
Mi mandíbula se tensa mientras me acerco a la ventana que muestra una hermosa vista del pueblo. Veo a los habitantes disfrutar de la mañana, trabajan en sus puestos y niños jugando. No somos los mejores protectores, pero hacemos lo imposible para mantenerlos a salvo.
Papá invirtió su vida en New Hope, estaríamos muertos sin él.
—Mamá dijo que escuchó tus pensamientos impuros —reclama Ashton.
Mi padre carraspea.
—No sé a qué se refería exactamente. Nunca pondría mi mano de forma equivocada sobre Solange —gime en frustración —. No entiendo qué hice mal, pero una parte de mí sabe que lo arruiné.
Odio esta incertidumbre que crece como un virus en mi cabeza. No tengo idea de qué pensar.
—Magia oscura —digo de nuevo.
Ashton pone los ojos en blanco.
―¿Qué pasa si te equivocas? ―inquiere él.
―No, no me equivoco ―sentencio ―. Hay algo raro en este asunto y voy a demostrarlo.
Papá me toca el hombro.
―Muchachos, olviden ese tema ―pide ―. Necesitamos hablar sobre la seguridad del pueblo. Lo que sucedió anoche no puede repetirse.
🐺
Ari
Finalmente, ha llegado la noche.
La música electrónica retumba en las paredes. Hace más de dos horas estamos maquillándonos y Reynard está a punto de reventar. Emmie no usará el disfraz que ella escogió en la tienda.
Anubis es el único calmado mientras mastica su hueso de juguete en el sofá.
—Es una fiesta de Halloween —protesta Emmie —. No me vestiré como Elizabeth Bennet. No es adecuado.
—¿Entonces? —pregunta Reynard, cruzándose de brazos.
—Seré la novia cadáver. ¿No es genial? —dice con una amplia sonrisa y nos enseña el vestido blanco —. Andrew será Víctor Van Dort.
Le sonrío.
—Te verás hermosa, Emmie.
—Gracias.
Reynard suspira.
—Bien —Le echa un vistazo a su reloj en la muñeca —. Tenemos poco tiempo. ¿Y tú usarás el disfraz, Melody?
Mi prima asiente.
—Lo haré, necesitas calmarte.
Reynard se avienta en mi cama con una mueca de dolor.
—Estoy emocionada con la fiesta.
—Concéntrate en disfrutar con Ashton ―digo.
Se apoya sobre los codos y enarca una ceja roja.
—Siento que Ashton no es sincero conmigo.
Emmie pregunta:
—¿Por qué?
—Hoy ha estado muy nervioso ―murmura Reynard.
—Es Ashton —Me río —. Él es así.
Muerde sus labios y asiente.
—Estoy siendo paranoica —Sus ojos se posan en Melody —. ¿Por qué no llevas la marca de Axel?
Melody se encoge de hombros.
—Está castigado.
Pobre Axel.
—¿Por qué? —cuestiona Reynard.
—Necesita dejar a un lado sus hábitos de promiscuo. Me gusta hacerlo sufrir.
Niego con la cabeza.
—No podrás huir mucho tiempo de él —espeto—. El apareamiento es esencial.
Emmie sonríe y posa una mano en su estómago abultado.
—Suenas como Andrew.
Pongo los ojos en blanco y me agacho para sacar la caja que se encuentra bajo mi cama. Lo abro y miro con una sonrisita mi disfraz de Caperucita Roja.
—Basta de charlas, chicas —digo, acariciando la capa roja —. Manos a la obra.
Reynard asiente en acuerdo.
—Nuestros chicos deben estar ansiosos.
Prosigo a quitarme mi ropa para reemplazarla con el disfraz. Es inevitable sentir la ola de emoción. Sé que es egoísta, pero le prometí a Asher que esta noche disfrutaríamos.
Nada saldrá mal.
🐺
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