Capítulo 19 🐺
Asher
No logro asimilar cómo llegamos a estas horribles circunstancias.
Kellan al principio no me agradó por tontas razones, pero aprendí a conocerlo los últimos meses y me arrepiento por haber sido un imbécil con él. Era un buen tipo, excelente maestro y amigo de Arianne. La ayudó a salir adelante y fue de gran apoyo.
Ahora se ha ido para siempre.
Mi padre y mis hermanos llegaron hace minutos. Se encargaron del cuerpo de Kellan y borraron cualquier rastro de incendio para no alarmar al pueblo.
Esto fue demasiado lejos.
Pronto el druida descansará en su tierra, no pertenece aquí. Sabemos muy poco sobre él. Tiene un abuelo que lo esperaba en Irlanda.
Kellan era huérfano.
Arianne duerme en mi antigua habitación mientras yo permanezco en la sala con mi familia. Le dejo tener un momento a solas con su dolor. No ha llorado, pero su tristeza es tan profunda que lo siento en cada parte de mí.
Una vez más tendrá que enfrentarse a la despedida.
—Díganme que Josh estará aquí pronto —espeto —. Su hija lleva meses esperándolo y él no muestra señales de que quiere verla. Arianne lo necesita más que nunca.
Reynard frunce el ceño, Ashton y los demás escuchan atentos.
—Josh volverá pronto —murmura la pelirroja —. Lo siento cada vez más cerca y no está solo. Él traerá compañía.
La observamos confundidos por su afirmación. Es raro tener a una médium en casa, pero es grandioso. Reynard será de mucha ayuda en el futuro. Lo presiento.
—Tengo entendido que buscó ayuda para darle el descanso a Theo —dice mi padre.
—Lo consiguió —afirma Reynard.
Emmie tiene la boca abierta a causa de la intriga que genera Reynard. Mamá toca el hombro de la pelirroja como si fuera una vieja amiga. Sé que ya la conoció y quedó encantada con ella.
—¿Qué tanto puedes decirnos sobre las cosas que ves? —inquiere mamá.
Reynard bebe su té, sonriéndole amablemente.
—Depende de lo que veo. Puedo hablar sobre las visiones que no afectarán al futuro —contesta —. Cosas simples que no desatarán caos. También tengo mis límites.
Asiento.
—Entonces lo sabes todo —masculla Andrew —. Conociste a Ashton a través de tus visiones.
Reynard sonríe y observa con ternura a mi hermano. Ashton le aprieta la mano en respuesta.
—Sí, tuve ese maravilloso privilegio.
Los ojos azules de mamá son suaves como los de mi padre. Ambos están felices de ver a la mayoría de sus hijos en esta etapa. Los casos donde las parejas se niegan al lazo me resultan poco creíbles. ¿Cómo un licántropo no puede amar a su compañera? Es irreal. Yo adoro con locura a Arianne. Mi vida no sería la misma sin ella.
—Aiden me habló sobre ti, Reynard —comenta mamá —. No estaba equivocado cuando afirmó que eres una gran mujer. Ashton encontró a la compañera perfecta.
Ignoro el comentario con mensaje subliminal. Sé que no piensa lo mismo de Arianne. ¿Me duele? Ya no. A estas alturas su opinión me da igual. Soy feliz con mi chica y es todo lo que importa.
—¿Cómo van las cosas? —Me dirijo a mi padre —. ¿Más noticias sobre los vampiros?
Él agita cabeza.
—Están muy silenciosos para mi gusto.
Axel mastica el chicle de manera exagerada.
—¿Qué tan poderoso es ese tipo?
Me vuelvo rígido al recordar la forma que quebró mis huesos con un simple pensamiento. No pude moverme durante unos minutos. No permitió que me acercara a él, menos a su hija. Enfrentamos a Aulus hace meses, pero no es nada a comparación de esta basura.
Claudius es sanguinario y letal. Alguien jodidamente poderoso.
—Estamos hablando de un vampiro y demonio —expongo —. Puede controlar muy bien la magia oscura. Sé que no trabaja solo. Tiene a muchos vampiros de su lado y a Marianne. Ellos quieren desatar una guerra en el pueblo.
Ashton se tensa.
—¿Marianne?
Me rasco la nuca, incómodo por la forma que está observándome.
—Fue ella quien mató a Kellan, olvidé mencionar esa información.
El rostro de mi hermano se contorsiona por el asombro y la profunda decepción. ¿En serio no creía capaz a esa psicópata? Marianne disfrutó matar a Kellan, pude verlo en sus ojos sádicos. Está loca como su padre y su abuela. La locura es hereditaria.
—Mierda —maldice Ashton —. Mierda.
—Le cortó el cuello y apuñaló su corazón más de una vez —añado.
Mi hermano tiene la cara pálida, yo estaría igual en su lugar. Tenía a Marianne en un pedestal, pero resultó ser un monstruo sin corazón. Viví la misma experiencia con Julianne.
—Ella está perdida como su familia —susurra Reynard.
Ashton se concentra en observar el suelo. Sé que una parte de él se siente culpable. Permitió que esa chica entre a nuestra casa, confió en ella. Le entregó su corazón y Marianne se encargó de quebrarlo.
—Me alegra saber que no estaba equivocada sobre esa desgraciada —espeta mamá con desprecio —. Nunca me convenció de ninguna manera. Fingía ser un ángel cuando era un demonio. Pudo engañarlos, pero a mí no.
Andrew suspira.
—Vamos a dejarlo, ¿bien? El daño ya está hecho. Arianne necesitará nuestro apoyo más que nunca.
Mi corazón duele cuando pienso en mi chica. El sonido de su aullido desgarrador no podré borrarlo de mi mente. Ella está destrozada.
No merece este sufrimiento.
No merece todo este dolor.
—¿Cuándo trasladarán el cuerpo de Kellan? —pregunto.
Papá me mira.
—Mañana mismo será enviado a Irlanda junto a su abuelo. Todos los gastos de la funeraria están cubiertos.
El nudo en mi garganta es insoportable. Quiero ir a la cama con Arianne y abrazarla el resto de la noche.
—Espero que Josh esté aquí pronto —murmuro —. No puede dejar sola a su hija.
🐺
Acaricio su mejilla y aparto los sedosos mechones castaños. Luce inocente e inofensiva mientras duerme. Su cuerpo está cubierto por las mantas mientras se aferra al peluche de lobito que le regalé en Irlanda. Pasaron horas desde el incidente y Arianne no despierta. No quiere enfrentar a la realidad, su mente se niega a abrir los ojos.
—Estoy aquí —susurro.
Una lágrima resbala por su mejilla y la abrazo de inmediato. Nos cubro a ambos con las mantas, necesitando sentirla cerca. Su sufrimiento me destruye. Uno de mis sueños es matar a cualquiera que la dañe.
—Siento mucho lo sucedido con Kellan.
Ari tiembla en mis brazos y deja salir el dolor que reprime con tanto esfuerzo.
—Hicimos lo que pudimos, pero duele tanto —habla entre sollozos —. Perdí a uno de mis mejores amigos.
Mi corazón se tambalea de aprensión.
—Dime qué puedo hacer para que dejes de sentirte así —Me duele el pecho como las palabras pronunciadas —. Me matas, Arianne.
Levanta la cabeza de mi pecho y me observa con los ojos llenos de lágrimas.
—Abrázame y no me sueltes —suplica —. Es lo único que necesito, Asher. No te vayas.
La jalo hacia mí y rodeo su pequeño cuerpo con mis brazos. Ella llora más fuerte esta vez, hundiendo su cabeza en mi pecho. Permanezco en silencio, sosteniéndola y nunca la suelto. Necesita desahogarse.
—No iré a ninguna parte, nunca me apartaré de tu lado —beso su frente —. Lo prometo, bonita.
Y le permito llorar en mis brazos las siguientes horas.
🐺
Ari
La luz del sol se asoma por las ventanas, haciéndome cerrar los ojos con fuerza. Pongo las mantas sobre mi cabeza, hundiéndome más en la suave cama. Todo me inunda de nuevo y mi corazón se rompe. Recuerdo el cuchillo de Marianne en la garganta de Kellan. El rostro de mi amigo quedará grabado para siempre en mi memoria: su dolor, su terror.
Lo mataron y no pude evitarlo. Ese demonio fue superior a mí.
—Arianne —Asher aparta las mantas de mi cara —. Hay alguien que está esperándote.
Escucho los murmullos provenir desde la sala y mi corazón se sacude con emoción.
Josh.
Mi padre está aquí.
Mis latidos retumban y los nervios me invaden. No puedo creer que Josh al fin esté aquí después de meses sin verlo. ¿Qué se trae entre manos? ¿Logró conseguir a alguien que ayude con el hechizo de Theo?
—Eso vamos a averiguarlo —responde Asher a mis pensamientos —. Levántate.
Niego con la cabeza y abrazo el peluche que me regaló en Irlanda. Estuvo en su antigua habitación todo el tiempo. Creí que lo perdí.
—No puedo, Asher —admito.
Suelta un suspiro agotador y se sienta en el borde de la cama.
—Sé que la muerte de Kellan te afectó, pero la vida sigue. No puedes culparte por todo.
Trago el nudo que se ha formado en mi garganta.
—Lo mataron porque él era mi amigo.
Sus ojos avellanas se mantienen en los míos.
—Ellos quieren derrumbarte y lo están logrando —Me dice con dolor —. Levántate y sigue adelante. No permitas que ganen, Arianne. Aún tienes mucho para dar. A Kellan no le gustaría verte así.
Auch.
Mi nariz comienza a hormiguear. Y justo así nuevas lágrimas ruedan por mis mejillas. Parpadeo rápidamente, tratando en vano de sofocar el aguijón familiar de tristeza.
«He visto tu fortaleza y tus ganas de aprender todos los días. Eres una chica que jamás se ha dado por vencida».
—Deja de mencionarlo, por favor.
—No —masculla Asher —. Él le dedicó meses a tu entrenamiento. Puso su fe en ti y creía con fervor que serás la mujer más poderosa. Demuéstrale que no murió en vano y tiene razón. Honra su memoria.
Fijo mis ojos en la pared blanca, lejos de la atención de Asher.
—Estoy de luto, sin Kellan será difícil. Era mi maestro. ¿Quién podrá superar sus lecciones? Nadie.
Pone un dedo debajo de mi barbilla, forzándome a mirarlo.
—¿Qué diablos pasó con la confianza en ti misma? Puedes lograrlo sin él. Además, tu padre trajo a personas que pueden ayudarte. No todo está perdido —masculla —. Arriba ese ánimo.
—No puedo.
—Vamos, amor. Hazlo por mí.
La palabra «amor» viniendo de sus labios hace que cualquier resistencia desaparezca. Caigo rápido cuando me habla así.
—Dioses, te amo —Le doy un beso suave en la mandíbula —. Tú eres la razón de mi existir.
Su deslumbrante sonrisa me hace doler el estómago.
—¿En serio? —pregunta y asiento —. Entonces levanta ese lindo culo de la cama y demuéstramelo.
—Con mucho gusto.
Me precipito hacia el armario y decido ponerme un leggins negro acompañado de un suéter blanco. Peino mi cabello castaño y dos minutos después tomo la mano de Asher para recibir a Josh. Los Karlsson y sus compañeras también están en la sala reunidos.
Reynard corre hasta mí. ¿Cuándo llegó aquí? Aunque me alegra saber que formalizó con Ashton.
—¡Arianne! —me abraza con fuerza —. Siento muchísimo tu pérdida. Estoy aquí si me necesitas. Somos amigas, ¿recuerdas?
Sonrío y me aparto suavemente. Me encanta el color de su cabello, me encanta su sonrisa sincera. Reynard es el tipo de personas que alegra tu día con su presencia. Es imposible deprimirte cuando está cerca.
—Hola, Reynard. Es bueno tenerte en la familia. Lamento que hayas venido en un pésimo momento.
—No te preocupes. Creo que es el momento más indicado, tú nos necesitas a todos.
—Gracias.
Andrew me da apoyo moral después, abrazándome durante mucho tiempo y frotando mi espalda. Lo quiero tanto.
—Pronto patearemos el trasero de todos esos monstruos —me consuela —. Bueno, tú lo harás, pero confío en ti.
Eso logra robarme una risita.
El resto de la familia me abraza a excepción de mi querida suegra. Nada nuevo. Mi atención se posa en mi padre y sus acompañantes. Son tres chicas con rasgos asiáticos. Todas tienen el mismo rostro, misma piel, mismo cabello, mismos ojos. ¿Trillizas?
—Arianne —dice Josh.
Su aspecto elegante nunca cambia. Su alta figura está adornada por un traje caro: tiene el cabello castaño como el mío, pero sus ojos azules siempre harán la diferencia.
—Papá —susurro.
Hoy soy una idiota sensible así que me lanzo sobre él sin dudar. Josh me rodea con sus fuertes brazos y me aprieta a cambio. Mi cuerpo tiembla por la muestra de afecto, han sido meses sin verlo. Lo eché de menos y no quiero soltarlo.
—Estoy muy feliz de verte también —Oigo la risa y felicidad en su voz —. Quise estar aquí antes, pero encontrar a las indicadas me tomó más tiempo de lo que creía.
Froto mi rostro en su pecho.
—Volviste y es todo lo que importa.
Cuando se siente que es demasiado, él me libera. No estoy muy segura de qué hacer. Jamás he sido cercana a mi padre. Levanto una mano y toco su hombro. Josh sonríe más ampliamente.
—Es un placer conocer a la hija de Josh Laroux —Una de las trillizas se dirige a mí —. Soy Mila y ellas son mis hermanas: Keira y Natalie.
La atmósfera cambia cuando al fin comprendo qué sucede. Estas chicas no son simples humanas, puedo notarlo por la extraña energía que percibo en ellas.
—Soy Arianne, mucho gusto —me presento —. ¿Ustedes son brujas?
Las trillizas asienten.
—Exacto —prosigue Mila —. Estamos aquí porque tu padre solicitó nuestra ayuda.
La señora Karlsson se aclara la garganta y pregunta:
—¿Están aquí por el hechizo?
Una bruja asiente y pienso cómo aprenderé a diferenciarlas. Mi pregunta es respondida cuando veo los dijes en sus cuellos. Cada una tiene el inicial de sus nombres. Interesante.
—La luna hará presencia la próxima semana y por fin haremos que el alma de tu hermano regrese a dónde pertenece realmente —informa Mila —. Se lo quitaremos a Abigail.
Mi pulso truena por sus palabras.
—Invocaremos el espíritu de Theo y lo guiaremos —añade Natalie.
Sofoco el impulso de chillar a causa de la emoción. Esperé tanto por este momento. Es todo lo que deseo.
—¿Eso será posible? —pregunto, ilusionada.
Reynard les frunce el ceño, pero no articula ni una palabra.
—Esperemos ser de ayuda —dice Keira —. La luna siempre ha sido de gran uso para los hechizos y no queremos desperdiciar su magia.
Deseo abrazar a cada una para demostrarles mi gratitud, pero mi lado pesimista grita que no me ilusione tan rápido.
—También te ayudarán a controlar tus habilidades —espeta Josh —. Serán tus nuevas instructoras ahora que Kellan ya no está.
Qué dolor. ¿Era necesario ese cruel recordatorio? Deseo subir de nuevo a la habitación de Asher y llorar en la cama. Me costará mucho superar la muerte de amigo.
—Explotaremos tu potencial, Arianne —afirma Mila.
La energía que palpita de ellas me dice que no son cualquier bruja común. Solo he sentido ese tipo de energía estando cerca de Claudius.
—¿Ustedes pueden ayudarme? —inquiero —. ¿Cómo?
—Keira es experta con el agua y el fuego —explica Josh —. Natalie con la tierra y el aire.
Asher arquea una ceja.
—¿Qué hay de Mila?
—Ella es una experta controlando las habilidades psíquicas —Josh mira a Asher —. Me imagino que tú seguirás enseñándole las peleas de combate.
Los labios de Asher se curvan en una perfecta sonrisa.
—Ni siquiera debería preguntarlo. Estaré encantado, señor.
Me ruborizo cuando su grande mano toma mi cintura y me acerca a él. Las brujas miran con interés a Asher y no puedo culparlas. Asher es sexy sin el mínimo esfuerzo.
—¿Ya estás al tanto sobre lo sucedido respecto a Claudius? —indaga el señor Aiden.
Josh asiente.
—Claudius Sanders y su hija son inteligentes, poderosos, despiadados y peligrosos. No mantienen el interés por algo a menos que sea excepcionalmente importante.
Se me pone la piel de gallina ante la simple mención de esas basuras.
—Arianne es importante para ellos —espeta Asher.
Me cruzo de brazos.
—Pretenden que yo sea parte de ellos, eso es imposible.
Josh no parece convencido.
—Ellos quieren que te dejes consumir por tu oscuridad y tu sed por el poder. Me alegro que no haya sucedido.
Mis mejillas se sonrojan por la ira.
—¿Puedes culparme por perder la razón? Mataron a Kellan frente a mis ojos y yo no pude ayudarlo.
Él libera un largo aliento entrecortado, como si estuviera cansado de la conversación.
—Arianne, no puedes echarte la culpa siempre. Estamos en una guerra, es normal que alguien muera.
¿Cómo puede decirlo de esa manera? ¡Kellan fue asesinado injustamente! Odio que sea tan insensible.
—Ayer murió Kellan, ¿quién sigue? —Doy una ojeada a cada presente —. Puede ser cualquiera de nosotros.
—No sucederá si nos proponemos —Josh no se inmuta ante mi tono —. Estamos aquí para ayudar. Tus emociones son una debilidad y veo que aún no logras controlarlas al cien por ciento. Entrenarás para ser una gran guerrera, Arianne.
—Tienen a los vampiros de su lado —agrega el señor Aiden —. Nosotros no somos suficiente.
Josh niega.
—No todos los vampiros están de su lado. Hay varios en Seattle, Chicago, en cada ciudad del mundo.
—Será muy difícil convencerlos —expresa la señora Karlsson seria —. Ellos jamás lucharían con nosotros. Nos odian.
Asher se burla.
—Los dientes podridos desean sangre. En una guerra hay mucha sangre.
—No serían capaz de matar a su propia especie —espeta Josh —. Pero si usamos una excusa creíble accederán.
Muerdo mi labio.
—Necesitamos acabar con el clan de Claudius antes de que ataquen al pueblo.
—Buen punto —concuerda Josh —. Si esta guerra continúa atraeremos la atención de mis superiores y no nos conviene. Seremos exterminados uno por uno.
Trago saliva.
—¿Cuándo empezamos con el entrenamiento?
—Mañana mismo —responde mi padre.
🐺
Keira y Natalie se hospedan en una de las cabañas cerca de la Fortaleza. Josh habla con Asher y el señor Aiden sobre algunos detalles. Esta rabia que arde dentro de mí me mantiene de pie. No puedo darme el lujo de ignorar la realidad.
Es una guerra.
Proteger a las personas que amo es mi prioridad.
Nadie tendrá el mismo destino que Kellan.
Me niego a perder a alguien más.
―Háblame sobre ti, Arianne ―pide Mila, posicionándose a mi lado ―. Tu padre me contó algunos detalles de tu vida, pero quiero oírlo de ti.
Sonrío mientras ambas observamos los pájaros volar en el cielo. Es un día precioso y a la vez deprimente.
―Tengo diecinueve años, pero pronto cumpliré veinte. Soy compañera de Asher Karlsson, licántropo, druida y parte demonio ―empiezo ―. Mataron a mi hermano por culpa del don que poseemos, lo mismo sucedió con mamá.
Mila me escucha con atención.
―Eso es lamentable.
―Muchos han dicho que debería sentirme afortunada, pero nunca supe quién era realmente hasta el año pasado. Desde ese momento odio lo que represento. Detesto llevar su sangre, detesto saber que me parezco a ella.
Mila me analiza.
―Abigail Sanders destruyó la vida de millones de niños. ¿Tú has hecho lo mismo?
―No ―jadeo, horrorizada. ¿Cómo puede pensarlo? Me ofende.
―Ella ha devorado almas y hace rituales satánicos. ¿Tú has hecho lo mismo?
Una ola de escalofríos atraviesa mi piel.
―Primero muerta antes que seguir sus pasos.
Mila arquea una ceja depilada.
―¿Entonces por qué dices que eres igual a ella?
―Tengo su sangre ―expongo ―. Toda su familia está loca. Deberías ver a Marianne, es mi prima y ama lastimar. Su padre Claudius es un sádico y mamá perdió la razón desde lo sucedido con Theo.
No se estremece.
―¿Qué hay de ti?
Busco las palabras adecuadas en mi mente.
―No quiero ser ni de cerca como todos ellos. Yo... quiero hacer la diferencia.
Me ofrece su mano con una pequeña sonrisa.
―Entonces hagamos la diferencia.
Siento una oleada de gran emoción, ya sea por miedo o alegría. No lo sé con certeza, pero sus palabras de aliento y confianza dicen que puedo levantarme a pesar de las adversidades.
―Te prometo que entrenaré muy duro y verás lo que Kellan me ha enseñado ―exhalo ―. Pero necesito llorar al gran amigo que perdí. Lo extrañaré muchísimo.
La mirada de Mila es comprensiva.
―Puedes tomarte el tiempo que sea necesario ―sonríe ―. No pretendo ocupar su lugar, pero haré lo necesario para seguir con su trabajo. Él estará orgulloso de ti dónde sea que se encuentre.
Limpio la lágrima que se escurre por mi mejilla.
―Gracias, Mila.
Observo una vez más el cielo resplandeciente. Es inevitable no pensar en la sonrisa de Kellan, las bromas que hacíamos durante el entrenamiento.
«Nunca te olvidaré, amigo. Descansa en paz»
🐺
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