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Capítulo 14 🐺

Arianne

Abigail Brid Sanders nació en Moy, pueblo de Irlanda, el día seis de octubre del año 1749. Su madre fue Maire Walsh y su padre fue Cian Sanders. Ambos druidas honorables y leales a su cultura. Tuvo dos hermanas: Leonora y Caitriona Sanders. Mi querida abuelita era especialista con las plantas medicinales y tenía habilidades curativas.

Amaba usar el fuego.

Como yo.

En esa época era normal ser criada bajo reglas muy estrictas. Estaba destinada a casarse con otro druida, sus padres no aceptaban a nadie más que no fuese de su clase. Era una manera de conservar el linaje. A diferencia de sus hermanas: Abigail era una chica rebelde, astuta y ambiciosa. Ella aspiraba a algo más de lo que sus padres le ofrecían. Su mayor sueño siempre fue viajar por el mundo y dedicarse a la medicina. Todo cambió cuando llegaron hombres a la aldea. Hombres que destrozaron sus hogares, mataron a druidas y violaron mujeres.

Entre las víctimas estaba Abigail.

Se creían superiores porque portaban armas de fuego. Muchos de los druidas quisieron defenderse, pero no lo hicieron. En ese tiempo se mantenían ocultos por culpa de la iglesia y mostrar sus poderes pondría en peligro a toda una nación.

Lo hicieron por supervivencia.

Lucharon sin sus habilidades, pero eso trajo terribles consecuencias.

Murieron hombres, niños. Abigail y cinco mujeres más quedaron embarazadas como producto de las brutales violaciones. Sus padres permitieron que ella continuara con el embarazo, pero la separaron de su hijo cuando éste nació. El bebé fue abandonado a su suerte en un bosque oscuro. Abigail estaba destruida, desconsolada y llena de odio. Nunca perdonó a sus padres porque le arrebataron a la criatura. Ella lo amaba sin importar las circunstancias en el que fue concebido.

"¿De qué me sirve tener poderes si no puedo usarlo a mi favor?"

"¿Por qué permito que los monstruos me lastimen?"

Eran muchas las preguntas que se hacía constantemente. Su mente pronto fue una bruma oscura de odio, la rabia tomó control de su corazón. Ella buscaba venganza, matar a los desgraciados que la lastimaron.

Entonces decidió cambiar.

Una noche, cuando su familia dormía, recogió lo poco que tenía y buscó un nuevo camino. Un camino dónde no existía ninguna regla y podía ser libre de utilizar sus poderes como ella quería.

Un nuevo destino dónde no existían los límites.

Sin rumbo, sin dinero y sin que nadie la apoye, buscó un nuevo hogar. Vivió los días más difíciles en su vida hasta que conoció a una mujer que le ofreció una solución a sus problemas.

Era una bruja maligna.

Le dijo que tenía una oportunidad de ser la mujer más poderosa del mundo. Abigail ni siquiera dudó en aceptar, pero la bruja le pidió un precio demasiado caro: su alma y la de miles a cambio de poder. Durante siglos estuvo alimentándose de algo que ya no poseía. Alejó a niños de sus padres para que sintieran su dolor. Encontró a los culpables que destrozaron su vida y los mató. Después se convirtió en un demonio que nunca tenía suficiente. Era insaciable en cuanto a la oscuridad.

—Por esa razón fue a New Hope —explica Reynard, mirándome con seriedad —. Era uno de los pueblos más pequeños del mundo y la energía negativa la atrajo. Nadie podía detenerla ahí.

Me abrazo a mí misma mientras trato de controlar los escalofríos que se arrastran por mi columna vertebral. Ya conocía parte de la historia. Ahora escucharla con más detalles hace que sienta empatía por ella. Nunca voy a justificarla, pero comprendo su dolor. Le arrebataron hasta su espíritu.

—¿Qué me dices de su hijo? ¿Cómo Claudius la conoce si fueron separados cuando él nació?

—Abigail volvió a encontrarlo treinta años después. Claudius no era un buen hombre tampoco. El mal yacía en su interior desde que nació —explica —. Según algunas creencias, al ser concebido en un acto tan atroz le otorgó la maldad.

Dioses...

—Una mezcla de vampiro y demonio.

Asiente.

—Es como si estuviera conectado con su madre. Claudius es una terrible amenaza y Marianne es su hija.

Un temblor recorre mi cuerpo, dejándome fría de adentro hacia afuera.

—No entiendo qué podrían querer de mí.

—Quiere que te unas a ellos y para lograrlo intentarán doblegarte de muchas maneras —responde, pero yo estoy ocupada ahogándome en el miedo como para sorprenderme con esto —. Enfrentarte a ellos será uno de tus más grandes desafíos.

Las palmas se me humedecen por el sudor y las froto en mis jeans. La cruda realidad confirma una vez más que mi familia está compuesta por demonios. ¿Nadie normal? Dioses...

—Mi madre fue una gran mujer y me crió con mucho amor. Sé que mintió, pero creía que hacía lo correcto. Me protegió durante diecinueve años. No entiendo cómo puede estar relacionada a ellos. Su apellido ni siquiera es Sanders, es Lane.

Reynard coge mi mano para que deje de frotarla nerviosamente. Ella puede ver el miedo en mis ojos, puede sentir el sufrimiento. El pánico está comiéndome hasta los huesos.

—Abigail quería dejar un legado en el mundo si algún día ya no estaba —Sacude la cabeza —. Tuvo sexo al azar con desconocidos y nació tu madre.

—Pero mamá no fue lo que esperaba. No era un demonio vengativo como ella. Aimeé Lane fue amor y luz.

La pelirroja me da una dulce sonrisa de consuelo.

—Sí, Abigail estaba muy decepcionada. Ninguno de sus intentos para corromper su alma funcionó así que la abandonó a los diez años en un orfanato. Tu madre fue adoptada por una monja llamada Regina Lane —Hace una pausa —. Y desde ahí fue reconocida con ese apellido. Aimeé nunca se sintió hija de Abigail.

Me duele pensar lo que pasó mamá al lado de Abigail. Fue desechada porque no servía para los fines malignos. ¿Qué clase de madre fue mi abuela? La peor.

—Huyó toda su vida de ella. ¿Por qué si Abigail la abandonó?

Reynard suspira.

—La buscó cuando supo que estaba embarazada de Josh. Abigail quería apoderarse de sus hijos.

La observo con la creciente rabia y el horror arrastrándose. Nunca superaré que mi propia abuela haya asesinado a su hija y su nieto. Aulus mató a Theo, pero estaba siguiendo órdenes. Nos masacró sin remordimientos.

—A ella no le importó destrozarnos.

Reynard aparta los ojos para poner su atención en el cielo rodeada de nubes. Es un día precioso, pero me siento deprimida al escuchar el pasado de mi familia.

—El poder y el odio corrompen al alma.

Me retuerzo los dedos de nuevo.

—Sí —concuerdo —. Lo he comprobado yo misma de muchísimas maneras.

—Tú eres diferente a ellos, Arianne. Nunca creas lo contrario.

Recuerdo los tiempos oscuros. No tenía control de mí misma cuando maté a Aulus. Estaba perdida en el dolor, quería destruir todo a mi paso sin importar las consecuencias. Temo que ese día volverá a repetirse.

—¿Cómo estás tan segura de que soy diferente?

Una arrogante sonrisa se forma en un lado de su boca y sus ojos marrones brillan con aparente alegría.

—Porque puedo verlo todo —responde —. Y nunca me equivoco. Nunca.

Trago saliva. Escuchar eso hace que mis miedos sean menos.

—¿Qué hay de mi aura? Dijiste que está manchada.

Pone los ojos en blanco, fastidiada por las preguntas.

—Es insignificante a comparación de lo que muestras realmente. Tú eres luz, Arianne Laroux.

🐺

Andrew

Al día siguiente, el desayuno es incómodo. Imagino que mis padres y Axel escucharon la conversación que tuve anoche con Emmie. Ni siquiera es necesario que anuncie las buenas noticias, pero lo haré por educación y fingiré que no están al tanto. No voy a quitarle la emoción al asunto.

Aún no logro procesarlo.

Yo, Andrew Karlsson, seré padre.

Emmie sigue asustada, pero me aseguré de mantenerla tranquila. Estoy a su lado y siempre la protegeré. Ese futuro lobito tendrá a unos padres sensacionales. Lo haremos bien. Tal vez las circunstancias no son las más adecuadas, pero lograremos salir adelante. Estamos muy felices y nadie lo arruinará.

—Supongo que ya lo saben, pero daré la noticia igual —sonrío, apretando la mano de mi compañera bajo la mesa —. Emmie y yo seremos padres.

Axel se atraganta con el pan. Mi padre sonríe con genuina felicidad mientras mamá bebe el café como si no hubiera escuchado nada. Qué expresiva.

—¡Muchas felicidades a ambos! —exclama Axel y salta de su silla para abrazarnos. Emmie chilla con él —. ¡Pensé que Asher y Arianne serían los primeros en darnos la noticia!

Emmie se sonroja a mi lado y yo sacudo la cabeza.

—Mis espermatozoides son más rápidos.

Mamá arruga la nariz.

—Andrew Karlsson, eso es muy desagradable.

Mi padre la ignora mientras continúa sonriéndome orgulloso.

—Estoy muy feliz por ti, hijo.

Mi corazón salta a mi garganta y una sonrisa se dibuja en mi rostro pese a las solemnes circunstancias.

—Gracias, papá.

Él mira a Emmie.

—Felicidades, Emmie. No dudo que serás una buena madre y nos harás muy felices con la presencia de ese bebé. Cuentas con nuestro apoyo.

Emmie se limpia las lágrimas de felicidad. Mamá no hace ningún comentario. ¿No puede ponerse feliz por nosotros?

—Muchas gracias, señor Karlsson.

Observamos a mamá, esperando que salga algo de esa boca maliciosa.

—Ya saben mi opinión, pero les deseo lo mejor —Pone una falsa sonrisa en la cara —. Estamos aquí para apoyar.

¿Por qué tiene que ser pesimista? Sus malos presagios hasta me quitan las ganas de comer.

—¿Será niño o niña? —indaga Axel emocionado desde su lugar —. Díganme que seré el padrino.

Emmie suelta una risita.

—Aún es muy pronto para saber el sexo, pero puedes ser el padrino.

Mastico el cereal mientras hablo.

—Ya quiero que encuentres a tu compañera. Me imagino que te emocionarás de la misma forma cuando te diga que serás padre.

Axel hace una mueca de disgusto.

—Cállate o se hará realidad —Se pasa la mano por el pelo con una sonrisa —. Si ella no ha llegado aún significa algo. Mis tiempos de soltería no quieren terminar.

Papá lo palmea en el hombro.

—Serás atrapado tarde o temprano, hijo.

Los hombros de mi hermano caen.

—Mejor que sea tarde.

No contengo la sonrisa burlona.

—Sigue hablando, idiota. Ella te agarrará de las bolas.

Mamá tose.

—¿Cuándo irás a hablar con los Persson? —Le pregunta a mi padre como si fuera el único tema que le interesa —. Ahora con los vampiros sueltos ellos tampoco están a salvo. Necesitamos aliados.

Yo tengo la misma duda. A pesar de que estamos en buenos términos con los Persson, aún no confío en ellos. Les costó mucho dejar atrás esos viles ideales.

—Ellos van a tendernos la mano —asegura papá —. Los hemos apoyado estos últimos meses para que su manada esté en orden. Están en deuda con nosotros.

Axel asiente.

—Lo correcto sería ir hoy mismo —sugiere mi hermano —. Nos deben muchísimo.

—¿Y cuándo volverán los demás? —cuestiono.

—Asher está al tanto así que pronto —contesta papá —. Tal vez hoy o mañana.

Noto la ausencia de alguien mientras miro la gran mesa. Olvidé por completo a la intrusa, pero me alegra que no esté presente. No la quiero cerca.

—¿Y Audrey? —inquiere Emmie al oír mis pensamientos —. Díganme que se ha ido.

Axel suspira.

—Esta mañana se despertó temprano para caminar en el pueblo. Dijo que conoció a una amiga.

No me da buena espina saberlo. ¿Nueva amiga? Lo correcto es vigilarla a partir de hoy.

🐺

Arianne

Ya no quiero complicarme la vida.

Me cansé de lidiar con la cantidad de preguntas que no puedo empezar a contestar, aunque quisiera. En este punto ya no estoy segura de lo que haré en el futuro. Mis ansias y nervios son cada vez mayores. Mis músculos están permanentemente rígidos por la tensión y el persistente miedo que cubre mi piel como una fina capa de sudor.

Esas revelaciones me afectaron. Marianne y su padre son aliados de Abigail. Tengo más verdugos que antes. Mierda, esto es estresante.

—¿Arianne?

Empaco las maletas, lista para volver a New Hope. Reynard me obsequió algunas cosas que no pude rechazar. Ella es linda. Además, debo llamar a Josh y decirle lo que está sucediendo. ¿Soy tonta si lo extraño? Me gustaría pasar más tiempo con mi padre.

—Bonita.

Mi cabeza salta a un lado para observarlo. Asher frunce el ceño y parpadeo incapaz de sostener su intensa mirada, así que la bajo a mis manos.

—¿Sí?

—Tus pensamientos son deprimentes —masculla —. No puedo evitar escucharlos cuando estás mal.

Suelto un profundo suspiro. Pobre lobito. Odio que siempre salga afectado por culpa de mis emociones.

—Acabo de descubrir que mi familia es una manada de locos —sonrío sin un gramo de humor —. El hijo de Abigail anda suelto por ahí y Marianne... es mi prima.

Asher me da un reconfortante abrazo.

—La familia se hace en base a la unión, el amor y el apoyo incondicional. Ellos no son nada tuyo, Arianne. El hecho de que compartan el ADN no significa absolutamente nada.

Mi corazón da un vuelco. Asher es todo lo que está bien en este mundo.

—Tú eres mi familia. También tus hermanos, tu padre, Josh, las chicas, Kellan...

—Esos monstruos no tienen nada que ver contigo —continúa mientras baja sus labios a los míos —. Tú eres una increíble persona.

Abro mi boca para él, chupo su lengua, saboreándolo. Recorro su pecho para poder sentir su cálida piel. Dioses, lo amo.

—He encontrado la fórmula perfecta para hacerte olvidar —dice Asher entre besos.

Me río.

—¿Ah sí? ¿Cuál?

Me empuja en la cama y se acomoda sobre mí. Su rodilla se desliza entre las mías y jadeo contra sus labios. Él sabe tan bien. Se siente tan bien. Mi mano toca el borde de su camisa y la tiro hacia arriba, arrastrando mis dedos sobre su vientre plano.

Soy fanática de su cuerpo.

—Desnudarte —Asher mordisquea mi barbilla —. Hacerte gritar de placer.

El calor inunda mi piel como lava. Paso las manos por su espalda mientras ésta se contorsiona bajo mis dedos. Dioses, me vuelve loca.

—¿Te gusta? —pregunta Asher con una sonrisa.

—Demasiado.

—Puedo quitarme la ropa si quieres.

Me froto contra él, tratando de aliviar el intenso ardor que aborda entre mis piernas.

—Quítatelo todo, lobito.

Kellan toca la puerta e interrumpe el caliente momento. Asher gime contra mi cuello, frustrado igual que yo. ¿Ahora qué? ¿No podía molestar en otra ocasión?

—¿Están listos, cachondos? Tenemos que irnos pronto —grita Kellan —. Será mejor hacerlo antes de que oscurezca. Apúrense.

Controlo mi dura respiración.

—Salimos en un minuto.

—Bien, cálmense un rato. Pueden follar otro día.

Ruedo los ojos.

—¡Espera en el auto!

Asher se aparta de mi cuerpo y coge la pequeña maleta que me obsequió Reynard. Sacude la cabeza con una sonrisa. Está afectado como yo por ese beso, pero logra tranquilizarse. ¿Cómo puede?

—Se hicieron amigas muy rápido. ¿Qué hay aquí?

Me encojo de hombros.

—Vestidos y detalles —respondo —. Ella es agradable y cree en mí.

Agarra mi mano y juntos abandonamos la habitación mientras él arrastra la maleta.

—Bueno, ya se ganó mi cariño si ve lo fantástica que eres.

—Reynard es fabulosa.

Bajamos las escaleras en el instante que oigo gemidos y labios chocando. Oh, dioses... ¿Son los nuevos compañeros?

—Quieres volverme loca —Es Reynard.

—Deja de provocarme —gruñe Ashton.

Me cubro la boca para ahogar la risita. Asher se muerde el labio. La pelirroja está contra la pared y Ashton sobre ella. Jamás imaginé que el más frío de los Karlsson sería tan apasionado.

—Hermano —Se burla Asher y ellos se apartan rápidamente —. Es una sorpresa verte de esta manera. ¿Necesitas un poco de agua fría? Estás ardiendo.

Ashton está más rojo que el cabello de Reynard.

—¿Puedes callarte, imbécil? Gracias —solicita Ashton —. Eres peor con Arianne y nunca me burlé.

Asher bufa.

—Tan dramático.

Me río y doy un paso cerca de él para limpiar los restos de labial en su mejilla. Reynard está en un estado acalorado.

—¿Ya se van? —pregunta Ashton —. Disculpen, he perdido la noción del tiempo.

—Bebé, puedo hacer que olvides hasta tu propio nombre —coquetea Reynard.

La tensión sexual entre ellos es más que evidente y los amo juntos. Asher toca el hombro de su hermano.

—Están bajo los instintos de apareamiento.

Ashton aparta su mano y Reynard no para de reír. Esto es gracioso e incómodo a la vez.

—Deja de molestarme —pide Ashton, avergonzado —. No uses esa palabra conmigo.

Contengo la carcajada.

—Asher dice la verdad.

—No quiero escuchar esa ridiculez.

Reynard me sonríe.

—No peleen, chicos. ¿Ya se van?

—Nos iremos dentro de unos minutos —aviso —. Tu ayuda sirvió muchísimo, pero debemos regresar al pueblo.

Asiente.

—Lo comprendo.

—Yo... debo hablar con el señor Russell —informa Ashton —. Me quedaré.

—¡Estoy tan feliz! —chilla Reynard, sonriendo —. Le pedirá mi mano a mi padre.

Ashton casi se atraganta por la elección de sus palabras.

—Aún falta para eso.

—Pero es lo mismo —espeta Reynard —. Estaremos juntos toda la vida.

Aww. Este viaje fue muy productivo a pesar de las oscuras revelaciones. Ashton encontró a su compañera y yo gané una nueva amiga. Gracias, destino.

—Estoy feliz por ustedes —dice Asher —. Arianne y yo nos iremos ahora mismo.

—Lamento no acompañarlos —Se disculpa Ashton.

—No te preocupes por nosotros. Estaremos bien —Les guiño un ojo —. Diviértanse, chicos. Hay muchas habitaciones aquí.

Reynard me lanza una mirada molesta.

—¡Arianne!

—¡Hasta pronto! —Río —. ¡No olviden usar protección!

Corro lejos de ellos antes de que Reynard me golpee mientras Asher me sigue con la maleta. Kellan ya está en la camioneta de Ashton. Él accedió prestárnosla porque regresarán en el auto de la pelirroja cuando quieran.

—Tenemos competencia —comenta Asher en tono burlón.

Le echo un último vistazo a la mansión Russell una vez fuera.

—Dudo que alguien logre superar nuestro fuego, lobito.

🐺

Ashton

Asher, Arianne y Kellan abandonaron la mansión hace minutos.

Me encuentro en un escenario desconocido. Mi suegro llegará pronto y es mi deber pedir aprobación para estar con su hija. Será fácil porque el señor Russell no es ajeno respecto a mi mundo. Dudo que se niegue. En cuanto a su madre, no regresará al país en un largo tiempo.

Hablé con Reynard y ella está de acuerdo en que lo mejor es vivir en la Fortaleza Karlsson. Ahí no se sentirá sola. Tendrá mi compañía y la de mi familia. Aquí hay soledad, nada la retiene. El único que parece quererla es su mayordomo.

Espero que no se arrepienta de esta decisión.

—Jamás me arrepentiré —sonríe ella —. Será una de las mejores decisiones que tomaré en mi vida.

Le doy un beso en la mejilla.

—Quiero hacerte feliz.

—Ambos trabajaremos para que eso sea posible.

La puerta de la casa se abre y oigo pasos aproximándose. Mi atención se dirige hacia un elegante hombre trajeado. El parecido que tiene con Reynard es impactante. Su cabello es rojo y sus ojos son marrones. Es la versión masculina de su hija.

—Papá —Reynard corre hacia él para recibirlo con un abrazo. El hombre le corresponde el gesto secamente —. Necesito que conozcas a alguien muy especial.

El señor me escudriña mientras yo enderezo mi postura y le tiendo la mano. Hay un impulso de huir, pero necesito hacer esto de la manera más formal posible. Reynard lo vale.

—Mucho gusto, señor Russell. Soy Ashton Karlsson —me presento —. Compañero de su hija.

Reynard lleva las manos a su boca para contener el grito de felicidad. Su padre arquea una ceja hacia nosotros, sorprendido.

—¿Eres hijo de Aiden Karlsson? —inquiere él.

Asiento.

—Sí.

Suelta a su hija para sentarse en el sofá.

—Vienes a reclamarla para llevarla contigo —asume.

¿Es en serio? Reynard no es un simple objeto del cual se puede deshacer.

—Quiero que ella vaya conmigo —respondo —. Usted sabe que es lo más apropiado.

—¿Tú estás de acuerdo con eso? Eres libre de tomar tus propias decisiones, Reynard. Tienes la edad suficiente.

Reynard se acerca y entrelaza nuestras manos.

—Ni siquiera tengo dudas —afirma ella —. Es hora de seguir mi propio camino.

El señor Russell libera un suspiro.

—Hace tiempo tuve una conversación con tu padre —me recuerda —. Sé que no es fácil si no están juntos.

—No lo es.

—Mi hija está bajo tu responsabilidad.

Los ojos Reynard parpadean hacia mí mientras se iluminan.

—La cuidaré porque es mi vida —susurro.

—Bien —El señor Russell no se inmuta —. Pueden irse cuando quieran.

¿Así de fácil? Creí que se opondría o al menos haría el intento de conocerme. Me llevaré a su hija.

—Te extrañaré mucho, papá —dice Reynard.

El señor Russell se mantiene impasible. ¿Cómo puede ser así de frío con su única hija? Y lo peor es que a Reynard le duele su actitud indiferente, aunque no lo demuestra.

—Esta sigue siendo tu casa si algún día decides regresar —Se limita a decir el señor Russell y me mira —. Mándale saludos a tu padre de mi parte.

Asiento.

—Por supuesto, señor.

—Tengan un buen viaje.

La mejor bendición que he recibido en toda mi vida.

🐺

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