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Capítulo 10 🐺

Ashton

El esmoquin se ajusta a mi cuerpo y termino de anudar bien la corbata. No entiendo porque estoy nervioso. Mi piel hormiguea por una extraña anticipación.

«Relájate, Ashton»

Peino mi cabello hacia atrás, me aplico perfume y después ato los cordones de los zapatos caros. El aspecto es elegante, pero necesario para la ocasión. No tengo planes de quedarme durante mucho tiempo en la fiesta. Asistiré por Arianne y después saludaré a la famosa Reynard Russell.

Mis ánimos están por los suelos. No me siento bien en el mismo sitio dónde se encuentra Marianne, tampoco ayuda que mi familia tenga problemas en el pueblo. Pronto debo volver a New Hope. Mi presencia aquí no es indispensable. Basta con mi hermano y su chica. Ellos son los interesados en hablar con la difunta señora Lane.

—¿Ashton? —Asher toca la puerta —. ¿Estás listo?

Examino mi aspecto por última vez en el enorme espejo del armario. Nada mal.

—Por supuesto —respondo y abro la puerta —. ¿Tienes mucha prisa?

—Un poco, estoy harto de encerrarme.

Me encuentro cara a cara con mi hermano mayor. Su traje es sencillo a diferencia del mío y no se molestó en peinar su cabello. Arregla cómo puede las mangas y rueda los ojos fastidiado. Es un salvaje que prefiere los bosques.

—Arianne y Kellan siguen arreglándose —resopla.

Cierro la puerta y juntos caminamos por los inmensos pasillos. Puedo escuchar a la música retumbar en el salón. Los murmullos son chocantes al igual que la música excesivamente alta.

—¿Cómo es ella?

Asher me observa curioso.

—¿Reynard?

—Sí.

No entiendo porque de repente siento este tipo de interés hacia ella. Quizás se debe a la insistencia de Arianne para que la conozca. Sí, es eso. ¿Por qué otra cosa sería?

—Es hermosa —dice Asher, sincero —. Nunca vi a alguien que portara tan bien el rojo. También es muy amable y dulce. Creo que te gustará.

Mi boca se levanta en una sonrisa.

—No estoy interesado.

—¿Entonces por qué preguntas, idiota?

Me encojo de hombros.

—Simple curiosidad.

—Como digas.

Le echo un vistazo al reloj en mi muñeca y entramos al lujoso salón. Mis ojos chocan contra una obra de arte y me quita el aliento. El retrato de la hermosa pelirroja me devuelve la mirada. La imagen es demasiado real y me impacta.

—Ella es Reynard Russell —Asher señala el cuadro —. ¿Sigue sin interesarte?

Aparto los ojos.

—Déjalo —gruño.

Asher sonríe satisfecho por mi postura defensiva, pero no hace más comentarios estúpidos. Los meseros sirven bebidas y comidas mientras sostienen sus bandejas. Veo muchas flores blancas en los rincones, hay un pequeño escenario improvisado.

Sin rastros de las chicas ni Kellan.

Asher está impaciente a mi lado y acepta la bebida que una mesera le ofrece. Yo hago lo mismo. El violonchelista de la esquina del salón de baile toca una melodía monótona. Mujeres hermosas y elegantes revolotean por la habitación mientras hombres con esmoquin observan cada uno de sus movimientos.

Qué aburrido.

—No entiendo porque demora tanto —suspira Asher —. Ella es hermosa de cualquier manera.

—Porque es una chica —contesto —. Quiere verse bien.

Bebe un sorbo de champagne.

—Ya se ve bien de muchas maneras —sonríe, mordiéndose los labios.

Hago una mueca. Puedo imaginar hacia dónde se dirige esa mente sucia.

—No necesito saber los detalles.

Él me da una mirada mortal.

—No iba a decírtelo de todos modos.

Jodido neandertal.

Su mano tiembla en la copa de champagne cuando Arianne aparece. Su cabello castaño y largo enmarcan su bonito rostro. Su vestido verde le sienta bien. Es la personificación de una mujer hermosa y dulce. Observa a mi hermano y un suave rubor cubre sus mejillas. Ella es tan pequeña que hasta a mí me dan ganas de protegerla.

Kellan también aparece, pero no le prestamos atención. Arianne Laroux se roba todas las miradas.

—Bonita —Mi hermano toma la mano de Arianne mientras ella baja las escaleras con una sonrisa —. Te ves hermosa.

—Gracias —Ella lo besa —. Tú también te ves increíble como siempre. El traje te queda perfecto.

Asher besa su cabeza.

—Lo sé.

Después se acercan a mí con las manos entrelazadas y sonrisas de tontos enamorados. Ew. ¿Acaso nunca van a detenerse? Anoche no me dejaron dormir por culpa de sus gritos mientras follaban. Agradezco que no vivan en la Fortaleza. Ya tengo suficiente con Andrew y Emmie. Ni hablar de mis padres.

Estoy traumado.

—¿Dónde está Marianne? —pregunta Kellan —. Pensé que vendría.

Arianne señala una esquina dónde la vemos.

—Justo ahí.

Mi boca se seca ante la vista cuando detallo a Marianne. Un vestido blanco cubre su cuerpo y su cabello castaño está suelto. Sigue siendo tan hermosa. He esperado mucho tiempo para volver a verla, pero no de esta manera. Lo que teníamos antes se rompió por una razón que aún desconozco.

—Hey... —Arianne suena los dedos en mi cara —. Quita esa mirada de cachorro perdido. Esta noche me encargaré de que conozcas a alguien muy especial.

Asher sonríe.

—¿Hoy eres cupido?

—Apuesto por Reynard.

Tiene que ser una broma de mal gusto. Lo que menos deseo ahora es conocer a otra chica. Necesito más tiempo para superar mi decepción hacia Marianne.

—Quita cualquier idea que pasa por tu mente, Arianne —advierto —. No estoy interesado.

Mi hermano se burla.

—¿Entonces por qué babeabas cuando viste su cuadro?

Mi cara se calienta, Arianne deja salir una risita.

—Vete a la mierda —refunfuño.

—Sí, claro —espeta él. «Fix You» de Coldplay suena y Asher le ofrece su brazo a Arianne con una sonrisa. Kellan pone los ojos en blanco y se aleja en busca de otras compañías —. ¿Me concedes este baile?

Arianne se ruboriza.

—Por supuesto, lobito.

Vomito arcoíris, maldita sea. Si viera esta escena en el pasado me reiría muchísimo. Asher Karlsson, uno de los mayores mujeriegos, fue atrapado hasta las bolas. Está más que perdido por Arianne.

Paso los siguientes minutos bebiendo, perdido en mis propios pensamientos. Kellan habla con un chico. Asher y Arianne bailan muy juntos. Me siento fuera de lugar, incluso incómodo cuando una chica me invita a bailar.

—Lo siento, pero no estoy interesado.

El rostro de la rubia decae con vergüenza. Ups, el rechazo no es nada agradable. La entiendo.

—Está bien, no te preocupes.

Genial. Siempre fui malísimo socializando. Mis hermanos y mi padre son los únicos amigos que tendré alguna vez. No me importa de cualquier forma. Prefiero la soledad.

—Nunca cambias —comenta alguien a mi lado —. Sigues siendo el mismo ogro que conocí.

Me vuelvo rígido.

—¿Por qué me hablaste la primera vez?

Marianne sonríe tristemente y no responde durante unos segundos. Apuesto a que su cabeza se perdió en el pasado justo como me sucede a mí. La conocí en el festival del pueblo hace un año. Ella se veía muy perdida.

—Disculpa... —espetó —. Busco la avenida Denver y no sé por dónde empezar. No tengo un GPS que me ubique.

Apagué la colilla del cigarrillo y observé a la chica frente a mí. Quedé impresionado. Sus ojos verdes me estudiaron y su rostro se ruborizó. Era hermosa.

—Está a pocas cuadras —respondí —. Puedo acompañarte si quieres.

Ella dudó.

—No creo que sea necesario.

—Te juro que no soy ningún acosador —estreché mi mano y le sonreí —. Me llamo Ashton Karlsson.

Ella me devolvió la sonrisa.

—Un placer, Ashton. Soy Marianne Sanders.

Vuelvo a la realidad y observo a Marianne con ojos amplios. La primera vez no le di mucha importancia a su apellido. Pensé que era una más entre miles, pero ahora no se trata de una simple casualidad.

—Fuiste la primera persona que me trató con amabilidad —susurra —. El primero que se preocupó por mí.

—Nada de eso te importó, ¿eh? Rompiste mi corazón.

Marianne agacha la cabeza y sus labios empiezan a temblar. No me jodan, ya no tengo tiempo para esto. Me cansé de intentar descifrar lo que oculta.

—Vas a superarme, pero yo nunca —Sus ojos verdes brillan con tristeza —. Seré un mal recuerdo en tu vida.

—¿De qué hablas? Ya me aburrí de tus juegos, Marianne.

Las luces se apagan, las personas aplauden cuando ella decide hacer acto de presencia.

Reynard.

Ella brilla como una hermosa estrella en el cielo. Su vestido rojo abraza cada curva de su cuerpo. Rizos rojos se desbordan hasta su cintura. Estoy sin aliento, confundido por la forma que mi corazón late. Nunca palpitó a esta velocidad. Tengo que parpadear varias veces para salir de mi estupor. ¿Qué diablos me pasa?

Es solo una chica, una simple humana.

—De eso hablo, Ashton —dice Marianne, retirándose.

¿Eh?

Observo a la pelirroja mientras mi lobo interior despierta y gruñe después de estar dormido. La siesta fue larga por esperar a su compañera. ¿Reynard es...?

—Buenas noches a todos —Reynard habla a través del micrófono. Su voz es más suave que una melodía —. Agradezco mucho que estén aquí —El público asiente y ella continúa —: El motivo de esta fiesta es para fines lucrativos. Soy parte de una organización no gubernamental que se encarga de recaudar fondos que luego son destinados a orfanatos. Aprecio cada grano de arena que donarán, los niños sin hogar también.

Explica más sobre qué tratan su ayuda benéfica y yo me siento deslumbrado. Noto la pasión, empatía y dolor en su voz. Es tan humana, pero a la vez fascinante. ¿Por qué no puedo respirar con normalidad? Los fuertes aplausos hacen que me sostenga a la pared. ¿Estuve a punto de caer? De repente mi traje se siente muy ajustado y quiero quitármelo. Mi garganta está seca, mi visión borrosa cuando unos ojos marrones se encuentran con los míos.

¿Esto es un sueño?

—Ashton Karlsson —susurra una voz suave y delicada —. Mis visiones predijeron tu presencia esta noche.

El olor de su perfume llega a mi nariz, mareándome al instante. Puedo ver toda una gama de emociones pasar a través su rostro. Placer, felicidad, euforia. Yo, por el contrario, me siento cada vez más confundido.

—¿Tus visiones?

La pelirroja me observa fijamente. Tiene grandes ojos marrones, los más expresivos que he visto. Su nariz está cubierta por pecas, pero es hermosa. Ella se desliza hasta detenerse frente a mí, toda elegancia con una deliciosa piel. Su pecho y hombros al descubierto brillan gracias a las luces que parpadean en el salón. Quiero tocarla y acariciarla. Tanto es así que aprieto los dedos en puños para mantenerlos quietos. Me detengo antes de seguir avergonzándome. ¿Por qué actúo como si nunca hubiera visto una chica?

Ella no es una vista que esperaba. Su retrato no le hace justicia. Es casi como si sus ojos fueran una reflexión, un contraste directo contra su piel pálida y cabello rojo. La miro demasiado. Mis mejillas ruborizadas me delatan y estoy seguro de que ella nota mi apariencia avergonzada por ser descubierto.

—Supongo que tu familia te habló sobre mí —sonríe —. Veo el futuro y en muchas apareces tú.

Trago saliva.

—¿Qué quieres decir exactamente? —balbuceo.

Suena «Die For You» de The Weeknd. Reynard se mueve de manera sensual. Ignora mi conmoción, ignora por completo mi expresión aturdida. ¿Quién es esta chica además de la médium que nos ayudará?

—¿Por qué no bailamos y lo averiguas tú mismo? —incita —. Tenemos toda la noche para descubrirlo.

No me niego, mi cuerpo responde mientras envuelvo los brazos alrededor de su cintura. Mi nariz inhala su aroma. Es una mezcla floral y exquisita. Creo que esta noche usaré mucho la palabra exquisita. No puedo explicar esta reacción.

—¿Qué estás haciéndome?

La risa de Reynard es todo lo que puedo oír.

—Nada, chico lobo. Ese eres tú sintiéndote atraído hacia una chica.

Y luego se ríe.

Su boca se extiende en una amplia sonrisa, dejando al descubierto dientes perfectos y rectos. Su rostro se transforma de magnífica a impresionante. El sonido es rico, retumba y se desliza por mi piel como el satén. No puedo apartar mis ojos de sus labios que están tan cerca. Tan deliciosos. Y, a pesar de todas las razones por las que no debo, deseo besarla. Quiero besarla, maldita sea.

«¿Qué me pasa?»

—Yo también —dice ella.

Mi cerebro está revuelto. ¿Escuchó mis pensamientos?

—¿Qué?

Sus manos están en mi pecho, justo donde late mi corazón. Ha pasado un tiempo desde que he tocado a una chica de esta forma. Supongo que es normal. Bastante penoso en mi opinión. Actúo como Axel, un verdadero idiota que piensa con el pene.

—¿No sabes lo que sucede aquí? —Se mueve más cerca —. ¿No es muy obvio?

—¿Por qué no vas al grano de una vez, Roja?

Arquea una delgada ceja.

—¿Roja?

—Tu cabello —Le explico.

Me da una pequeña sonrisa que calienta mi frío corazón que había estado congelado por culpa de Marianne.

—Oh —dice —. Me gusta cómo suena Roja.

Nos movemos cada vez más cerca, sus labios rozan los míos. Yo no hago el mínimo esfuerzo de apartarme. Cada célula en mi cuerpo demanda tocarla y sentirla. «Ya basta, Ashton»

—Sé de tu historia con Marianne. Sé que sufres por ella.

Me tenso.

—No quiero hablar sobre ella.

Toca mi corbata mientras sostengo su cintura. Arianne y Asher pasan por nuestro lado, bailando. La boca de mi cuñada nunca estuvo tan abierta como ahora. ¿Satisfecha? Su plan de verme con Reynard funcionó y no me quejo en absoluto.

—También puedo ver el aura de las personas —expone Reynard —. El de Marianne es un completo misterio.

Cierro los ojos un breve segundo.

—¿Por qué estás tan interesada en ella?

Se encoge de hombros.

—Porque oculta algo malo y quiero descubrirlo.

—¿Cómo?

Acerca su boca a mi oreja y susurra:

—Tú eres parte del plan.

Antes de darme cuenta, sus suaves labios están sobre los míos. Mierda, eso fue rápido. ¿Estoy soñando?

—No —responde ella.

Un suave gemido abandona sus labios cuando mis manos empuñan su cabello rojo. No quiero parar, no puedo. La música suena a todo volumen, las luces parpadean mientras aprieto su cintura y devoro sus labios sabor a cereza.

Me siento hambriento.

—Ashton... —gime —. Te esperé por tanto tiempo.

El mundo gira detrás de mis párpados. Ambos jadeamos mientras nos besamos desesperadamente. ¿Qué diablos sucede? Chupo sus labios y obtengo un gemido satisfactorio en forma de respuesta. Mis manos están en su trasero, y aprieto, tal vez un poco más fuerte de lo que pretendía.

El beso se vuelve voraz.

Reynard se inclina hacia mí, como si ella no pudiera acercarse lo suficiente. Aparto mi boca un momento y tomo su mano para llevarla a una esquina cercana. La aprisiono contra pared viendo a sus ojos marrones brillar en la oscuridad. La necesito, cada parte de ella.

—¿Aún tiene dudas? —inquiere.

—Estoy tratando de averiguar, Roja.

Me tiende una sonrisa seductora.

—Te ayudaré con muchísimo gusto.

Antes de que pueda arrepentirme de esta locura, la beso de nuevo. Mi cuerpo está pegado a ella en toda su longitud. Mis manos acarician sus curvas y de repente siento que la ropa estorba.

—Definitivamente estorban —jadea contra mis labios.

Estoy impactado.

¿Ella oyó mis pensamientos por segunda vez o más?

—No comprendo —digo, apartándome —. ¿Qué viste en tus visiones? ¿Cómo me viste?

Reynard presiona una mano sobre su pecho agitado. Maldita sea, es hermosa. Tal vez mi reacción se debe a mis necesidades e imagino cosas absurdas. Marianne y yo nunca pasamos más de besos. Tampoco hace falta decir que soy el único de los Karlsson que no ha tenido sexo a sus veintiún años.

—Te vi de muchas formas.

Gruño frustrado y restriego las manos por mi rostro.

—Explícate, por favor —suplico —. Siento que estoy perdiendo la cabeza.

La sonrisa de Reynard es tan grande que está cegándome. Poco a poco la realidad me sacude, pero no estoy listo para admitirlo en voz alta. Pensé que este día jamás llegaría.

—En mis visiones compartimos muchos momentos juntos como ahora —prosigue con seriedad —. Soy tu compañera, Ashton.

🐺

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