Tengo pesadillas todas las noches

*Pov Taehyung*

Me senté sobre del maletero del carro de Chanyeol, observando mis pies balancearse; el ruido de la fiesta no era tan intenso aquí. Chanyeol no llevó su choche a la fiesta; lo dejó estacionado junto a otros vehículos en la zona boscosa cerca de la carretera. Era consciente de que era porque quería que tuviera un lugar donde quedarme. Con la intención de hacerme esto más sencillo, incluso había traído un plato de galletas y un refresco. Parecía preocupado, pero, de pronto, un chico de cabello oscuro apareció, y él se enojó. Luego de eso se marchó.

El chico permaneció allí durante un tiempo, observando detrás de mi primo antes de volver a ingresar en su auto y alejarse conduciendo. Extraño, nunca lo vi antes.

–Es probable que tengas el mejor asiento del lugar -la voz de Jeon Jungkook me sobresaltó- No me importa, estoy tan cansado de actuar como si me importara una mierda. Necesitaba estar solo, y dado que no hablas, eso lo hace jodidamente mejor. Una persona con la cual hablar que permanezca callada -tomo un largo trago de cerveza y se sentó a mi lado.

¿Estaba borracho? Tenía que estarlo, era plenamente consciente de que yo sería la última persona en desear ser su compañía. Yo no era su amigo.

–Tal vez debería dejar de hablar, entonces no tendría que pretender que me importa. Apuesto que debe ser fácil ¿Eh? No tener que reaccionar ante nada, realmente te envidio.

¿Envidiarme? ¿En serio? Iba a sentarse aquí y darme golpes cuando ni siquiera me conocía. No tenía ni la más remota idea de por qué decidí dejar de hablar. Decir que me envidiaba me dio ganas de ponerme de pie y gritarle en su cara, nadie me debía envidiar, nunca.

–Sin embargo, he oído algunas cosas que, si son ciertas, quizás sean peores tus problemas que los míos -negó con la cabeza y suspiró- No, probablemente no sea real, la madre de Hoseok es una chismosa. La mitad de lo que sale de su boca es falso, dios sabe que habló de mi madre lo suficiente.

Parecía estar hablando consigo mismo ahora. Sus ojos se centraron en algo en la oscuridad, el dolor cubría su rostro, no estaba tratando de ocultar nada, no como lo había hecho en todas las otras ocasiones en las que estuve cerca. Era la primera vez que lo veía realmente, esa faceta que no le revelaba a nadie, su máscara se había ido, y denotaba pesadez en su voz y oscuridad en sus ojos.

–No vino a mi partido de esta noche, no podía. Demonios, ni siquiera puede ir al maldito baño sin ayuda, mucho menos podría verme jugar. Cada punto que anoté lo hice por él. Así tendrá algo bueno que decirle esta noche. Pero estoy aquí, sentado como un cobarde porque regresar a casa y verlo en ese estado me aterra.

¿Quién? Quería preguntar, pero tenía miedo. Sus emociones eran excesivamente crudas, este no era el idiota que le mostraba al mundo, este era el hombre que se encontraba debajo de eso. Me permitía que lo viera, su dolor, sus temores ¿Pero por qué?

–Cuando nací, mamá dijo que él llevó un balón de básquet al hospital para mí. Salió y lo compro cuando le dijeron que era un niño, lo coloco en mi cuna junto a mí ese día. Me encantaba el básquet, pero era porque él lo amaba. Siempre ha sido mi héroe, ahora me dejará, y mamá -dejo escapar una risa dura, claramente llena de agonía- ¿Qué pasará? Él es su mundo, su compañero de vida, su alfa; siempre lo ha sido, no puedo imaginar a mamá sin mi padre. Estará tan perdida, yo solo no seré suficiente -dejo caer la cabeza entre sus manos y dejó escapar un suspiro- Joder, tengo miedo, Tae ¿Sabes lo que es estar asustado? -preguntó, alzando el rostro para mirarme por primera vez.

Lo sabía, lo sabía demasiado bien. Conocía el terror y el miedo, sabía que los demonios acechaban en la noche en lugar de los sueños dulces. Yo sabía más de lo que podía imaginar. Asentí –Sí -susurré con voz ronca, desesperado por asegurarle que no se encontraba solo. Mi voz sonaba extraña, pero familiar.

Era la segunda vez que le hablaba. La primera porque me enfureció, y ahora porque entendía que necesitaba saber que no se hallaba solo. El dolor nos llegaba a todos en algún momento u otro, era la forma en que aprendíamos a enfrentarlo. En este momento, decidí hablar, el silencio era normalmente como lo enfrentaba, pero por primera vez desde que fui testigo del asesinato de mi madre, quise hablar. Quise tranquilizar a alguien más.

Sus ojos se abrieron –Hablaste -dijo, mirándome fijamente- De nuevo.

No le di una respuesta, hablé porque él lo necesitaba. Pero ¿Hablar, solo para conversar? No podía hacer eso, aún tenía miedo de oír mi voz.

–¿Es real? Lo que Hoseok me dijo... Viste a tu padre... -se calló, sabía de mi pasado. Alguien lo descubrió y lo difundía, sabía qué ocurriría con el tiempo.

Pensé en una respuesta, nunca hablaba de esa noche, no lo había hecho con nadie. Recordar era demasiado duro, demasiado doloroso para cualquier ser humano. Pero Jungkook perdería a uno de sus padres también, así que asentí. No le daría más nada que eso, no pude poner palabras a lo que vi. No otra vez.

–Mierda, eso es duro -fue todo lo que dijo.

Nos sentamos en silencio durante varios manitos, la mirada perdida en la oscuridad.

–Mi padre está muriendo, los médicos no pueden hacer nada por él. Lo enviaron a casa a... Morir. Cada día lo veo caer un poco más, más lejos de nosotros, sufre tanto, y no hay nada que pueda hacer. Tengo miedo de ir a la escuela porque, ¿Y si muere mientras no estoy y nunca lo veo? Pero entonces, como malditamente ahora, tengo miedo de volver a casa porque pudo haber empeorado y luego tendría que ver eso. Tengo que ver al hombre que adoro consumiéndose, dejando esta vida. Dejándonos.

La muerte de mi madre fue rápida, inmediata. No sufrió, a excepto en aquel instante en que le grité a mi padre que se detuviera mientras le apuntaba con un arma. Sé que sufrió entonces, sufrió por mí y lo que vería. Pero no sé lo que se siente ver morir lentamente a uno de tus padres ante tus ojos. Me dolía el corazón por él, perder a alguien que amabas era difícil, lo más duro en la vida.

Jungkook no era una persona agradable, podía ser realmente cruel. Pero la emoción en su voz era difícil de ignorar. No quería sentir nada por él, ni siquiera dolor, pero lo hacía.

–Nadie sabe -continuó- No puedo decirles, todos saben que, papá fue operado y se encuentra indispuesto ahora. "Ya no trabaja", pero lo dije como si no fuera nada, como si no fuera una gran cosa -se rio de nuevo, un sonido duro y sin gota de humor- Las mujeres de esta ciudad jamás aceptaron a mamá, no tiene amigas con quien hablar, excepto tu tía y no creo que siquiera le dijera Shin Hye. Cuando papá se valla... Solo yo estaré ¿Cómo puedo hacer eso? ¿Cómo puedo ser suficiente?

No podía hacer nada que aliviara su dolor, nada que alguien hiciera lo haría sentir mejor. Entonces acerqué mi mano y cubrí la suya, era lo único que sabía hacer. Aparte de hablar, no necesitaba eso, y no estaba seguro de poder hacerlo.

Comenzó a girar su mano para sostener la mía cuando se detuvo y se apartó, luego se puso de pie como si fuera a irse, no quería que se fuera así. Se sinceró conmigo sobre los demonios que enfrentaba. Puso sus secretos al descubierto, iría a casa a esa pesadilla y viviría una y otra vez hasta que todo hubiera terminado. No quería contarle a nadie, sin embargo, me lo dijo a mí ¿Vio en mis ojos lo que yo vi en los suyos? ¿Tristeza e ira? ¿Pesar y sufrimiento?

–Tengo pesadillas todas las noches -dije- Veo a mi madre morir frente a mis ojos una y otra vez.

Hola bellotas, aquí el nuevo capítulo. Muchas gracias por el apoyo que le dan a la historia y por esos lindos mensajes que dejan.

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𓆩Candy𓆪

17-5-2023