Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 39, El beso

Adam

Desde el principio, Chloe y yo fuimos mejores amigos. 

Yo la consentía cada vez que podía; todavía recuerdo cuando le regalé sus primeras zapatillas de ballet y ella se puso contentísima, a pegar saltitos y a rodearme entre sus brazos gritando: ¡Gracias niño rico! ¡Muchas gracias!

Y así comencé a sentir algo por ella. Poco a poco, sin darme cuenta.

Unos cuantos años después, volví a mi país por el trabajo de mis padres, por lo que ya me había acostumbrado a ser el nuevo y empezar de cero.

Aún así, las despedidas nunca se me dieron bien. Ya había sucedido en el pasado que tuve que marcharme y dejarla sola pero ahora...no significaba lo mismo.

Simplemente me había enamorado de la listilla todavía más.

— Hola.— Caminé hacia su cuerpo, encamado y débil después de la operación.

— Hola, Adam.

Su voz robótica y fría mandó escalofríos por toda mi nuca.

— ¿Quieres hablar?— Me rasqué el cabello, extremadamente nervioso por su reacción. Lo último que me esperaba era lo que iba a hacer a continuación.

Vaale. — murmuró, escudriñándome con esos ojos verdes como el bosque en primavera.

— Me gustas, Chloe.— carraspeé, intentando encontrar las palabras que expresaran cómo me sentía.

— Lo sé, Ryder.

Vaya, no dijo un "A mí también".

— ¿No te gusto? — Fruncí el ceño profundamente. Sabía que si me respondía que no me estaría mintiendo en la cara.

— No creo que sea necesario admitirlo.— Se colocó un mechón castaño detrás de la oreja.— No podemos estar juntos.

Mi corazón se paró por un segundo, llenándose de ponzoña y dolor.

— ¿Por qué? —suavicé mi tono hasta llegar a un susurro.

— Porque no encajamos. Tú eres billonario, te ibas a casar con una de las hijas más ricas de toda Inglaterra, por Dios, y yo solo vengo de una familia de clase media que tiene una panadería en Nottingham.

A medida que pronunciaba ese maldito discurso, su mirada me quemaba más, ardía con una rabia enorme, con una frustración que no le pertenecía, sino que alguien le había dado.

— Bueno, tienes razón pero...

— Pero nada.— acabó ella, cortante.— Me niego a ser tu novia, ¿lo entiendes?— arqueó una ceja, mostrándose aún más enfadada que antes.

— Lo entiendo, no soy idiota.— alegué, comenzando a cabrearme yo también.

¿Qué cojones le pasaba a esta chica?

— Bien.— Ladeó su rostro para admirar las vistas de la ventana, como si yo no le importara lo más mínimo y un aparcamiento de coches destartalado se mereciera su atención.

— Bien.— remarqué.— ¿Me sigues odiando?

El silencio se adueñó de la habitación durante unos minutos, lo que me pareció una eternidad. Joder. Una lágrima se derramó por mi mejilla, me temía que la listilla se había cansado de mí. Ella se giró hacia mí y me dirigió una sonrisa triste.

— Sí.— admitió, como si de un secreto se tratara.

Ya no había vuelta atrás. Esta conversación era nuestro final, así que le pregunté con la mandíbula tensa y los puños cerrados:

— ¿Puedo besarte?

Su sutil asentimiento de cabeza me sirvió de alivio temporal, como una tirita en la herida de mi pecho que acababa de crearme.

Alargué el momento lo máximo posible, entreteniéndome con su dulce olor a fresas, con el tacto de su piel en la mía, con el color rosa palo de sus labios.

Cuando los rocé con mi pulgar, sentí el cosquilleo que le recorrió de arriba a abajo por la forma en que se estremeció debajo de mí. Me había sentado con cuidado en su regazo, evitando echar mi peso encima de su cuerpo flaco y endeble. Justo en el instante en que mi boca tocó la suya, me aparté de ella con rapidez, y besé su mejilla.

— Capullo.— masculló entre dientes.

Le enseñé mi más amplia sonrisa.

— Ya puedes irte.— Me desairó con un movimiento de manos.

— Esta vez te vas a escapar, Flitcher; sin embargo...— dejé de sonreír, pasando mis dedos por su clavícula.— Cuando vuelva, vas a desearlo. Vas a quererlo. Vas a rogar por mí, preciosa.— Bajé mi índice hasta el contorno de sus pechos, notando cómo se aceleraba su respiración.

— Ni en sueños.— gruñó, arrugando la nariz.

— En mis sueños gimes, y no de dolor.— apunté, desvelando una sonrisa lobuna al observar cómo mis pequeñas acciones tenían tanto poder sobre Chloe. 

Estaba ocultando su excitación de mí, qué pena que todavía no hubiera aprendido la lección.

— No te escondas.— ordené, tremendamente divertido de la situación.— No tienes por qué hacerlo conmigo.— Acaricié sus pómulos marcados con mis nudillos, a lo que ella soltó un suspiro airoso.

— Adam, yo...— La pena en su expresión me mató.

Mi enemiga, la chica con la que siempre discutía y no aguantaba estaba a punto de romperse delante de mí, y no lo iba a permitir.

Por ese motivo, decidí callarla con un beso.



❤️‍🔥❤️‍🔥❤️‍🔥



Chloe

Su lengua se enredó con la mía, provocándome miles de sensaciones distintas. Acuné su cara en la palma de mis manos, disfrutando de su intensidad, de su cercanía.

¿Por qué él? ¿Por qué podía despertar tantas cosas en mí?

Entonces, en un hospital siendo devorada por la misma persona que eligió a Marie por encima de mí, lo comprendí.

En nuestra historia cabían las terceras personas, los engaños, la distancia, las mentiras, la desconfianza y, sobre todo, el amor.

Porque quería a ese engreído, pero me quería más a mí.



❤️‍🔥❤️‍🔥❤️‍🔥



6 meses después

— Nicky, ¿café o té?— ofrecí mientras preparaba los tés de Harley y las gemelas.

— Café, gracias.— Al menos despegó la vista de su ordenador para hablarme, hecho que desde hace poco ya ni se molestaba en realizar.

Últimamente no paraba de estudiar, de verdad que estaba muy preocupada por aprobar los exámenes de acceso a la universidad. 

Cambiando a un tema menos aburrido, mi mejor amiga, con la que me costó un mes reconciliarme, había traído también a su novia. A mi casa.

Obviamente no me había gustado ni un pelo verla detrás de mi puerta con ese maquillaje perfecto y esa ropa de marca, impoluta. Aún así, me esforcé en fingir que la soportaba y la saludé con un abrazo.

Al cabo de un rato, mis amigas comenzaron a parlotear de algún chisme sobre una de nuestras compañeras de ballet y Marie aprovechó la oportunidad para tantear el terreno.

— ¿Estás bien?— Su postura elegante contrastaba con la actitud despreocupada de Miller, su pareja desde hace unos meses. Habían sido hechas la una para la otra, y ella estaba tratando de mejorar su relación conmigo por Harley.

— Por supuesto, ¿y tú?— Le pegué un sorbito a mi taza de poleo menta.

— Yo estoy nerviosa por los A levels, aunque tengo ganas de que llegue ya julio.— Partió una galleta de chocolate en dos trozos para darle uno a su hermana.

La verdad es que con el paso de las semanas me caía mejor. Tenía muchos detalles tanto con Mimi como con nosotras, aunque no se me olvidaba todavía cómo me había pegado en el instituto.

— ¿Por la graduación?— cuestioné, curiosa por conocer lo que pensaba.

— Sí bueno, es que va a venir Adam y le echo de menos.— Se calló en cuanto se dio cuenta del cambio en mi lenguaje corporal.

Estaba mordiéndome las uñas.

— ¿Es una broma? Digo, para reírme.— anuncié. Me encontraba de un humor de lo más ácido.

Abrió la boca con el fin de replicar, más hubo una pausa antes de que escuchara su más sincera opinión.

— Creía que ya no te afectaba.

Cerré los ojos, necesitaba controlarme y no arruinar la tarde. Tomé aire, relajadamente.

— Mira, Flitcher. No sé qué demonios os traéis vosotros dos, ni pretendo enterarme de ello. Adam es mi amigo. No somos nada más.— se defendió, con un ritmo brusco y frenético.

— De acuerdo, no me debes explicaciones.— comenté de forma calmada.

— Era por aclararlo y no armar peleas.— apuntó ella.

— No voy a pelear por un chico.— rodé los ojos, vaya estupidez.

— Eso ya lo veremos.

Resistí a duras penas el impulso de lanzarle una magdalena a la cabeza.

Tras esa frasecita, la pelirroja mordisqueó su galleta y volvimos a sumirnos en la charla que mantenían las demás, pero mi mente no dejaba de repetir el último día que vi al niño rico.

Se suponía que ya le había superado, ¿no?

No le había llamado ni escrito en todo este tiempo, igual que él, quien no se había molestado en contactar conmigo ni un mísero día.

A veces soñaba con su voz grave y ronca, con sus ojos grises. No se lo había contado a nadie, priorizaba mi orgullo y mi reputación demasiado como para hacerlo. Aunque la tentación de oírle otra vez, de tocarle...

Estaba desvariando. 

Tenía que olvidarme de Adam Ryder y conocer a alguien nuevo, alguien que me amara. No iba a esperar a que regresara de su centro de rehabilitación, reencontrarnos y tener hijos.

No.

La vida continúa, ya era hora de pasar página.

Si tanto le interesaba, me habría buscado. Habría preguntado por mí. Habría venido a mi presentación como bailarina profesional, pero no.

Dolía aceptar que se había aburrido de lo nuestro, que estaba saliendo con otra chica y que no era yo.

Parecía que hasta en la eternidad seguiría siendo su segunda opción. Su segundo plato.



❤️‍🔥❤️‍🔥❤️‍🔥


N/A: Queda muy poquito para el final de Dulce odio. Chicxs, voy a llorar. :(

Las fotos de Adam jugando al baloncesto las subiré durante la semana que viene a la cuenta de wattpader_novena en Instagram. <3

Gracias por los votos y comentarios. Gracias por leerme. 

Nos vemos pronto con el capítulo 40.🥳

Besos con sabor a vainilla,

- KawaiiWorld8

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro