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Capítulo 27, Máscaras en el suelo

TW: Escenas delicadas de abuso sexual.


Adam

Llevaba más de una hora discutiendo con Marie, se había arreglado con un conjunto hiper-mega caro para que su actual ex-novia le hiciera caso, y se veía que no había funcionado.

Al revés, Miller se había follado al novio de Chloe.

Había que admitir que Jaden sí que se conocía la ley del aquí te pillo, aquí te parto. En el reel de Instagram lo había demostrado muy bien...

─ Marie, yo sabes que te quiero, te aprecio y todo eso. Llevábamos saliendo desde los catorce, te conozco. ¿Qué mentirijilla le soltaste?─ Elaboré bien mi cuestión, su rostro pecoso se convirtió en el de un fantasma.

Blanquecino y pálido, sin emoción alguna.

─ Puede que...yo, mmm...─ Chasqueó la lengua una vez, dos, tres.─ Vaaaale. Le mentí al decirle que nunca sucedería ni sucedió nada con Ben.

Me tapé la boca con la mano, conteniendo la carcajada que quería salir.

─ ¡NI SE TE OCURRA REÍRTE! ─ Me pinchó la mejilla con el dedo.

Con eso sí que no pude evitar descojonarme de la risa en toda su cara. Por favor, Rousseau.

─ Si es que tienes cada cosa, canım.─ Le besé la mejilla.

─ No me digas "mi vida" en tu idioma, que fuiste tú el que me dejaste. ─ Hizo un puchero, expresando fingido dolor.

Yo puse los ojos en blanco.

─ Vamos abajo, tienes que darle una explicación a esa gótica. ─ Tomé su mano, como siempre ella acarició con su pulgar el mío.

─ He sido una tonta, Adam. Por mi culpa se ha liado con Jaden. ─ se quejó de nuevo. ─ Nada de esto hubiera pasado si yo no me hubiera peleado con ella.

─ Eso díselo a Chloe, que le acaba de arruinar la relación su noviecito infiel.─ Noté cómo su cuerpo se llenó de tensión, incómodo.

─ No finjas que a ti no te alegra, que sé que estás contento, Ryder.─ Fijó sus ojos ámbar en los míos, amenazante.

No iba a mentirle, si mi listilla ya no seguía con Howes, y yo ya era oficialmente el capitán del equipo de la Elitist Academy, me daba luz verde para arrinconarla y decirle todo lo que se me cruzara por la mente.

Flitcher quizás no estaba preparada para mi sinceridad, pero me importaba muy poco dadas las circunstancias. Algún día me casaría con ella, que se le fuera quedando claro en esa cabecita tan caótica.



 ❤️‍🔥❤️‍🔥❤️‍🔥



Chloe

Me quería sonar de algo la cara de ese chico, me resultaba extrañamente familiar. Su cabello era del color del sol apagado, de un amarillo muy versátil y delicado.

Estaba cien por cien segura que le había visto antes en alguna parte.

Nicolle me trajo a casa después del berrinche que me dio, por lo que al despertar esta mañana me retumbó la cabeza.

Menuda resaca, no iba beber más en mi vida.

Dirás hasta la próxima fiesta, me corrigió mi consciencia.

No, me dolía tanto la frente que parecía que tenía a alguien clavándome agujas en la sien, por Dios, qué inaguantable.

Cuando me levanté de la cama tras mi percance de tropezar con la alfombra rosita fresa que había debajo, casi pegué un chillido del susto al descubrir una nota en mi escritorio.

❝ Sigues siendo mía. No te hagas la tonta, dulzura.❞

Se me heló la sangre al leer esas dos oraciones juntas. A lo mejor Adam se había emborrachado ayer y había preferido dejarme el papelito este en casa.

Lo dudaba mucho.

El niño rico no escribía a mano porque pensaba que desde pequeño, su letra fea y angosta nunca cambiaría. Por lo tanto, mis sospechas recaían sobre la misma persona.

Imposible, ¿cierto?

Con qué ingenuidad había actuado, joder. Nada era imposible, y mucho menos para él.

Caminé hacia el baño, mis padres y hermanas se habían ido a visitar a mi abuela sin mí. Lo entendía, llevaba durmiendo hasta las doce del mediodía. 

Casa sola, una muchacha de diecisiete años, una hoja repleta de segundas intenciones.

¿Qué podría salir mal?

Me di cuenta de la sombra que me acechaba desde atrás después de que me tapara la boca con una tela negra.

─ Calladita te ves más bonita, ¿no crees?─ Esparció dos besos por mi cuello.

No, no, no, y no.

─ Bebe esto.─ Acercó un vaso de agua a mis labios, yo giré el rostro para mirar a la pared.

─ He dicho que te lo bebas.─ Sus manos atraparon mis muñecas, reteniéndome en el sitio.

No me pude negar más. Cansada, tragué el líquido.

─ Buena chica. ─ habló en susurros, acariciándome el pelo castaño, qué asco. Me rugieron las tripas de hambre.

─ Ya vale. ─ Refunfuñé.─ ¿Por qué no te vas a la puta mierda?─ Le escupí en la camiseta ajustada oscura que vestía.

─ Solo me voy a ir cuando vengas conmigo. ─ Comenzó a desnudarme delante del espejo.

─ Para.

Mis pantalones yacían en el suelo, y mi top iba por el mismo camino. Dejé escapar una lágrima cuando sus dedos se deslizaron dentro de mí. Con violencia.

─ Por favor. ─ Le clavé las uñas en el antebrazo, necesitaba aire.

─ Ok, ya es suficiente.─ Escuché su respiración agitada a la perfección, y le reconocí al instante.

─ Adiós, playboy. Debería denunciarte por esto.─ Me agaché para recoger mis shorts y colocármelos de nuevo delante de él.

─ No creo que sirva de mucho, ya sabes...Mi padre es el Ministro de Defensa.─ Qué ganas de borrarle esa sonrisa abierta me habían entrado.

─ Ya no somos novios, lo que has hecho ha estado muy mal. No se abusa de alguien así como así.─ Le empujé para cruzar por la puerta, que su figura imponente estaba tapando.

─ Chloe, ¿en serio que no vas a volver conmigo?─ Sus ojos azul claro taladraron un agujero en mi corazón.

─ No.─ Mi tono de voz sonó férreo, duro.

─ No vas a cambiar de opinión por mucho que insista, ¿verdad?─ Su pulgar rozó mi labio inferior, despertando un sentimiento y unos pensamientos prohibidos en mí.

─ Verdad.

Por unos minutos nos quedamos en esta posición, Jaden tocándome con suavidad y yo disfrutando de su tacto, de su olor, de su cercanía.

Depositó un último beso en mi mejilla, y, tras unos segundos de silencio, se marchó.

Quizás había cometido un error al involucrarme tanto emocionalmente con una persona, al menos solo habíamos durado dos días, lo que alivianaba el golpe.

Más no lo sentí así; me dolía el pecho.

Busqué mi móvil con la mirada, me habría olvidado de el aparatito malvado en mi cuarto. Cuando llegué me puse a inspeccionarlo como una loca, tiré de las sábanas para ver si me lo había dejado en el colchón.

Nada. ¿Dónde estaba mi iPhone nuevo? 

Abrí mi armario, sacando un conjunto violeta para estar por casa, sencillito. Me entretuve leyendo un libro de química después de desayunar tostadas con mermelada y mantequilla y un café con poco azúcar.

A las cinco de la tarde, me recosté en el sofá y caí en los brazos de Morfeo. No me enteré de cuándo llegaron mis padres ni Layla con Em.

Lo único de lo que puedo aseguraros es que soñé con una chica corriendo en un bosque, y con unos tres guardaespaldas fornidos pisándole los talones.

Siguiéndola, atrapándola, esposándola.

¿Quién era esa muchacha indefensa que pataleaba al mismo tiempo que lloraba?

Pobrecita...

Ojalá alguien pudiera ayudarla.



❤️‍🔥❤️‍🔥❤️‍🔥



N/A: Wow, buenos días chiquibabys. :D

Me ha costado un día poder terminar esa última escena, sin exagerar. Gracias por el apoyo, espero que os esté gustando esta historia jeje.

He calculado aproximadamente cuántos capítulos quedan para que Dulce odio acabe, y son 13. 🔥

Comentad "<3" si queréis escenas románticas de Adam y Chloe, porque ya tengo algunas escritas. ;)

Dentro de poco actualizaré el capítulo 28, ¡estad atentxs!

Besos con sabor a vainilla,

- KawaiiWorld8

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