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Capítulo 2

Chloe

El dolor quemaba en mi garganta, a borbotones, concentrado, y aún así tragué el nudo que se había acabado de formar en ella.

Era una absoluta y total masoquista, no cabía duda.

Ella le agarró la corbata de la camisa, desesperada con una visible fuerza, y el chico de cabello negro semirrizado lo único que hizo fue continuar succionándola, lentamente. Hasta el alma.

El maldito capullo se estaba dando el lote frente a todos los demás, sin vergüenza alguna, y, por si fuera poco, sus ojos no dejaron los míos en ningún momento, provocando un incendio de rabia y cólera en mi burbujeante estómago.

No me di cuenta de que mis puños yacían apretados a mis costados hasta que no percibí la marca de mis uñas en mis palmas, rojas.

Se separaron para inhalar oxígeno; me mordí el interior de la mejilla, muy consciente de ello.

─ Wow, me he quedado sin palabras.─ articuló la rubia, tintada de un azul électrico, situada a unos veinte centímetros de mí.

Su piel blanquecina, moteada con pecas, contrastaba de un modo deslumbrante con la de su pareja, que le había tomado de la mano hacía unos seis minutos.

─ Yo también, la última vez que lo vi era...distinto.

Sí Lots, "distinto" se quedaba corto, en mi opinión.

Cuando pasábamos ─casi todas─ las tardes juntos, nunca se mostraba tranquilo, pacífico, y mucho menos con una apariencia tan relajada como la de ahora, regalando sonrisas fáciles a sus admiradoras, pero acariciando el brazo de Marie. Nunca, al contrario; lo más usual en él era su constante movimiento, que me ponía de los nervios y parecía adorable al mismo tiempo.

Por eso, contemplarlo en una postura tan calmada, en control de sus emociones y gestos, chocó totalmente con la concepción que había creado de Adam Ryder.

─ Ha cambiado mucho, la verdad.─ Asintió Charlotte, impresionada.

─ Todos hemos cambiado.

Mi voz salió con un ligero temblor, los ojos grises de mi némesis clavándome en el suelo de manera inexorable, inevitablemente recorriéndome desde los pies a la cabeza. Yo me negué a apartarle la mirada, retándole.

Ven y destrúyeme si puedes, acaba conmigo.

O con los restos de mí.

Sacado del hechizo por un achuchón de una chica aleatoria, volvió a prestarle atención a su gemela preferida y a su magnífico público.

Moví mi vista hacia otro lado, cualquiera en el que no se divisara su cuerpo fornido y musculado, vestido con el uniforme más caro de la academia. Se veía tan perfecto que dolía.

Porque él, seguía sin valer la pena, y yo...seguía esperando que lo hiciera.


◊◊◊


Adam

Después del "numerito", o como me gusta llamarle yo: La farsa del siglo, me dirigí al baño masculino, ansioso de abrir el grifo y lavarme la puñetera boca, que apestaba a pescado podrido y cáscara de naranja.

Agh, qué mal besa Marie, joder.

De forma compulsiva froté mis manos con jabón y las pasé por mi lengua, que aún permanecía impregnada de su horrendo sabor a flores exóticas y mucha colonia Chanel nº5.

─ Lo estás haciendo mal.

Cerré el chorro de agua de inmediato.

─ Así no se lavan los dientes, déjame ayudarte.─ Colocó mis brazos en una posición un tanto extraña y de arriba a abajo restregó mis dedos por cada una de mis encías.

Un muchacho, más o menos de mi edad, me estaba tocando como si no valiera mi autógrafo miles de libras, con el pelo más desordenado que había visto nunca y una camisa pasada de moda. Se concentró en llevar a cabo la limpieza bucal, su vista fija en mi boca.

─ Muchísimo mejor, si te hubiera visto mi madre te arrancaba las orejas.─ Me guiñó uno de sus ojos azules.

¿Quién demonios era este chico y por qué me trataba de forma tan normal? ¿No le intimidaba hablar con el <<gran y famoso Adam Ryder>>?

─ ¿Sigue oliéndote fatal? Estás frunciendo el ceño.

Ni siquiera me había dado cuenta de ello; como un coche teledirigido, acaté la orden y relajé los músculos de mi frente.

─ ¿Se puede saber cómo te llamas?─ Ladeé el cuello, desconfiando de su acto de buena fe.

─ Eric. Eric Peters. Y tú eres Adam, ¿no?

─ Exactamente, Eric.─ hice una pausa, volviendo a agradecer el gusto común de mi paladar─ ¿por qué te tomas tantas confianzas conmigo?

─ ¿Por qué no?

Mi boca formó tremenda "O".

─ Mmm...buen argumento, ─ pensé lo que iba a decir ─ pero, en serio, ¿no sabes con quién realmente estás hablando?

Me acerqué unos cuantos pasos para observarlo mejor, su cabello rubio desaliñado, metro noventa y complexión delgada no suponían una posible amenaza a simple vista, pero mis tarjetas de crédito tampoco lo hacían, en un principio.

─ Ya te he dicho que sí, no me importan las formalidades.─ se encogió de hombros, su camisa roja a cuadros levantándose ligeramente.

Increíble. Qué personaje más extravagante; quién lo adivinaría, me cae demasiado bien.

─ Ven conmigo.─ pronuncié.

¿Qué?

─ Lo que has oído, ¿o prefieres quedarte en el aseo de pie todo el día? Seguro que tienes hambre.─ Me sequé las manos en los pantalones, a falta de una toalla de calidad.

─ Ahora que lo pienso...sí.─ Se rascó la nuca, pensativamente.

─ Bueno, perfecto entonces. ─ respondí, dando por finalizada la conversación.

Él reaccionó de una vez, recolocándose su chaqueta oscura y revolviéndose las ondas doradas aún más.

─ Estoy listo para lo que quieras, señorito.─ La burla en su voz fue obvia.

Lo repito, me encanta este muchacho, ¿por qué no lo había conocido antes?



◊◊◊


Chloe

Las clases de matemáticas son una auténtica mierda si no se te dan bien, reflexioné, apreciando la preciosa arruga que se marcaba la frente de Mimi, mi otra mejor amiga.

A mí, a diferencia de ella, se me facilitaba bastante hacer las tareas, y nunca significó la asignatura un problema para mí, cosa que no se puede afirmar de todo el mundo, por lo que veo...

─ Dios, yo no sé hacer esto, Virgen Santa, ¿quién demonios lo entiende?─ se tiró de la raíz de su mata rojiza, desesperada.

─ Si quieres, te puedo ayudar.

Se tomó unos minutos para considerarlo, jugando con una mecha de su pelo reluciente como el fuego.

─ Vale.─ aceptó, levantando su rostro de la fascinante vista que era su cabello─ pero tiene que ser este sábado.

Se hizo un silencio desolador, mi mente trabajando a toda pastilla. ¿Por qué tenían que coincidir todos mis planes últimamente?

Mi amiga no tardó en notar que algo me chirriaba, así que planteó la típica cuestión:

─ ¿No puedes? ─ no devolví ninguna respuesta, la pena invadiendo mi corazón.─ ¿Te viene mal?

─ No es eso, zanahoria, es que ya he...

─ Es por él, ¿verdad?─ Su cara se contorsionó en una mueca de tristeza.─ Otra vez no te deja salir con nosotras, el muy cabrón.─ Apretó los labios, bastante cansada de la misma situación.

─ Tengo que ir a su partido, es importante.─ saboreé las palabras en mi lengua, antes de escupirlas.─ Sabes que el equipo necesita algunos ánimos y como es el capitán...─ me toqué las orejas, de repente bastante cuidadosa con mi forma de hablar.

─ Bueno, ─ me cortó del tirón─ esta vez tienes excusa, por eso te lo paso; pero como vengas a decirnos lo mismo la semana que viene, TE JURO QUE LE CANTO LAS CUARENTA A ESE IMBÉCIL, si no nos hace caso, le dejas.─ Su dedo amenazante me apuntó.─ Entendu?

─ Oui, Mimi, entendu.

Arrugué la nariz, Ben no era querido por mis amigas.

Tras unos segundos, volvimos a nuestros respectivos ejercicios de geometría, de manera que la clase siguió su ritmo normal; a pesar de que, tanto ella como yo, sabíamos perfectamente que acabaría rompiendo con él, porque mi novio no estaba dispuesto a ceder en ese término, ni en ningún otro, por más que le insistiera en entrar en razón. Era... inútil.

Estar con él se parecía a estar encerrada en una prisión.


◊◊◊


Adam

─ No seas tan brusco. Ay, así mejor.

Le estaba recolocando a Eric su postura de los dedos para que no se le volviera a resbalar el calamar, no obstante, la torpeza de mi nuevo amigo superaba la contaminación de Madrid. Este chiquillo por cada segundo que pasaba me interesaba más.

Intentó utilizar los palillos justo como le había enseñado, pero después de levantar un Nigiri en el aire, se le escapó de nuevo, cayendo con un gracioso plof.

─ Me rindo, yo lo voy a coger con las manos.─ bufó, bajando los palillos de madera hasta que chocaron contra el plato de cerámica.

─ ¡NOOOO! ─saltó Charles─, eso es de mala educación, ten un tenedor.─ Le ofreció el utensilio metálico, que el otro rubio recibió agradecido, con una sonrisa de boca cerrada expandiéndose por su rostro.

─ Gracias, lo usaré.

En realidad fue una mentirijilla de su parte, ya que en cuanto se hartó de destrozar todos los sushis, optó por métodos más...naturales, a lo que el americano de actitud solemne se escandalizó, poniendo el grito en el cielo.

─ ¿PERO CÓMO PUEDES SER TAN BURRO? ─ vociferó, su vena rojísima palpitándole a toda velocidad en la frente.

Mientras ellos se peleaban por la manera de comer de nuestro nuevo colega, el capitán del equipo de fútbol destapó su cajilla de cigarros, su flequillo oscuro le cubría esos ojos de obsidiana que se hallaban entornados, encendiendo el mechero a distancia. Estaba mucho más callado de lo normal.

─ ¿En qué piensas?

Me senté en la silla que se encontraba a su lado, recostándome en el incómodo respaldo de madera. Si no terminaba con algún tipo de tortículis, me compraría un Rolex.

─ En que eres un completo imbécil.─ Exhaló una bocanada de aire sucio.

─ Oye, ─ Le di un codazo cerca de su hombro─ no trates así a tu mejor amigo, que acabo de volver.─ le chisté, con una nota de broma en mi voz.

─ Sí, de volver a lo mismo.

Aplastó el tubito enrollado en el cenicero, la indignación acumulada durante el día se apreció en su movimiento.

A mí me comenzaron a invadir escalofríos de mal augurio, sabiendo por qué cauces iba a desembocar aquella conversación.

Decidí hacerme el tonto un corto periodo de tiempo:

─ ¿A qué te refieres, Charlie? ─ le molesté, detestaba ese apodo con el que le bautizamos tras ver "Charlie y la fábrica de chocolate".

─ ¿Tú qué crees? ─ Me dedicó una mirada cansada, acompañada de una ceja enarcada y una descuidada capa de barba (de una semana) alrededor de sus labios.

Guardé silencio, prorrogando lo inevitable; sinceramente, carecía de ganas de hablar de ello.

─ No la has superado.─ declaró, como un juez dictaría la condena del culpable que debe permanecer diez años de su vida en una podrida cárcel.

No.

No lo había hecho, pero...¿qué más daba admitirlo?

Rebobiné en mi cabeza todos mis momentos favoritos, infectados por su memoria: La mañana nevada de invierno en la que la conocí, la primera carta que nos escribimos mutuamente, sus sonrosados mofletes cuando oía hablar a los adultos de besos y abrazos, su mano en la mía, aupándome para elevarme en mis pies y levantarme del suelo después de una caída en bici, ella bailando en el estudio de ballet...

─ Y estás intentando llamar su atención de la peor manera posible, hiriéndola.─ Apagó su cigarrillo contra el borde de la mesa, hundiéndolo hasta formar un agujero mínimamente profundo.─ Por eso te has besado hoy por primera vez con Marie en público, y por eso vas a seguir con el contrato.

Se limpió las manos de comida en su blanca servilleta y echó hacia atrás la cabeza en su asiento, descansándola plácidamente.

─ No es así.─ No tenía por qué explicarle nada, pese a ser importante en mi vida, nadie podía descubrir el motivo real. Nadie.

─ ¿Entonces cómo es realmente, uh? ─ Una arruga le surcó el entrecejo.─¿La echaste tanto de menos que ahora la haces sufrir?─ Su mirada me perforó la piel, letal.

─ ¿Y qué si lo hubiera hecho? Ella ya se ha olvidado de mí, seguro que está con alguien más.─ Mucho mejor que yo añadí en mi mente.

─ En eso tienes razón, su noviecito es Ben, el capitán del equipo de baloncesto.─ confirmó mis sospechas.

Tensé la mandíbula imaginando a la castaña con él.

¿Por qué entre todos los chicos había elegido al más idiota?


◊◊◊


N/A: Vale, HOLA CHIQUIBABYS, JIJI. <3

¿Cómo están las personas más preciosas del mundo? Espero que genial, a mí me va bien, aunque estas dos últimas semanas han sido bastante duras, en fin, que me enrollo. El capítulo realmente no temina ahí, tiene una escena más, pero como no está corregida lo voy a dejar así (por ahora). 💗

Para el próximo preparad unas buenas palomitas, porque vais a leer:

- El primer partido de basket de los Nottingham Lions. :) 🏀

- Adam siendo el líder que es, EN PLENA ACCIÓN.🌚

- Una listilla esperando encontrar a su novio en el probador y en su lugar chocándose con...

- Y, por último, LA APUESTA MÁS IMPORTANTE DEL AÑO.🔥🔥🔥

¿Estáis preparadxs? Yo sí, pero aviso, los temas que se van a tocar son indiscretos en su mayoría, jsjsjjsjs.

Aquí tenéis un pequeño adelanto que os regalo:

─ Ben, te he comprado tu refresco favorito, lo he dejado en tu taquilla.

Solo escuchaba el sonido del agua de la ducha correr, creando un ambiente agradable y relajante.

─ No sé si te has fijado, pero vengo preparada para quedarme contigo esta noche.─ Jugueteé con mis manos.

Nada, absoluto silencio. Decidí probar de nuevo, mi voz bajó varias octavas:

─ Y me he puesto ese conjunto de encaje que te vuelve loco.

La ducha se cerró al instante, uff, qué alivio; estaba oyendo todo lo que le decía. Con mi espalda vuelta hacia él y mirando el interesante diseño de la pared, a cuadros blancos y negros, dividida en dos franjas horizontales, seguí musitando lo que quería que sucediera:

─ Estaba pensando en que podríamos, mmm...ya sabes.─ Tragué saliva, mi boca repentinamente seca, como si hubiera experimentado una sequía terrible de diez años.

Percibí gracias a mis sentidos el ruido de botellas de plástico chocándose contra el suelo, interesante.

─ Podemos ir a un hotel, ─ me aclaré la garganta─, descansar toda la tarde, comer, ver una peli de Star Trek y luego...─ sentí mi piel hormiguear─, pasar a la tercera fase.

Expulsé el aire que llevaba reteniendo todo este tiempo, gratamente aliviada; había salido bien mi propuesta. No me lo creía; pero, de manera súbita, un brazo fuerte me tiró de la muñeca, haciendo que mi pequeño cuerpo chocara con un pecho gigante, bronceado y duro.

Este no es Ben, ¿verdad?

Parpadeé unas cuantas veces, agitada por lo que estaba viviendo ahora mismo, un extraño me estaba sosteniendo en sus brazos tranquilamente y se sentía...bien.

─ ¿Estás segura de querer pasar a tercera fase conmigo? ─ El sadismo se dejó entrever en su manera de susurrarlo, insinuante y...grave.

Las palabras murieron dentro de mí, mis ojos verdes exageradamente abiertos se negaban a subir de ese cuello para admirar su rostro. Mierda, conocía de primera mano esa voz.

─ Porque eso implica tener que acercarte a mí, listilla, y te veo a punto de dar un ataque con el mero roce de mis brazos.─ Inhaló mi piel, susurrando por encima del punto en el que se conectaban mi garganta y mi clavícula.─ ¿O es cierto? ¿Me permitirías hacer lo que quisiera ─ elevó mi barbilla con su dedo índice de forma brusca─ contigo? ─ Atrapó mi trasero en sus manos, enganchando mis dos piernas en sus caderas anchas, sosteniéndome en el aire, el mismo que se había escapado de mis pulmones.

─ ¿Te ha comido la lengua el gato? ¿O es que te gusta demasiado que el chico más peligroso te toque, huh?

Hasta el sábado que viene.

-KawaiiWorld8

28/02/2023---- Últ. escena: 1/02/2025

Feliz día de Andalucía. 💚

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