Chloe

—  Llevo queriendo tenerte desde hace años, listilla. Hoy vamos a llegar hasta donde tú me lo permitas.— Sujetó mis manos detrás de mi espalda, dominándome un poco.

Se me hizo un nudo en la garganta. ¿Por qué me tenía que gustar tanto que él me controlara? ¿Por qué solo me sentía viva cuando él me tocaba?

— Ryder, yo...tengo miedo. Espera un momento. — Traté de respirar, mi corazón yendo a mil por  hora no ayudaba mucho, precisamente.

— ¿Esperar a qué? No pongas más excusas.— Pegó su pecho desnudo al mío.— Vámonos a una habitación ahora mismo.

Mi cuerpo estaba en llamas, pero debía pensarlo; reflexionar mis decisiones previamente a dar una respuesta para que esta fuera lógica...No pasaron ni cinco segundos cuando yo volví a abrir mi bocota:

— ¿A cuál? Si está todo el mundo por ahí medio borracho.— argumenté. Ya estarían ocupadas las suites y casi todos los sitios oscuros para darse el lote.

— Mierda, vas a ser mi perdición.— pronunció las palabras con calma, atormentado. Unió su frente a la mía, suspirando.

— ¿No lo soy ya? — rebatí, curiosa.

— No, eres mi enemiga y mi puta perdición. Y encima no tienes ni un gramo de paciencia. — Sus finos dedos recorrieron mi cara en una suave caricia. — Estás deseando que te haga cosas malas, ¿cierto?

Estábamos tan cerca que podía respirar su piel, su olor a canela y a un toque de limón ácido.

¿Por qué tenía que siempre ceder ante sus juegos? Por la Virgen de los libros.

No, esta noche continuaría con mi plan: hacerme la difícil hasta ganar el trato a Adam.

— Vamos a buscarnos un sofá o una cama, que me duelen las piernas de estar aquí.— Evité su pregunta.

No iba a tener sexo con él, no se lo merecía.

◊◊◊

Marie

─ Me encanta esa cosa que haces con tu lengua.─ gimoteó en mi boca, masajeando la zona de mi cuello y raspándome la piel con sus uñas negras. 

Salir del armario nunca me había parecido tan maravilloso hasta ahora.

─ A mí me encanta cómo te quedan esas medias. Me vas a volver loca.─ recité en un susurro, deslizando el tirante de su top por su hombro. Más ella dejó de besarme, buscando mi mirada entre las penumbras del cuarto de Eric. Porque sí, nos habíamos metido en el último hueco libre, todas las demás habitaciones llevaban pilladas desde las doce.

─ ¿Estás segura de querer hacer esto?─ inquirió ella, levantando la cabeza hacia mí. 

Yo solo podía ver su pelo desordenado, sus labios hinchados, su nariz chata, sus ojos negros como el carbón... Ella era todo lo que jamás había deseado tener, pero lo que desde hacía unos cinco meses no paraba de querer. Como dice el dicho, los polos opuestos se atraen, y nosotras éramos la confirmación de la regla. 

─ Nunca he estado más segura de algo en mi vida, Miller.─ Junté nuestras manos, feliz de saber que ya había encontrado mi hogar. A su lado.

— ¿QUÉ?!— Pegó un grito.

Hostia, la empollona nos había encontrado. Lo que nos faltaba a Harley y a mí.

— ¿Harley? ¿SE PUEDE SABER QUÉ TE PASA POR LA CABEZA? — Caminó dando chillidos. Adam la seguía, negando con la cabeza.

Compartimos una mirada, y en 3, 2, 1...

Mi ex-prometido cogió a la castaña por la cintura, arrastrándola hacia fuera. Sin embargo, ella seguía y seguía exclamando y apuntándome con el dedito:

— ¡Bruja! ¡QUE ERES UNA BRUJA! Con mi mejor amiga tú no te lías. CUIDADITO MARIE, ¡CUIDADITO CONMIGO! 

¿Y Ryder llevaba enamorado de ella no sé cuántos años? Jesús, estaban los dos igual de locos. La puerta se cerró tras su marcha. El silencio volvió a gobernarnos.

Gracias universo por tanto, perdón por tan poco.

— ¿Por dónde íbamos, guapa?— besé la mejilla de Harley. Ella se acurrucó conmigo y nos observamos mutuamente.

Era la única persona en el mundo con la que quería estar.

◊◊◊

Adam

Las mejillas rosadas de Chloe se distinguían entre la penumbra del pasillo, y sus labios fruncidos en una mueca de disgusto me parecían tan graciosos que se me escapó una risilla.

— ¿Te estás riendo?— Dios, su voz cuando se enfadaba me ponía demasiado.

— Es que te has pasado muchísimo, Flitcher.— Busqué su mano entre tanta oscuridad, cogiéndola y entrelazando sus dedos con los míos. Me encantaba la idea de sostenerla.— Te has puesto a gritar ahí como si fuera una especie de teatro y Marie la bruja, ¡BRUJA! ¡QUE ES QUE ERES UNA BRUJA! — La imité chillando, con el mismo tono irritado y frustrado que ella.

— Oye, yo no hablo así.— Se enfurruñó, cruzando los brazos.

— Pregúntale a tu mejor amiga, a ver si dice lo mismo.— Le guiñé el ojo.

— Aghh, — rezongó.— Eres insufrible.— Me arañó el dedo pulgar con la uña, haciendo fuerza para que le soltara.

— Y tú una nerd y una agresiva. Estamos empatados.— Le mostré la heridita que me acababa de abrir, era pequeña, pero dolía como el carajo.

Se parecía un poco a cuando mi gato me arañaba los brazos, solo que en esta ocasión, estábamos refiriéndonos a un ser humano, no a un animal.

En fin, detalles.

— Bésame. — suplicó la protagonista de todas mis fantasías, apoyándose en mis hombros y rogándome con la mirada que la tomara allí mismo. 

Joder.

— Tus deseos son órdenes, listilla. — Expresé. Sus ojos verdes dilatados demostraban que, por mucho que se resistiera a mí, llegaría el día en el que me lo pediría, y nos diera a ambos lo que tanto tiempo llevábamos anhelando.

Ni siquiera me lo planteé dos veces antes de presionar mis labios sobre los suyos, como si fuera un adicto y ella mi droga favorita.

Chloe Flitcher sabía a fresas, de las que solíamos comer en verano a orillas de la playa de Nottingham. Mi lengua exploró su dulce boca, disfrutando cada mísero instante de su sabor ligero a vainilla, de su cercanía. Estaba delirando muchísimo, y la chica buena de la clase incluso más que yo. Cuando su gemido ronco se quedó atrapado en mi garganta, fui realmente consciente de lo que estábamos haciendo. 

Con más rudeza de la necesaria, puse distancia entre nosotros, aturdido y sin aliento.

— No pares, niño rico. Te lo ruego.

Dios, lo que hubiera pagado por oírla decir eso nada más verla quitarse la camiseta...

— De rodillas. Ahora.— La empujé hacia abajo, exigente.

Sabía lo que quería, y desde que habíamos comenzado a jugar "verdad o reto", la quería a ella.

Tras unos segundos que se me hicieron eternos, me miró dudosa de si debería o no obedecerme, y después se agachó lentamente, tocando su cuerpo de arriba a abajo delante mía.  

Esta noche de mi cama no salía.

— No juegues con fuego, porque quizás tú serás la reina del hielo, pero yo soy capaz de quemarte y llevarte conmigo a rastras al infierno.— Ahorqué su cuello con mi mano, notando cómo se removía inquieta, nerviosa, agitada.

—  Así me gusta. Venga, ahora abre la boca. — Su expresión pasó de ansiosa a la estupefacción absoluta en dos nanosegundos.

— Te mato, Adam, yo no sé hacer...— Se puso de pie, enfrentándome cara a cara. — Eso no.— determinó, su brazo agarrándose al mío para sujetarse mejor y no caerse.

— No te preocupes, preciosa. Yo te enseño.— Apreté su cadera, aproximando nuestros cuerpos aún más.

— Enséñame lo que quieras, yo ya no puedo más.— gimió.— ¿Por qué tienes que estar tan puto bueno? Es de criminal lo tuyo.— Se apoyó en mis hombros, escondiendo su cara en el hueco de mi cuello.

— Anda que lo dice la que lleva un sujetador de encaje negro.— El sarcasmo era mi vicio favorito, después del tabaco, claro está.

— Al menos yo todavía tengo la falda puesta, no como tú que vas casi desnudo.— señaló, enmarcando una sonrisa triunfal enorme.

— ¿Me estás pidiendo que te la quite? ¿Es eso?

Salió de su escondite para observarme, totalmente asustada.

— ¡NO! — Se calentaron sus mejillas hasta conseguir el mismo color que el de los tomates.

Enganché mi índice en la cinta de la prenda, bajándola por sus piernas. Le ofrecí la tela de un tono azulado oscuro, y ella prefirió mandarla a tomar viento (literalmente).

— Ya estamos en paz.

◊◊◊

N/A: HOLA CHIQUIBABYS, JAJAJAJAJJA. No sé qué decir al respecto de todo esto, Dios, qué locura. He adorado escribir el capítulo, aunque eso no quita la timidez que me daría si algún conocido leyera esto.

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En las próximas escenas, va a haber mucho más spicy, drama, y humor, porque hay que reírse de la vida. <3

Nos vemos mañana en Noches Interminables, hasta luego. :D

❤️‍🔥

Besos con sabor a vainilla y madre mía, con qué intensidad se lían estos dos.

SON UNOS PERVERTIDOS Y LO PEOR ES QUE ME ENCANTA XD.

Ciao,

- KawaiiWorld8.