Chloe

— Siempre vamos a ser nosotros dos, Chloe.

—  Eso es imposible, somos polos opuestos, el agua y el aceite, el blanco y el negro, no... —escupí en un ataque de diarrea verbal.

 — Siempre estamos buscándonos, como el sol espera a la luna para ponerse y marcharse hasta el amanecer. Bueno, listilla, pues tú eres mi sol.— Acarició suavemente la piel expuesta de mi cuello.— Yo soy la luna que, acompañada de las estrellas, se pone en el centro del oscuro cielo, y no se va hasta encontrarte.

Me derretí en su abrazo, sin poder evitarlo.

A este paso, iba a caer rendida ante sus pies.

— Y cuando nos juntamos, en un eclipse, es lo más precioso y emocionante que verás en la vida, pero también doloroso, porque solo sucede una vez cada diez años, como nosotros.

— ¿Me acabas de comparar con un eclipse total solar, Adam?

— Eran tus fenómenos meteorológicos favoritos, ¿no?

Lo siguen siendo, quise decirle, pero no podía. Mi boca se negaba a abrirse.

— Discúlpame, pero tengo que hacer pís. Vuelvo en cinco. — Me guiñó un ojo, parecía contento por mi reacción.

Yo seguía callada.

Adam se había ido al baño, dejándome sola en medio de la noche estrellada. Con el corazón en la mano, y una sonrisa llorosa en el rostro.

No iba a olvidar su amabilidad, nunca. 

¿Cómo iba a vengarme de él después de haberme regalado mis zapatillas de ballet de mi primera actuación? 

Las tenía él, durante todo este tiempo. Y yo pensando que las había perdido...

Sentí un pellizco en la muñeca, seguido de un susurro en mi oído:

─ Hormiguita, despierta.

Olía a incienso, no, a cigarros.

 ─ Fue todo un sueño. Adam está con mi hermano y los del equipo, relájate.─ Distinguí la voz sedosa e hipnotizante de mi mejor amiga. ¿Qué estaba haciendo Harley a estas horas todavía en mi casa?

 ─ No, Harley. Todo parecía tan real, él me estaba regalando mis zapatillas de ballet, aquellas que no volví a encontrar después de nuestro primer show. ¿Las recuerdas? ─ Tenía esperanza de que ella se acordara de ese momento.

 ─ Chloe, sí, pero...estás desvariando. ─ Me sujetó la cabeza y miró mis ojos, descubriendo una lágrima a punto de derramarse de ellos. ─ ¿Por qué odias tanto a ese chico si sueñas con él? ─ Sus palabras provocaron que le dijera la verdad.

 ─ Porque me enamoré de él cuando teníamos trece años, y creo que todavía no le he olvidado. ─ brotó un sollozo de mi garganta.

Ella tardó menos de una décima de segundo en envolverme con sus brazos, reconfortando el dolor en mi pecho y la tristeza que me acompañaba desde ese día.

◊◊◊

Hace tres años 

El día que todos queremos borrar de nuestra memoria

Marie Rousseau 

Hoy me he puesto mi vestido rosa de Prada para impresionar a Adam. Ridículo, ¿no?

La idea de vestirse para impresionar a un chico, digo, ni que fuera Harry Styles o algo por el estilo. 

Mis padres me convencieron de estrenar el conjunto con unas sandalias blancas de plataforma, diciendo que "caería a mis pies y aceptaría ser mi novio". Yo no estoy tan segura de eso. 

Es un chico encantador, no me malentendáis, pero ya me ha rechazado dos veces y creo que le gusta alguien más, aparte de que desprende un aura escalofriantemente siniestra. Por muy guapo que sea, cada vez que le miro a los ojos y veo un vacío absoluto, me dan ganas de excavar un agujero cinco metros bajo tierra y refugiarme allí. 

A primera vista puede parecer simpático, agradable, carismático incluso, (siempre está hablando con Matt ─o con cualquier persona que se le acerque─ con un tono despreocupado); sin embargo, en el fondo, sus miradas son intimidantes y, debajo de su afable expresión, yace un destello de luz raro, sádico, retorcido. 

¿Por dónde iba? Ah, sí, estoy mordiéndome las uñas cuando giro el pomo del vestuario del equipo de baloncesto, donde sé que él se queda unos minutos de más después de su entrenamiento. 

Venga, solo es hacerle una preguntita y fingir que sois novios para tener contentos a papá y a mamá. 

Solo una pregunta, que va a cambiarlo todo.

Sé de antemano que me voy a ganar a una hater por lo que va a suceder a continuación, más no me queda otra.

Es ahora o nunca.

Mis pasos hacen eco a medida que me voy aproximando al sonido de una voz afligida. 

...porque les estás haciendo daño". 

¿Ese es Matt? Desvío mi atención hacia la izquierda y diviso a Matthew Baker y Adam Ryder terminando de vestirse mientras charlan.

 ─ Lo sé, pero estoy atado de pies y manos, tío, es que no puedo hacer nada.

 ¿De qué demonios están hablando? Con un interés ferviente, me escondo detrás de un armario que se encuentra relativamente cerca, ─tirando mi dignidad por los suelos─ y pego mi oreja al plástico. Sé que escuchar conversaciones ajenas es de mala educación, pero esta tiene toda la pinta de que puede cambiar mi percepción sobre él. Completamente. 

─ Sí que puedes. Pídele salir a Chloe y rebélate contra tus padres.─ Un chasquido de dedos de parte del americano me hace dar un respingo. 

Chloe. La mejor amiga de Adam desde la infancia, y la hermana mediana de Layla. Pese a que Mimi pertenece a su grupito y de vez en cuando me cuenta cosas sobre ella, no sé nada más. 

─ No puedo.─ Atisbo cómo Adam se pasa las manos por el rostro en un gesto atormentado, a través de un agujero en el plástico se nota que le importa esa chica.

─ Mis padres han firmado un trato comercial con los de Marie y pusieron como condición de la cláusula que nos casaríamos al cumplir los 19.

¿Qué? ¿Nos tendremos que casar a los diecinueve?

No puede ser. Mis padres no harían eso. Ellos son buenas personas y no me venderían de esa forma, nunca. 

Aunque, pensándolo mejor, sí que lo...

 ─ Tienes que estar bromeando.─ Rompe a carcajadas el rubio. 

─ Ojalá lo estuviera.─ bisbisea el chico con el que me emparejan mis progenitores. 

Aún necesito más información, pero detesto invadir la privacidad de las personas, así que, silenciosamente, me escabullo para alcanzar la puerta sin que me noten. 

Estoy andando de puntillas para hacer el más mínimo ruido posible cuando choco contra un cuerpo flácido. Maldita sea. 

Una adolescente de pelo castaño se frota la cabeza al mismo tiempo que yo me incorporo, alisando las arrugas de mi vestido rosado. Tengo ganas de llorar, quiero hacerme daño.

─ ¿Qué te trae por aquí, Chloe?─ Las comisuras de mis labios se curvan con falsa amabilidad. 

─ He venido a por Adam. Siempre nos vam... 

Mi puño no le permite terminar la frase. 

Esa fue la gota que colmó el vaso. Mi psicóloga me advirtió ayer que podría meterme en peleas si perdía el control de mis emociones. No se equivoca.

Le araño la cara, tiro con rabia de su cabello y me ensaño con ella. Ahora no veo nada, solo rojo.

En el instante en el que mis oídos captan un escrepitoso crujido de huesos, es cuando me doy cuenta de que le acabo de partir la nariz. Mierda.

Ella se tambalea, sujetándosela con ambas manos, gotas líquidas rojas chorreando de sus dedos y goteando en las baldosas marrones, armando un estropicio de sangre. Puta mierda. 

No digas palabrotas, que eso no es de señoritas.─ Me regaña instantáneamente la voz de mi padre. 

Pero, por una vez, no le hago caso y, como una cobarde, huyo corriendo del lugar. 

Soy un monstruo. 

◊◊◊

N/A: Hice este edit en Instagram (@wattpader_novena),espero que os haya gustado el capítulo. <3

A partir de esta semana, va a haber doble actualización de este libro, así que...COGED LAS PALOMITAS, que dentro de nada llega el drama. 7u7

Nos vemos en el capítulo 17,

besos con sabor a vainilla.

- KawaiiWorld8