Chloe

El día no podía ir peor, la verdad.

Cada vez que salía de clase, caminaba por el pasillo o iba al baño, tenía sus miradas clavadas en la nuca; en mi rostro, en mi ropa prestada de mi hermana Layla.

Todos habían visto el vídeo. Todos.

El maldito vídeo que habían subido a @EliteAcademy y había alcanzado en menos de cinco horas diez mil visualizaciones.

Y todo por la culpa del estúpido imbécil de Adam, el heredero de la riqueza turca de sus padres.

Lo odiaba, lo odiaba tanto que no cabía en mi corazón más espacio para cualquier otro sentimiento.

Me iba a vengar de esta jugada; mi reputación, que ya era mala por no tener una cuenta con seis ceros en el banco, había caído en desgracia.

Todo por la apuesta y sus ganas de vencerme.

Ahora no tenía ganas de hacer nada, ni de estudiar, ni de charlar con mis mejores amigas, ni de ir luego a casa de Harley, de nada.

Solo de encontrarle y arrancarle los rizos de color negro por atreverse a compartir ese momento con todo el puto mundo.

Lo recordaba a la perfección, estábamos los dos acostados en mi cama, mi espalda pegada a su pecho, y sus piernas enredadas en las mías.

La lluvia golpeaba con cierta suavidad el cristal en mi ventana, al mismo ritmo que él me peinaba el cabello. Me susurraba palabras bonitas al oído, diciéndome lo guapa que era o lo bien que se me daba bailar, enseñar a los niños matemáticas...

Entonces, me acarició la cara interior del muslo, provocando que me estremeciera con una intensidad increíble. Sus ojos grises calaron en lo más hondo de mi ser.

Al notar mi reacción, bajó un poco más por mis piernas, para luego ascender su mano por mi estómago y quedarse quieta en la parte alta de mi abdomen, tentando.

Sin abrir la boca, nos comunicamos con nuestras expresiones y gestos que, a pesar de todo lo que había pasado entre nosotros, seguía existiendo ese deseo, esa atracción prohibida.

Adam me dedicó una sonrisa ladina, encantadora. Su tipo de belleza me dejaba sin respiración, pero cuando se comportaba así de bien conmigo, me hacía sentir mil mariposas en todo el cuerpo, así que no dije nada más y besé esos hoyuelos que se le formaban solo cuando sonreía así, de lado, y él me rodeó la espalda con sus fuertes brazos, estampando sus labios tan bonitos contra los míos.

Sin prisa, sin vergüenza, sin pena.

Nunca nadie me había hecho sentir así, tan libre, tan eufórica, tan...enamorada.

En ese momento me olvidé de cada uno de mis problemas, en especial del hecho que seguíamos siendo enemigos en el campo de batalla.

De que nos detestábamos. A muerte.

Y él no tardó en demostrármelo a la mañana siguiente...Es decir, hoy.

◊◊◊

Adam

Sin duda hoy era uno de esos días aburridos y sosos, a excepción de la caída de la reputación de Chloe, no había sucedido nada especial.

No lo entendía mucho, el vídeo solo mostraba cinco minutos de cómo nos dimos una sesión de besos nocturna, no incluía acciones explícitas, solo nosotros, acurrucados en su espaciosa cama, acariciándonos y compartiendo amor.

Bueno, me equivoco, durante ciertos segundos le hice un chupón en el cuello y ella se restregó un poco contra mis abdominales, pero vamos...Somos adolescentes, tenemos hormonas.

Matt se comportaba de un modo sospechoso desde que fuimos a comer hamburguesas a lo de Annie's. Mi mejor amigo caminaba por los pasillos con cierto aire de misterio y parecía analizar su entorno cada vez que se movía alguien un mísero centímetro, como si tuviera la sensación de estar siendo observado.

Y ese detalle no auguraba nada bueno.

— Ten.

Los dedos delgados de Charlie conectaron con los míos, al mismo tiempo que deslizaba en mi mano una bolsita de plástico por debajo de la mesa.

Mis labios se curvaron, sabiendo lo que haría al terminar la clase.

— No puedes seguir así. — Su tono de voz grave me llamó la atención.

Despegando la vista de la bolsa me dirigí hacia él, chasqueando los dedos.

— ¿Por qué no?— le cuestioné, con el ceño fruncido y un maldito hormigueo en el cuerpo que conocía muy bien.

— Porque no.— declaró, serio.— Esta va a ser la última vez que te voy a pasar, Adam.

Me parpadeó de un modo compulsivo el ojo izquierdo.

<<Joder no, puta mierda>>>.

Daggers podía ser muchas cosas: astuto, enigmático, inexpresivo, silencioso...pero no un mentiroso.

Y si me lo había dicho el delegado de la clase y del club de matemáticas y fútbol, tenía que ser verdad.

No me iba a dar más cocaína.

Automáticamente, me entraron arcadas.

Ahora sí que estaba metido en problemas...Y de grandes magnitudes.

◊◊◊

Chloe

Por si no ha quedado claro, no me gustaban nada los miércoles.

No había visto a mis amigas en todo el día, y lo más divertido que había hecho era mascar chicle en biología mientras la señora Potts nos hablaba de las proteínas y sus enzimas.

Os explico rápidamente: Harley, Mimi y Nicolle iban a asignaturas distintas, por lo que coincidíamos en lengua, historia y francés, materias que hoy, no teníamos.

Como consecuencia, estaba estudiando y prestando atención al profesor, o leyendo libros de Sarah J. Maas, mi autora favorita, la diosa del género de la fantasía. 

Se me dibujó una sonrisita dulce al rememorar algunas de las escenas de Una corte de rosas y espinas.

En los descansos, me ponía el nuevo álbum de Måneskin, que sonaba en bucle dentro de mi cabeza. Lo estaba escuchando para distraerme, y que no me viniera el imbécil de Adam a la cabeza...

— Te voy a comer a ti, listilla. Solo es cuestión de tiempo.

— Qué creído te lo tienes.— Puse los ojos en blanco.

— Por algo será, ¿no?

Me dieron ganas de llorar, sentí una opresión en el pecho que me llevaba persiguiendo desde el día que nos separaron. Desde el día que lo llevaron fuera del país y yo me quedé en Nottingham, sin sus abrazos cálidos y sus tés turcos.

Estuve sin ver sus ojos grises durante 4 años, hasta que Adam regresó. Puto niño rico, ay.

Me hacía sentir tanto odio y...amor al mismo tiempo el muy capullo, que ni yo me entendía.

Eché un suspiro afuera, mis zapatillas de tela chocaban contra el suelo a medida que avanzaba por el instituto, dirigiéndome al patio de la escuela. ç

Necesitaba aire fresco, paz, pero se ve que al universo le encantaba jugar con mi suerte.

La mala malísima de la película se había acercado a mí, estupendo.

El día no podía ir a peor, por la Virgen de los Libros.

Un brazo me paró del codo, y una lengua viperina rozó mi oreja al pronunciar:

— Métete en tus asuntos, zorra.— Igual de rápido que vino, así se retiró, su cabello rojizo ondeando en el aire como llamas de fuego, pero podridas.

Marie Rousseau.

No podía esperar nada de compasión o sentimientos amables de gente como ella, asquerosamente forrada y operada. Pero esto...

Que era una zorra decía, pues; entonces, todavía no había visto nada, chica.

Prepárate Marie, prepárate Ben, porque ya se han terminado las estúpidas tonterías y los jueguecitos ridículos de niños.

Voy a destruiros. Y no voy a parar hasta que gane la partida.

Promesa de Chloe Flitcher.

◊◊◊

Adam

Estaba entrando a mi entrenamiento de baloncesto junto a Matt y a Eric, (Charles tenía que ir a una reunión importante como delegado), cuando divisé a lo lejos una cabecera de color marrón castaño.

<<¿Qué hacía aquí la listilla?>>

Desconcertado, continué con la conversación hasta que la vi andar hacia nosotros a la velocidad del rayo, decidida.

Me agarró la nuca desde atrás y recitó de forma tranquila una oración que me puso los pelos de punta:

— Ten cuidado niño rico, 1-0.

A continuación, su expresión cambió de forma drástica — y adrede—, compuso su mejor cara de ángel y se retocó el cabello.

— Hola chicos, he venido para robaros a Adam.— Dejé de respirar. — Ya sabéis, tenemos un trabajo de historia que hacer, no podemos perder más el tiempo.

¿La mataba ahí mismo o me esperaba a llegar a un sitio más escondido para hacerlo?

— Pero si tenemos que entrenar.— replicó Eric, medio atontado por la variopinta situación.

Esto no podía estar pasándome. Dios.

— Mira, yo prefiero que resolváis vuestros...asuntos los dos solos, así que bye. — Me empujó Matt por los hombros en dirección a la listilla, sin pensárselo dos veces.

¿Acababa mi mejor amigo de echarme como comida a los leones?

Sí, te quiere mucho, yo lo sé.

Le fulminé con la mirada.

— Mattie, ni se te ocurra.— Advertí, mis manos apretadas en dos firmes puños y la vena de mi cuello palpitando a cien por hora.

— Tú te lo has buscado,— Mostró un ápice de comprensión. Sabía que esta mujer me iba a asesinar por lo de esta mañana. — En fin, vamos.— Se despidió de nosotros con un movimiento de mano y atravesó la puerta del opulento gimnasio junto a nuestro otro amigo rubio.

Rodé los ojos al ver cómo se dio la vuelta en el último momento para hacer un gesto obsceno.

Chloe no se dio cuenta, más yo sí vi su índice metiéndose por el agujero que había conseguido con los dedos de la otra mano.

Estúpido Matthew, agh.

Miré de reojo a la listilla, estudiando su postura más recta que la de una regla y más estirada que la de cualquier esposa millonaria, más rígida que Marie cuando se cabreaba incluso.

Se veía confiada y segura de sí misma, cosa que no podía soportar porque provocaba que un hilo invisible me atrajera más a ella, con más fuerza. Sin piedad.

Y yo debía odiarla, no imaginar grabar películas para "mayores de dieciocho años" con ella.

Palpé la bolsita que había escondido antes en mi bolsillo izquierdo de la chaqueta, al menos tenía suficiente para estar bien unos dos días.

Nos pusimos en marcha en silencio, andando al mismo ritmo como si siempre hubiéramos cruzado estas calles los dos juntos, antes de subirnos a la limusina de mi padre y que el chófer nos llevara a mi mansión.

La famosa mansión Ryder.

◊◊◊

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☺☺☺

N/A: HOLA CHIQUIBABYS, vengo con capítulo nuevo uwu, uno que me ha costado un mes terminar por el bloqueo del escritor. <3

¿Qué opináis de Adam después de lo que ha hecho? Marry, kiss or kill? 

¿Os ha gustado leerle? ♡

Es mi protegido junto a Mimi y Eric jeje.

¿Cuál ha sido vuestra parte favorita del capítulo? ✨

Espero que estéis muy bien, 

BESITOS CON SABOR A VAINILLA <33

-KawaiiWorld8

12/07/2022

Corrección: 29/11/2024