Prólogo
Prólogo
Landon:
—¿Molesto?
Mi mejor amiga esbozó una sonrisa genuina, llena de vida. Desde que Elliana empezó a salir con Derek, aquel gesto se había vuelto muy constante y habitual en ella.
Derek Foster era el dueño de aquella prestigiosa editorial en la que ambos trabajábamos. Ella era traductora y yo, el jefe del departamento en el que ella trabajaba. Estar al mando era muy difícil y, cuando me ascendieron debido a la jubilación de Willie, me sorprendí. Yo fui traductor también. Estuve en el departamento de ruso antes de que me dieran el puesto de Willie. Al parecer, él fue el que me escogió al ver el gran trabajo que hacía. ¿Fue sorprendente? Sí. No me lo esperaba.
Ser el jefe de todo un departamento era todo un reto. Sentía que en la universidad no me habían preparado para liderar. Por fuera podría parecer un trabajo muy sencillo, pero no lo era. Había días que llegaba tardísimo a casa o que incluso me llevaba trabajo para adelantar. Mas no lo cambiaría por nada. Adoraba mi trabajo con todo mi ser.
—¿Tú? Siempre.
Elliana era una mujer muy pintoresca. No era como el resto de chicas de su edad y puede que por eso yo me hubiese obsesionado con ella en la universidad. Porque hubo una temporada en la que creí sentir algo por ella. No obstante, aquel beso que nos dimos por error nos hizo darnos cuenta de que lo nuestro era cosa de ser solo mejores amigos. Desde aquel momento tan malo decidimos ser como uña y carne. Nos apoyábamos en todo. Reíamos, llorábamos, nos burlábamos del otro... Como en aquel momento.
Sonreí. Decidí seguirle el juego a aquella rubita. Me llevé las manos al pecho con gesto dramático y fingí pesar.
—Auch. ¿Oyes eso? Es mi corazón resquebrajándose.
Elliana soltó una tremenda risotada que me contagió. De pronto, se puso seria. Había estado enfrascada en el trabajo antes de que yo la interrumpiera. Pero es que le traía muy buenas noticias.
—¿Pasa algo? —preguntó con una pizca de preocupación. Empezó a morderse el labio y, por ende, a quitarse el pintalabios de color rosa palo que llevaba. No solía maquillarse en exceso. Mejor. No lo necesitaba. Algo con lo que no podía lidiar era con una mujer que utilizaba kilos y kilos de maquillaje. No me gustaba. Para mí significaba que no se sentía a gusto consigo misma y que recurría a la pintura para verse más guapas.
En respuesta a su pregunta asentí arriba y abajo con la cabeza y esperé un poco a posta. Me gustaba hacer impacientar a mi amiga. Era divertido verla perder los nervios.
—Quería decirte que he revisado el material que me has enviado esta mañana —solté de una por fin.
Elliana cogió aire y esperó y esperó por mi respuesta.
—¿Y? —Se estaba empezando a desquiciar, lo veía en su mirada. El trabajo era muy importante para ella. Siempre le gustaba dar lo máximo y que le dijeran que no era competente le jodía y le dolía. Como para no. Era una de las trabajadoras más eficientes que había en la editorial.
Así que sin perder mi sonrisa, le solté la buena nueva:
—No debes repetirlo. Es más que correcto.
Elli pareció destensarse. Era normal. Ingrid se estaba pasando de la raya con ella. No entiendo por qué no la ponía en su lugar de una vez por todas. Estoy seguro de que habría podido con ella. Era mucho más fuerte de lo que pensaba. Solo debía quitarse aquel miedo irracional que la paralizaba.
—¡Lo sabía! —exclamó con felicidad.
—Le diré a Ingrid mi veredicto y hablaré con ella sobre esa manía de molestarte. —La miré con cariño—. No quiero que se repita. No voy a permitir una conducta así. Avísame si...
Perdí el hilo cuando vi que de uno de los ascensores salía Derek junto a una mujer que me dejó sin aliento. Era hermosa, el ser más bello que había visto jamás. El pelo negro como el carbón lo llevaba suelto en suaves ondas que recorrían su espalda y hombros con delicadeza. Lo más mono de ella eran sus ojos. Eran jodidamente llamativos. Azul y verde. Esa mirada era tan peculiar y dulce al mismo tiempo que me cautivó.
Me quedé sin palabras. Parecía que se habían quedado atascadas en mi garganta. Las cuerdas vocales se habían quedado mudas.
—¿Estás bien, guapo? —Su pregunta me llegó distorsionada, como si en realidad no estuviera a mi lado, como si estuviera en otra habitación. Mis ojos seguían clavados en aquella mujer. ¿Quién sería? ¿Por qué iba acompañada de Derek? A lo mejor sería su nueva asistente, aunque sería extraño. Le tenía mucho cariño a Grace. Era una mujer muy eficaz y trabajadora, según tenía entendido.
—¡Elli! —chilló la mujer misteriosa corriendo al encuentro de mi mejor amiga. Sus ojos brillaban con fuerza. Era como si se conociesen de toda la vida cuando estaba claro que no era el caso.
—¡Emily! —exclamó la rubia con el mismo entusiasmo. Salió del cubículo y le dio un gran abrazo con afecto. Una de las características de Elli era que era muy cariñosa y cercana con la gente que considera amiga.
—Lo siento, pero mi hermana quería verte. ¿Interrumpimos algo? —dijo Derek.
Espera, espera, espera. ¿Era la hermana? ¿Aquella despampanante mujer era la hermana de Derek Foster, mi jefe? ¡Joder! ¿Por qué siempre tenía que fijarme en mujeres inalcanzables y prohibidas?
—¡Qué va! Solo me estaba poniendo al día con el señor Brooks.
Elliana seguía hablando ajena a mi incomodidad repentina. Pero es que, joder, me sentía un idiota. Llevaba mucho tiempo sintiéndome vacío. Llevaba casi dos años sin salir con ninguna mujer porque ninguna me atraía lo suficiente, y cuando llegaba una que me quitaba el hipo solo con un único vistazo tenía que ser justamente la hermana de mi jefe.
Por favor, aplaudidme por gilipollas.
Derek me miró con cierta preocupación para después mirar a su chica. La verdad era que apenas estaba siguiendo el hilo de la conversación. Emily, la mujer de la dulce mirada, había acabado con mis defensas.
—¿Por qué me da la sensación de que ha pasado algo malo?
—Luego te lo cuento —le prometió mientras se separaba de Emily. Le lanzó una mirada cargada de ternura y significado—. Oh, Emily, él es Landon Brooks, mi jefe de sección y mi mejor amigo. Landon, ella es Emily Foster, la hermana pequeña de Derek —nos presentó.
Sí, a mí ya me había quedado más que claro que ella era la hermana de Derek y, por ende, quedaba vetada para mí. O eso pensé en aquel momento.
Ella parecía bastante joven. Quizás tendría un par de años menos que yo. Una sonrisa jovial le iluminaba la cara. Se acercó a mí y me dio un par de besos en la mejilla que me dejaron noqueado. Cuando se apartó, mi mirada estaba posada en la suya, en sus ojos. Eran tan bonitos. El derecho era de un color turquesa perfecto mientras que el izquierdo era verde esmeralda, como los de su hermano. Jamás había conocido a nadie con heterocromía, aquella mutación genética que provocaba que un ojo fuera de un color y el otro, de otro completamente diferente. Eran raros, sí, pero también eran preciosos.
—Es un gusto conocerla, señorita —dije en cuanto salí del estado de embobamiento en el que me había sumido. ¿Qué me estaba pasando?
—El placer es mío. Derek me estaba enseñando la empresa y le he suplicado venir al piso de traducción —explicó ella con aquella voz tan dulce que tenía.
—Así que estás de visita en FosterWords —comentó Elli más contenta que unas castañuelas. Estaba tan suelta, tan en su salsa.
—Cómo no hacerlo cuando dentro de unos meses me pondré a trabajar aquí mismo.
Vaya. ¿Quería eso decir que pronto la tendría merodeando por allí?
—¿Ah, sí? —preguntó con curiosidad mi amiga.
—Sí, seremos prácticamente compañeras de trabajo, aunque no de piso —dijo con pesar Emily. Yo seguía la conversación como si fuera un partido de tenis, moviendo la cabeza de la una a la otra—. Tendré un pequeño puesto en la sección de Propuesta Editorial. Allí me tendrás, leyendo manuscritos y evaluándolos.
Uf, al menos no la tendría en mi piso. A ver, me alegraba por ella, pero no sabía si sería capaz de aguantar a semejante belleza en mi mismo puesto de trabajo. Por fortuna, estábamos separados por diez plantas. ¡Aleluya!
—¡Qué bien! Tengo ganas de que te incorpores al equipo y así verte todos los días.
—Y yo. ¡Por cierto! Tenemos que quedar un día para tener una tarde de chicas para que así me pongas al día de muchas cosas. —Subió y bajó las cejas de manera sugerente, provocando que Elli se pusiera roja como un tomate. Estuve a punto de soltar una carcajada, pero me contuve.
—Claro, cuando quieras.
Derek se aclaró la garganta. Estuve a punto de darle un beso, joder. Estaba tan incómodo.
—Emily, debemos irnos ya. No quiero que el señor Brooks y la señorita Jones se retrasen en su trabajo o que tengan que hacer horas extras.
—Claro. —Emily le dio un gran abrazo a mi amiga. Me miró y me tendió la mano sin borrar esa sonrisa tan adorable de los labios—. Nos vemos.
Derek se acercó a Elli y le dio un beso de despedida. Antes de irse, le susurró algo al oído que no logré escuchar, aunque supuse que sería alguna cursilada suya que me haría vomitar arcoíris.
Desaparecieron tan rápido como habían aparecido. La sonrisa endemoniada de mi mejor amiga me puso alerta al instante. No me gustaba esa mirada ni el brillo perverso que se había instalado en sus ojos.
—Es encantadora, ¿no crees?
—¿Eh?
—Emily. Que es encantadora.
—Ah, sí. —Me hice el despistado.
La siguiente pregunta de aquella rubia me puso en un apuro.
—¿No te parece guapa?
Guapa no, preciosa.
Abrí mucho los ojos y exclamé:
—¡Elli! Es la hermana del jefe, ¿cómo puedes pensar eso?
Ella parecía estar divirtiéndose mucho con la situación. Sería listilla.
—Yo solo digo que haríais una bonita pareja. —Se encogió de hombros—. Además, yo, una mujer del montón, soy la novia del gran jefazo. Piénsalo. No es tan descabellado como suena.
Bufé. No estaba para ese interrogatorio.
—Debo volver al trabajo —dije de manera escueta.
Pensé que Elliana insistiría en el tema (a veces era como una mosca cojonera), pero me sorprendió el hecho de que no lo hiciera. Solo se encogió de hombros y murmuró un <<Te veo luego>>.
Mejor, no quería enfadarme con ella.
¿Por qué de todas las mujeres que había en Nueva York tenía que fijarme en la hermana de mi jefe?
........................................................................................................................................................................................
Nota de autora:
¡Feliz lunes, mis enredados y enredadas!
¿Qué os ha parecido el prólogo de Dulce Mirada? Confieso que a medida que voy creando novelas nuevas temo no estar a la altura. Repasemos:
1. Landon y Elli bromeando.
2. La llegada de Emily y Derek.
3. ¡Landon se queda prendado de Emily!
4. Elli burlándose del pobre Landon.
Quiero deciros que tendréis que esperar un mes más o menos. Estoy empezando la temporada de exámenes en la universidad y quiero dedicarme solo a estudiar. Por eso, os pido paciencia. Prometo que cuando pase, subiré tres capítulos semanales.
Espero que el prólogo os haya gustado. ¡Nos vemos pronto! Os quiero.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro