Capítulo 36
Capítulo 36
Emily:
Entré a todo correr en el hospital City MD East 50th urgent care. Sentía el corazón en la boca y que la sangre había abandonado por completo mi cuerpo. Exigí con prisa que me dijeran el paradero de Landon, pero la recepcionista, una chica muy borde, me dijo que solo podían pasar familiares. ¡Era su pareja!
Por suerte, en pleno ataque histérico vi a lo lejos la brillante cabellera rubia de Elli. Estaba sentada en la sala de espera con la cabeza entre las manos. Estaba llorando. Derek estaba a su lado, pasándole un brazo por la espalda.
No sabía cómo sentirme. Estaba... estaba destrozada. Quería (no, deseaba) que Landon estuviera bien, que no fuera tan grave, que todo hubiese sido una mentira cruel. Mas sabía que no era el caso. Cuando llegué a donde estaban ellos dos, Elli levantó la cabeza y se puso de pie para darme un fuerte abrazo.
Sentía la cara húmeda y cuando me pasé la mano por la mejilla me sorprendió comprobar que estaba empapada de lágrimas. ¿En qué momento había empezado a llorar como una desconsolada?
—Lo siento tanto —sollozaba ella—. No sé qué ha pasado. Todo se ha vuelto un caos de repente.
Me aferré a su abrazo y me dejé llevar. Lloré mientras a mi mente venían imágenes devastadoras de lo que podría haber ocurrido, cada una de ellas igual de espeluznante. En todas veía salir a un Landon inconsciente en camilla y llevado a todo correr a una ambulancia. Lo veía magullado, lleno de heridas y sangre, una imagen que me gustaría que no fuera cierta. Ansiaba con todas mis ganas que él estuviera bien. Necesitaba que estuviera sano.
Pero esto es la realidad y, por desgracia, estábamos en el hospital, en la zona de urgencias.
Cuando me separé, Derek me encerró entre sus brazos y me estrechó contra su cuerpo. Me dio un pequeño beso mientras yo me descargaba en su hombro. Estaba tan asustada. ¿Habría sobrevivido? ¿Saldría vivo de esta? ¿Estaría muy magullado?
Tenía tantas dudas y tantos temores en mi interior.
—Ssh, enana, saldrá de esta. Te lo prometo —susurró en mi oído con dulzura mi hermano mayor.
—Tengo tanto miedo.
Estaba aterrada. ¿Cómo podría vivir en un mundo en el que él no estuviera conmigo? ¿Qué sería de mí si no volvía a ver esa sonrisita que siempre me regalaba cuando intentaba ocultar algo que había hecho? Mis días no serían los mismos sin sus comentarios juguetones, sin sus caricias y sin sus besos. Yo no volvería a ser la misma si no lo volvía a ver.
<<Por favor, sal de esta>>, rogué para mis adentros.
Mi hermano me sentó a su lado, entre Elli y él.
Todo estaba mal. ¿Qué había pasado? ¿Por qué FosterWords estaba en llamas? ¿Quién era el responsable de ello?
Tenía tantas preguntas y tan pocas respuestas que era frustrante.
—¿Qué ha pasado? —solté de pronto, tras pasado un tiempo en silencio. Notaba la voz pastosa y ronca por las lágrimas que aún seguía derramando; todavía tenía el corazón en un puño y la adrenalina disparada.
—Te refieres a...
Miré a mi hermano. Estaba completamente segura de que sabía qué narices había pasado y por qué Landon estaba internado en aquel hospital, en coma.
Su reacción no me la esperaba. Agachó la cabeza y se encogió en el asiento. Sabía que sentía culpa. Él tenía un gran corazón y desde pequeño siempre sintió culpabilidad cuando hacía alguna que otra travesura. No fue capaz de mirarme de lo mal que se sentía. Torcí el gesto. Era plenamente consciente de que él era el menos culpable de todos.
Elli salió en su ayuda. Me apretó las manos con decisión y me hizo mirarla a los ojos.
—Cuando te fuiste —empezó a explicarme—, todo estaba bien. Seguimos bromeando si bien Landon estaba un poco preocupado por ti. El problema vino después. Derek y yo tuvimos que hacer unos recados de última hora, por eso tampoco lo vivimos de primera mano. Grayson, su mano derecha, le llamó una hora después y le explicó todo lo sucedido.
—Y eso es... —la insté.
Ella suspiró.
—Alguien ha puesto un explosivo en la editorial, un dispositivo que estaba oculto en una de las mesas vacías del departamento de traducción. Landon era él único que se encontraba allí y le ha afectado de primera mano. No sé cómo sigue vivo. Lo encontraron inconsciente en el suelo, entre el fuego y el humo, porque la explosión provocó un gran incendio que fue devorando poco a poco todo el edificio.
<<La gran mayoría de los empleados ha salido ileso, pero no todos. Hay varios en estado crítico, como Landon. —Hizo una pausa mientras tragaba saliva—. Ha habido dos muertos. La policía cree que ha podido ser un atentado contra la editorial. Ya sabes, es muy reconocida a nivel internacional y hay varios peces gordos que querrían deshacerse de ella solo para que su negocio fuera el número uno.
Me sentí desfallecer ante las palabras desgarradoras de Elliana. ¿Había sido provocado? ¿Por qué? ¿Quién sería capaz de hacer algo así?
—Le han metido en el quirófano para estabilizarle —agregó Derek unos minutos después. Se pasaba las manos con constancia entre las hebras de su cabello, un gesto que demostraba cuán frustrado estaba—. Han conseguido salvarle la vida, aunque para ello han tenido que inducirle un coma. No saben cuándo despertará... y si lo hará.
Sentí que sus palabras me pateaban las entrañas. ¿Había alguna posibilidad de que no despertara de nuevo? ¿Podría perderlo? No, no estaba lista para dejarlo ir. No quería... No quería...
Volví a romper a llorar. Me dejé acurrucar en los brazos de mi hermano, como tantas otras veces había hecho. Como cuando un niño se empezó a reír de mí cuando era pequeña porque decía que mis ojos eran feos. Pero ya no era una niña, era toda una adulta. Debía asimilar las consecuencias con madurez. Pero, ¿cómo hacerlo? Era tan difícil.
Lo único que quería era verlo, asegurarme que estaba bien. Pero ningún médico venía y no teníamos ninguna noticia suya. Todo era tan frustrante y tan aterrador.
Varias horas después, cuando ya estaba amaneciendo, una mujer vestida de blanco se nos acercó con paso seguro. Llevaba el pelo castaño recogido en un moño apretado, una bata blanca pulcramente puesta y una pose de seguridad.
—¿Son los familiares de Landon Brooks?
En la pequeña sala de espera ya no había nadie a parte de nosotros tres y un hombre mayor que estaba roncando. Me levanté como un resorte.
—Sí, yo soy su pareja.
Nos echó una miradita antes de ponerse hablar de nuevo.
—El paciente ha llegado en un estado crítico a la clínica y nos ha costado estabilizarlo. Nos hemos visto obligados a inducirle un coma. Lo siento, pero tardará en despertar. El accidente le ha costado dos costillas y una pierna rota. Por lo demás, está bien.
Destensé los hombros.
—¿Puedo verlo? —pregunté. Incluso yo noté mi voz chillona y desesperada por corroborar que se encontraba bien y que sus palabras no eran más que una mentira cruel.
Ella chasqueó la lengua.
—Me temo que el horario de visitas ha terminado. Mañana por la mañana podrá verlo, señorita. De momento, les recomiendo que descansen, en especial usted —dijo la médica dirigiéndose a Elli—. No es recomendable que con su estado tan avanzado se estrese y trasnoche tanto. Debería pensar más en su bebé.
Dicho esto, la mujer se alejó de nosotros. Ni de coña abandonaría mi puesto y dejaría solo a mi chico.
—Bella flor, ella tiene toda la razón. ¿Por qué no nos vamos a casa, descansamos un poco y mañana volvemos? —le propuso mi hermano. Sus ojos verdes pronto se posaron en mí—. Lo mismo para ti, enana. ¿Por qué no nos marchamos y nos relajamos un poco? Seguro que estará bien y, además, no podremos verlo hasta mañana...
Lo corté.
—Yo me quedo —solté sin parpadear.
Derek tensó la mandíbula. En otras circunstancias, me hubiese cagado de miedo. Mi hermano muy pocas veces se enfadaba o molestaba, pero cuando eso ocurría, sería mejor esconderse. Todavía recuerdo la vez que le rompí sin querer su patinete y él, a modo de venganza, guillotinó mis muñecas.
—No, tú te vienes a casa.
Me crucé de brazos.
—Ni de coña. Yo me quedo con él.
—No.
—Sí.
Estaba decidida a quedarme.
—Emily...
Elli bufó.
—¿Podéis dejar ya las peleas tontas de hermanos para otra ocasión? Derek. —Elli se giró hacia su marido—. Déjala. Si ella quiere quedarse, que lo haga. Emily. —Ahora me miró a mí con aquellos ojos tan bonitos que tenía. Me cogió las manos y me dio un ligero apretón—. Si necesitas cualquier cosa, no dudes en llamarnos. Tendré el teléfono encendido por si pasara algo. Llama cuando quieras, da igual la hora.
—No creo que... —empezó a decir Derek, pero Elli lo calló con una mirada que lo decía todo: <<Cierra el pico>>.
—Emily ya es adulta y puede cuidarse por sí sola. Ya no es una niña pequeña, hombretón. Estará bien.
Le dio un pequeño beso en los labios, ligero. Derek de manera instintiva acarició su vientre con devoción y cuando se separaron, me dirigió una mirada de advertencia, seguida de una pequeña sonrisa que me relajó. Eso era buena señal.
—Está bien, Emily. Avísanos si ocurriera algo durante la noche.
Mi hermano me envolvió entre sus brazos y me dio un pequeño beso en la mejilla. Lo mismo hice con Elli y cuando los vi alejarse por el pasillo que olía a desinfectante, volví a sentarme. Miré la hora en el reloj de la pared. Eran ya las tres de la madrugada. Sería una noche muy larga.
. . .
El tiempo pareció detenerse. Los segundos parecían no avanzar. Miraba la hora cada cinco minutos, mordisqueándome el labio inferior. En mi interior miles de pensamientos bullían. ¿Estaría bien? ¿Saldría de esta? No tenía sueño, hacía un tiempo que lo único que quería era verlo. Dormir no me era tan necesario en aquellos momentos. Lo único que deseaba era verlo sano y salvo, que me sonriera de aquella manera tan propia de él y que me soltara alguno de sus comentarios que tan roja me solían poner.
Pero no fue así.
Durante el tiempo que estuve sola, vi cómo pasaban una serie de personas cuyos rostros veía de manera emborronada por las lágrimas. Estaba asustada, muy asustada. Lo último que deseaba era perderlo y saber que su vida pendía de un hilo me aterraba.
<<Por favor, que esté bien>>, me repetía a mí misma como si fuera mi mantra personal.
A eso de las seis de la mañana decidí ir a una pequeña cafetería que había en frente del hospital. Me tomé un Cola Cao bien calentito y luego volví a mi posición. Tenía un dolor de espalda tremendo por las horas que había pasado sentada en aquella silla tan incómoda y el culo cuadrado.
Un par de horas después, sobre las ocho, mi hermano vino a verme. Elli no estaba con él. Al ver mi expresión, se encogió de hombros.
—Está descansando. Ha sido una noche larga y lo que menos quiero es que se estrese.
Se sentó a mi lado y me acercó a él, envolviéndome entre sus brazos. Unos minutos después, volvió a hablar.
—He llamado a su familia. Su padre tomará el primer vuelo que encuentre, al igual que su hermano pequeño. El mayor llegará pronto. Según me ha dicho Jasper, vive en Nueva York desde hace unos años. —Suspiró con cansancio, gesto que yo también repetí—. Ya sé que esto está siendo muy duro, enana.
Me acurruqué contra él, en busca de su calor y protección.
—Siento que esto es parte de un sueño, una pesadilla de la que despertaré.
Derek me dio un pequeño beso en la frente.
—Ojalá lo fuera. —Volvió a suspirar—. Papá y mamá también están viniendo.
Por unos segundos, me aparté de él para mirarlo boquiabierta.
—¿Les has llamado?
Papá y mamá vivían en su pequeño paraíso de paz y lo que menos quería era que se tomaran la molestia de que fueran hasta el centro de Nueva York, que recorrieran dos horas de trayecto. Quería mucho a papá, pero ya estaba empezando a perder facultades.
—No me ha quedado más remedio. —Tiró con suavidad y volvió a recostarme sobre él—. Están preocupados. Mamá me ha prometido que saldrían por la mañana.
Me froté la nariz con la mano. Lo que menos quería era que mi familia conociera a mi novio en aquellas circunstancias. No me podía creer que fueran a tragarse un viaje tan largo solo para ver cómo estaba mi chico.
Tragué saliva con fuerza.
Derek pareció darse cuenta de lo aterrada que estaba, puesto que empezó a recorrerme la espalda con los dedos de una manera reconfortante, como cuando en las noches de tormenta yo corría a su habitación en busca de un refugio o cuando ahuyentaba a los monstruos que estaban debajo de mi cama contándome cuentos divertidos y felices.
Él era mi héroe.
—Estará bien. No debes preocuparte, saldrá de esta. Ya verás cómo dentro de poco lo tendremos pululando a nuestro alrededor.
—Ojalá sea cierto. Ojalá todo se quede en un susto.
Derek me clavó aquellos ojos que había heredado de mamá.
—Créeme, Emily. Sobrevivirá.
—¿Cómo lo sabes?
Cuando sus ojos se encontraron con los míos, esbozó una gran sonrisa.
—Porque te quiere y y si de algo estoy seguro es de que el amor es la fuerza que mueve el mundo. Landon luchará por ti en todo momento. Solo debes tener paciencia.
Me aferré a las palabras de Derek como si fueran mi salvavidas. Mientras permanecía acurrucada a su lado, me repetí mentalmente sus palabras: <<Él te quiere>>, <<Luchará por ti>>.
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Nota de autora:
¡Feliz viernes, mis enredados y enredadas! ¿Qué tal os ha ido la semana?
Ha tocado capítulo emotivo. ¿Qué os ha parecido? Repasemos:
1. Llegada al hospital.
2. Llantos.
3. Derek y Elli le cuentan a Emily lo ocurrido.
4. Charla de hermanos.
5. Recemos por Landon.
Espero que el capítulo os haya gustado. ¡Nos vemos el lunes! Un beso enorme.
Mis redes:
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