Capítulo 22
Capítulo 22
Emily:
El tiempo fue pasando deprisa. Acción de Gracias, Navidad y Año Nuevo. Aquellas semanas se fueron con rapidez y pronto me vi de nuevo volviendo a la editorial. En todo aquel tiempo Landon y yo habíamos vivido un torbellino de emociones. Me besaba con cualquier excusa y eso me encantaba. Sus caricias, sus bromas e incluso la pequeña discusión de hacía una semana había sido divertida.
Cuando llegamos al gran edificio de FosterWords cogidos de la mano, nos encontramos de lleno con Elli y Derek. Su vientre ya estaba algo hinchado por el embarazo. Había algo raro en ella, algo que brilló con fuerza en su dedo corazón. Era un anillo que no estaba. Derek tenía otro igual. Landon también parecía haberse fijado en ellos, puesto que los dos casi gritamos:
—¡Qué cabrones! ¿Os habéis casado y no nos habéis invitado a la boda?
Elliana enterró la cabeza en el cuello de mi hermano totalmente ruborizada y él le pasó un brazo por la cintura, acercándola a él.
—Hemos decidido casarnos por el juzgado. —Mi hermano le dio un beso en la coronilla a su mujer y ella salió de su escondite. Estaba sonriente, llena de felicidad pura. Las manos de Derek subieron hacia su vientre y lo acariciaron con una ternura infinita—. Ahora que el bebé viene de camino y con toda la prensa alborotada, lo que menos queremos es que lo tachen de bastardo. Todavía no ha nacido, pero ya lo quiero con locura. Os prometo que cuando nazca y tenga un tiempo, haremos una ceremonia mucho más formal. De momento no quiero estresarla.
Los ojos de mi cuñada se humedecieron y él al instante enjugó sus lágrimas con los dedos.
—Lo siento —se disculpó ella—. Son las hormonas del embarazo. Últimamente estoy demasiado sensible.
Entramos juntos en la editorial. Nos habían dado dos semanas de vacaciones. Yo ya tenía ganas de volver al ruedo. Me gustaba mucho mi trabajo y cada vez me sentía más valorada por mis compañeros. Por fin habían dejado de mirarme como si fuese una niña tonta que solo estaba allí por enchufe; por fin se me estaba tomando en cuenta. Era tan gratificante.
—¿Sabéis ya si va a ser niña o niño? —pregunté llegando a los ascensores. En ningún momento Landon me soltó la mano que teníamos entrelazada. De vez en cuando, sus dedos hacían pequeños círculos en el dorso. En todo aquel tiempo que llevábamos juntos sentía una conexión eléctrica cada vez que nuestras pieles se tocaban. Sus besos y sus caricias me hacían perder todo el miedo y la vergüenza que podría experimentar.
—Aún no lo sabemos. Tenemos cita con la doctora el viernes para saber el sexo del bebé —contestó Elli.
—¿Qué os gustaría que fuera? —Esa vez fue Landon quien lanzó la pregunta.
Los dos se tomaron su tiempo para responder.
—Me gustaría que fuera niña. Ya me la imagino, tan guapa como mi bella flor.
Elliana esbozó una sonrisa. No lo decía, pero sus ojos destilaban tal dicha que me alegraba por ella. Estaba contenta por todo lo bueno que le estaba pasando.
—Pues a mí sinceramente me da igual. Me conformo con que salga sano o sana.
Subimos y, cuando llegué a mi piso, me despedí de todos. Les deseé una buena mañana y, después de que Landon me diera un buen beso, me puse manos a la obra. Los primeros minutos me costó arrancar, para qué voy a mentiros. Estaba pensando en todo lo que había ocurrido en aquellos meses. Había empezado a trabajar, me había enterado de que una de mis amigas estaba esperando un bebé y que ya estaba de cinco meses, estaba saliendo con un hombre que creía inalcanzable y tenía muchas posibilidades de hacer un buen puntaje en los nacionales de tiro con arco. Me estaban pasando tantas cosas buenas que temía que pronto los problemas se avecinaran.
Landon:
Aquella tarde, cuando Emily se fue a entrenar, me quedé en casa adelantando un poco de trabajo. Sin embargo, pronto lo dejé de lado al recibir un mensaje de Lion. No sé si lo recordaréis, pero a mediados de noviembre me envió un mensaje proponiéndonos una reunión. Me daba miedo que intentara lastimar a Elli, más ahora que era el centro de atención. Las portadas de aquella mañana la ponían como la embarazada más sexy del país. Estar en portada debía de ser agotador y tener a la prensa acosándote a todas horas debía de ser asfixiante. Yo no sería capaz de soportarlo. Mi amiga tenía los ovarios bien puestos.
Recibí otro mensaje del pesado de Lion. Decía: <<Nos vamos a reunir los de clase este fin de semana. Vamos a salir a cenar y a tomar unas copas. ¿Te animas? Si tienes pareja, puedes traerla>>. Tuve que releer el mensaje varias veces más para asimilarlo. Osea, ¿quería que saliésemos a cenar en plan guay cuando la gran mayoría de ellos se había comportado de manera mezquina con nosotros?
Empecé a redactar un mensaje, pero este se quedó a medias. La pantalla del teléfono empezó a vibrar y el nombre de Elliana y su característico tono de llamada relucieron. La cogí al instante.
—¿Qué pasa, bichillo?
Escuché un suspiro al otro lado de la línea.
—Has recibido el mensaje, ¿verdad?
Por supuesto, llamaba para asegurarse que no fuera otra broma cruel de Lion. Todavía recuerdo la vez que estando en primero de carrera aquel chaval se la acercó y coqueteó con ella solo para ponerla en ridículo. No entendía por qué le había cogido manía si nunca llamaba la atención en clase y siempre era de las más trabajadoras. Lion era un hombre muy raro.
—Acabo de leerlo. ¿Vas a ir?
Mientras esperaba su respuesta, me acomodé mejor en el sillón en el que estaba sentado. Había estado trabajando en la mesa de la sala hasta hacía un rato, cuando recibí aquel mensaje.
—Una parte de mí no quiere. Quiere pasar de ellos y vivir la vida sin tener que volver a verlos —dijo. Escuché cómo tomaba varias inhalaciones—. Sin embargo, otra parte me dice que vaya, que lleve a Derek y que les demuestre así que no soy ninguna tonta y que nunca lo fui. Quiero mostrarles lo afortunada que ha sido la vida conmigo.
Me llevé una mano al pelo.
—¿Eres consciente de que Lion o cualquier otro chismoso te preguntará sobre tu relación con Derek y tu ahora embarazo?
—Lo tengo en cuenta. Pero, ¿sabes?, solo quiero demostrarles que la Elliana que conocieron en el pasado ha evolucionado y se ha convertido en la mujer que es ahora. Ya no soy la misma, para bien y para mal.
Claro que no era la misma. En aquel último año había resurgido de sus cenizas y había aprendido a defenderse de aquellos que solo querían perjudicarla. Estaba tan orgulloso de ella, como un hermano mayor.
—Yo creo que si vas y, encima, llevas a Derek, se quedarán de piedra. Ya tengo ganas de ver al grupito de los populares. Se les caerá la cara cuando te vean entrar. Eso sí, te quiero en modo diva, ¿eh? Quiero que pases de ellos como de la mierda o, en su defecto, que les lances pullas.
Ella soltó una tremenda carcajada.
—No creo que lo haga, Landon. ¿Sabes por qué? Porque yo no voy a caer tan bajo y no voy a ser tan rastrera. Ya sabes, yo no hago nada que no me gustaría que me hicieran.
Estaba tan orgulloso de ella, de la mujer que era. Conocía un caso de una persona que había sufrido acoso escolar en el colegio y que al cambiarse de centro pasó de ser la víctima al acosador. Mas Elli demostraba que no caería tan bajo como aquellas personas que la habían tratado mal y que se habían intentado aprovechar de ella. Porque era eso exactamente lo que había pasado. Tanto Lion como su grupito la querían en su banda única y exclusivamente para aprovecharse de la inteligencia de mi mejor amiga. Por fortuna, se enteró a tiempo y pudo cambiar de grupo en el segundo semestre.
—¿Landon? ¿Hola? ¿Sigues ahí?
Su voz me trajo de nuevo a la realidad. No había sido consciente de que me había quedado callado más tiempo del debido, perdido en mis recuerdos. Y es que toda esa mierda de la reunión me hacía recordar unos años en los que yo actuaba como un gilipollas. No fue hasta que conocí a mi mejor amiga que no pasé de ser un mujeriego, por llamarlo de alguna forma, a un hombre con las ideas claras.
—Perdona, bichillo. Me había quedado en la inopia.
—No, no te perdono —se burló ella—. ¿En qué te habías quedado pensando? Creo que incluso he escuchado cómo se movían los engranajes de tu cerebro desde mi lado de la línea.
Reí. Elli fue la primera mujer que acepté como mi amiga y, tras ella, llegaron muchas más. Hasta antes que ella solo las quería para acostarme con ellas. Ahora las valoraba. Había descubierto que con ellas yo también podía ser yo mismo, como lo era con Declan y Cooper.
—Solo estaba pensando en el momento en el que nos conocimos. ¿Lo recuerdas?
Otra carcajada inundó la línea, contagiándome con su risa. Era imposible no reírse de nuestro primer encuentro y de cómo me quedé embobado por ella.
—Como para olvidarlo. ¡Si te tiré al suelo del choque que nos dimos!
La verdad es que Elliana Jones nunca cambiaría en su forma de conocer a las personas. Su torpeza había ocasionado que nos conociéramos y que yo me quedara prendado de ella, o eso me había parecido al principio. Todavía recuerdo aquel día. Era el primero de todos y ella venía casi corriendo porque creía que llegaba tarde. Mi intención era ir al baño y, entonces, de manera súbita, la puerta se abrió y los dos chocamos con fuerza. Yo caí al suelo del impacto y ella se quedó de piedra en el sitio, con los ojos abiertos como si fuera un cervatillo asustado. Todavía recuerdo las palabras que dijo: <<La puerta... empujarme>>. Sí, cuando nos conocimos yo intimidaba a Elli. Sus palabras en vez de tirarme para atrás me sacaron una sonrisa. Se veía tan tierna y dulce. Creo que fue en ese momento en el que pensé que debía conquistarla y, por un momento, lo hice. Aunque pronto nos dimos cuenta que aquel beso que nos dimos fue un error y me hizo ver que lo que yo buscaba no era solo un rollo de una noche, yo quería a alguien para toda la vida.
—Te has vuelto a quedar callado, guapo.
Sonreí al escuchar aquella palabra. <<Guapo>>. Así empezó a llamarme cuando pasamos esos momentos de incomodidad tras el beso y decidimos ser solo amigos. Para mí su amistad había sido todo un regalo, una bendición. Gracias a ella había conocido a otras mujeres que se habían vuelto importantes en mi vida. Había pasado de despreciarlas, tal y como mi madre lo había hecho conmigo cuando apenas tenía tres años, a valorarlas. Creo que por eso consideraba a Elli más que a una amiga. Ella era como mi hermana, la que nunca tuve. En mi familia siempre hemos sido mis hermanos, papá y yo. Ahora que tenía a Elli la consideraba parte de mi familia, como a una hermana pequeña aunque ella fuese unos meses mayor que yo.
—Perdona. Ando un poco distraído. No sé si esto será buena idea —le confesé mi mayor temor.
—No debes preocuparte. ¿Por qué no llevas a Emily contigo? Así la noche será mucho mejor. Piensa en que podréis cenar y tomar unas copas después. A lo mejor solo nos estamos preocupando por una tontería. A lo mejor han cambiado.
Hice una mueca y arrugué el morro como si hubiese chupado un limón.
—Elli, esa gente nunca cambiará. Estoy seguro de que seguirán siendo unos gilipollas sin escrúpulos —escupí.
Ella suspiró desde el otro lado de la línea.
—Piensa en que no irás solo. Además, Nora y su pareja también irán. Me acaba de enviar un mensaje diciendo que se apunta. ¿Qué me dices? Puede que después podamos tomar algo. He oído que hay un bar que sirve unos cócteles sin alcohol que te mueres en Phoenix.
Iba a decir algo, pero la voz potente de Derek se me adelantó.
—Ni lo pienses, bella flor. Ya sabes lo que te ha dicho el médico: debes mantener una dieta.
Mi mejor amiga bufó y yo sonreí sin poder evitarlo. Estaba seguro de que le estaría fulminando con la mirada.
—Es solo una noche.
—Me da igual.
—Pero...
—¡Nada de peros ni peras en vinagre! Iremos a la cena, pero nada de tomar cócteles sin alcohol. Te permito zumos como mucho. Nada más.
Supe que en ese momento estaría poniendo los ojos en blanco.
—Sí, mamá —se burló de él—. Derek está histérico desde que le conté que estoy embarazada. Estamos en el quinto mes y ya siento que me ahoga. Temo que pronto me diga que tengo que quedarme en casa en vez de ir a trabajar.
Elliana Jones nunca cambiaría en ese sentido. Pero ¿quién querría quedarse en casa cuando el trabajo le llenaba a uno? En cierta manera la entendía. Yo tampoco podría estar un solo día sin trabajar sin sentir que algo me faltaba.
—Piensa en el lado positivo.
—¿Y cuál es? Yo no le veo ninguno. —Bufó.
—Podrás escribir todo lo que quieras. Estoy seguro de que siendo tú, serías capaz de empezar y terminar una novela en dos meses.
—¿Me estás retando? Elliana puede hacerlo en mes y medio —dijo con falsa petulancia.
Reí.
El tintineo de las llaves seguido del ruido de la puerta abriéndose me dio un pequeño susto. Emily entró en el apartamento con un <<¡Hola!>> muy alegre. Cuando me vio en la sala, fue trotando hacia mí aún cargando la bolsa donde llevaba el arco.
—¡Ey, preciosa! —la saludé con su mismo entusiasmo. La acerqué a mí y le di un suave beso en los labios.
—Vaya, ya sabía yo que era hermosa, pero nunca me lo habías dicho así —bromeó Elli desde el otro lado de la línea.
—Siento decirte que no era para ti. —Vi cómo Emily dejaba el arco en el armario empotrado y me moví al sofá. Con un movimiento de manos le indiqué que se sentara a mi lado, cosa que hizo, y empecé a enredar las manos en su pelo. Llevaba una coleta, aunque varios mechones se le habían escapado—. Acaba de llegar la mujer más guapa del universo.
—Oh, qué bonito. ¿No crees, Derek?
Escuché un bufido al otro lado.
—¡Espero que mantengas las manos quietas! —gritó—. Nada de hacer guarrerías, eh. Que como me entere, arderá Troya.
Me habría sentido cohibido de no haber empleado un tono jocoso. Si de algo estaba seguro era que Derek se alegraba de que fuera yo y no otro imbécil el que estuviera con su hermana. Teniendo en cuenta que no solo era un trabajador ejemplar en FosterWords, sino el mejor amigo de su esposa... Creo que eso le daba confianza y en parte a mí me aliviaba saber que aprobaba nuestra relación.
No llegué a responder yo, puesto que Emily, la que había escuchado las palabras de su hermano, me quitó el teléfono de las manos.
—¡Qué pesado eres! Además, ¿quién no te dice que ya hayamos hecho esas <<guarrerías>>?
Joder.
Escuché cómo su hermano exclamaba su nombre y no pude evitar reírme. Me encantaba cuando ella lo picaba y se burlaba de él, tal y como hacía con mis hermanos.
Lo siguiente que pasó fue que Emily se adueñó del teléfono y se sumergió en una charla con Elli mientras yo me mantenía a su lado escuchando. Le acaricié el pelo, la cara y el muslo con los dedos. Fue allí donde su pulso se empezó a acelerar. Me fascinó saber que yo era el causante del rubor que se le estaba expandiendo por el las mejillas. Cuando colgó, ella recargó la cabeza en mi hombro y pasamos así, en un silencio tranquilo, varios minutos hasta que yo la obligué a mirarme. Quería comentarle lo de la reunión.
—Quiero decirte una cosa.
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Nota de autora:
¡Feliz lunes, mis enredados y enredadas!
¿Qué os ha parecido el capítulo? Repasemos:
1. ¡Elli y Derek se han casado en secreto y no nos han invitado a la boda! ¿Cómo se atreven?
2. Conversación con Elli.
3. Conocemos un poquito más el pasado de Elli y Landon.
4. Emily vacila a Derek.
5. Se acerca la temida reunión. ¿Qué creéis que pasará?
Espero que el capítulo os haya gustado. Nos vemos el lunes con más y mejor. ¡Besos!
Mis redes:
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