Capítulo 8-La cena
Llego a la urbanización de Dulce y me quedo asombrado con lo lujosa que parece. Todas tienen una gran cantidad de terreno y muestran un césped muy bien cuidado. Seguro que hasta tendrá jardinero, porque esa cantidad de terreno daría mucho trabajo para el dueño de la casa y para una sola persona. Después de llegar al número de casa que me proporcionó, toco al timbre y sale una Dulce despampanante con un abrigo. La verdad que está preciosa y ese recogido le favorece.
Abro la puerta del coche que alquilé. Un Aston Martin negro y con los asientos de cuero. Nos dirigimos por la ciudad, hacia al sitio de la gala. Cuando llegamos, le doy las llaves al aparca coches y nos dirigimos hacia la puerta, mientras Dulce, me agarra de brazo. Los de la recepción nos mandan a un salón, donde ya están asignadas todas las mesas con sus nombres, mientras buscamos la nuestra, noto a Dulce, más pálida de lo normal.
—¿Que te pasa jefa? ¿Te encuentras mal? —pregunto preocupado.
—No, es solo que me pareció ver a un ex mío de la infancia, pero deben de ser imaginaciones mías—expresa, mientras nos sentamos en nuestros sitios.
Al poco rato, ya está la sala a reventar con todos sus asistentes. A lo lejos, diviso a mi amigo acercarse. Él fue el que acepto invertir en la revista y con el que hablé hace apenas unas horas. Se está acercando cada vez más, será una buena ocasión para contárselo a la jefa. A los pocos segundos, hace su aparición en nuestra mesa, acompañado de una mujer espectacular y al verlo, noto como a Dulce se le contrae la cara.
—Dulce, te presento a Richard, nuestro nuevo inversor. Es un buen amigo, lo es desde que estaba en la otra empresa. La buena noticia es que ha accedido a invertir en nuestra revista y con una buena suma de dinero—digo orgulloso.
—¡Qué! ¿Cómo se te ocurre meter como accionista a este patán?, ¿no habría más hombres sobre la faz de la tierra, para pedirle ese favor, que tuviste que dar con éste?—increpa enfadada levantándose.
—Por cómo te has puesto, deduzco que ya os conocías—le digo encarándola.
—Por eso me mostraba bastante reacio a nuestra unión, porque Dulce, nunca soporto que me quedase con su amiga en vez de con ella y desde que salimos de la facultad estamos enfrentados—suelta Richard, después de haber oído toda a conversación.
Me quedo con la boca abierta, en cuanto pienso que antes a Dulce, le pareció ver a su antiguo ex y ahora até todos los cabos.
Richard y su acompañante Estefanía, se sientan en frente nuestra.
Comienza la cena, llegan entrantes, marisco, sorbete, todo está exquisito. Observo como Dulce, de vez en cuando mira a Richard fulminándolo con la mirada. La verdad que no me pegan, no sé cómo pudieron estar juntos alguna vez. Richard parece más arrogante, también debe de tener más dinero y esa mezcla no iba a ser del todo buena.
Dulce se está pasando con el vino, ya le ha mandado al camarero traer la tercera botella. Se le empiezan a notar los colores y en la forma de hablar, que no regula ya lo que dice.
Acaba la cena y comienza el espectáculo para las donaciones. Dulce decide ir al lavabo a refrescarse y con tan mala suerte que tropieza con el mantel debido a la borrachera que empieza a tener y cae de bruces sobre la alfombra, mientras todos los invitados la observan. La ayudo a levantarse y la llevo hacia el baño, porque no quiero que siga dando el espectáculo.
—Dulce, entra ahí dentro refréscate y serénate un poco. Has estado bebiendo demasiado y estás dando un espectáculo, sobre todo, para los que están con nosotros en la mesa—le suelto medio enfadado.
Ella obedece y se encierra en el inodoro, pero al poco rato, empiezo a escuchar un llanto.
Observo hacia todos lados, por si queda alguien en el baño y para que nadie vea lo que voy a hacer. Abro la puerta del baño, le quitó el pasador de la puerta después de haberlo intentado varias veces y lo que veo me deja el alma por los pies. Dulce, está tirada por el suelo con el pelo todo despeinado de haberse estado tirando de él y vomitando en el váter.
La ayudó a incorporarse y cuando ya está sentada es cuando empieza con su relato.
—Richard y yo nos conocimos en la facultad. Nada más verlo, me enamoré de él a primera vista. Él siempre estaba rodeado de mujeres y por mucho que me esforzara nunca se fijó en mí, hasta que un buen día eso cambió, cuando empezó a sorprenderme con halagos en los cambios de clase, o lo sorprendía observándome, mientras transcurrían nuestras largas horas recluidos en la facultad. Poco a poco, se fue ganando mi cariño con sus ocurrencias tan ingeniosas e íbamos a estudiar juntos para los exámenes—explica seria. — a él se le daba tremendamente mal algunas asignaturas y yo le ayudaba en lo que podía. Un día, en los pasillos cuando no había nadie, me robó un beso. A raíz de ahí, empezamos a salir. Todo era maravilloso. Íbamos juntos a todos los lados, parecíamos la pareja perfecta, hasta que un día, cuando fui a asearme y a revisar mi maquillaje, descubrí a la que creí mi amiga hablando con otra, dentro del lavabo. Dijo que Richard, había ganado la apuesta, al haber permanecido más de un mes saliendo conmigo y que estaba deseando que acabar ya la farsa, para poder volver a estar con él porque lo echaba mucho de menos, sobre todo en la cama—empieza a llorar. —Todo mi mundo se me vino abajo después de haber escuchado esas palabras y de haber descubierto la farsa. Cuando estuve un poco más calmada, fui en su busca para poder encararlo. Cuando lo encontré, estaba con sus amigos en un banco, contando sus hazañas de nuestras intimidades, cuando vio mi cara, supo que sabía la verdad, por lo que le encaré por todo lo que había escuchado. Lo peor de todo, fue que no me lo negó, al contrario, se rió en mi cara. Yo me quedé destrozada. Desde ese día, solicité el cambio de facultad para no volver a ver más a ninguno de ellos y así fue hasta el día de hoy, por eso me ha afectado tanto su asistencia a esta gala y que tú le dieras acciones de la revista—acaba su relato muy afectada.
—Si llegó a saber todo eso, no habría actuado a tus espaldas. Yo solo quería conseguir algo de ingresos extra, para poder resurgir la revista, pero veo que me he equivocado. Voy a ir a hablar con ese mequetrefe y decirle que dé nuestro contrato por terminado—suelto furioso.
—No, no te preocupes, déjalo estar. Necesitamos ingresos por mucho que me pese, además tengo que pasar página de una vez por todas, para que vea que ya no me afecta su presencia. Gracias por escucharme—me abraza emocionada.
—No hay de qué. Sabes que cuentas con mi apoyo incondicional—digo orgulloso de sus palabras.
La ayudo a levantarse, tambalea un poco, aún le queda alcohol en su organismo. La intento atrapar de nuevo, antes de que se caiga, pero al hacerlo, nos quedamos a pocos centímetros uno del otro y como si de un momento mágico se tratase, me atrapa mis labios mientras devora mi boca, ni rastro en su aliento de que hubiese estado vomitando, debió de haberse echado un spray. Nos vamos excitando cada vez más, mientras nuestras manos exploran y nos fundimos en un acalorado beso. Es lento, pero intenso y excitado como estoy le sigo el beso, pero luego me doy cuenta que se ha dejado llevar por el alcohol y no está en plenas facultades mentales. Tengo miedo de que actúe por despecho y se muestre así de receptiva por Richard, así que detengo el beso. Cuando mi entrepierna no está tan marcada y ella ya está mejor, decidimos salir del baño, para regresar al salón porque debieron de empezar ya, con la recaudación de fondos.
Al llegar, justo están diciendo la cifra que la revista ha invertido en los niños. La cara de Richard, es un poema en estos momentos, cuando todos victorean a mi jefa por su gran generosidad y una sonrisa surca sus labios.
-----------------------------------------------------------------
Gracias por estar ahí y seguir leyendo esta historia ❤️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro