Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 15-Volver a la rutina


Estoy haciendo desayunos como cada mañana, ya casi llevo un mes aquí y se me ha pasado volando. Estoy muy contento, porque estoy incrementando las propinas poco a poco. El banco me ha llamado la semana pasada, para decirme que por fin me dan el préstamo, así que mañana, Dalia empezará el tratamiento. Estoy muy feliz por ella, porque parece que le va bien en el instituto, de hecho, ya tiene muchos amigos, por lo que me cuenta. La vuelvo a ver feliz, después de la tormenta y eso es lo que importa.


Benito ha venido a verme está mañana y me ha dicho que Alberto, el otro camarero, probablemente se reincorpore para la semana que viene, gracias a los masajes y la rehabilitación, porque se encuentra mucho mejor. Yo llevo todo el día callado, porque ya me había habituado a este entorno de vida y me hecho a la idea de que me quedaría algún tiempo más. Hasta venía a abrir todas las mañanas super contento. Pero, por otro lado, en el fondo, sabía que sería temporal, así que le he dado las gracias a mi jefe y he seguido con mi trabajo.


Me paso la mañana sirviendo desayunos, en nada, me tocará mis diez minutos de descanso, porque la gente ya empieza a aminorar. Me quito el mandil y lo dejo encima de la barra, para ir a prepararme un café. Hoy me vendrá bien para espabilar, porque no he dormido nada, pensando en cierta mujer.


Voy a ir hacia la zona del almacén, cuando escucho como una voz femenina, me llama.


-Hola, Dani, ¿estás ocupado? -dice ella.


Me giro para ver quién reclama mi presencia y no puedo creerlo. Dulce está ante mí, casi un mes después de nuestra última conversación.


-¿Qué haces aquí? ¿Cómo sabías dónde trabajaba Señorita Ferrer? -digo cabreado.


-Tranquilo. Te lo explicaré. ¿Tienes un momento? -dice ella, con cara seria.


-Está bien. Te doy diez minutos, que son los que tengo para el café, ni un minuto más-suelto conciso.


-Serán más que suficientes, para lo que te tengo que decir.


Me siento en una de las mesas desocupadas, para poder tomar mi café y Dulce, me sigue.


-Antes de nada, quiero pedirte disculpas por cómo me comporté contigo, el último día que estuvimos juntos. Estaba desbordada por todos los últimos acontecimientos y veía que la empresa, se me iba entre los dedos, sin poder hacer nada-cuenta Dulce, arrepentida.


-No pasa nada. Ahora ya no importa, porque gracias a Dios, he podido conseguir mi antiguo trabajo. Pero no me has respondido. ¿Cómo sabías que estaba aquí? -digo ofuscado.


-No te enfades, pero te he estado siguiendo durante algunos días. Me sentía tan mal, que quería compensarte, pero no sabía cómo hacerlo. Así que, un día por casualidad te vi abriendo el bar y además he descubierto algunas cosas muy reveladoras ¿Por qué no me has contado que tenías una hija? -explica ella sonriendo.


Yo me quedo pálido en el momento, al sentirme descubierto. Seguro que era la persona que vi días atrás, cuando estuve con Dalia, de compras. Ahora me encaja todo, pero eso no quiere decir que aún no siga cabreado, por espiarme y por tratarme como lo ha hecho, y le contesto.


-Tendré que tener más cuidado la próxima vez y vigilar mis espaldas, para que nadie me siga. Y por cierto, no es mi hija, sino mi hermana. Yo no tengo hijos-suelto alterado.


-Está bien, te creo, aunque no tengáis mucho parecido. Quería ofrecerte otro trabajo, por si consideras la opción-dice con cautela.


Estoy pensando en rechazar su oferta, pero no dejo de pensar en las palabras que me ha dicho Benito, antes. Tengo que buscar otro trabajo pronto, porque no podré seguir pagando el préstamo y Dalia, se quedará sin tratamiento y eso no lo puedo permitir. Por muy mal que me parezca lo que me hizo, tendré que darle la oportunidad de poder expresarse y saber lo que me va a ofrecer. La tendré que escuchar, por si vale la pena arriesgarme de nuevo junto a ella.


-Primero dime de qué se trata y prometo que lo pensaré-digo pensativo.


-Quiero que sepas que he renunciado a la empresa de mi padre, antes de que me la quitase. No tenía mucho sentido seguir allí, con aquellas condiciones-expresa pesarosa. -He decido abrir yo misma otra, llevándome parte de mis empleados, antes de que mi padre vendiese la revista. He empezado desde cero y a la revista, la he llamado D&D de "Dulce & Divina".


-¿Y eso que tiene que ver conmigo? -la observo sin entender.


-Deseo que empieces a formar parte de este proyecto a mi lado, como director adjunto. En la otra empresa, me has ayudado mucho, con tus maravillosas ideas. No podré pagarte tanto, porque sabes que los comienzos son duros y la revista recién se está expandiendo. Prometo que será un sueldo digno, para el puesto que desempeñes-dice ilusionada.


Yo me quedo pensando unos segundos en su propuesta y sonriendo por el nombre que le ha puesto. Es tan típico de ella todas esas cursiladas.


-Está bien, déjame pensarlo unos días. Pero antes quiero saber algo. ¿Por qué el día que me marché, vi en tu agenda que ibas a quedar con Richard, tu ex? ¿Habéis vuelto? -digo serio, en un hilo de voz.


Dulce sonríe ante mi comentario y sin más empieza su historia.


-Nada de eso. Yo jamás volvería con ese imbécil. Me llamó para contarme que estaba muy enfermo. Le han detectado un tumor en la cabeza inoperable y supongo que quería dejar al corriente todos sus asuntos antes de su partida. Me pidió perdón, por portarse mal conmigo en los años de facultad y por todo lo que me hizo. Supongo que tenía remordimientos y no quería llevarlos con él a la tumba-suelta concisa. -Quiso compensarme con dinero, pero yo me negué. Lo que sí le dije, es que aceptaría que me diese parte de sus contactos, para tener más inversores y poder fundar la nueva revista. Es una idea que ya me rondaba desde hace tiempo y al final la llevé a cabo. Él aceptó y así fue como empecé desde cero, pero con algo de ayuda para realizar mi sueño-cuenta emocionada.


-¿Que ha pasado con él? ¿Aún sigue vivo?-pregunto triste por la historia.


-No, ha muerto la semana pasada, en un hotel de las afueras. Han encontrado su cuerpo las limpiadoras, mientras iban a hacerle la habitación-contesta triste Dulce.


-Pobre, seguro que ha muerto solo. Es lo peor que uno puede experimentar. Pasar por una cosa cómo esa, sin nadie a tu alrededor ni que te valore-digo derrotado.


-Sí, es muy triste. Bueno no te robo más tu tiempo. Aquí tienes mi nuevo número. Lo he tenido que cambiar para poder empezar desde cero. Lo hice también para poder aislarme de mi familia, porque lo que ha hecho mi padre has sido imperdonable. Me ha dolido hasta tal punto, que no quiero saber nada de ninguno de ellos, al menos de momento. Si tienes alguna duda, solo tienes que preguntarme-dice esperanzada, mientras se levanta para irse.


Yo me quedo sentado, digiriendo todo lo que me ha dicho hace apenas unos minutos.


-¡Dani! -exclama Dulce.


-Dime -contesto levantándome de la silla, para volver a ponerme el mandil.


-Me alegra volver a verte de nuevo-me dice con una preciosa sonrisa, mientras se marcha del local.


Yo me quedo sonriendo unos segundos y luego vuelvo a mi trabajo, antes de que me llamen la atención. Sigo poniendo cafés y consumiciones. Cuando ya acaba el turno, estoy deseando llegar a casa, para poder darme una ducha. Quiero pensar en la nueva propuesta de Dulce, pero al ir a coger mi coche, tropiezo con alguien, mientras iba despistado. Al girarme para pedirle disculpas a la desconocida, me quedo impactado. Ante mí está Claudia, mi antigua novia del instituto, de la que hace años que no tengo constancia.


-Dani, ¿Eres tú? -dice en una pequeña sonrisa.


Yo le respondo con un abrazo. Echaba de menos esos días en vela hasta las tantas, con nuestros amigos alrededor, contándonos historias.


-¡Que alegría volver a verte! Justo estos días, estaba pensando en ti, porque tenía ganas de volver a verte-exclama emocionada.


-¿Qué te ha pasado? ¿Por qué te fuiste de repente? Nunca más supe de ti. Estuve muy afectado, porque estábamos muy unidos y siempre nos lo contábamos todo-replico preocupado.


-Todo empezó el día del baile. Mi padre descubrió a mi madre siéndole infiel en un hotel, con uno de sus mejores amigos. Ese mismo día, le pidió el divorcio y él, se mudó a Estados Unidos. Fue por trabajo, aunque también tenía contactos allí y así podría comenzar una nueva vida. Yo tampoco le perdoné esa traición a mi madre y decidí mudarme con mi padre el mismo día-se pone triste. -Sabía que allí, sería mucho más completa la carrera de medicina, porque sabes bien que era en lo que me quería especializar, después de haberla empezado ya aquí. Así que, por eso me mudé con mi padre y no volvisteis a saber de mí. Estaba tan avergonzada por ellos. Todo el mundo pensaba que eran una pareja ejemplar y me disgustaba que fuese lo contrario-suelta avergonzada.


-Tu, no has tenido la culpa de nada, de lo que haya pasado entre tus padres-digo indignado


-Lo sé, aunque yo me sentía culpable igual, por eso quise quedarme allí con mi padre-cuenta triste.-Años después, conocí a un chico y me casé, pero la cosa no funcionó. Pero eso ahora ya no importa, lo mejor es que ahora estoy de vuelta aquí en mis orígenes, porque después de tantos años, os he echado de menos. He pedido una plaza en el hospital de aquí al lado y soy la nueva encargada de un tratamiento experimental que estamos realizando. Por cierto, ¿Qué tal está Dalia? La última vez que la vi era así de pequeña-dice poniendo los brazos por debajo de su cuerpo, para expresar como era mi hermana.


-Por qué no lo compruebas tu misma. Ahora mismo iba a ir a casa para verla y preparar algo rápido para comer ¿Has comido? -digo solícito.


-La verdad es que no. Tenía pensado ir a la hamburguesería de ahí cerca, para comer algo-dice Claudia.


-Pues no se hable más. Te vienes a casa. A Dalia, seguro que le alegrará verte.



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro