CAPÍTULO 9
Todo lo que había creído hasta aquel momento se había desvanecido. Ahora, ni siquiera sabía que hacer con lo que supuestamente planeaba mañana, porque todo se había salido de mi control...
<Así que recapacite.>
Y decidí que en vez de que fuera una reunión de 3, iba a ser una de 10. Una reunión como dios mandaba con la banda de siempre, con los amigos que siempre tuve y no quise verlos.
<Amigos de verdad.>
Por esta razón, mandé un mensaje por el grupo que teníamos en común sobre quedar mañana todos en mi casa sobre las 9:30 a.m y sobre todo, que necesitaba tenerlos conmigo.
<Los necesitaba más que nunca.>
Cómo eran cerca de las 3 a.m, sabía que no verían el mensaje hasta mañana por la mañana, por lo que bloquee el teléfono y me volví a acostar en la cama boca arriba mientras miles de pensamientos y situaciones rondaban por mi cabeza de manera desesperada y mordaz.
Tras varios intentos desesperados por volver a dormirme, escondi mi cabeza bajo la almohada y la aprisioné con fuerza para borrar aquellos pensamientos que surcaban mi mente sin ningún temor y atormentándome constantemente.
Cuando creí que no podría dormir en toda la noche, logré hacerlo cerca de las 6 a.m, tras varias horas dando vueltas y vueltas en la cama sin ningún resultado favorable. Al fin lo hice y caí en un profundo sueño que duró simplemente hasta las 8:30 a.m, cuando escuché unos pequeños golpes en la puerta de mi habitación que lograron despertarme de mala gana.
Cómo no me levantaba tras varios toques repetitivos, escuché abrirse la puerta de par en par y adentrarse a la habitación de forma tranquila, cómo si fuera suya.
— Se que estás despierto, Luffy.
Escuché una voz que no me esperaba para nada que estuviera a esas horas aquí.
— Llegaste muy pronto, Nami. — Me incorporé lentamente en la cama hasta sentarme en el borde de ella y mirar fijamente hacia la peli naranja que acaba de entrar por la puerta cómo si nada.
— Lo sé. Pero tras leer el mensaje que dejaste anoche casi a las 3 a.m, me preocupé. No esperaba para nada ese mensaje proveniente de ti. — Comentó preocupada mientras se sentaba al borde de la cama y al lado derecho mío.
Solté una pequeña risa ahogada mientras me pasé mis manos por la cara y poco después, las dejaba poco a poco caer sobre mi regazo.
— Curioso ¿verdad? — Mire hacia mis manos, las cuales no dejaban de moverse nerviosas. — ¿Quién diría que el sonriente Monkey D. Luffy estaría realmente hecho polvo por dentro? — Solté casi en un murmullo que estaba seguro que ella había comprendido a la perfección.
La escuché suspirar fuerte mientras negaba con la cabeza. Me cogió rápido de las manos mientras me hizo mirarla fijamente.
— Luffy, somos tus amigos y nos damos cuenta de las cosas aunque tú no lo creas. El problema es que no sabíamos cómo ayudarte, llevas varios años cerrandote con nosotros y no había manera de que nos dijeras que te pasaba o que diablos podíamos hacer para ayudarte. — Se mordió el labio inferior tratando de que las lágrimas no surcarán por sus mofletes. — Nunca es tarde para que cuentes con nosotros y la verdad es que gracias por contar con nosotros.
Tras decir aquello me abrazó tan fuerte que pensé que me iba a aplastar, pero obviamente nunca pasó porque tras decir aquello pude ver cómo se asomaron por la puerta de mi habitación; Zoro, Sanji, Chopper, Brook, Franky, Robin y Usopp.
<Amigos. Amigos de verdad. >
Simplemente no entraron a la habitación, tan solo se quedaron fuera, observándonos a Nami y a mí, pero con una sonrisa sincera y de confianza.
------------------
— Entonces... Todo esto tiene que ver con tu hermano ¿Verdad? — Esa fue la voz de Usopp, que con aquella frase, abrió la charla que deberíamos haber tenido hace un tiempo atrás.
Nos encontrábamos todos reunidos en el salón haciendo un circulo; Nami, Robin y Sanji se encontraban en uno de los sofás, Zoro y chopper en otro mientras que Usopp, Brook y Franky se sentaron en el suelo o simplemente se quedaron de pie, escuchando aquella conversación, y por último Torao, que había venido hacia poco y se encontraba apoyado contra uno de los marcos de la puerta, cruzado de brazos. <Él realmente ya conocía casi toda la historia.>
Yo en cambio me encontraba en el centro de todos, sentado en una silla mientras me frotaba las manos nervioso y avergonzado, analizando y pensando en cómo le empezaría a contar todo lo que había ocurrido hasta terminar en aquella situación.
Por buena suerte, está conversación comenzó en cuanto mi hermano había salido por la puerta junto con Sabo, así que teníamos toda la privacidad y el tiempo del mundo, para poder hablar con tranquilidad y confianza.
— Si, todo esto tiene que ver con lo que ocurrió hace cinco años atrás, cuando yo acababa de cumplir 17 años y él 19 años. — Comencé a contar, después de haber podido ordenar cada situación en mi cabeza y haber podido sacar el valor para poder contar aquello. — Realmente cuando todo aquello empezó no quería verlo, aunque sabía que no estaba bien... No quería asumir que estaba mal, porque realmente aquello me hacia feliz. — Me mordí mi labio inferior y miré hacia el suelo. — Pero, no pude evitar enamorarme de él... — Confesé, mirándolos a todos. — Al principio sólo fueron pequeñas bromas y risas, nada raro, nada que no fueran cosas entre hermanos, pero poco a poco fueron cambiando las cosas. Habíamos crecido y ya no eramos dos críos como antes, éramos adolescentes y cómo cualquier adolescente se comienzan a tener tus primeras experiencias sexuales... Sin embargo, yo no estaba preparado para eso, había escuchado cientos de veces a Sanji hablar sobre ese tema y a los demás chicos de nuestro alrededor y yo... En fin, no sabía nada. Así que en unos de esos días de crisis existenciales fui a hablar con mi hermano sobre esos temas... — Hice una pequeña pausa, porque intentaba ordenar cada hecho vivido como había sido, además de que lo necesitaba. <No era fácil hablar de ello.> — Aquello no fue dónde empezó todo, porque simplemente fueron pequeñas explicaciones <nada raras>, sino una charla de hermanos normales y listo. Sino que unos meses más tarde, cuando por aquel entonces, había conocido a Torao en una de las fiestas que había insistido en hacer Usopp en su casa... Allí bueno, me emborrache e hice tonterías que terminaron con casi acostarme con Torao, que al final no pasó porque Ace... Me sacó de allí, dándole una paliza a Torao y diciendo que era un degenerado, en fin. Ya saben cómo era Ace, cuando se metían con su preciado hermano menor. — Eché una mirada furtiva hacia Torao, quien me miraba muy serio, escuchándolo todo. — La verdad es que, no recuerdo muy bien lo que pasó esa noche por culpa del alcohol, pero a la mañana siguiente me desperté en la cama de Ace, sin ropa y... Bueno ahí fue la primera vez que nos acostamos. Al principio Ace fue muy reacio y me pidió innumerables de veces disculpas y que nunca volvería a pasar, pero paso y durante un tiempo fue así y todo estaba supuestamente bien. Pero... un día de repente, comenzó a ignorarme y a hablarme mal... — Pequeñas lágrimas surcaron mis mejillas, no podía aguantar más. — Y anoche me entero que todo eso fue culpa de mi padre, que torturo a Ace por haberme tocado. — Apreté los puños fuerte mientras me mordía el labio inferior.
El silencio en la sala era intenso y algo denso. Nadie sabía que decir ni hacer, porque lo que acababa de contar era fuerte y tenían que asimilar todo aquello.
— Y... ¿Qué tiene que ver ese tal Sabo en esta historia? — Está vez pregunto Chopper casi en un susurro.
— Pues gracias a él no termino atropellado. — Sonreí levemente al recordar aquello.
— ¿Cómo que atropellado? — Preguntó está vez Zoro, incorporándose un poco en el sofa mientras me miraba algo molesto por saber que a su mejor amigo casi lo matan y no le había contado nada.
— Si, pero no fue nada grave así que... — Intenté tranquilizarle. — Realmente iba tan perdido en mis pensamientos intrusivos y oscuros porque llevaba unas semanas que Ace había estado distante y con tratos horribles hacia mi, que la realidad es que no prestaba atención a nada, así que él me salvó, me llevo al hospital y bueno... Una cosa llevo a la otra y me terminé acostando con él... — Agache la cabeza avergonzado por lo que acababa de contar.
— Si y ahora resulta que ese estúpido novio de Portgas-ya, actúa como si nunca hubiera pasado aquello entre ellos y las cosas pues han estado muy tensas. — Termino de explicar Torao de mala gana mientras se acercaba hacia mí. — Y los dos sabemos que lo que iba a pasar en aquella fiesta fue porque ambos queríamos, pero llegó tu hermano como un loco y estropeó todo. — Explicó de manera molesta. — Y el malentendido que hubo entre nosotros cuando tu hermano ya estaba peleado contigo, no fue un malentendido, simplemente pasó. — Concluyó quedándose delante de mí.
— Bueno, no creo que sea ahora mismo el momento para echar más leña al fuego. — Se levantó Zoro de su asiento mientras se acercaba hacia nosotros dos. — Así que siéntate o vuelve a donde estabas, pero déjalo tranquilo. — Objeto mientras agarraba del hombro a Torao de forma amenazadora.
Todo el salón se quedó de nuevo en silencio y simplemente se escuchó una pequeña risa entre dientes por parte de Torao.
— Está bien cabeza de musgo, no hace falta que te pongas con esta defensiva. — Alzó sus manos en son de paz mientras retroceia y volvía al lado del marco de la puerta. — Sólo quise puntualizar ciertas cosas que también pasaron y fueron importantes en su historia. — Concluyó mientras se cruzaba de brazos y me miraba fijamente, esperando una respuesta de mi parte o cualquier otra cosa.
— No vuelvas a llamarme así, o la próxima vez te contaré en cachos. — Le fulminó con la mirada.
Simplemente Torao sonrió con malicia.
— Chicos, nos vamos del tema. — Habló está vez Nami, soltando un suspiro. — Lo primero, gracias por habernoslo contado. — Me sonrió. — Y segundo, no tienes que estar mal por una persona que por ciertas circunstancias ha pasado página, es duro, pero tienes que hacer lo mismo. — Propuso al momento. — Así que nada de lamentos y vámonos a tomar algo fuera o lo que sea para que te despejes. — Sugirió mientras se levantaba del sofá.
— Sería una super idea, hace mucho tiempo que no salíamos todos de nuevo. — Comentó Franky.
La realidad es que todos se levantaron y comenzaron a hablar animadamente de que sería una fantástica idea.
Sin darme cuenta había vuelto a esbozar aquella sonrisa que hacia tanto tiempo no era real y ahora, si lo era.
Por lo que me animé y accedí a irme con ellos a tomar algo, lo necesitaba y sería lo mejor para mí.
El problema de todo esto es que, tras doblar la esquina que daba de mi casa y perderla de vista, no alcancé a ver cómo un coche negro acababa de aparcar en la puerta y un hombre de cabellos morenos y vestido de traje se precipitó rápidamente hacia mí hogar, que al estar delante de la puerta no dudo dos veces en sacar las llaved y entrar.
Cuando piensas que todo está solucionado vienen otros problemas peores...
-------------
Bueno, lo prometido es deuda, aquí traigo el capítulo después de tanto tiempo.
¡Disculpa la demora!
¡Nos leemos muy pronto!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro