CAPÍTULO 5
Miedo, vergüenza, traición. Son solo tres palabras insignificantes puestas una al lado de las otras, sin ningún orden. Pero quizás nunca nos dimos cuenta de que juntas entre sí dan mucho de que hablar. Quizás si nos fijaramos más en ellas muchas cosas serían distintas.
Aquellas palabras surcaron mi mente en cuento aquel rubio se digno después de tanto tiempo a entablar unas palabras conmigo, y lo mejor de todo es que aquellas palabras fueron cuando estaba saliendo con mi hermano.
Curioso ¿verdad?
Demasiado diría yo.
–Asi qué... ¿Tú eres su hermano menor? –Esa fue la primera frase que me dijo después de tanto tiempo. Fue mas una afirmación que una pregunta pero por su asombro y desconcierto la termino haciendo como una pregunta.
–Si, el mismo –No tardé en responderle. Intentando que mi voz sonara lo mas amable que pudiera. Sabía que Ace nos estaba escuchando y no dudaría en decir o hacer cualquier cosa.
–Has crecido, estás mucho mejor desde la última vez... ¿Todo va mejor? –Me dijo aquello en voz baja intentando que aquellas palabras quedarán entre nosotros dos y para que ningún entrometido se enterara de las cosas.
–No –Aquella palabra salió demasiado tajante y borde de mis labios. Pero todavía seguía demasiado anonadado, porque actuara con tanta naturalidad sabiendo todo lo que pasó entre nosotros y de todo lo que le conté. Mas aún sabiendo lo que le conté de Ace –Aunque parece que a ti te va perfectamente –No pude evitar alzar la voz. Quería que escuchara Ace y que supiera como era su nuevo novio.
–Mugiwara-ya –La suave voz de Torao me hizo darme cuenta de las cosas que estaba intentando hacer, aunque en ese momento sabía perfectamente lo que estaba haciendo. Posó su mano sobre mi hombro derecho. Aunque fue sueve su voz, fue toda una advertencia –¿Por qué no vas a la cocina y vas a ayudar a Portgas-ya? Parece que está tardando bastante –Me dijo de una manera lenta pero sabía que era toda una orden. Parecía querer hablar algo con Sabo.
Les miré a ambos, pero mi visión poco después se posó sobre Torao y simplemente mi cabeza asintió. Mi cuerpo se movió solo hacia delante en la dirección a la cocina, notando como la mano del moreno caía lentamente de mi hombro. Conocía bastante bien el camino para mirarles mientras andaba y por esa razón seguí mirandoles unos segundos más antes de volver mi vista al frente y seguir andando.
Entré a la cocina y observé a Ace pelearse con uno de los armarios de la cocina. Que si mal no recuerdo estaban allí los vasos.
Solté una pequeña risotada, al ver que no podía abrir la puerta del armario sobre la encimera.
Al escuchar mi risa se giró instantáneamente hacia mí.
–Deja de reírte y ayuda al pobre de tu hermano mayor, que no sabe abrir la maldita puerta del armario –Dijo con dramatismo después de darle unos últimos meneos a las puertas de madera.
–Siempre te pasa igual, Ace. Sabes que esas puertas siempre se quedan atrancadas. Se más gentil y no seas tan rudo, siempre haces igual –Me acerqué hacia él y le aparte. Con un poco de paciencia y maña, abrí las puertas –Mamá me enseñó a abrir estas puertas... Ya sabes, siempre he sido como tú igual de rudo y cabezota –Me giré y le miré a sus ojos oscuros como la mismísima noche –Antes nunca estabas en casa así que mamá me ayudaba y me enseñó algunos pequeños trucos –Sonreí con inercia al recordar aquellos pequeños fragmentos en mi cabeza sobre mi niñez.
–Si en eso te doy la razón, siempre estabas aquí y yo siempre fuera de casa. Mamá estaría orgullosa de ti –Me sonrió y luego acaricio mi cabello, despeinandolo –Y por lo que vi... Parece que conoces a Sabo –Dejó de acariciarme el cabello y bajó su mano hasta mi mentón, levantandolo para que le mirara a los ojos –¿De que os conocéis? –Habló de manera tajante.
Le miré a los ojos y no supe que decir –Desde hace un tiempo... Él me ayudó... –Esa fue mi única respuesta a su pregunta. Cosa que no le hizo mucha gracia.
–¿Ayuda? ¿En qué? –Me preguntó soltando mi mentón de forma delicada –¿Hay algo que me estas ocultando Luffy? –En todo lo que dijo no dejó de mirarme a los ojos.
Aparté mi mirada de la suya – Demasiadas cosas Ace... Pero ninguna soy lo bastante valiente como para decirtela –Aquella confesión le dejo perplejo.
Unos leves toques en la puerta de la cocina nos dieron por entender que aquella conversación entre Ace y yo había finalizado y no volvería a salir en bastante tiempo. Porque ambos eramos demasiado ingenuos e idiotas como para darnos cuenta de que nuestro mundo se hacia pedazos y ninguno hacia nada al respecto.
–Ah, perdona Sabo –Le escuché decir a mi hermano, porque yo aún no había apartado la mirada del frío suelo de baldosas blancas –Ya voy a llevarte el agua, solo hubo un pequeño contratiempo.
–No importa, solo vine a ver que todo iba bien, como estabais tardando tanto – Ese fue Sabo, su voz era demasiado diferente de la gente que me rodeaba.
–No pasó nada, ya estamos –Cogió el vaso para Sabo del armario y luego cerró las puertas, para por último acercarse a la garrafa de agua y llenar el vaso. Se acercó hacia Sabo y se lo entregó –Aquí tienes –Le sonrió para luego mirarme a mí –Vamos a fuera, vente –Esas fueron sus últimas palabras antes de salir de la cocina.
Solo los vi salir sin nada más que decir dejándome allí sólo. Pero esa soledad duró poco además del silencio porque una voz resonó por toda la cocina alertandome.
–Luffy ven, tenemos que terminar de hablar – Y esa fue la voz de Ace, recordandome que todavía todo esto acaba de empezar y que aun quedaba demasiado de mi historia que tendría que contar.
Salí de la cocina y con pasos cortos y lentos me acerque hacia el salón, en donde sabía que tres pares de ojos me esperaban sentados en los sillones, esperando que llegara hacia mi destino. En cuento llegué vi a Ace y Sabo sentados juntos en el sofá de color granate y a Torao sentado aparte de ambos en otro sofá del mismo color.
–Siéntate, tenemos que terminar de hablar sobre nuestro viaje, y que mientras tanto tengas éstas cosas en mente –Me señaló Ace con el dedo hacia uno de los sofás para que me sentará mientras me decía aquellas palabras.
–En todo momento debes de hacerle caso a Trafalgar, él se ocupará de cuidarte mientras estemos de viaje con la universidad. Cualquier cosa que necesites solo llámame, tendré el móvil encendido las 24 horas por si necesitas algo. Puedes traer amigos a casa pero nada de fiestas. Recuerda limpiar todo lo que ensucies y sobre todo ten mucho cuidado –Me dijo aquello de manera seria – Mañana a primera hora salimos de aquí, así que quiero que respetes todo lo que te dije. Papá está de viaje de negocios con el abuelo, así que no volverá hasta dentro de un mes y nosotros volveremos dentro de cuatro días. Quiero que todo esté perfectamente como cuando mañana salga por la puerta. ¿Entendido? –Me miró.
Yo simplemente asenti. Parecía que todo aquello era muy importante nunca antes había sido así...
–Bien, ahora que todo está aclarado, deberíamos hablar de otra cosa más... –Miró hacia Sabo –¿Por qué no me dijiste que conocías a mi hermano menor? –Lo miro fijamente esperando una respuesta.
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Buenas a todos los que aun siguen esta historia que lo más seguro que sean ya muy poquitos.
Siento muchísimo lo que he tardado en seguir esta historia. Aunque si os consuela con las otras es igual... He intentando escribir pero por la situación que he tenido que pasar en mi vida este último año y tal, no he tenido ni ganas de escribir de nuevo. Pero ya de nuevo puedo escribir y tengo ganas de hacerlo, por eso...
Algo bueno, ya estoy de vuelta y voy a volver a escribir de nuevo y seguir las demás historias, porque sé perfectamente como jode que nuncas sepas lo que pasará en la continuación de una historia, por eso las voy a seguir e intentar que todo vuelva a los de antes.
Muchas gracias a todos los que aun me siguen y sobre todo leen mis historias. Os quiero.
Nos vemos en la próxima! ❤️
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