Arianne
—Matemos a esos bastardos —La voz de Andrew es fuerte y clara mientras otra sacudida de trueno impacta en los cielos.
El parabrisas está frío cuando pongo las manos en él para ver qué sucede con los psicópatas. Hay cuatro chicos parados frente a la camioneta con sonrisas burlonas en sus rostros. Ashton recarga el arma y jadeo al notar que no son balas comunes.
Plata.
La debilidad de cualquier licántropo.
¿Quién lo diría? El más enigmático de los Karlsson es un sanguinario. La lluvia rivaliza con el sonido de mi respiración laboriosa. La conmoción se levanta rápido y me deja mareada, casi sin aliento. El asfalto se llenará de sangre y espero que no sea de Asher y sus hermanos.
—Quédate aquí —ordena Asher —. No importa lo que escuches, mantente a salvo. ¿Está bien?
Asiento con la voz temblorosa.
—Está bien.
Acto seguido, baja de la camioneta con sus hermanos. Cuando enfrenta a los Persson, aparece la familiar sonrisa arrogante en sus labios. Esa sonrisa que vi varias veces desde que nos conocimos. Mi audición se centra en la conversación y me pregunto cómo pueden estar tan relajados. Yo estoy muriéndome de los nervios.
—Plata, ¿eh? —Se ríe Simón —. Qué bajo, Karlsson.
El arma hace un ruidoso clic cuando Ashton toca el seguro. Oh, mierda. Simón ya no sonríe.
—Si fuera tú, retrocedería ahora mismo —habla Andrew —. Somos conocidos por nuestra poca tolerancia.
—No nos iremos sin ella —dice Simón.
—Mala elección de palabras —Axel bufa y se pasa la mano por el cabello mojado.
La cara de Asher se retuerce por la furia.
—¿De qué carajos hablas?
—La druida. Aulus tiene un interés particular en ella y queremos saber por qué.
Mi corazón late desbocadamente, la comprensión se convierte en miedo mientras permanezco dentro del auto y luego en terror absoluto. Ellos me quieren a mí.
—Vete a la mierda —ruge Asher.
Simón no cede a pesar de que un arma apunta su cabeza.
—Mi padre la persiguió durante años y seguirá haciéndolo hasta obtener lo que busca. Sabemos que mató a Theodore Laroux y tu novia quemó nuestra manada por venganza.
Rápido y feroz, Asher se abalanza sobre Simón cambiando de forma. Los demás retroceden debido a la sorpresa. El movimiento fue tan repentino que apenas lo notamos. Ahogo un jadeo horrorizado cuando Asher mete la cabeza de Simón en su enorme boca de lobo. ¡No puedo permitir que lo mate! Necesito escuchar más de lo que dice.
La lluvia golpea mi ropa y sacude mi cabello castaño cuando bajo del auto. El olor a tierra y asfalto mojado sube a mi nariz mientras me uno a la batalla. Los Persson me observan como si fuera un alíen, pero mantengo en alto mi barbilla, sosteniéndoles la mirada.
Al carajo con ellos. No les temo.
—Regresa al auto, Arianne —manda Andrew.
Me dirijo a Asher e ignoro cualquier orden.
—¡Asher, para! —espeto —. ¡No te atrevas a matarlo! ¡Necesito escuchar más!
Simón grita y suplica que Asher lo deje ir. Sacude la cabeza violentamente, pero solo provoca que el dolor aumente por los colmillos de mi compañero. Asher en su forma animal aterroriza hasta al ser más peligroso. Es como si no tuviera control de sí mismo y me pregunto si seré de la misma forma cuando cambie.
—Todos en el pueblo sabemos que son unos asquerosos bastardos que secuestran mujeres y matan humanos —prosigue Ashton —. Merecen morir por ser cobardes y no tenemos problemas para hacerlo en este mismo instante. Piérdanse o mueren.
Los Persson están asustados y alarmados. Mierda, hasta yo lo estoy. Jamás imaginé que Ashton sería tan frío.
—Aulus y sus cómplices son los únicos responsables del caos, nosotros no —protesta un chico Persson. Es moreno y con varios piercings en la cara —. Estábamos hartos de vivir bajo su dictadura y ayer Simón lo retó a un combate que ganó —Sus ojos se posan en Simón quién ahora está indefenso —. Juro que nunca estuvimos de acuerdo con ese enfermo. Hicimos lo posible para echarlo de la manada y al fin lo logramos. Somos libres.
Hay un largo minuto de silencio y es inevitable sentir empatía por ellos. Debe ser horrible vivir bajo el mando de un monstruo que solo le gusta matar y aterrorizar a las personas. Un pueblo quiere sentirse libre y protegido.
Simón levanta la mano y Asher al fin lo suelta. Tiene el rostro lleno de saliva y hace una mueca de asco. Sangre fluye de su cuello, manchando la tela azul de un color rojo oscuro.
—Encontramos mucha información sobre ti en su oficina —Simón me mira —. Sabía dónde vivías y guardaba fotografías de tu rutina. Y hablo de años. Él hizo esa porquería espeluznante por años como el maldito Joe Goldberg.
Me quedo callada, procesando lo que dice. Aulus me persigue como un sabueso. Sus ojos rojos están presentes en mis pesadillas, pero ya no seré su presa. Me convertí en el cazador que arrancará su cabeza.
—¿Por qué nos dices esto? —cuestiona Axel —. ¿Por qué deberíamos confiar en ti?
Asher gruñe mientras Simón limpia la sangre de su nariz.
—Me gustaba una chica —Su voz sale ahogada y sus ojos marrones lucen perdidos —. Ella realmente me gustaba mucho y él la secuestró.
Mi cara es una de repulsión y me arde la garganta.
—¿Por qué haría algo así? ¿Por qué secuestran mujeres y matan niños? ¿Es por diversión?
Uno de sus amigos le toca el hombro a modo de apoyo. Simón exhala a medida que la lluvia nos ahoga a todos.
—Es jodidamente enfermo, pero él hace cualquier cosa para mantener nuestro linaje. A diferencia de ustedes... —Se dirige a los Karlsson —. Estamos condenados a sobrevivir sin compañeras. La diosa luna nos privó de su luz.
—¿Y cuál es el punto de secuestrar a mujeres? —Andrew se altera —. ¿Qué mierda soluciona eso, maldito enfermo?
Simón traga saliva.
—Nos apareamos con ellas. Escucha, hombre...
Ashton carga hacia adelante mientras el sonido del disparo me roba un grito escalofriante. La bala atraviesa el hombro de Simón y rechina los dientes con dolor. Sus compañeros rugen con rabia y lo rodean para protegerlo.
—¡Te dije que fue una mala idea! —grita un licántropo de cabello verde —. ¡No podemos confiar en ellos!
—Cállate o serás el siguiente —amenaza Axel.
—¡Basta! —Soy un escudo que separa a los licántropos furiosos —. No solucionaremos nada si se comportan como animales salvajes. Cálmense.
La lluvia se mezcla con la sangre de Simón a medida que mi corazón casi se parte. ¿Qué más hay detrás? Aulus mató a Theo, me acosa y secuestra a mujeres para mantener su linaje. Sus hijos son cómplices.
—Vinimos aquí a formar una tregua porque tampoco apoyamos los ideales de Aulus —Simón jadea con dolor —. ¿Por qué creen que mi padre estuvo a punto de matarme?
Mi corazón se desintegra al pensar en todos los crímenes que ese monstruo cometió. Destruyó tantas vidas y sigue impune. Simón lo desprecia porque muy pocas veces se refiere a él como su padre.
—Necesitaremos más que simples palabras para creerles —dice Ashton —. Acciones, queremos acciones.
La herida de Simón no se cura rápidamente. La bala de plata hizo un buen trabajo y necesitará ayuda médica con eso.
—Estamos aquí para decirles que cuiden a la druida —Simón tose —. Él la quiere para su señora. Y si la captura, será una mierda muy jodida.
Mis ojos se abren ampliamente y observo a Asher en su forma lobuna. El verdadero miedo se apodera de mi mente y me falta el aliento. La carretera parece un sitio muy reducido ahora y debo sostenerme a Andrew para no derrumbarme sobre mis rodillas en el asfalto.
—¿Señora? —pregunta Axel —. ¿Qué clase de broma es esta?
Simón pasa la mano por su cabello húmedo.
—Es todo lo que sabemos.
Ashton mantiene su expresión fría.
—Si quieren que el pueblo sea un lugar mejor, hablen con mi padre. Es el más interesado de que todo esté bien aquí —murmura —. ¿Algo más que deban decir?
Simón niega.
—Es todo lo que sabemos.
—Lárguense —manifiesta Andrew.
Simón cambia de forma al igual que sus amigos y se retiran rápidamente. Andrew me abraza mientras Axel se dirige a la camioneta. Luego trae una mochila para ponerlo sobre la espalda de Asher.
—Ve a cambiarte, tenemos mucho de qué hablar —Le dice a su hermano.
Asher me lanza una última mirada antes de desaparecer entre los bosques de la carretera. Me quedo de pie bajo la lluvia con los labios tiritando debido al terror. Mamá mencionó que tenga cuidado de ella y Aulus dijo que su señora pronto volverá.
Ella volverá por mí.
Ella me quiere a mí.
🌙
La lluvia no cesa las siguientes horas. Mi ropa está húmeda y mi cabeza sigue torturándome mientras pienso y pienso. Pienso tanto que me duele el pecho. Aulus no es el único villano. Hay alguien más detrás de esto y necesito saber quién es antes de que llegue a mí.
Ella me busca.
Y mamá estuvo protegiéndome todos estos años.
—No llegaremos hoy —avisa Ashton. El limpia parabrisas despeja el camino —. Es difícil conducir con esta tormenta y estoy cansado.
Asher suspira.
—Buscaremos un hotel dónde quedarnos hasta mañana.
—Hay uno cerca —dice Axel —. Estoy hambriento y me duele el culo de tanto sentarme.
No me agrada la idea perder más tiempo, pero no gano nada siendo impaciente. Es mejor tomar un respiro.
—Yo necesito mear —Se queja Andrew —. Mi vejiga está a punto de estallar.
—¿No puedes mear por ahí? —Le pregunto —. ¿Acaso los perros o licántropos no hacen eso?
—No voy a mear por ahí como los perros —Andrew se ríe a carcajadas —. Es poco higiénico y asqueroso. También soy humano.
—Eres una chica sucia, Arianne —añade Axel.
Todos se echan a reír haciéndome sentir como una estúpida por hacer esa sugerencia. Siempre olvido el bendito detalle de que son humanos y no animales. Me cruzo de brazos y contemplo la lluvia que cae del cielo. Dudo que se detenga en las próximas horas. Me angustia saber que tardaremos en llegar a Chicago.
—¿Pasaremos la noche en un hotel? —cuestiono —. De ninguna manera, debemos llegar cuanto antes.
—He conducido por más de seis horas —enfatiza Ashton con fastidio —. Lo que necesitamos es mear, comer algo y dormir. Mañana nos pondremos en marcha nuevamente.
La camioneta frena frente a un bar country con luces de neón y suspiro frustrada. No tengo opciones más que hacerlo a su modo. No soy quién conduce.
—Él tiene razón —dice Asher suavemente —. Necesitamos recuperar energía y luego seguir.
—De acuerdo —cedo un poco impaciente.
Cuando salimos de la camioneta, la lluvia me golpea con fuerza y se adhiere a mi vestido. De alguna manera es agradable mientras mi piel se inunda de escalofríos por el frío. Asher se queda viéndome más de lo necesario y me muerdo el labio.
—Quédate con mi chaqueta —murmura, su voz ronca —. Mataré a cualquier bastardo pervertido que te mire de manera inapropiada.
Junto las piernas para calmarme y asiento. Andrew nos observa con una sonrisa burlona mientras sus hermanos empujan las puertas para entrar al bar country.
—Consíganse una habitación o follarán aquí mismo —sugiere.
—Vete a la mierda —gruñe Asher.
Asher corre una mano por su cabello y exhala. No puedo dejar de mirar lo bien que marcan sus abdominales la camiseta mojada. Andrew entra al bar con sus hermanos mientras Asher y yo nos quedamos bajo la lluvia. Excelente idea. Quizás el aire frío me mantendrá serena.
—Lo más probable es que lleguemos mañana al mediodía —dice Asher y carraspea por segunda vez —. Las carreteras están obstruidas y debemos comprar un poco más de gasolina, pero llegaremos.
—Lo sé —musito.
Camino hacia el bar con las piernas débiles. Cada segundo a su lado es un martirio debido a las ansias. ¿Cuándo se apagará el fuego? Ni mil tormentas podrán calmar las llamas que me quema gracias a él. En el instante que pongo mi pie dentro, todos los ojos se fijan en mi dirección y Asher toma mi mano en un gesto protector. Su rostro grita una clara advertencia y al parecer los hombres captan la señal.
El sitio no me agrada, pero es el único que se encuentra cerca. Hay cabinas maltratadas, taburetes en mal estado y el suelo manchado de cerveza. Solo veo a hombres viejos y motociclistas. Nadie luce bien a excepción de los hermanos Karlsson. Los demás son grasientos y descuidados. Camisas rotas, manchadas, pelo largo y barbas. Algunos están en la mesa de billar; otros durmiendo en las cabinas con babas en sus labios y fuertes ronquidos. Ugh. Somos diferentes y jóvenes, por esa misma razón, cada ojo se posa en nosotros.
—¿Dónde diablos está el baño? —pregunta Andrew, sosteniendo su entrepierna.
Está a punto de hacer pis aquí mismo y su cara roja es muy cómica.
—Justo ahí —Señalo una puerta agrietada con el icono de un hombre.
Andrew prácticamente corre, empujando a cualquiera que se interpone en su camino. Miro a Asher con una sonrisita y niego con la cabeza.
—Tus hermanos son geniales, todos me agradan —musito —. Ashton me intimida, pero sé que no es personal.
Me da una media sonrisa.
—Me alegra que te hagan sentir cómoda y segura.
Aprieto su chaqueta alrededor de mi cuerpo. La ropa es cálida a pesar de la humedad.
—¿Qué sucederá después? —inquiero —. Uh... yo hablaré con mi madre y es muy probable que regrese a vivir con ella en la cabaña.
Asher se rasca la nuca.
—No había pensado en la opción de apartarme de ti, menos ahora que te encontré.
Miro el taburete.
—¿Por qué me duele la idea? No lo sé... la distancia me afecta si no estás tú.
Pone un dedo debajo de mi barbilla y lleva mis ojos a los suyos.
—Encontraré la forma de que estemos cerca —asegura —. El lazo es muy fuerte ahora y alejarnos sería doloroso. Te prometo que lograremos superarlo con el transcurso de los días. Nuestras almas en estos momentos están fascinadas. Ni siquiera tu escudo de protección puede evitar que te reconozca como mía.
Me río bajito.
—Es tan... irreal.
—Pensaría lo mismo si no hubiera visto con mis propios ojos cómo funciona —expresa —. Mis padres eran muy intensos, incluso después de que tuvieran hijos.
—¿A qué te refieres?
Andrew regresa y se pone en medio para apartarnos.
—Follan como conejos, se dan miradas tontas mientras hablan por medio de sus pensamientos —El rubio sonríe —. Recuerdo que mi padre se fue de viaje por negocios y mamá lloraba porque le dolía no tenerlo cerca.
Asher tose en su puño para ocultar la risa.
—Y cuando papá volvió fue... incómodo para nosotros.
Me pican las mejillas porque puedo suponer qué sucedió.
—¿Sí?
—Yo tenía dieciséis años —dice Andrew —. Nunca escuché a mamá gritar así, rompieron la cama de tanto apareamiento. Es increíble que no haya nacido el quinto bebé. Dioses, ellos compiten con los conejos.
El calor se arrastra por mi cuello por el rubor. ¿Asher y yo seremos así...? ¡No! ¿Por qué pienso en la idea?
—Demasiada información, hermano —Asher se posiciona a mi lado —. Ve a comprarnos algunas bebidas.
Andrew se une a sus hermanos quiénes beben botellas de tequila. Axel conversa con un hombre barbudo mientras Ashton fuma casualmente cerca de una mesa de billar. No pensé que fuera del tipo que fuma. A diferencia de sus hermanos, él es tan callado y distante.
—¿Quieres beber o comer algo?
—Me encantan las hamburguesas —musito —. Con queso y tocino.
Asher me sonríe.
—Veré si consigo una.
Habla con la mujer que atiende la barra y le comenta que quiero una hamburguesa. Afortunadamente dicen que estará lista en diez minutos y mi estómago se queja porque se muere por engullir algo.
Asher rebusca en su bolsillo y lo miro como tonta. Se ve increíble esta noche. Su jean se ajusta bien a sus caderas y cada vez que se estira puedo ver sus huesos de la cadera y la V que inicia en su cintura. Con el cabello descuidado y mojado se ve delicioso.
¿Delicioso? ¿En serio, Arianne?
Cuando nuestros ojos se encuentran, hay una sonrisa burlona en sus labios. El maldito imbécil lo hizo de nuevo.
—Perdón —Se disculpa.
Niego con la cabeza.
—Eres... imposible —repito.
Una mujer con papada regresa y desliza un plato con una enorme hamburguesa frente a mí. Se me hace agua la boca por el olor.
—No tenemos tocino, pero sí queso, huevo y papas fritas —me sonríe —. ¿Está bien para ti? ¿Quieres algún aderezo?
Mis manos agarran inmediatamente la hamburguesa y le doy una gran mordida descuidada. Es exquisita a pesar de que no tiene tocino. Traigo un puñado de papas gritas a mi boca y el sabor explota en mi lengua. Tendré un orgasmo.
—Mmm... —gimo —. Así está perfecto.
Asher se sienta a mi lado mientras como con entusiasmo. Cold as you de Taylor Swift suena en los altavoces para mi sorpresa. Esto podría ser una película romántica si no fuera por los ronquidos que opacan la hermosa canción.
—¿Qué te gustaría beber? Tienen refrescos y tequila —masculla Asher.
Lamo la sal de mis dedos.
—Agua está bien, no consumo alcohol.
Me observa cómo si hubiera dicho una broma de mal gusto.
—¿Has bebido alcohol alguna vez?
Niego.
—Vivía en una burbuja segura dónde mi madre decidía hasta qué comida debería comer —me encojo de hombros —. Solo bebía agua y sus licuados frutales. Además, no tengo veintiún años.
—No creo que eso aquí importe —me dice —. Tienes que beber por lo menos una vez en tu vida. La bebida no estará mucho tiempo en tu sistema. Nuestros organismos expulsan cualquier sustancia dañina.
—Es impresionante que seamos inmunes a las enfermedades.
—Nosotros somos impresionantes —Asher me entrega el vaso con tequila.
Bebo el alcohol de un solo trago y hago una mueca. Asher se ríe y sigue mi ejemplo. Más rondas de tragos vienen y en la tercera apenas puedo sentir la quemazón en mi garganta. Estoy eufórica, relajada, feliz. Me alegra que Asher me sostenga o haré el ridículo como caer al suelo.
—Eres realmente mala en esto —Se burla Asher —. Estás borracha.
Eructo y rápidamente cubro mi boca con las manos. Asher suelta una sonora carcajada que atrae la atención de los demás. Andrew también está riéndose mientras sostiene su estómago, Axel coquetea con una joven camarera y Ashton frunce el ceño hacia la puerta. ¿Qué mira?
—Ups —Me río —. Pensé que el alcohol no funciona mucho tiempo en nuestro sistema.
—Espera una hora y estarás bien —sonríe Asher.
Una canción country se reproduce en los estéreos y acepto su mano mientras me guía hasta la pequeña pista de baile improvisada. Levanto la mirada y me encuentro con sus ojos. Brillan bajo la luz y me permito disfrutar su compañía. Esa sonrisa que pongo cada vez que está conmigo se extiende a través de mi cara y mi corazón da un vuelco.
Asher tiene razón.
Tal vez no sea tan malo ser compañera de un licántropo.
—Gracias —dice Asher en mí oído —. Significa mucho para mí que pienses eso.
La calidez me llena.
—Espero que seas los suficientemente fuerte para cargarme —Le toco el pecho —. No estoy acostumbrada a beber.
Chillo cuando me levanta y rodeo su cuello con los brazos. Toco su mandíbula, admirando los contornos de su rostro. Él es hermoso de una manera oscura y natural. No le importa lucir bien porque sabe que es perfecto, incluso húmedo y con el cabello alborotado.
—Te cargaría en mis brazos hasta el fin del mundo, bonita.
Miro su boca tentadora. Si me muevo un centímetro más quizás probaría sus labios llenos y besables. Solo un centímetro, Arianne. Una chica puede tomar la iniciativa. ¡Mierda! Estoy ebria.
—Hermano, perdón por interrumpir —Andrew nos mira alarmado —. Tenemos que irnos.
Asher me baja al suelo, pero su mano sigue en mi cintura.
—Más vale que sea importante.
—Eh...
El momento mágico cambia de repente cuando dos hombres ingresan al bar y atacan a Ashton. Aunque él no se queda atrás. Bloquea los golpes, empuja al sujeto sobre la barra y le da puñetazos repetidamente en la cara. Axel también es atacado para mi absoluta sorpresa. Los motociclistas alientan la pelea con silbidos y rompen botellas.
El lugar es un caos.
¿Qué les pasa? No hicieron nada malo. ¿De dónde salieron estos lunáticos?
—¿Qué está pasando, Asher? —grito con la voz temblorosa y me escondo detrás de él.
Me aprieta la mano y su furia está en plena exhibición.
—Estamos en territorio de vampiros.
🌙
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