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9

Nota: A partir de aquí, muchas cosas cambian con respecto a la serie ya que me estoy basando en el cómic, pues me gustó más su final.

Abrí las puertas corriendo y no me detuve hasta estar a la mitad del estacionamiento. Busqué a Dusik con la mirada, sin embargo, primero me topé con ella y Jayhun.
Por un momento, me paralicé, luego me alegré de que volviera, de que Jayhun la hubiera encontrado... Pero después vi a Dusik recostado a sus pies y se me formó un nudo en el estómago.

—¡Dusik! —grité acercándome.

Myeong-Suk fue la primera en reaccionar y se colocó a la altura del hombre, comenzó a buscarle el pulso.
Me arrodillé al lado del señor al mismo tiempo que el hombre pelinegro.

—Está vivo —susurró la peliazul esperanzada.
—¡Ey, despierta! —le hablé moviéndolo nervioso.
—Ey, tontos... ¿Qué hacen aquí? —respondió débilmente.
—¡Tenemos que irnos, vamos! —exclamé desesperado.

Esperaba que Park y Jayhun me apoyaran, le dijeran algo, pero la mente de ambos parecía estar en otra parte. Ni siquiera miraban a Dusik a la cara.

—¿Hyuk no te lo dijo? Ya me estoy convirtiendo en monstruo —confesó con gracia en su voz.
—No me importa. ¡Puedes pelear contra él, ahora vamos! —hablé decidido.

Él comenzó a reírse. Miré a Suk, lágrimas caían por sus mejillas; Jayhyun estaba rezando y parecía muy triste.

—No puedo controlarlo... como tú —dijo tosiendo por el humo, ya que la parte baja del edificio se estaba incendiando y el fuego expandiéndose—. Mira. —Suspiró y señaló a una de sus piernas... la que le faltaba: estaba creciendo, la piel se veía más como si fuera músculo expuesto.

Eso era lo que Jayhun y Myeong habían estado viendo. Era la razón por la que se veían tan desconsolados y no hablan.

—No puedo creer que éste sea mi deseo más profundo. Patético, ¿no?
—Dusik —sollozó la peliazul tomando su mano.
—Hasta mi propia familia me abandonó, así que de verdad agradezco que estén aquí... Que vinieras a buscarme —soltó lo último dirigiéndose a mí—. Idiota. Maldita sea. Quería morir como un hombre —mencionó mientras lloraba—. Pero tenías que volver y hacerme llo-llorar a-así—sollozó.
—Sí tienes fuerzas para llorar, tienes fuerzas para levantarte. Vamos. —Seguí intentando, mientras mis mejillas se humedecían con mis propias lágrimas.
—Perdón, éstas lágrimas son la última pizca de energía que me queda.
—¡Cállate! —grité molesto.
—Asegúrense de sobrevivir, son demasiado importantes; no pueden morir, muchachos —susurró refiriéndose a la chica del apartamento 1407 y a mi, mientras tocaba mi cabello.
—¡No hables! ¡No digas nada! —chillé.
—No sé como fue que unos chicos como ustedes terminaron viviendo aquí solos, pero lo que sea que haya pasado no fue su culpa. ¿V-verdad? —soltó provocando que nuestra vecina y yo lloraramos con más fuerza.
—Toda mi familia murió en un accidente, no fue mi culpa... aunque en cierto modo, sí —quise contarle.

Miré de reojo a Park que ya sabía la historia, le había hablado de todo la noche antes de la operación de Ji-Soo: del bullying, que mis padres no me apoyaban, que mi hermana me ignoraba, mis autolesiones, la culpa por la muerte de la madre de mi compañero, el accidente, querer suicidarme...

Ella también se había sincerado conmigo del todo, me había contado de su vida en Latinoamérica, la muerte de su madre y el hecho de que se escapó de su casa, entre otras cosas.

—Ah, ahora entiendo. Tu sufrías aún más que yo.
—¡Ahora deja de hablar, por favor, deja de hablar! —rogué.
—Hyun —me llamó Suk, su tono de voz decía «debes calmarte».

¿Pero cómo podría calmarme cuando él se está rindiendo?

—No podemos elegir como los demás pelean sus batallas —comunicó Jayhun.
—Pero sí podemos acompañarlos hasta el final —comunicó Park.
—Sí mi hijo sigue con vida, debe tener más o menos sus edades —interrumpió Dusik.
—¡Cierra la boca y levántate! —me negué a tener esa conversación, pero él siguió hablando sin oírme.
—... Ya ni siquiera puedo recordar sus caras, solo recuerdo como se veían por detrás, solo su espalda mientras me abandonaban... —Cerró los ojos.
—¡Dusik! —Lo llamé desesperado—. ¡Dusik!
—Extraño a... mi familia... —Su brazo cayó.

Su cuerpo se sintió más pesado entre mis brazos y sus ojos parecían ya no prestarme atención.

—¿Dusik? —msuité.
—Se fue, Hyun… —soltó mi amiga.

Seguido de aquellas palabras grité tan fuerte como pude, grité de tristeza, grité de furia, grité de miedo, grité arrepentimiento...

—Pero, ¿qué carajos? —Levanté la vista ante las palabras de Myeong y me topé con un hombre desconocido que no llevaba nada de ropa. Literalmente, nada. Él no dejaba de observarnos y caminaba directo hacia nosotros, así que puse en guardia al igual que mis compañeros y lo apunté con mi lanza.
—Esperamos tanto. Ahora, por fin, llegó nuestro momento —dijo.
—¡Alejate de nosotros! —le advertí.

¿Este tipo era monstruo? ¿O humano? ¿Lo tenía que atacar o no? Mierda... ¿Lo atacaba? ¿Pero qué pasa sí era humano?

—¿Hyun? —Fue lo último que escuché cuando el sujeto estaba frente a mí y me tocó—. ¡Hyun! —Provenía de Suk.

En un parpadeo, todo desapareció. Me encontraba en mi habitación de nuevo.

—¿Eh? ¿¡Otra alucinación!? ¡¿Donde estás, pedazo de mierda?! ¿Crees que voy a caer otra vez en tus trucos baratos?
—Ey, escucha. Ahora entiendo todo... —Oí segundos más tarde.

Lo busqué con la mirada y me topé con el otro yo, el monstruo, aquel que quería convencerme de que viviera mi deseo y dejara la realidad.

—Tú... —articulé molesto.

Estaba sentado frente a la pantalla de la computadora, mirando lo que yo estaba viendo antes de llegar hasta aquí, como sí mi vida fuera una novela, como sí mis ojos fueran cámaras que le mostraban cada uno de mis secretos.

—En cuanto te puso las manos en los hombros, entendí todo. Todos los seres humanos, tienen un deseo —siguió hablando.
—¿Qué?
—No importa si es algo pequeño o grande, todos quieren algo.
—¡¿Y?!
—Me encantaría que esos deseos fueran todos buenos, pero no es así. La mayoría de los deseos no solo destruyen a las personas, sino también todo lo demás.
—¡¿Y?! —Volví a exigir.
—Los deseos humanos son como el veneno. Siempre lo supimos, pero decidimos ignorarlo.
—¿«Supimos»?
—... Pero ya no lo soportamos más, teníamos que hacer algo. Así que los encerramos a todos, a los dueños de todos los cuerpos... ¡En un paraíso de deseos! —Se levantó y me miró de frente, con una gran sonrisa plantada en su rostro—. ¡Esta es una revolución! ¡Una revolución!
—Sí, claro, un paraíso. ¡No digas idioteces!
—¡Pero ese hombre era feliz! Puede cumplir sus deseos por toda la eternidad... —Miraba la imagen del desconocido desnudo—. O casi, una y otra vez. Y en el proceso... ¡Me di cuenta de algo increíble! —Parecía extasiado—. ¡Creía que los deseos humanos eran interminables! Pero al final, sí se terminan en algún momento. ¿Qué crees que sintió ese hombre cuando ya no tuvo más deseos? —Quedé en silencio mirando la imagen del hombre—. Intrascendencia... Después de escapar de la prisión de sus deseos, se convirtió en algo totalmente nuevo basado en ese sentimiento de intrascendencia. ¡Increíble! ¡Realmente increíble! No somos un desastre. ¡Somos un nuevo comienzo!

Reí como nunca antes había reído en mi vida.

—Es una broma, ¿verdad? Entonces, ¿Que pasa con toda la gente que mataste? ¿¡Cuántos más tienen que morir para que termines con toda ésta mierda!? —grité furioso.
—No podemos parar. Ustedes los humanos, lo quisieron así. ¿Todavía no te diste cuenta de quiénes somos? —Puso su dedo en mi pecho—. Somos sus almas.
—... ¿Nuestras almas?
—¿Por qué les cuesta tanto aceptarlo?

Me alejé y le apunté con mi arma.

—¡Déjate de tonterías! —Traté de herirlo, pero me esquivó y detuvo la vara con su mano.
—¡Hyun, estoy tan feliz! ¡Soy tu alma! ¡Tú y yo somos uno, como me imaginaba! No estaba seguro, pero ahora lo sé. No soy una especie de alienígena o virus. ¡Soy un alma, tú alma! Soy el héroe que vino a salvarte de tu propia corrupción. Soy el último rastro de tu conciencia. Ya no tiene sentido esperar más, vayamos a un mundo nuevo, más evolucionado... ¡Sin deseos, divisiones, ni destrucción! Juntos.

Levanté mi puño y le golpeé el rostro.

—¡Maldito desgraciado! Cierra la boca.
—¿Por qué me tratas así? Soy tu alma —soltó sonando y viéndose dolido.
—¡¿Corrupción?! Que estúpidez. ¡Voy a seguir siendo yo! No me importa si eres mi alma o no... Voy a seguir siendo yo mismo.

De repente, alguien golpeó suavemente la puerta.

—Hyun... soy yo. Abre la puerta —pidió suavemente una voz familiar y yo no pude evitar mirar hacia allí
—¿Mamá? —indagué confundido y con una extraña sensación en el pecho por volver a escuchar su voz.
—Odias a tu familia, pero una parte de ti los extraña —dijo «mi alma».
—Hyun, ábreme la puerta —volvió a decir esa voz del otro lado... Mi madre.
—Sí abres la puerta, vas a poder ver a tu familia. Puedes empezar de nuevo.

Me puse nervioso, aún sintiéndome raro. ¿Quería volver a verlos? ¿Quería abrir la puerta? No sabía qué hacer, no estaba seguro de lo que quería...

—Abre la puerta, Hyun, y ve... Ve a tu dulce hogar.

Era mi familia, después de todo.
Me acerqué a la puerta, parecía brillar. Coloqué mi mano alrededor del pomo y dudé.

—¿Mi dulce hogar? —pregunté.
—Tal vez odies a tu familia, pero también la amas.
—... Mi familia me dio la espalda —reconocí.
—Hyun. ¡Perdona, Hyun! —habló mamá.
—¡Me ignoraron completamente en el peor momento de mi vida! —grité.
—¡Perdón! —Volvió a decir ella.
—Sí, es cierto, pero eso no significa que no los ames —dijo el monstruo.

Apreté mis párpados con fuerza, sintiendo las lágrimas acumularse.

—Sí, también tuvimos buenos momentos —admití sintiendo como un nudo se formaba en mi garganta.
—Así es, hubo muchos.
—Pero... —Solté el pomo.
—¡Hyun; no, Hyun! —gritó mi madre.
—Ahora no —finalicé.
—¿Por qué...? —preguntó esa otra pate mía.
—Todavía quedan personas a las que tengo que proteger —contesté despertando.

El desconocido desnudo volvió a estar frente a mi, sin expresión alguna.

—Estás tomando una decisión absurda —me dijo con su expresión imperturbable.
—¡Quítate! —Lo golpeé.

Todos quedamos sorprendidos y perturbados cuando el puñetazo no le causó nada. No le dolió y a penas sí se movió.

—Nosotros no sentimos nada, ni dolor, ni furia, ni alegría, ni miedo —explicó.

Retrocedí.

—Pero, ¿y tú? Eres solo un humano imperfecto. ¿Estás seguro de que vas a poder lidiar con lo que está por venir? —habló.

Se escuchó un crujido detrás nuestro que nos llamó la atención y al voltear nos topamos con lo peor que nos podía aparecer.
Dusik monstrualizado. Estaba parado mirándonos, tenía ambas piernas, era más alto y su pecho medía el doble que antes.

—¿¡Tú hiciste esto!? —le grité molesto al desconocido—. ¿Fuiste tú?
—No, fue su propia decisión. Justo antes de dejar de respirar, inconscientemente, aceptó su deseo —me explicó.
—¡Cállate! —le grité.

Lo ataqué, sin embargo, no alcancé ni siquiera a tocarlo porque fui golpeado desde atrás. Dusik había reaccionado y había defendido a la otra criatura pateándome la espalda, tirándome al piso y rompiéndome algunos huesos.

—Buena suerte. —Él desconocido comenzó a alejarse dejándonos con nuestro amigo monstrualizado.
—Ven... aquí —gruñó Dusik.
—Dusik...
—¡No... te vayas! —se quejó.
—Cuando alguien se va, nunca vuelve. ¡Nunca! —solté esperando que reaccionara—. Mierda. Maldita sea.

Preparé mi arma recordando que cuando conocí a Dusik, me salvó luego de que ayudara a los niños.

—No, no... —lloré apretando con fuerza la vara.

«Ahora, ya es hora de que me aceptes. Piénsalo. En su mente, Dusik, es muy feliz.
¿Qué derecho tienes a destruirlo? ¿Eso quieres?», habló el monstruo con el que compartía mente y cuerpo.

—¿Yo? ¿Destruir a Dusik? —susurré.

«Exacto. Ibas a matarlo.» Escuché en mi mente, a la vez que alguien hablaba detrás de mí.

—No tienes que hacerlo tú, pero recuerda que ya está muerto —soltó mi amiga.

En un instante, Myeong-Suk lo atacó, aunque ella no se veía como monstruo, era ella por donde la vieras, por alguna razón habría decidido que era mejor no transformarse, pero tal vez por eso no fue tan fuerte como podría haberlo sido en aquel momento. Dusik de un movimiento la voló hacia el otro lado del garaje y Jayhun fue corriendo a buscarla.

Dusik ya está muerto, pensé y lo repetí una y otra vez.

—Perdón —me disculpé antes de reaccionar.

Estaba atacándolo cuando de repente, desapareció. Al observar mejor, noté que Pyeon Sang Wook le había saltado encima y golpeado con el escudo.

—Atrás, niño. Deja que los adultos se encarguen de esto.
—¡Wook!
—No puedo dejar que un niño se haga cargo de ésta mierda. Yo lo hago —respondió una vez que Dusik se levantó.
—Es... pera —gimió el hombre del 1408.
—Ey, Dusik, ¿qué mierda te pasó? Al menos podrías haberme avisado con tiempo —habló Sang.
—Wook, no... Dusik sigue vivo dentro de ese monstruo —le dije.
—¿Ah, sí?
—Sí.
—¿Y qué? —Volteó a verme—. ¿De verdad crees que él habría querido algo así? ¿Crees que es feliz?
—Eh, bueno...
—Sí crees que eso es felicidad... ¿Por qué sigues en éste lugar de mierda?

Dusik atacó, Pyeon logró mandarlo a volar, luego lo encegueció con la luz del escudo y lo empujó hacia el fuego. Mientras se quemaba y gritaba de dolor, el mafioso le clavo una vara de madera hasta que dejó de hacer ruido.

—Ey, amigo, descansa en paz —articuló y luego se dirigió hacia mí—. La verdad estaba un poco confundido, vi que de un monstruo huevo nacía un ser humano, pero no sabía si eso era bueno o malo para nosotros. Aunque ahora que lo pienso, es un problema muy simple. En un mundo donde la gente muere todo el tiempo, para salvar a alguien tienes que sacrificar a otro. ¿Qué chances hay de que ésta situación monstruosa pueda terminar bien?

Entonces noté que uno de los principales del grupo de criminales que había tomado el edificio, llegó con Wook.

—No me gusta matar monstruos. ¿Sabes? Ése idiota... —habló Sang limpiándose las líneas de marcador que se había hecho en el bícep por cada monstruo que asesinaba.
—Señor... —le llamé.
—¿Queda alguna esperanza para nosotros? ¿Y sí todos terminamos convertidos en monstruos? ¿Y sí ese es nuestro destino y no hay forma de cambiarlo? —continuó hablando.
—No sé nada sobre el destino y esas estúpideces, pero ahora nuestra prioridad es sobrevivir —dijo el criminal.
—¿Tienes alguna idea? —preguntó Pyeon.
—Nop. Tenemos que encontrar a Ihyun y a los demás —habló refiriéndose a el chico de doble personalidad que controlaba su monstrualización y cambiaba físicamente como Myeong-Suk.

Busqué a la chica con la mirada, estaba cerca y parecía adolorida mientras hablaba con Jayhun.

—¿De verdad es tan fuerte?
—Una vez derrotó a cuatro monstruos él solo. Una locura, ¿Verdad? —contestó el criminal, refiriéndose a Ihyun.
—Cuatro monstruos... no es suficiente —contesté.

Entonces dos hombres desconocidos entraron al estacionamiento con varias armas encima.
Les apunté con mi lanza rápidamente.

—Tranquilo, niño. Ellos vienen con nosotros —avisó Sang.
—Nos ayudaron cuando nos rodearon los monstruos. Si no hubiesen llegado, nosotros dos hubiésemos muerto —informó el otro sujeto.
—Se quedaron afuera para terminar con dos monstruos que quedaban.

Bajé la vara y los observé mejor cuando se fueron acercando. Se veían muy serios, pero no parecían malas personas. Uno era un hombre de al menos cuarenta años y con el otro me había confundido, no era un hombre, era un muchacho de la misma edad que Eun.

—¿¡Papá!? ¿¡Kwan!? —chilló la voz de Myeong-Suk y de repente, salió corriendo como pudo hacia ellos para abrazarlos.

N/A:

Al final serán 10 capítulos + epílogo.
Quería traerles un poco de la perspectiva de Hyun y además servía para explicar algunas cosas para quiénes no hayan leído el cómic, así entienden mejor el final 😁 Espero que para quienes leyeron el cómic no se les haya sido repetitivo ya que básicamente narré 10 capítulos del webcomic jsjsjs

Capaz en éste capítulo Hyun está distinto, más agresivo y malhablado, y eso es porque, como dije más arriba, me basé más en el cómic donde Hyun es un tanto diferente.
Además parece desinteresado sobre la protagonista, pero es porque están pasando muchas cosas como para concentrarse en el romance y además sabe que ella es fuerte y puede con todo... Aunque, bueno, Hyun aún no sabe algo y ustedes tampoco 🤫🤫🤫 ¡Lean el último capítulo para enterarte qué es!

Desde ya aviso que es bastante largo❤

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