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8

Lo primero de lo que fui consciente fue de la fuerte presión tenía en mis pulmones. Me era muy doloroso respirar.

Por impulso me doblé por la mitad y noté que me estaba ahogando. Miré mi pecho y vi un gran agujero que no paraba de sangrar... Comencé a sentirme muy mareada mientras observaba el hueco en mi pecho. También estaba impresionada, porque parecía como si me hubieran atravesado hasta mi espalda o hubieran querido arrancarle el corazón.

Mientras miraba a detalle la herida, todo a mi alrededor se tornó borroso antes de apagarse.

Al despertar, me fijé que aún seguía allí, en el mismo lugar en que caí inconsciente mientras me desangraba. Es decir que, nada de lo que recordaba había sido un sueño: me habían echado de Verde hogar, había tenido que dejar salir al monstruo para sobrevivir en las calles y me había desmayado por una gran herida.

Por lo menos, estaba viva, aunque no estaba segura de sí eso era precisamente bueno. ¿Qué tan malo es morir durante una crisis así? ¿Realmente me perdería de mucho?

Observé mis alrededores: estaba encerrada en un lugar oscuro, podía identificar algunos objetos por las sombras que se formaba cuando la iluminación entraba por unas pequeñas ventanas arriba de todo. Era un lugar amplio y muy alto; había repisas, grandes estanterías y refrigeradores. Era un mercado.

Me levanté ayudándome con la pared, y tambaleándome, comencé a recorrer el lugar. Descubrí que la luz no funcionaba, pensé por un momento en repararla, pero nunca le había prestado atención a mis padres cuando había problemas eléctricos, por lo que ni tenía idea de como hacerlo. Así que decidí aprovechar los últimos momentos de luz natural y caminar entre los pasillos buscando algo útil, por suerte me topé con linternas y baterías, también velas y encendedores. Me decanté por utilizar las linternas por ahora, tal vez usaría aquellas velas al dormir. Al encender la linterna noté que el mercado estaba revuelto, porque probablemente había sido saqueado, pero por suerte aún seguía bastante lleno de mercadería que yo necesitaba y podía utilizar.

Me dirigí por agua y alguna lata no perecedera de vegetales. Luego de comer, seguí inspeccionando el almacén y al llegar al segundo piso noté que ya había anochecido. Lo supe porque tenía muchas ventanas, podía ver por ellas todo el desastre que eran las calles con humo, fuego, ruido, murmullos y gritos. Subí mi vista al cielo y me quedé mirando hacia la luna, hace mucho no la observaba.

Pensé en Ji-Soo. ¿La cirugía ya habría terminado? ¿Ella estaría estable? ¿Podría salir adelante?

Cerré los ojos un momento y, no mentiré, me dediqué a rezar. Nunca había sido muy creyente, ni nada por el estilo, pero si había un Dios en algún lado, debía saber que Ji-Soo no merecía morir y que todos los que la conocían estaban haciendo todo lo posible para que siguiera respirando; pedí que aquel Dios o Diosa también lo hiciera, que la ayudara.

No quería salir del mercado, no me gustaba.
Pero a veces, no era mi decisión.
A veces, me despertaba fuera.
A veces, estaba cubierta de sangre.
¿Era mía? ¿Era un monstruo? ¿... o era de otro humano?

Recordaba cuando estaba encerrada en mi departamento, sola y sin entender qué sucedía ni en el mundo, ni en mi mente.
Mis sentimientos de ahora se asemejan a los de aquel tiempo, a veces podría decir que incluso son peores.

Lo más grave era que ya tuve mi monstrualización y a causa de eso, en cuanto podía, el monstruo salía. Yo ya no podía evitarlo, ni siquiera lo controlaba. Solo perdía la consciencia y horas después despertaba sin saber qué sucedió, casi como si me hubiese desmayado.

Necesitaba ayuda.

Parecía que nunca podría estar en soledad, porque necesitaba que alguien me diera apoyo.
Luego de estar ésta segunda vez en solitario, podía confirmarlo: estar sola era lo peor para mí. Una sentencia.

Y no podría volver a Verde hogar hasta que me controlara, pero para controlarme debía tener a alguien que yo quisiera, junto a mí. La peor ironía.

Solo me quedaba ir a un lugar; una parte de mí estaba especialmente emocionada, pero la otra estaba aterrorizada. Sí mantener al monstruo a raya porque estaba con Hyun-Soo solo fue una casualidad, ir con mi familia sería... Sí con ellos no podía controlarme... los dañaría o peor.

¿Me arriesgaba? ¿Tenía esperanzas?
Temía ir y herirlos, pero también temía quedarme y nunca volver a ser yo. Cada vez ella era más fuerte y yo estaba más receptiva. ¿Y sí llegaba el día en qué doblara por completo mi voluntad? ¿Yo tenía siquiera elección?

Debía intentarlo, no podía quedarme a esperar aquel espantoso final... Volverme un monstruo para siempre.
Jamás.

Sí mi plan no funcionaba, si me transformaba con mi padre y hermano cerca... Sabía que ellos harían lo que tuvieran qué hacer, sabía que acabarían conmigo sí yo se los pidiera.

En cuanto amaneció, me armé de valor y salí del mercado, vi las calles despejadas y me decanté por correr lo más rápido que mis piernas podían. Solo me detuve en una ocasión cuando me topé con un monstruo, noté que en las calles habían menos de ellos que hace unas semanas. Peleé contra él dejando salir un poco a mi monstruo interno, lo suficiente para matarlo, pero no para que ella me dominara de nuevo.

Seguí con mi camino y al estar cerca bajé la velocidad, mis piernas temblaban y mis pulmones ardían, pero nada se comparó a lo que sentí al levantar la vista.

Me acerqué lento, esperando que fuera producto de mi imaginación, confusión o un error. Sin embargo, no era así. El olor amargo del humo entraba por mis fosas nasales y me ahogaba.

Frente a mi yacía la casa de mi padre: destruida, oscurecida y en cenizas.

Me doblé por la mitad sintiendo un gran nudo en el pecho y tosí mientras mis ojos se nublaban. Cualquier persona se iría de allí rápidamente para evitar seguir respirando el humo, por otra parte yo tuve que acercarme más e incluso tomé la decisión, mejor dicho, el impulso, de entrar.

—¿¡Kwan!? ¿¡Papá!? —No podía dejar de gritar, de llamarlos.

No pensaba que pudieran contestarme, que aparecieran, en realidad no pensaba en nada, ni siquiera que así, a los gritos, atraería a los monstruos.

Entré en llanto en cuanto vi unos cuerpos carbonizados, encontré al menos cuatro y no podía identificar a ninguno. Alguno parecía tener la altura de mi padre y su estructura física, pero no encontraba nada que me dijera que era él o por el contrario, que lo negara.

Cuando por fin pude pensar, dejé el lugar antes de que todos los monstruos de la zona llegaran a asesinarme por mis gritos, aunque por un momento pareció un futuro atractivo. O al menos era un futuro asegurado, lo que ya era mucho, pues no había tenido nada seguro desde hace bastante tiempo.

No sé cuánto pasé sintiendo las horas y los días esfumándose, llorando o solo existiendo, sin pensar, sin sentir, solo respirando en la oscuridad del mercado.
En el pasado, cualquiera hubiese dicho que era tiempo perdido, momentos valiosos desperdiciados, pero en esta actualidad... ¿Qué más se podría hacer? ¿Qué significaba no desperdiciar días? Sí solo podías sobrevivir.

Pero, después de aquellos días de duelo, comprendí algo.

Yo ya no era la misma persona que hace unas semanas atrás.
Aquella Myeong-Suk, sí se enteraba que el resto de su familia había muerto, se hubiese disparado una bala entre ceja y ceja, al instante de saber la noticia.

La Myeong-Suk de ahora no. Simplemente viviría, aunque no tuviera razones para ello. Había aprendido a valorar más la vida que antes.

De igual forma, yo aún tenía esperanzas, pues no había podido identificar los cuerpos, no sabía con seguridad sí mi familia murió o no, Sin embargo, no me iba dejar aferrar a aquella pequeña luz, simplemente seguiría adelante por el simple hecho de vivir mi vida, sin importar que esta solo se tratará de evitar la muerte a manos de los monstruos.

Noté por aquellos días que estaba tan concentrada en mi pérdida, que tuve el poder sobre mi misma todo el tiempo.
No me transformé en ningún momento, ni siquiera escuché su voz.

Tenía que tocar fondo para volver a subir.
Tenía que ahogarme en la oscuridad para sobrevivir en ella, para usarla a mi favor y dominarla.
Tenía que vivir por mi misma.
Tenía que ser fuerte.
Tenía que ser yo nuevamente.

Logré inhalar y exhalar profundamente. El aire entraba y salía de mis vías aéreas con lentitud hasta que la nubosidad que se había apoderado de mis pensamientos desapareció. Entonces volví a sentir mis extremidades.

Seguí con lo mío, sentía la suavidad de la ropa, una brisa fresca acariciándome, lo pegajoso de la sangre sobre mi piel y el sudor que pegaba mi cabello a mi cuerpo.
Escuchaba algún insecto caminar entre las bolsas de frituras, el pequeño sonido que hacía la linterna cuando estaba encendida e incluso el vacío del mercado. También los pasos que aún había fuera, quejidos y murmullos de monstruos.

Había aprendido a controlar mucho mejor mi monstrualización, seguía sin escuchar su voz en mi cabeza desde el día en que vi la casa de mi padre en llamas.

Uno de los trucos era concentrarme en mí y en el presente, aquello era perfecto para no transformarme. Otra ayuda era la meditación; meditar servía cuando tenía que dejarla salir o cuando ya lo había hecho, mantenía a raya la monstrualización. También hacía ejercicios para ayudarme a controlarla, como practicar: solía salir a correr afuera, en donde de la nada podría aparecer un monstruo y yo tendría que dejarla salir y al terminar, someterla nuevamente.

De repente, escuché más ruido que el normal, provenir de fuera. Era bullicioso, estridente y escalofriante.
El filo del metal cortando piel... Sangre gorgoteando... El último aliento de vida...

Abrí los ojos mientras me levantaba del suelo en donde había estado meditando. Medio curiosa y medio preocupada, decidí asomarme para ver afuera. Noté sangre en el suelo y un monstruo muerto a unos veinte metros de mí. Comencé a acercarme y seguí el rastro de la sangre, levanté mi mirada y vi a lo lejos como un hombre peleaba contra otro monstruo. Me paralicé al notar que él usaba una katana.

Pero entonces algo en mi cerebro hizo click y actué enseguida, corrí hasta allí para ayudar a Jayhun. No sabía porqué estaba ahí, ni cómo había llegado hasta aquí, pero estaba segura de que era él y de que debía ayudarlo. De nuevo.

Logré hacer y deshacer a mi gusto, dejándola salir, pero nunca del todo y prestándole mucha atención al presente, al hoy y al ahora.
Al terminar y asesinar al monstruo, Jayhun me miró profundamente, sonrió y se acercó. Me abrazó.

—Gracias —murmuró.
—Es bueno verte... Pero tenemos que salir de la calle antes de que lleguen más —hablé al separarme de él y apunté hacia el mercado—. Ahí me estuve quedando. Deberíamos ir.
—Sobre eso, eenemos que volver a Verde hogar —me informó.
—¿Qué? ¿Tenemos? —pregunté muy confusa.
—Sí, por eso vine, te estaba buscando y me alegra mucho encontrarte, nadie pensaba que fuera a hacerlo... En realidad, era Ji-Soo quien quería venir por ti, pero por su condición me ofrecí yo en su lugar.
—¿Ella está bien? —interrogué esperanzada, sintiendo mis comisuras elevarse con la simple mención de su nombre.
—Sí, extrañamente la cirugía salió perfecta. Pero...
—¿Qué sucede? ¿Por qué viniste hasta aquí?

Me parecía imposible creer que solo vino porque Ji-Soo me quería ver o cualquier cosa parecida. Sí salió fuera para buscarme, sin saber sí me encontraría, arriesgándose a una muerte casi segura, era porque algo grande e importante estaba sucediendo en la residencia.

—Te necesitamos. No importa si no te puedes controlar, eres fuerte y todos estamos en peligro —admitió poniéndome los pelos de punta.
—¿Por qué? ¿Para qué? ¿Qué sucede? —solté preocupada.
—Unos hombres llegaron luego de que te fuiste, salvaron al equipo que iba al hospital de un monstruo, pero terminaron quedándose y adueñándose del edificio. Buscan hacerse ellos mismos con el lugar y liderarnos. Son delincuentes, expresidiarios y según lo que me dijo en secreto Hyun.Soo, tienen a alguien como tú, alguien que...

Ya estaba monstrualizándose.

No podía creer lo que me estaba contando. ¿Un grupo de desconocidos habían tomado Verde hogar? ¿Y encima eran criminales? Y además tenían a otra persona como yo...

—Vamos —accedí rápidamente, sin pensar.

Podría negarme a ayudarles en ese momento de crisis, como ellos habían hecho conmigo.
Podría decir que no debía ayudarles.
Podría dejarlos solos.

Pero entendía completamente la decisión que ellos habían tomado al sacarme de la residencia, tenían miedo y se sentían inseguros.
Entendía que yo era un peligro y ahora ya no.
Y entendía que yo sí podía ayudarlos, debía hacerlo; al fin y al cabo me identificaba a mi misma como una buena persona y para eso debía actuar como una.

Otra motivo era que tal vez ellos eran los últimos humanos en el mundo.
Y además, allí aún habían personas que me importaban.

Comenzamos a correr en dirección del edificio, dejé atrás todas mis cosas sin importarme nada.
En el camino notamos que habían monstruos yendo en dirección al edificio, aunque parecían estar lejanos a nosotros, pero supimos enseguida que tarde o temprano llegarían a Verde hogar.

Entramos por el garage, salía humo y encontramos monstruos muertos. Sorprendentemente la puerta que daba del garage a la parte interna del edificio se abrió de golpe, provocándonos un gran susto y haciéndonos poner en posición de defensa.

Me paralicé al ver quién se dirigía hacia nosotros. Cha Hyun-Soo.

Por un momento se detuvo el tiempo cuando lo vi, pero solo fue hasta que al bajar la mirada al suelo, en medio del camino entre él y nosotros, noté que había un cuerpo.
Era Dusik y parecía muerto.

Datos: Hyun, Jisoo, Jayhun, Dusik, Wook, Ahn, Yuri, Eun e incluso Hyuk votaron que la protagonista se quedara (los niños no porque no los dejaron votar por estar chiquitos), pero obviamente el resto de los vecinos eran más personas y votaron para que se fuera, por eso la echaron, no porque todos la abandonaron.

Y bueno, la prota claro que volvió por aquellos que siente que votaron para que ella se quedara y con los que se llevaba bien, además de que a Jayhun no le podía decir que no, si hubiese sido por ejemplo la señora con la hija colegiala muerta o el viejo de la tienda quienes le pidieran volver, ella ni lo hubiera pensado y los hubiera dejado morir jsjsjsj

Dedicado a Han_Jaewook7
¡Muy feliz cumpleaños! Espero que la hayas pasado muy bien y te haya gustado este regalo💗💕💖

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