Empacar era para mi uno de los peores castigos. Comenzando con que nací indecisa y terminando con el hecho de que iría a visitar a mi padre por un mes.

Y no es que no me guste ir con él o que no lo quiera, me gusta estar con él y lo amo, pero... Ni siquiera sé cómo explicarlo.

Rebusqué en mi armario y saqué varios cambios de ropa. ¿Pasaría frío o calor? ¿Saldríamos a comer en algún momento a un buen lugar o a un puesto callejero?

Muchas otras preguntas vinieron a mi mente y decidí poner al menos dos outfits para cada ocasión.

Salí de mi cuarto, mamá ya me estaba esperando en la puerta con las llaves en mano.

—Lo siento, Omoni —me disculpé por tardar.
—¿Estás segura de querer ir con tu padre?
—Fue tu idea —reí mientras ella cerraba la casa.
—Si, ya sé, pero tu aceptaste... —respondió dudosa.
—Vamos a estar bien, ni que fuera la primera vez.
—Nunca fue tanto tiempo.
—¿En serio? —Ella asintió antes de que subamos al auto.
—Ya era hora, creí que llegaríamos tarde —comentó el nuevo esposo de mamá.

Hice silencio y me limité a ver por la ventana mientras mamá le indican al chofer dónde llevarnos.
Aún seguía preguntándome porqué teníamos chófer.

Mis padres me tuvieron muy jóvenes, demasiado jóvenes; mamá era de clase media, mientras papá pertenecía a la clase baja, por lo que les iba a ser muy difícil cuidar de un bebé, pero aún así ambos decidieron tenerme.
De todas formas, fue por separado. Cuando cumplí los dos años ellos ya ni siquiera se llevaban bien, por suerte luego su relación comenzó a mejorar al notar que me estaban dañando psicológicamente.

Vivía con mi madre y ella trabajaba día y noche para poder costearnos una buena vida, hasta que conoció a Lee Ji-Ho, el empresario con el que ahora vivíamos y hace a penas dos días que se casó. Mamá dejó tres de sus cuatro empleos para poder pasar más tiempo con nosotros, papá por otro lado desapareció un tiempo largo. Hace al menos cuatro meses que no lo veía.

Él, a diferencia de mi mamá, trabajaba, pero yo no sabía exactamente en qué, ni cuándo, solo que era en «cosas raras»... Ilegales, para ser específica. Aún así, no ganaba mucho. Tampoco tenía fecha para ir a vivir con él, simplemente me buscaba cuando podía, yo iba cuando quería o cuando mamá no quería dejarme sola; podía ser una vez cada dos meses o varios fines de semana seguidos.

—¿Sabes si tu padre se mudó? —preguntó ya que al llegar no conocimos el lugar, allí no era la casa de mi padre.
—No, preguntaré por él. Sino, supongo que lo llamaré.
—Está bien, pero dime si llega a ocurrir cualquier problema.
—Obvio, Omma.

Me despedí de ambos y al salir, el auto arrancó para ir al aeropuerto. Miré el lugar, era un edificio de residencias en un barrio bajo.
Entré llevando mi bolso al hombro y pregunté a un guardia de seguridad por mi padre. Dijo que no lo conocía y cuando le mostré su foto recordó haberlo visto.

Una señora que traía un perro y pasaba por allí miró la imagen y me dijo que lo había visto entrar a un departamento. También me informó del número, le agradecí y subí por el ascensor.

Golpeé tan pronto llegué y él abrió la puerta.

—Buenas tardes —Traté de entrar tan pronto abrió la puerta.
—Espera. ¿Qué? ¡¿Qué haces aquí?! —Tapó la entrada mirándome confundido.
—Mamá se fue de luna de miel y no quiere que esté sola. —Me encogí de hombros.

Intenté volver a entrar, pero él no me lo permitió.

—¿Qué pasa? Ya, déjame pasar.
—Es que... ¿Por qué no vas por un helado o algo? Toma. —Salió cerrando la puerta detrás de si, sacó su billetera y me dio muchos billetes.
—¿Qué estás escondiendo? Papá, sabes que eres un muy mal mentiroso.
—No escondo nada... Y no soy mal mentiroso.
—¿Si? Entonces, ¿Por qué no me dejas entrar?
—... Bien, estoy con alguien.
—Ohh, ¿en serio? ¿Tienes una novia? —Sonreí incrédula y con diversión.
—No le llamaría así...
—Ohh, ¿entonces es un hombre? —Moví las cejas burlona.
—No me refería a eso...
—Sabes que el mundo de ahora es muy abierto de mente e inclusivo, la gente apoya a la comunidad LGBT, nada que ver a cuando tenías mi edad. Puedes probar nuevas cosas, ver si son lo tuyo o no... Hasta yo he estado con personas de mi mismo género...
—Hana —me regañó, pues yo sabía que no se refería a eso y me estaba yendo de tema.
—Bien, bien, como sea...

Tomé el dinero y di media vuelta, cuando escuché que abrió la puerta para entrar me volví, pasé por debajo de su brazo y me metí a la casa.

—¡Kim Hana, no! ¿Qué haces? —gritó molesto.

Le di una rápida mirada a todo el apartamento, no estaba mal, a excepción de la sangre y del tipo lleno de cinta verde en el suelo.

—¿Es en serio, appa? ¿Comenzaste a secuestrar de nuevo? —Lo miré de mala manera.
—¡No es eso!
—¿Y qué es entonces? ¿Tener a alguien en contra de su voluntad por tiempo indefinido? Es lo mismo —hablé seriamente.
—Estoy trabajando, Kim —dijo tocándose el rostro frustrado—. No puedo cuidar de ti. Ve y dile eso a tu madre. No sé, que te lleve con ella y su esposo, o te consiga una babysitter.
—No necesito que me cuides, y menos a una babysitter o ir Centroamérica con el idiota de Lee —hablé llamando al esposo de mi madre por su apellido; él era bueno, nos daba una vida de lujos y amaba a mi mamá, pero muchas veces era un completo tonto—. Sabes que no te molesto, ni sentirás que estoy aquí —seguí hablando mientras me acomodaba en el sofá.
—Lo digo en serio, no te puedo tener aquí.

Bufé y saqué el celular de mi bolsillo mientras me levantaba.

—Bien, pero mamá se enterará de todo —confesé.
—¡No! —gritó tan alto que me perturbó—... Tu madre no, que no se entere de esto —articuló más calmado y refiriéndose que no quería que supiera sobre que seguía delinquiendo, porque ya hace años le había mentido a mamá diciendo que se había reformado y tenía otra clases de trabajos, aunque yo siempre supe que mentía.

Sonreí sabiendo que mi plan funcionaba.
Lo único que le podía causar alguna clase de pavor a Pyeon Sang Wook era mi madre. Ella era dulce, pero podría convertirse en un demonio en pocos segundos.

Tomé asiento de nuevo.

—¿Cómo es que me encontraste?
—Mamá puso un rastreador en tu teléfono hace años. Ya sabes, nunca te dejará escapar de mi, soy también tu responsabilidad.
—Si, si... —murmuró y noté en su rostro el miedo que le tenía a mi adorable madre; luego observó mi ropa—. ¿Por qué traes eso?
—Lee me lo regaló.
—Está horrible, pareces una congresista de los años 50.
—Gracias —hablé sarcásticamente—. A mi me gusta.

—... Es mucho rosa.
—Es mi color favorito, appa.
—Deberías usar más otros colores, como el negro...—Se encogió de hombros—. Como sea, igual no es lugar para llevar esa ropa tan elegante. Mañana podemos salir a cenar afuera, si quieres.

Sonreí y asentí.

—Por cierto, ¿si has estado con chicas? —Entrecerró los ojos, pero su expresión era divertida.
—¿Quieres hablar de eso?
—No... Sabes que no soy de esos padres —Negó.
—Bien, iré por un helado entonces.

Le di un beso en la mejilla, aunque antes de salir miré a la persona detenida.

—¿Nos escucha?
—¿Quién? ¿Él? —Hizo un gesto despreocupado con su mano—. Por ahora no.
—Está bien... —Asentí dudosa y salí del apartamento.

Sin duda, este sería un mes de lo más interesante.

N/A: Holiiii, aquí les traigo una nueva historia en el mundo de Sweet Home porque amamos a Hyuk tanto como a Hyun uwu
Al principio los capítulos serán como este, ubicados temporalmente antes del apocalipsis, así puedo desarrollar mejor las relaciones entre los personajes, pero no serán ni muy largos, ni más de 4. Luego ya empieza la acción 7u7
Espero disfruten esta historia 🖤