Eres tú
Era sábado por la noche, yacía en tejado de la casa. Desde ese lugar podía ver la mansión Uchiha.
Hace una semana que había llegado Madara, y por unos minutos pudo ver a Sasuke. Le dolía no verlo. No saber a quién iba a elegir. ¿Y si elegía a los Namikaze?
Frustrado, mordió su labio inferior. Estaba preocupado por la decisión de Sasuke. ¿Que sería de su corazón si Sasuke lo elegía a ellos?
Lágrimas comenzaron a surcar sus mejillas.
¿Qué iba hacer con todo ese amor?
-Naru.
Rápidamente se limpió las lágrimas. No quería que Gaara lo viera llorar.
-¿Qué pasa?
Se sentó junto a su hermano y lo abrazo -¿Pensando en Sasuke?
-yo ..
-Yo pienso en Sai, Naru- miró con los ojos llorosos a su hermano mayor -, ¿y si los elije a ellos? Creció con las Namikaze. Son su familia .
Correspondió el abrazo -Yo también me hago la misma pregunta, Gaara. Pero no podemos hacer otra cosa que no sea esperar hasta que ambos tomen su decisión.
-No quiero esperar- Murmuró mientras comenzaba a llorar.
-Yo tampoco, pero es lo único que podemos hacer.
-----
Cierto rubio, que había salido a su balcón, escuchó la plática de sus hermanos.
Oh no. Eso sí que no. Se dejaría de llamar Deidara sino ha hacía en ambos torpes pelinegros se decidieran de una vez por todas.
-mmmm ¿cómo los haré juntarse?
De pronto el ruido de un auto llamó su atención, ese auto lo había visto pocas veces. Notó que se detuvo en la entrada de la mansión Uchiha, y a los pocos segundos el pervertido hermano mayor fue el descendió del auto.
-Gracias por traerme. Imprimo lo del contrato, y se lo pasó al abuelo ahora mismo.
-Gracias.
-Le llamará mi abuelo o mi padre una vez que todo esté listo.
-Entiendo. No vemos Uchiha-san.
Deidara sonrió. Ya sabía que podía ayudarlo. ... Lo único malo era lo pervertido que era. Pero eso se arreglaba. Un buen golpe en partes nobles ayudaría a mantenerlo alejado.
-------
Itachi se detuvo para cerrar la reja de la mansión. Miró unos segundos y vio un destello rubio en uno de los balcones, por el largo del cabello era Deidara.
El doncel de perfectos labios y redondo trasero.
Se moría por tocarlo un poquitín. Solo un poquito.
Pero el rubio había salido toda un salvaje.
La próxima vez que lo viera de frente de iba a invitar a salir.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro