El clima era perfecto. Se sentía el sol pero también el aire fresco de los árboles que rodeaban la cabaña.

Naruto sonrió cuando vio a Deidara ser lanzado al agua por Itachi.  Le gustaba ver al rubio feliz y sonriente.

Recordaba a la perfección el día que conoció a Deidara. 

Su padre los había llevado al parque  a jugar. Estaban comiendo cuando se escuchó un grito "Lárgate de aquí mocoso".

Los tres miraron hacia el lugar y vieron a un varón rubio recoger algunos colores.  Gaara corrió y comenzó ayudarlo, seguido de Naruto.

Sus ojos azules brillaron expectantes al ver que el varón y él se parecían bastante; cabello rubio, ojos azules y tez morena clara.

—Naru-niichan mirá ¡Somos nosotros!

El rubio miró. Eran dibujos hermosos.

—Tienes talento chico— Hogaromo le sonrió al chico.

Cada sábado se encontraban para jugar con Deidara. 

Poco a poco sabían detalles de su vida, y que era doncel.

Deidara era criado por su tío; quién odiaba a los donceles. Y esa el motivo del porque Deidara trabajaba dibujando y vendiendo su arte para poder seguir asistiendo a la escuela.

Fue cuestión de semanas para Hogaromo tomara la decisión.

—¿Me dejas adoptarte?

Ojos de los tres donceles brillaron por diferentes causas.

—No...

Tardaron un mes en localizar a Deidara. Se había mudado al parque más lejano.

—¿Por qué no?— preguntaron los tres en cuanto lo vieron.

Finas lágrimas comenzaron a deslizarse a través de las mejillas del rubio mayor —Mi apellido es lo único que me queda de mis padres.

Hogaromo sonrió —Entiendo. ¿Qué te parece si veo la manera de ser tu tutor legal?

—¿Mi tutor?

—Si. Vivirás con nosotros, seremos familia pero seguirás manteniendo tu apellido.

—¿Eso es posible?

Dime dónde vives, y será posible.

Dos meses después, Deidara llegó a la casa. A ser el hermano mayor.

Por supuesto, su padre había hecho lo posible para que Deidara tomará sus clases de dibujo. Al año los tres Ōtsutsuki fueron sorprendidos cuando la dirección de la escuela del rubio les notifico de la beca que Deidara había ganado gracias a su talento.

Gaara y él lloraron mucho. Pero tuvieron la esperanza de que regresaria a seis meses.

Si regreso, pero solo por Navidad. Pues le habían ofrecido una beca completa para que darse en tan importante escuela de dibujo.

Vacaciones y Navidad eran cuando se encontraban.

Deidara, al ser talentoso, comenzó a vender sus pinturas y figuras de arcilla. Haciéndolo reconocido a nivel mundial.

Soltó un suspiro. Le dolió llamarle y decirle que padre estaba falleciendo. Su padre había pedido que no se le avisará de su enfermedad.

Deidara gritó, lloró; abofeteo a Naruto cuando se vieron por primera vez, por no haberle dicho de la enfermedad.

"Yo, Hogaromo Ōtsutsuki, dejó en manos de mi hijo Deidara  la fundación Akatsuki. Fundación dedicada a ayudar a todos aquellos niños con talento en las artes. Sé que serás un buen mentor Deidi. Nunca dejes de hacer lo que amas. Todo el mundo debe conocer tu arte. También la galería de arte Atsu...".

Deidara lloró mientras era consolado por Gaara y Naruto.

—¿Naruto. Estas bien?

—Recordaba cuando conocimos a Deidara.

—De seguro fue horrible.

—Era el varón más dulce del mundo. Tenía una sonrisa perfecta.