~El Reto~
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¡Feliz año nuevo!
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:OKYA: Debía ponerlo. xD. Pues bien, "Dulce Destino" es el segundo fic con más apoyo y por eso es el segundo fic que elegí para iniciar el año. Les deseo a todos un grandioso año lleno de cosas buenas y OTP's canon (Excepto si se interponen en las mías, en ese caso, las mías tiene prioridad :x xDDDDDDDD) NwN/ Muchas gracias por su apoyo y espero lo disfruten.
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Disclaimer: Fairy Tail pertenece a Hiro Mashima. La historia extraña y dulcemente empalagosa es totalmente mía.
Referencias De Lectura:
Diálogo.
«Pensamientos»
Narración.
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Capítulo Dieciseisavo
~El Reto~
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La respiración de la mujer continuaba agitada en tanto el pantalón del hombre caía al suelo.
Él no podía dejar de ver su rostro.
La joven sujetaba las sabanas con fuerza entre sus manos, el sudor caía por su rostro y su boca se abría para tratar de ganar oxígeno, el joven no dejó de observarla mientras sus manos se paseaban por su cara despegando mechones cerúleos de las mejillas encendidas de la chica que había conocido en aquel recinto de descanso.
―Gray... Gray Sama... ―susurró entre respiraciones agitadas la mujer y el azabache brindó alivio a su petitoria.
Colocó un trapo húmedo en su enfebrecida frente.
―¿De dónde la conozco? ―continuó el chico pensando mientras se sentaba al borde de la cama y se colocaba también un trapo húmedo, solo que, a diferencia de en la mujer, él se lo colocaba en los muslos, muy cerca de la entrepierna.
Muy peligrosamente cerca.
Cuando la chica comenzó a caer desmayada Gray había sido lo suficientemente rápido como para levantarse, impulsarse sobre el desayunador y atraparla de un brazo evitando que cayese y se golpease, pero al hacer eso toda la sopa caliente le había caído a él en las piernas; y, por cuestión de un par de centímetros casi, casi, hubiese terminado con los...
―¿Huevos hervidos? ―preguntó la albina mientras entraba con un plato de comida―. Me sorprende que no acompañases la sopa con esto si ya estaban preparados.
Gray aguantó la risa por la extraña y precisa interrupción.
―No los vi, Mira ―explicó el chico.
―Ara~ ―la mujer se dio la vuelta al verlo restregar la zona de la entrepierna―. Cada vez que vienes a visitarnos tienes mañas más raras, Gray Kun... y debo decir que a Laxus no le gustara que manches su ropa con eso...
―De que estás habland... ¡Demonios! ―terminó maldiciendo al recordar que estaba sin pantalones―. ¡No es lo que piensas, Mira! ―negó con vehemencia― ¡Solo estaba poniéndome algo frío porque ardía y...!
―Gray Kun ya es todo un hombre, entiendo que a veces sientas que esa parte se calienta pero...
―¡NO ES ESO, MIRA! ―chilló con la cara roja― ¡RECUERDA QUE ME QUEMÉ CON LA SOPA! ―abrumado por la vergüenza se apuró para ponerse los pantalones― ¡YA TE PUEDES VOLTEAR!
―¿Seguro no me toparé con una sorpresa?
―Mira...
―Ara, ara... ―su dulce sonrisa contrastaba con todo lo dicho con doble sentido―, era solo una broma. ¿Necesitas más ayuda?
―No, gracias, Mira ―suspiró aliviado, aunque tenía que admitir que cualquiera que viese a un hombre sin pantalones y con un trapo en la mano restregándose cerca de la entrepierna mientras una mujer yacía indefensa en la cama inspiraría demasiadas hipótesis sucias y reprochables―. Por suerte llegaste justo cuando la atrapé, habría sido más que un reto evitar que se golpease mientras intentaba evitar que terminase de caer al suelo sin caerme encima de ella también.
―La suerte fue que olvidase mi bolso y necesitase mi libreta de canciones ―sonrió y le acercó el plato de comida―. Ten, deberías comer ―el chico asintió y aceptó el plato―. Creo que por sugerencia de Jellal, Erza compró esta pomada para las quemaduras ―le entregó un frasco―, será mejor que te la apliques.
―Eso será de gran ayuda, Mira ―dijo luego de tragarse medio plata de sopa, la verdad estaba demasiado hambriento y la sopa estaba demasiado buena―, no puedo creer que con esta lluvia hayas venido solo por eso.
―Ara, una idea para una canción debe ser tratada con respeto.
―Pudiste apuntarla en otro lado.
―No es lo mismo ―negó con tranquilidad―, sé que es extraño, pero en mi libreta es en donde la magia sucede.
Gray soltó un suspiro y sonrió.
De alguna manera la entendía, a veces el método era lo que marcaba el inicio de la creación artística.
O eso le había dicho una vez uno de los profesores de actuación cuando inició con lo de ser doble de acción.
―¿De verdad no necesitas ayuda? ―volvió a preguntar al verlo tan pensativo.
―No, estaré bien ―se levantó apenas terminó de comer―, solo espera un momento para cambiarme y echarme de esa cosa.
―Pues adelante, te dejé más ropa de Laxus en el baño ―animó y sonrió al ver al chico salir, Gray era una persona muy noble aunque de entrada la gente pensase todo lo contrario―. Tienes suerte de que te encontraras con él ―le dijo a la peliceleste dormida y se acercó a limpiarle el rostro con un trapo seco y luego le colocó una banda fría que encontró en el botiquín de la actriz―. Con esto estarás mejor, Juvia ―observó el golpe en su rostro y frunció el ceño, no dejaría pasar esa situación y estaba segura que Erza opinaba de igual manera.
―No comió mucho, ¿crees que hice mal en darle la medicina? ―luego de un buen rato el azabache volvió ya con ropa limpia, para un buen observador ―como sin duda lo era Mirajane Strauss― la preocupación del chico era evidente.
―No es una medicina fuerte, no te preocupes ―respondió la albina―, acabo de tomarle la temperatura y ya está bastante baja, su respiración también se normalizó.
―Eso es bueno ―soltó un suspiro de alivio―, y creo que es mejor que te vayas, Laxus debe de estar como loco contigo afuera en medio de este diluvio. Aún no me creo que te dejase venir sola.
―Es verdad ―Mirajane sonrió y se levantó―, pero en su defensa debo decir que me fui cuando él estaba ocupado con el abuelo Makarov en la oficina y no estaba lloviendo tan fuerte ―al azabache le quedó todo claro, aunque ahora se extrañaba que el rubio no hubiese venido ya por ella―. Cuídala mucho, Gray Kun, es una buena chica.
―Claro, claro ―le confirmó―, ten cuidado con la lluvia. Mándame un mensaje cuando llegues.
―Lo tendré y te lo mandaré, nos vemos mañana.
―Nos vemos ―levantó su mano para despedirla y cuando escuchó la puerta su móvil sonó con un mensaje.
»La lluvia está muy fuerte, no podré volver. Cuida mucho a Juvia. e,e)9
―Erza«
Gray respondió con un simple monosílabo y centró su mirada en la paciente.
Tenía un gran reto por delante cuidando a una enferma.
...Aunque el reto más grande era saber porque se le hacia conocida...
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~°0°~
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La casa de Jellal era muy iluminada.
Cuando se levantó en la mañana en la cama de Wendy eso fue lo primero que notó.
Las delicadas cortinas aguamarinas se movían mansamente mientras dejaban pasar una suave brisa, sin embargo, a pesar de que era una mañana iluminada el día se sentía frío. Erza se volteó en la cama preguntándose qué hora sería y si estaría bien levantarse en ese momento, aguzó su oído pero no distinguió sonido alguno, pero bueno, ya Wendy y Meredy le habían hablado de lo bien que dormiría en su casa y de que ningún ruido excesivo la molestaría, ni, según palabras de Meredy, los estruendosos ronquidos de Jellal.
Aguantó una carcajada al recordar la cara de vergüenza del pastelero mientras negaba.
Esa noche había descubierto muchas cosas interesantes, la hermana de Jellal era una joven alegre, comunicativa, afectuosa; y, a diferencia de los dos azulados, Meredy era más abierta y entraba en confianza más rápido que ellos, por tanto con ella no tuvo que batallar para que dejase los formalismos y Meredy tampoco se cohibió a la hora de interrogarla sobre sus películas, pero además Erza notó que la joven pelirosa era muy perceptiva por lo que sabía cuando detenerse y cambiar de temas o como relajar la tensión, y tal vez por eso había empezado bromeando sobre su hermano al ver el extraño ambiente entre ellos generado luego del beso sabor chocolate que compartieron ―muy gustosamente― antes de que ellas llegasen repentinamente.
―¿Qué habría pasado si no...? ―Erza negó de inmediato ante el susurro que salió de sus labios, no quería imaginar eso porque estaba segura que si Sherry y Ren no hubiesen aprovechado el momento en que la lluvia bajó de intensidad para llevar a las hermanas de Jellal a casa para evitar que el pastelero siguiese preocupado ―como notó Sherry al hablar con Jellal por teléfono― por el mareo de Wendy en el parque, ella no se habría opuesto a continuar con ese beso.
«O más...»
Ocultó su cara hirviendo con la delgada frazada ante su atrevido pensamiento.
La clara sabana dejó translucir la luz que se colaba por la ventana y Erza soltó un suspiro, debía calmarse antes de volver a verlo, en la noche anterior no tuvieron tiempo a solas para hablar sobre ello y cuando sus miradas se entrecruzaban en medio de la cena y las pláticas ella se ponía tan nerviosa que desviaba la vista con rapidez imaginando que él imaginaba lo mismo que ella imaginaba en esos momentos.
Sí, demasiada imaginación tal vez era el problema.
―Él tiene la culpa por besar tan bien... ―susurró con un puchero contra la almohada, ese hecho le causaba una extraña felicidad y frustración al recordar que el beso fue interrumpido en la mejor parte y justo cuando estaba a punto de descubrir si el pastelero medio francés sabía dar un buen uso a la técnica de dicho país.
Su cara volvió a arder y se removió en la cama mientras negaba para sí misma.
«Creo que deberíamos platicar sobre eso mañana...»
Recordó las palabras de Jellal cuando le llegó a dejar sabanas abrigadas, almohadas y un adorable cepillo de dientes ―que adivinó eran de la colección destinada para la menor de la casa― a la habitación que le cedió Wendy después de la insistencia de Meredy y la emoción en la mirada de la pequeña azulada para quedarse a ver una película con ellos y por lo que terminó durmiendo en su casa cuando la lluvia se incrementó de manera impetuosa apenas comenzó la película. La mirada miel del pastelero al decirle esas palabras era tan seria que solo pudo asentir mientras tomaba lo que le ofrecía y él salía de su habitación en tanto sus hermanas entraban a desearle buenas noches y terminaban quedándose con ella charlando animadamente por un par de horas más hasta que el azulado mayor las mandó a dormir y a dejar descansar a la invitada de la casa.
Para ella había sido una gran noche.
Había experimentado una velada familiar de primera mano.
Y eso era grandioso.
Últimamente en la mansión estaba sola, Mirajane tenía mucho trabajo y cuando volvía pasaba la mayor parte del tiempo con Laxus, algo obvio y que aceptaba puesto que era el hombre con quien su amiga se casaría, y aunque esa tendencia llevaba más de un año sucediendo no lo había notado tanto hasta que tomó vacaciones de su siempre apretada agenda en la que siempre estaba acompañada por Gajeel y su manager.
Pero últimamente estaba por su cuenta.
Suspiró hondo y decidió levantarse y mirar la hora en su móvil, para su sorpresa eran casi las ocho de la mañana, con lo bien que se sentía pensó que había dormido por más de diez horas pero no habían sido más de seis considerando la hora en que Wendy y Meredy dejaron la habitación. Erza se estiró sobre sí misma y luego aguzó el oído para captar algún sonido en la casa, un par de minutos después escuchó puertas, pasos y...
«¿Ollas?»
Sonrió.
Jellal ya estaba de pie.
Tratando de no salir tan rápido como quería para verlo y tener esa plática para dejar el nerviosismo atrás, Erza se levantó con tranquilidad de la cama, se colocó las grandes pantuflas azules que Jellal le cedió, apagó la lámpara de noche de la mesita junto a la cama que quedó encendida mientras ella ―para poder dormir y engañar a su mente en no pensar que estaba compartiendo una noche bajo el mismo techo que Jellal― leía un libro de cuentos que Wendy tenía allí mismo.
Debía hacerlo o no habría dormido nada.
Con cariño y total respetó tomó el viejo libro que la pequeña le contó era antes de su Mère y lo colocó en su lugar, luego dobló la frazada delgada y la cobija abrigada que la había mantenido calentita en la fría noche, bebió toda el agua del vaso que Meredy le había llevado antes de acostarse y revisó su cara en la pequeña coqueta elegante al costado derecho de la habitación.
―Bueno, no me veo tan mal... ―susurró a su reflejo e intentó peinar su cabello con los dedos, después de darse un par de palmadas en la cara para darse valor, la joven peli-escarlata salió de la habitación, no sin antes echar una mirada cariñosa al recinto que le dio tan gentil descanso.
Había sido una gran velada.
―¡Buenos días, Erza San! ―Wendy la saludó con una sonrisa cuando la peli-escarlata bajó las gradas y se acercó a la cocina― ¿Durmió bien en mi habitación? ―preguntó preocupada la pequeña.
―Dormí excelente ―le devolvió la sonrisa y se sonrojó cuando de repente el pastelero apareció detrás del desayunador, al parecer había estado buscando algo en los almacenamientos inferiores y por eso ella no lo había visto, Erza no pudo evitar notar que su azulino cabello estaba húmedo y su ropa era más casual que la usual, un simple pantalón de mezclilla y un suéter se suave tejido azul que le quedaba atractivamente holgado, el cuello bajo permitía adivinar una camisa celeste bajo él.
«No es justo...» pensó la actriz, no solo ella estaba recién levantada sino que él estaba totalmente fresco y radiante desde tan temprano.
―Buen día ―la saludó él, una sonrisa con un perfecto hoyuelo se hizo presente en su apuesto rostro, tal cosa aumentó la injusticia que sentía la mujer, para ella nadie debería de verse tan compuesto a esas horas de la mañana―. Me alegra que haya dormido bien ―a pesar de su tranquilidad aparente el pastelero estaba lejos de ese estado en su interior, una Erza recién levantada se le apetecía adorable, un poco despeinada, las mejillas sonrojadas y usando su ropa que le venía grande.
Sí, un pequeño fetiche de hombre.
Jellal lo admitía.
―Yo, sí... ―asintió y trató de relajarse― ¿Cómo amanecieron ustedes?
―¡Muy bien! ―exclamó la niña quien se bajó del banquillo del desayunador a tomar un vaso del fregadero.
―Igual yo ―contestó el azulado y le señaló un banquillo― ¿Se le antoja algo para desayunar, señorita Scarlet? Hoy estoy abierto a pedidos.
―N-no, no es necesario.
―Mi hermano no la dejara ir si no desayuna ―advirtió la pequeña mientras se servía un vaso de leche y luego, carraspeando y poniendo una cara increíblemente seria añadió en tanto la aleccionaba con el dedo―. Le petit-déjeuner est le repas le plus important de la journée ―Erza rió ante la imitación de Wendy de Jellal―. Est pas la vérité, mon frère?
―Oui ―contestó Jellal divertido―, il est bien connu que le petit-déjeuner est le repas le plus important de la journée; pourtant on ne petit-déjeune pas toujours comme il faut ―asintió a la pequeña y volteó a ver a la actriz con una ceja alzada―. Et ce n'est pas acceptable dans cette maison.
Erza volvió a reír.
―Entiendo, entiendo ―levantó las manos en derrota y Jellal y Wendy chocaron los cinco―, entendí lo suficiente para darme cuenta de que perdí, y ya que: "El desayuno es la comida más importante del día" ―repitió lo que ambos hermanos habían remarcado de manera nada sutil durante su intercambio en idioma francófono―, acepto un tazón de cereal, entonces.
Wendy negó divertida y Jellal se desacomodó el cabello.
―Mi hermano está decidido a cocinar hoy un desayuno especial para todos, y por nada del mundo la dejara come cereal ―la pelirosa que bajaba de las escaleras sonrió ante la situación―, así que no te contengas en el pedido, Erza.
―Meredy ―saludó la peli-escarlata animada―. Buen día.
―¡Buenos días a todos! ―exclamó entusiasmada― ¡Y yo quiero tostadas francesas y un omelette de huevo con jamón y queso!
―¡Yo también quiero tostadas! ―anunció Wendy luego de beber un poco de la leche.
―Bueno, eso es lo que suelen comer siempre―Jellal subió los hombros y miró a la actriz seriamente― ¿Y usted señorita Scarlet?
―¡Erza! ―reclamó y desvió la mirada abochornada de ser el centro de atención del trio fraternal.
―Bien, Erza ―aceptó el azulado― ¿Qué deseas desayunar?
―Yo, ummm... no sé... ―sus dedos jugaron nerviosa con el borde del abrigo que le prestó el pastelero para dormir.
Jellal soltó un suspiro.
La actriz no sabía lo malo que era para él que fuese tan adorable.
―Haré crepas para mí ―de inmediato obtuvo de nuevo la atención de la peli-escarlata― ¿quiere que haga para usted?
Y por supuesto que quería.
―Yo, sí... ―intentó parecer serena pero sus ojos brillosos de emoción delataban su verdadero sentimiento al pensar en crepas recién hechas por Jellal, justo la tarde anterior se lo había pedido y ahora su deseo estaba por convertirse en realidad―. Suena bien.
―Bien, ¿de qué quieres las crepas? ―Meredy y Wendy comenzaron a acomodar todo lo que ocuparía su hermano en el desayunador pero sin perder una sola palabra de la conversación, desde la noche anterior veían una atmósfera extraña entre ellos, y, cuando se fueron a dormir decidieron que prestarían atención en la mañana, les agradaba mucho como su hermano parecía relajarse y divertirse estando junto a la actriz, en los últimos años ―en especial los últimos meses― eso había sido difícil de lograr luego de tantas cosas ocurridas y con todas las responsabilidades que el azulado se había echado al hombro.
―De las mismas que hagas para ti ―pidió aún penosa.
―Entendido ―sonrió de manera traviesa y sus hermanas compartieron un gesto de asombro―, crepas de ajo y bacalao para ambos... ―se volteó y ensanchando su sonrisa buscó los utensilios necesarios para preparar todo, el sábado juntos en el mercado había aprendido mucho más de ella.
Erza se congeló.
Odiaba el ajo y el bacalao.
Jellal lo sabía.
―Yo, no... Je...llal ―balbuceó y respiró hondo cuando el azulado la miró con falsa extrañeza―, yo... ¡Dulces, por favor! Quiero crepas dulces, con fresas... por favor...
―Oh, eso sí suena más usted ―asintió divertido y Erza entrecerró la mirada al darse cuenta que él solo la había estado asustando, sin embargo no pudo evitar sonreír cuando él lo hizo con un gesto victorioso.
Pues bien, la había atrapado.
Y las otras dos mujeres en la cocina habían llegado a una conclusión que discutirían en un par de horas en una necesaria charla de hermanas, cuando Jellal comenzó a revolver mezclas y calentar sartenes Erza se disculpó y se escabulló el baño.
―¿Hermano quieres que te ayudemos? ―preguntó la pequeña azulada poniendo la harina y las fresas en el desayunador.
―No, no es necesario, Wen ―le palmeó con cariño la cabeza―, ¿qué tal si ustedes van a ver la televisión mientras tanto? Me tomara algo de tiempo y nuestra invitada no estará tranquila si la mandamos sola a relajarse mientras estamos en la cocina.
―¡Hecho! ―aseguró Meredy y apenas vio volver a la actriz la tomó de la mano y la llevó al sofá mientras su hermana pequeña limpiaba el pequeño reguero de leche que había hecho cuando se sirvió―. Le cedo el honor ―le sonrió mientras le extendía el control del televisor―. Mi hermano dijo que se encargaría de la cocina, así que nosotras nos relajaremos...
―¿No sería mejor ayudarle un poco? ―Erza miró a la cocina y a pesar que veía que Jellal tenía todo bajo control su vena responsable la mataba por ir y ayudar.
―No ―Meredy le cerró un ojo―, luego nos encargaremos de lavar todo.
Erza aceptó más tranquila, preferiría ir y ayudarle pero al parecer era mejor dejarle todo a él.
―Entonces ―la peli-escarlata tomó el control y pulsó el botón de encendido― veamos que están dando en el televisor...
―Genial, voy al baño y vuelvo ―anunció la pelirosa y saltarina se dirigió a su destino.
Erza asintió y cambió de canal, y fue entonces que el televisor se apagó luego de un parpadeó.
Un escalofrío recorrió todo el cuerpo de la actriz.
―No, no, no, no... ―se repitió nerviosa y pulsó de nuevo el botón―, no, no, no... esto no puede estar pasando... ―parpadeó confusa y luego negó con la cabeza, no podía ser posible que su "Maldición" ahora se extendiese a otros aparatos fuera de la cocina― ¡Por favor, no! ―se cubrió la cara con las manos mientras invocaba a fuerzas divinas al ver que el televisor no encendía.
―¿Sucedió algo? ―Extrañado al escuchar a Erza desde la cocina Jellal bajó el calor de las sartenes y se acercó a la sala batiendo la mezcla para las crepas.
―Yo, yo... ―le miró llorosa―, creo que la maldición... ―respiró hondo y señaló al televisor―, lo dañé... Jellal yo...
―¿Dañó el televisor? ―el pastelero dejó de batir― ¿Cómo?
―No sé, yo solo... solo cambié de canal y se apagó de repente... ¡La maldición crece, Jellal!
El mencionado se debatió entre enternecerse o soltarse a reír al ver la congoja en la cara de la actriz.
Aunque una parte de él si se preocupaba de lo sucedido.
―¿Está segura que no enciende? ―Erza apretó varias veces el botón para demostrarlo.
―¡Juro que pagaré el televisor, Jellal! ―su mirada avergonzada era digna de una pintura― ¡Lo siento tanto!
―¿Qué sucedió? ―interrogó la pelirosa al volver a la sala.
―Yo... parece que el televisor no enciende... ―explicó la actriz―, creo que es mi culpa...
―¿Tu culpa?
―Claro que no es tu culpa, Erza ―negó el azulado intentando entender todo eso.
―Hermano ―la pequeña azulada llegó a la sala con ellos―, en la escuela nos avisaron que el domingo en la mañana habría un corte de luz programado para iniciar con el cambio a energías limpias que la alcaldía saliente propuso.
―¿Corte programado? ¿Habrán más apagones? ―Erza interrogó de inmediato.
―Oh, sí ―Jellal asintió―, ahora recuerdo, lo había olvidado ―miró a la peli-escarlata intentando suprimir lo divertido que le parecía su seriedad―. No tienes de que preocuparte, Erza, la maldición no ha crecido y por suerte nuestra cocina es a gas y no nos quedaremos sin desayunar.
La actriz asintió aún algo preocupada por lo sucedido.
Pero agradecida de que no fuese cosa de su maldición subiendo de nivel.
Y sentimiento de agradecimiento que sintió en ese momento solo se comparó al que sintió cuando su lengua derritió con su calor la suave crema batida hecha en casa que el azulado puso sobre sus crepas de fresa y caramelo, era una crema tan suave que casi se evaporaba al probarla, el dulce y suntuoso caramelo con unas pizcas sutiles de sal marina se complementaban a la perfección con el frescor de las jugosas fresas intachablemente tajadeadas y la perfecta textura de las crepas junto a la amargura exquisitamente contrastante del café hecho de manera manual por ella misma.
Una de las pocas cosas que hacía bien en la cocina gracias a que lo aprendió para una película.
Aunque Jellal se encargó de hervir el agua.
―Ummm... ―suspiró extasiada del desayuno, hacía tiempo que no desayunaba de esa manera―, ¡Está delicioso! ―Meredy y Wendy le dieron toda la razón con una sonrisa y Jellal carraspeó para volver a Earthland, como casi siempre ocurría cuando ella comía algo que él preparaba se le había quedado viendo embelesado―. ¿El caramelo tiene sal marina?
―S-sí... ―fingió concentrarse en sus propias crepas, a diferencia de las de Erza él había optado por crepas de jamón, queso y hongos―. En confitería es usado mucho últimamente ―volvió a carraspear antes de dirigir su mirada de nuevo a ella, algo difícil de hacer pues cada vez que lo hacia sus ojos se enfocaban en sus labios humedecidos por la crema batida que limpiaba de vez en cuando con su lengua, y tales circunstancias lo hacían rememorar las veces que la había besado y las ganas de volver a hacerlo que intentaba contener.
Y eran muchas las ganas.
―He comido muchos dulces en mi vida, pero no lo había probado nunca... ―miró seriamente el plato, Jellal adivinó que se sentía un poco frustrada consigo misma al no haber probado eso nunca, esa actitud aniñada lo hizo relajarse y sonreír―, supongo que aún me quedan muchos dulces por descubrir... ―ella misma se animó al imaginar esos cientos de dulces nuevos― ¿Esto lo aprendiste en Francia?
―No ―Jellal negó y le pasó una servilleta a Meredy que tenía la cara llena de boronas de las tostadas―, Mère me enseñó a hacerlo, siempre mantenía un frasco de dulces de caramelo con sal marina para usar en los postres o para regalar si veía a alguien que se sentía mal, yo hago lo mismo ahora así que para las crepas solo tuve que derretirlo.
―Ya veo... ―asintió alegre y observó a todos los de la mesa―, de verdad su Mère era una gran persona.
Los tres hermanos asintieron sin ninguna duda.
―Erza San, ¿a su mamá le gustaban mucho los dulces también? ―preguntó Wendy con tranquilidad, para ella era normal hablar de progenitores fallecidos puesto que sus hermanos no dudaban en hablarle de ellos, Jellal y Meredy, en cambio se removieron incomodos, Meredy había notado que Erza nunca llevaba las conversaciones a caminos personales y en toda la noche y madrugada no había mencionado nunca a sus padres.
Jellal sí sabía por qué.
―¿Deseas más caramelo, Erza? ―el azulado intentó cambiar el tema pero la peli-escarlata negó con serenidad.
―A mi mamá también le gustaban ―respondió mirando fijamente su plato―, las crepas eran de sus favoritas, pero era pésima en la cocina ―forzó una sonrisa que engañó solo a la pequeña azulada―, sin embargo solía tener dulces en su cartera... ―se silenció de pronto.
Había recordado algo de su infancia temprana.
―Wen, Meredy, ¿por qué no van a alistarse? Ya casi son las diez y tenemos que salir en un rato ―la pelirosa captó de inmediato, la actriz se había enfrascado en ella misma y su hermano quería darle espacio, por tanto ayudó a Wendy a lavar su plato y se fue con ella a buscar sus ropas.
―¿Erza? ―cuando la mujer lo miró se asombró de que él estuviese ahora junto a ella en lugar de enfrente de su lugar en la mesa― ¿Estás bien? Wen no quiso...
―Oh, sí, lo sé ―negó con rapidez―, estoy bien, es solo que... ―le miró emocionada―. Lo que dije de mi mamá, eso no lo recordaba, no hasta ahora... ¿es algo bueno, no?
Jellal se sintió aliviado de verla animada.
―Muy bueno ―le dio toda la razón―, debías de estar muy niña y por eso te ha costado recordarlo.
―Sí, debe de ser eso ―asintió con ganas―, ¿sabes Jellal? Creo que tu comida es mágica... ―le sonrió tan sinceramente que el pastelero no pudo hacer más que abochornarse―. Agradezco que tu Mère te enseñara a amar la cocina.
―Yo... yo también lo agradezco... ―sus miradas de nuevo conectaron y la cercanía se volvió obvia.
El pastelero fue el primero en dar un paso atrás.
―Es todo un honor escuchar algo así de mi comida ―dijo mientras volvía a su lugar―, pero no me mal acostumbre ―la aleccionó con el dedo simulando seriedad, justo como Wendy lo había imitado hacía un rato― aún tengo mucho que mejorar.
―Entonces espero poder ser testigo de esa mejora, si ahora su comida es la mejor cuando mejore aún más será de ensueño ―le contestó manteniendo lejos de la conversación esa sensación que la acababa de embargar y que casi la hace repetir el beso de la noche anterior.
―Me da mucha confianza.
―No más de la que merece ―aseguró y terminó de comer su tercera crepa.
Jellal se concentró en comerse la suya sin cortarse el dedo al trocearla, eso que le había dicho Erza lo puso tan alegre como nervioso.
Nunca lo habían halagado de esa manera.
―Erza San ―la pequeña le extendió su móvil mientras caminaba hacia ellos―, estaba sonando, y dice Meredy que si vendrá con nosotras a la clase de cocina, y si ocupa que le preste algo de ropa.
―Oh, gracias ―la actriz tomó el teléfono― ¿Clases de cocina?
―Mi hermano da clases de cocina los domingos ―informó la pequeña y Erza dirigió su mirada a Jellal en busca de más información.
―Las clases que me pagaron por adelantado cuando pensaba renunciar al restaurante ―elevó los hombros―, no podía cancelarlas luego de recibir los pagos por adelantado, tuve la suerte de que aceptaran los cambios de día.
―Eso quiere decir... ―Erza entrecerró la mirada― ¿Estás trabajando de lunes a sábado en el restaurante y en las tutorías conmigo y el domingo das clases? ―Jellal asintió sin darle importancia al asunto y bebió del café preparado por la actriz, pensando que de verdad había aprendido bien de su papel secundario como barista― ¿Cuándo descansas?
―Los sábados no trabajo todo el día, y las clases del domingo no son pesadas, apenas dos horas y la verdad son divertidas.
Erza no disimuló el regaño en su mirada y Jellal soltó una carcajada al verla tan preocupada, era su forma de ocultar su nerviosismo por ello, Wendy por su parte tomó nota para informarle a su hermana Meredy y a su hermana mayor postiza Ultear.
―Deberías descansar más... tal vez si reduzco mis clases...
―No se vale castigarme por ser responsable con mis compromisos ―la detuvo el pastelero al entender lo que ella iba a hacer, las tutorías de Erza le animaban todos los días―, para mi es divertido ser tu tutor.
―¿Divertido? ―sus mejillas se calentaron y sus labios se enfurruñaron en un mohín adorable a ojos del peliazul― ¿Es porque soy pésima, verdad?
Jellal y Wendy no pudieron evitar reír.
―Lo sabía... ―susurró―, pero si ser pésima sirve de algo... pues bien... ―bufó derrotada, al menos sus fracasos servían para divertir a un demasiado responsable y trabajador pastelero.
―No me refería exactamente a eso, Erza, es divertido conversar contigo mientras te enseño ―confesó con sinceridad―, y también muy interesante, educativo, y... estimulante. ¿Cierto, Wen? ―la niña asintió.
―Erza San sabe muchas cosas por sus viajes para grabar y ha aprendido muchas cosas interesantes ―acotó la azulada.
―Es verdad, ayer no quería irme a dormir ―Meredy se unió a la plática apenas llegó, apenando a la mujer por lo que decía el trío Fernandes.
―Está bien... está bien―murmuró―, no eliminaré las lecciones... ―los ganadores chocaron la mano y Erza puso los ojos en blanco, eso de estar en desventaja numérica no era nada justo.
―Pero es verdad que mi hermano debería descansar más, tal vez debería de dejarnos la limpieza de la casa y el cocinar a mí y a Wendy los domingos ―continuó Meredy.
―Yo también pienso eso, y apoyo la idea de mi hermana ―la pequeña asintió con seriedad.
―Eso suena a una buena idea ―apoyó la actriz.
―Les digo que no es necesario, yo no...
La mirada decidida de los tres lo hizo recular su réplica.
―Jellal... ―Erza se estiró por sobre la mesa y le puso su mano sobre la de él―, tres contra uno, perdiste, bienvenido al sistema democrático...
Sí, definitivamente la desventaja numérica podía ser una injusticia.
Las mujeres rieron de la derrota del azulado y el móvil de Erza volvió a sonar, la actriz lo desbloqueó y contestó en tanto llevaba su plato al fregadero.
―¿Qué sucede, Gray? ¿Juvia está bien? ―sujetó el móvil con su hombro y mejilla mientras enjabonaba todo― ¿Su fiebre subió de nuevo? No entiendo... ―Jellal llegó a su lado y tomó los platos que ella lavaba y le instó con un gesto a concentrarse en la llamada, la actriz le agradeció con la mirada, se secó las manos y tomó el teléfono― . No, no creo que sea bueno auto-medicarla... ―suspiró―, llamaré a mi médico de cabecera, sigue poniéndole paños fríos, llegaré en un rato para ayudar. Nos vemos.
―¿Tu amiga está muy mal? ―interrogó y cerró la llave, sus hermanas comenzaron a secar los platos.
―Subió su fiebre, será mejor que vaya con ellos ―Jellal asintió y Erza se dirigió al baño en donde estaba su ropa en tanto hacia las llamadas pertinentes, cuando terminó de vestirse encontró a Wendy y a Meredy esperándola en la sala.
―Tal vez la próxima puedas acompañarnos ―comenzó la pelirosa―, espero que tu amiga se recupere.
―Yo también espero que su amiga se recupere, Erza San.
―Muchas gracias a ambas, y no solo por sus deseos sino también por dejarme quedarme con ustedes ―sonrió totalmente agradecida―, es una de las mejores veladas que he tenido... ―las dos jóvenes se sonrojaron y su pena aumentó de nivel cuando de manera espontánea y sincera la peli-escarlata las abrazó―. Jellal tiene mucha suerte al tenerlas como hermanas.
―Claro que la tengo ―el mencionado salió de la puerta que daba al garaje―, aunque a veces sean rebeldes, malhumoradas, quisquillosas y desordenadas ―bromeó.
―Eso no te lo creo, Jellal ―las defendió la peli-escarlata y las tres le sacaron la lengua.
―Las defiendes por hermandad de genero ―fingió decepción―, no hay equidad en mi casa.
Las tres mujeres rieron y se terminaron de despedir.
Cuando acabó de despedirse y tomó la peluca que había olvidado y le había traído Wendy se acercó a la puerta de la cochera que ya estaba iluminada por el portón abierto a medias por Jellal.
―Hace frío, debería ponerse la chaqueta antes de salir.
―Lo haría pero no se secó bien, pero no hay problema, el viaje no es tan largo ―contestó la actriz bajando la grada dejando la peluca en la motocicleta con la intención de amarrarse el cabello.
―Ten ―Erza se volteó hacia el azulado y se sorprendió al verlo quitarse su propio suéter azul y tendérselo―, no deberías arriesgarte a resfriarte especialmente ahora que iras a cuidar de tu amiga enferma―y luego agregó con rapidez antes de que la peli-escarlata pudiese objetar como notó iba a hacerlo―, no aceptaré un no como respuesta, Erza. Ya me pondré otro cuando salga y si quieres llamo a mis hermanas y lo dejamos a votación.
Ella suspiró.
Sabía que perdería.
―No me dejas opción entonces... ―la peli-escarlata no pudo evitar ensanchar una sonrisa al sentir el calor y aroma de la prenda del pastelero. Al parecer la ropa de Jellal siempre tenía esa fragancia a madera, cítricos y a dulce pastelería.
A Erza le gustaba en demasía la combinación.
―Si te dejase opción no aceptarías ―apuntó divertido mientras ella sacaba su cabello atrapado en el abrigo.
―Bueno, al parecer ya me conoces muy bien ―le miró juguetona y no pudo evitar el entrechocar de sus miradas, de pronto los recuerdos del beso de la noche anterior la llenaron y sus mejillas se encendieron.
Pero no notó que a las mejillas de él le pasaban lo mismo.
―Yo... Erza... ―Jellal carraspeó y se desacomodó el cabello con incomodidad, lo que rompió la mirada―, sobre lo de ayer... yo...
―No... ―Erza se mordió la mejilla para centrarse―, no te disculpes, Jellal...
―Pero es que yo...
―No te disculpes o me molestaré ―continuó la actriz y para ocultar su sonrojo se dio la vuelta y colocó la llave en el contacto de encendido ―, ya esta es la segunda vez que sucede, si te disculpas pensaré que... que de cierta manera te desagrado... ―la incredulidad de Jellal ante lo dicho por Erza se vio interrumpida por la voz de la hermana pelirosa del pastelero informándoles que la luz había regresado, Erza suspiró de alivio y eso les recordó a ambos que tal vez ese no era ni el momento ni el lugar para hablar sobre lo que ocurrió entre ellos― Yo... será mejor que me vaya.
―Erza ―el pastelero se acercó a ella y tomó su brazo con delicadeza―, por supuesto que no me desagradas, todo lo contrario, tú... ―soltó un suspiró y enfrentó su mirada color chocolate―, me agradas mucho, por eso no quisiera hacer algo que te ofendiese, aunque ya lo haya hecho dos veces ―intentó bromear y funcionó porque la mujer soltó una carcajada divertida.
―¿Dos contra una, eh? ―la mirada recientemente cohibida de Erza volvió a su brillo travieso―. ¿Acaso me estás echando en cara que vas ganando?
―¿Eh? ―parpadeó sin entender cuando la peli-escarlata se acercó más a él.
―Que vas ganando en esto ―repitió mientras se acercaba más a él.
―¿Y-y desde cuando es un juego?
―Desde que diste el marcador ―la peli-escarlata se cruzó de brazos bajo el pecho, después de todo ella era mejor lidiando con retos que con cosas emocionales.
―Erza... ―al ver la seriedad de la mujer Jellal no pudo evitar soltar una risilla―, esto no es una competencia.
―¿Seguro? ―levantó una ceja y le punzó el pecho con un dedo― ¿O solo quieres retirarte porque vas ganando? ―Jellal rió mientras daba un paso atrás por el golpe del dedo de Erza en su torso.
―Le aseguro que no lo hago por ese motivo, lo hago para evitar incomodidades entre ambos―le tomó la mano agresiva con cariño―, es más, le recuerdo que la razón por la que usted me besó aquel día fue para que no hubiese extrañeza entre nosotros, señorita Scarlet.
―Erza...
―Erza ―se corrigió el azulado aún sosteniendo su mano.
―Entonces... ―la mujer ladeó su rostro pensativa―, eso quiere decir que mi deber es igualar el marcador ¿cierto?
―Pardon?
―Nada de "Pardon" ―imitó su acento― Lo justo es lo justo ―asintió para sí―, y por eso... ―sin darle tiempo a terminar de entenderlo la actriz lo tomó del cuello de su camisa celeste y lo jaló hacia a ella, el corazón del peliazul se aceleró al ver los labios de la mujer acercarse y cuando cerró los ojos lidió con una sensación mezclada de alivio y frustración cuando ella dirigió su beso a su mejilla tatuada y no a su boca.
Un simple y delicado beso en la mejilla.
No, definitivamente era más frustración que otra cosa.
Y él no era muy bueno lidiando con la frustración.
―Supongo que lo justo es que yo elija el momento para devolverlo y empatar el juego ―todo había sido una treta para aliviar la tensión, una pequeña improvisación para ocultar otro sentir, pero al ver a Jellal cerrar los ojos y aceptarlo lo había hecho todo ¿real? para ella―, así que, espero que estés preparado... ―pues bueno, fuese como fuese ella había creado esa situación y debía hacerse responsable. Volvió a subir sus manos para acomodar su cabello y no pudo evitar elevar la mirada cuando las manos de Jellal se entremezclaron con su cabello, su piel se erizó ante su mirada y su respiración quedó atrapada en su pecho cuando Jellal se inclinó a besarla.
Lento, suave y abrumador.
Tan acompasado que era casi crueldad.
Pero su boca se apartó de la de ella aún antes de que necesitase separarse para poder volver a respirar.
―Si de verdad es una competencia y tratándose de usted ―susurró contra sus labios y fijó su mirada de miel oscurecida en la de ella―, necesitaré de una mayor ventaja... ―acarició el mentón de la mujer, estremeciéndola por completo antes de inclinarse a besarla de nuevo.
Esta vez con un beso más entregado.
Y el marcador quedó en un cuatro a uno.
―Nos vemos el lunes, Erza ―susurró el azulado al separarse de ella mientras volvía a acariciarle la mejilla con un roce de labios. Había actuado sin pensarlo pero no sentía arrepentimiento de lo hecho, al contrario, el sentir el calor de las sonrojadas mejillas de Erza contra sus labios y la manera en que ella había aceptado sus besos lo hacia sentir que estaba bien hacerlo.
Muy, muy bien.
―Yo... sí... ―asintió con una sonrisa tímida imposible de ocultar a pesar de que se sentía atolondrada por lo sucedido, tratando de centrarse se sujetó el cabello, se puso la peluca y agradeció cuando Jellal le colocó con cuidado el casco―. N-nos vemos, Jellal...
El azulado asintió con una sonrisa.
Ninguno de los dos entendía que había pasado ahí o que pasaría luego.
Cuando Erza salió del garaje, Jellal se preguntaba aún si lo dicho por la actriz era una broma o no.
...Y se encontró deseando que no lo fuese...
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¿Comentarios? ¿Estrellitas?
:D Sus comentarios ahora deciden cual historia actualizo primero D:
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Aclaraciones:
Le petit déjeuner est le repas le plus important de la journée. Est pas la vérité, mon frère?: (Francés) El desayuno es la comida más importante del día, no es verdad hermano.
Oui, il est bien connu que le petit-déjeuner est le repas le plus important de la journée; pourtant on ne petit-déjeune pas toujours comme il faut et ce n'est pas acceptable dans cette maison: (Francés) Sí, es bien sabido que el desayuno es la comida más importante del día; sin embargo, no siempre tomamos el desayuno como se debe. Eso no es para nada aceptable en esta casa.
Caramelo: Si no han comido caramelo con sal marina no sabe de lo que se pierden. Además son súper fáciles de preparar. U-U
Recomendaciones:
DOR: Un Jerza de la grandiosa Liraz Nightray (Banana Sama pa'las waifluffs 7w7)r) con Gruvia y algo de Miraxus. ¡NO LA HAN LEÍDO! DDDD: ¡HEREJÍA! Un hermoso relato de época victoriana en donde los paseos de brazo, los carruajes, las veladas en casa de amigos y los pastelillos robados enamoraban a las doncellas peli-escarlatas de los caballeros peliazules. 7w7)r Es adorable a rabiar y además ya está completo. Os digo que el cap final casi me da asma de tanto suspiro que solté... ASDASDFGSDFG *se acuerda y entra en modo fangirl* Ojalá le déis una oportunidad y si os gusta os agradecería de corazón si la apoyan dejéis vuestros comentarios. NwN/ No sabéis lo importantes que son para las fickers. Y además vuestros comentarios ayudarán a ni plan maquiavélico para que suba un epilogo. :x
Les dejo el link: https://www.fanfiction.net/s/12153510/1/Dor
Rincón De La Escritora En Proceso:
¿Oie khe le pasó a Jellal de repente? DDDDDDDD: ¿Queréis que el azulado se arrepienta de su arrebato besucón en el próximo cap? Decídmelo... y veremos qué pasa... :x
Gray estaba en bóxer mientras se pasaba el trapo, no mal penséis. xD ¿Recordará de dónde ha visto la cara de Juvia? O:
Meredy y Wen saben ver las atmósferas del romance y la pasión (¿) Tal vez, pero bien que supieron cuando dejarlos a solas... 7w7)r
Y lo más importante, ¡Gracias por su apoyo! NwN/
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Estrellas. Follows. Lectores Tímidos.
Gracias mil por leer.
¡Adieu!
.o./
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