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~El Fracaso~

¿¡VIERON EL ESPECIAL DE NAVIDAD!? ¿¡VIERON EL ESPECIAL DE NAVIDAD!? OMG... *w* Yo casi muero el amor en especial por la sonrisilla del último cuadro de Jellal...

¡AY!

Hiro me ha hecho esperar por el JERZA pero eso... eso valió la pena... QwQ)9

Ahora los dejo seguir leyendo el cap porque si no seguiré de fangirl...

De nuevo muchas gracias por leer está locura...

Disclaimer: Fairy Tail pertenece a Hiro muero de amor por el JERZA Mashima

Referencias De Lectura:

Diálogo.

«Pensamientos»

Narración.

Capitulo Octavo

~El Fracaso~

Dormía con una sonrisa en los labios.

Su sueño era más que hermoso, y tan vívido que no podía hacer más que disfrutarlo, ya que en su sueño; su amor platónico, su actriz favorita, la mismísima Erza Scarlet lo esperaba en su casa con un lindo delantal, lo besaba y además cocinaba para él.

La vie est belle... ―susurró en su sueño sonriendo más ampliamente cuando el sonido de algo, que se le asemejó a una explosión, lo sacó del utópico sopor. Al abrir los ojos tuvo que parpadear varias veces para ubicarse, esa sala no la reconocía...

No, sí la reconocía...

Ese librero, esa chimenea, esas fotos al lado suyo, ese libro en su regazo...

¿No fue un sueño? ―se pellizcó para ver si no era de esos sueños en que te despiertas dentro de otro, pero el dolor le hizo ver que no se trataba de tal circunstancia― No fue un sueño... ―se volvió a repetir mientras los recuerdos del beso en la entrada volvían a él y sentía su cara arder― ¡No fue un sueño...! ―se llevó una mano a sus labios y volvió a pellizcarse― No fue un s...

¡NO! Ay...―el grito de una mujer y el posterior olor a quemado lo hizo dejar de lado su incredulidad y dirigirse a paso rápido a la cocina.

Tal vez demasiado rápido...

Cuando estaba por llegar al desayunador alguna sustancia de incomprensible apariencia lo había hecho resbalarse y estuvo a punto de irse al suelo si no se hubiese sujetado rápidamente de una de las altas sillas, cosa que no solo lo salvó de un fuerte golpe, sino también de terminar haciendo un doloroso split de piernas que habría desgarrado los músculos cerca de su ingle...

Una pesadilla para cualquier hombre...

Una vez respiró aliviado por haber podido evitar tan terrible tragedia griega, observó desde ahí el desastre en la cocina.

Una sartén echaba humo, la olla arrocera había explotado y mandó lo que supuso era arroz por todas partes de la cocina y además en el fregadero habían un par de sartenes más con alguna sustancia rojiza extraña.

El peliazul miró todo incrédulo ―Comment diable? ―se preguntó así mismo y luego buscó a la única persona en el lugar que le podía dar una respuesta sobre la razón del caos en ese lugar que para él debía de ser un santuario de paz, limpieza y orden.

Y la encontró...

De rodillas en el suelo y limpiando frustrada.

¿Señorita Scarlet? ―de espaldas a él observó como ella se llevaba una mano a los ojos rápidamente― ¿Está bien?

Yo... sí... ―su voz sonaba extraña a pesar de que lo intentó disimular― Fue, un... no sé... ―soltó el trapo y suspiró― lo siento, creo que tardaré un poco en prepararle el plato... Lo lamento...

¿Señorita Scarlet? ―se agachó junto a ella― ¿Por qué pide perdón? ―observó como ella fijaba su mirada en el trapo y lo volvía a tomar para seguir limpiando― ¿Qué le sucedió? ―le tomó una mano al ver que arriba de la muñeca tenía una zona totalmente enrojecida.

Nada... ―ella retiró la mano y siguió limpiando.

Eso no es "nada", eso es una quemadura... ―le habló serio el peliazul mientras se levantaba, la tomaba del brazo no quemado y la hacia ponerse de píe con cuidado.

Ya dije que no es nada... ―la pelirroja se soltó molesta y comenzó a limpiar junto a la olla que había explotado.

El pastelero respiró hondo...

Ahí estaba de nuevo lo que había notado en esos pocos días que llevaba tratándola, Erza Scarlet huía de sus problemas y rechazaba la preocupación ajena.

Suspiró.

Señorita Scarlet, debo revisar esa quemadura, es una orden, usted prometió seguir mis órdenes, así que, o me deja revisarle la quemadura o se acaban mis tutorías ―la amenazó, la vio respingar pero continuó limpiando―. Contaré hasta tres... ―amenazó de la manera en que su madre solía hacerlo con él y Meredy― Un... ―subió un dedo y ella se volteó y lo fulminó con la mirada, pero el peliazul solo tragó grueso a pesar de que sintió que en cualquier momento lo mataría, pero no se dejó amilanar, Meredy y Ultear tenían un carácter fuerte también, especialmente cuando estaban en sus días y él nunca había retrocedido ante ellas.

Les preparaba dulces para calmarlas, pero no retrocedía...

Deux... ―subió otro dedo y la miró con seriedad― Tr...

¡Está bien, está bien! ―suspiró derrotada la pelirroja interrumpiendo la cuenta mientras pensaba que el pastelero no era tan blandengue como podía parecer, después de todo solo Mira; y a veces Laxus, le aguantaban la mirada que ella le había dirigido a él.

Me alegra que sea tan razonable ―apuntó con sarcasmo y ella estuvo a punto de sonreír―, ¿Se quemó con el arroz? ―le preguntó mientras examinaba al brazo, la dirigía al fregadero y apartaba los utensilios de cocina sucios.

Sí, estaba cerca cuando la olla explotó... ―suspiró― pero no es nada, sino limpió ahora entonc... ¡Auch! ―exclamó cuando él le frotó con agua la parte rojiza.

Así que nada... ―él levantó la ceja en tanto ponía el brazo de ella abajo del suave chorro de agua― Ve como el mundo da vueltas, el sábado fui yo el herido paciente fastidioso y hoy lo es usted ―suspiró fingiendo resignación y ella no pudo evitar reír.

Que no es nada, hombre... ―la mujer cerró la llave y tomó el trapo pero él la detuvo de nuevo y la llevó a la sala de la mano, la sentó en el sofá grande y sacó un frasco de su bolso de trabajo― ¿Qué hace? ―le miró extrañada cuando el pastelero le secó la zona y le aplicó algo en el brazo.

Es sulfadiazina de plata ―le aplicó de la crema en toda la quemadura hasta dejarle una capa blanca― yo también me quemo a veces a y mis compañeros de cocina les suele pasar, así que siempre la llevo conmigo y además ―agregó con una sonrisa― ésta es especial porque Wendy me la regaló... ―guardó las cosas en su bolso y la miró serio― Esa quemadura no es cualquier cosa ―la mujer miraba el suelo ceñuda―. ¡Míreme cuando la regaño! No me haga contar otra vez, señorita Scarlet... ―habló con falso tono molesto.

¿Así regaña a Wendy siempre? ―le preguntó divertida mientras lo retaba con la mirada.

No, Wen es una niña muy tranquila, pocas veces le he tenido que contar hasta tres y la mayoría de veces que lo he hecho solo ha sido cuando no quiere irse a dormir por estar viendo esos programas de hospitales y salas de emergencias... ―suspiró―, pero jamás porque sea testaruda como usted...

¿Yo testaruda? ―la mujer alzó una ceja― ¡Ja! Quién me lo viene a decir...

¿Acaso insinúa que yo soy testarudo?

No.

Eso fue lo que me pareció.

Pues no fue así, no lo insinuó, se lo afirmo.

¡Hey!

La sinceridad ante todo ―ella elevó los hombros y no pudo evitar reír al verlo fruncir el ceño.

Yo me preocupo y usted se ríe... ―negó con la cabeza y se levantó― Incroyable!

¿A dónde va pastelero indignado? ―se rió la pelirroja por su mala actuación como hombre enojado.

A probar lo que cocinó...

¿¡Qué!? ―la mujer se levantó rápidamente― ¡Ni siquiera pude terminar!

Probaré lo que haya... ―levantó los hombros y se encaminó a la cocina, pero un rayo escarlata pasó junto a él y cuando llegó la vio tirar lo último de la cosa roja que estaba en la sartén a la basura.

¡Listo! ―soltó aliviada la respiración que había retenido― ¡Ya no hay nada que probar!

No estaría tan seguro... ―mientras se acercaba a ella el hombre sonrió de una manera que la actriz nunca le había visto, una sonrisa llena de malicia que la dejó incapaz de moverse, como si estuviese paralizada, y lo siguiente que sintió fue como el peliazul le quitaba la cuchara de madera con la que ella había raspado la olla de la mano y probaba los vestigios que quedaron de su creación.

La mujer abrió con sorpresa los ojos.

El hombre en cambio cerró los de él.

La pelirroja se mordió el labio.

El peliazul tensó la mandíbula.

Ella intentó hablar.

Él intentó tragar.

¿Y-y qu-qué tal? ―finalmente preguntó la mujer.

E-es... ―el hombre utilizó su férrea fuerza de voluntad para intentar sonar profesional― es un... sazón muy... interesante...

La mujer lo vio ponerse pálido y entendió que él trataba de ser educado con ella.

Y no pudo evitar reír...

¡JAJAJAJAJAJA! Jellal... deberías verte... ―unas lágrimas de risa y frustración se escaparon de sus ojos― toma agua, no tienes por qué mentirme... ¡JJAJAJAJAJAJA! ―la mujer se limpió las lágrimas pero más salían― No te fuerces... ―al ver que él negaba con la cabeza ella se encaminó al fregadero llenó un pichel con agua y se lo dio― Ten, eres un mal mentiroso, pareces a punto de morir... ―el peliazul volvió a negar con la cabeza y ella se limpió de nuevo las lágrimas, respiró hondo y sonrió genuinamente por la amabilidad del hombre que había pasado de pálido a un purpura azulado― De verdad apreció su caballerosidad, profesor Fernandes, pero si se muere intoxicado en este momento no superaré nunca el trauma... Por favor... ―le extendió el pichel con agua y el hombre esta vez lo aceptó e intentando no parecer necesitado de limpiar ese sabor de su boca se tomó el agua.

Nunca en su vida pensó que el agua le sabría tan bien...

Soy un fracaso... ―soltó la pelirroja en un suspiro derrotado mientras le quitaba la cuchara al hombre y se encaminaba al fregadero―, tal vez Mira tiene razón... no todos podemos con la cocina...

Se-se...ñorita Scarlet... ―intentó hablar el pastelero al terminarse el de agua― no debería...

Sí, sí debería... ―la mujer empezó a lavar lo que había ensuciado―, siempre trato de hacer las cosas a la perfección, pero es obvio que esto no es para mí.

Perdón yo no... ―se sintió culpable por su reacción a la comida de ella―, debí esperar a que lo volviese a cocinar, aún no estaba terminado... tal vez si hubiese esperado...

No, eso ya estaba acabado... ―el tono era de resignación total― ¿Sabe qué era? ―soltó una risilla falsa mientras enjuagaba las sartenes.

Yo... ―intentó rememorar el sabor pero había sido tan intenso y extraño que no se le venía nada a la mente y si intentaba recordar más el sabor, terminaría necesitando más agua.

No se esfuerce, era curry... ―colocó las sartenes limpias en el escurridor― de hecho reaccionó de una manera honorable, la última vez que alguien probó mi curry terminó vomitando en el basurero... y la primera vez, bueno... Laxus faltó a trabajar por tres días...

¿Por tres días? ―preguntó el peliazul y recordó cuando hacía unos meses su jefe no había llegado al restaurante.

Sí, creo que debí tomar eso como advertencia... ―suspiró― en fin ―se secó las manos en el delantal―, creo que ya he llevado esta locura demasiado lejos...

Señorita Scarlet, no debería renunciar así de fácil ―le habló serio al escucharla tan abatida―, puede que no sea buena ahora pero...

¡Pero nada! ―le miró enojada― Llevó intentando cocinar desde hace demasiado y hoy llegué a mi límite de fracasos...

Por favor, ni siquiera ha recibido una verdadera lección ―le respondió un poco molesto.

De usted no, pero lo he intentado con Mira, con libros, con videos en línea... ―lo miró desesperada― ¡No puedo cocinar!

Si no lo intenta...

¡Ya lo intenté! ―le señaló lo que botó a la basura― ¿¡Cuántas veces cree que intenté hacer el curry!? El que usted probó ni siquiera fue el peor de todos ¡Y ni tan siquiera pude hacer el arroz! ―se llevó la mano al cabello y se soltó la cola de caballo totalmente desesperada― ¡Soy una inepta en la cocina! ―sollozó― Debería simplemente aceptarlo, hay cosas para las que... ―la mujer dejó de mirar al pastelero y observó sus propias manos― para las que no sirvo... no importa cuánto me esfuerce...

Jellal Fernandes lo supo en ese momento.

La mujer frente a él no estaba solo frustrada por el fallo en la cocina, estaba frustrada, dolida, resentida y lastimada por algo más... ¿Qué? No tenía la menor idea, pero era tan difícil de soportar para ella que lo proyectaba a sus habilidades culinarias y a su reciente fracaso.

Erza... ―ella lo miró extrañada de que le llamase por el nombre―, su actitud me ofende...

La mujer abrió los ojos sin entender.

No sé por qué se frustra tan fácil... ―su tono era de reclamo― ¿acaso piensa que la cocina es tan fácil que si no le sale después de unos intentos es porque no tiene futuro en ello? ¿Sabe cuántos años llevo estudiando esto? ¿Sabe cuánto tuve que sacrificar por perfeccionarme? ¿Sabe cuántas veces me quemé o dañé un equipo? ¿Acaso piensa que la cocina es algo que se logra obtener de la noche a la mañana o con unos cuantos libros del tema?

Yo no... ―la mujer negó con la cabeza― no quise decir eso... es decir, yo lo sé, he visto a Mira intentar y fallar nuevas recetas varias veces y...

¿Entonces por qué renuncia?

Es que yo... fracasé... ―bajó la mirada y apretó el borde de su delantal en sus manos― debía hacer un plato sencillo y no pude hacerlo... ¡Fracasé...!

El profesor soy yo ―habló aún con seriedad― eso me toca decidirlo a mí, ¿de qué trataba la prueba que le di? ¿Lo recuerda?

Ella se negó a responder o a subir la mirada.

La idea era que me mostrara lo que podía o no podía hacer... ―el hombre suavizó el tono, se acercó a ella y le puso una mano en la cabeza― es obvio que puede cortar bien los ingredientes ―la mujer subió la mirada interrogante y él le señaló donde habían cortadas cebollas y zanahorias―, están perfectamente cortados ―le sonrió― y es obvio que no sabe hacer curry y que toda olla arrocera debe temerle... ―ella ahogó una risa y él le desacomodó el cabello en un gesto cariñoso― ahora sé en qué debemos trabajar, puede que nos tome tiempo... bastante tiempo―suspiró pesadamente mientras veía el desastre de la explosión―, pero al menos le prometo que aprenderá a no enfermar a las personas que coman lo que cocina... ¡Tiene que luchar! ―le dijo con una sonrisa.

Ella le miró directo a los ojos.

Estaba dispuesta a encontrar la mentira en ellos, la burla o simplemente dudas de que eso pudiese ser posible, pero no encontró nada de eso, solo encontró calidez y disposición a ayudarle.

Sonrió.

¿Entonces admite que el curry sabía mal? ―levantó una ceja acusatoria.

No ―negó él y antes de ella le refutara agregó―, sabía fatal... ―se sonrojó un poco y contuvo una carcajada.

Ella no la contuvo.

Hey... ―le dio un golpecito en la nariz― no sé burle, estuve a punto de seguir la luz en el oscuro túnel...

¡Jajajajajaja! ―la mujer se sujetó el estómago― Sé que debería ofenderme pero la cara que puso cuando lo probó confirma lo que dice... ―le palmeó con fuerza el hombro― ¡Fue tan gracioso! Dígame ―intentó dejar de reírse―, ¿los mejores momentos de su vida pasaron ante sus ojos?

No, nada de eso, todo era oscuridad y frío... ―respondió divertido mientras se sobaba donde ella le había golpeado.

Oh, vamos... ¿Algún recuerdo que se haya quedado en usted luego de tan mortal experiencia? ―le sonrió genuinamente y él pastelero no pudo quitar la vista de esos suaves labios.

Se sonrojó ante cierto recuerdo.

No ―respondió apartando su mirada de los labios de ella, recordando el beso y lo que ella dijo después «Desde ahora estamos a mano, y cuando crucemos esas puertas, actuaremos como los dos adultos que somos y... haremos como que esto nunca ocurrió»

Así era, para la actriz el beso no había sido especial, solo una manera para que él se relajara y evitase sentirse culpable por robarle uno a ella en la cocina.

Ni uno... ―el pastelero tomó una toalla de cocina, la mojó y se dirigió a limpiar lo que se suponía era arroz y que estaba pegado en la refrigeradora.

Ya se lo he dicho y se lo vuelvo a decir... ―la pelirroja tomó otra toalla y comenzó a limpiar de nuevo el suelo― usted es un mal mentiroso... ―él la miró de pronto y ella le sonrió―, pero gracias por hacerme entrar en razón... y por no vomitar lo que probó...

Ambos rompieron a reír.

...Mientras combatían con los restos de la explosión...

~°0°~

Había recibido una llamada de su jefa.

Era raro que ella no pudiese ir por si misma por los guiones para sus futuros proyectos, y aunque fuesen ya casi las nueve de la noche, Erza Scarlet era una mujer sumamente responsable y prefería ir ella misma por todo a pesar de que tenía asistente, manager y dos choferes.

Un chofer cuando andaba encubierta, y él cuando eran cosas de trabajo.

Cuando llegó a la empresa de talentos CRASH, quienes representaban a su pelirroja jefa, se dirigió inmediatamente con paso perezoso a la oficina del director de talentos, Gildarts Clive, quien era un hombre más que reconocido en la industria y un creador de estrellas, además de un mujeriego de primera, pero que sin embargo cuando se trataba de trabajo era el hombre más serio e intimidante que conocía.

Eso cuando trabajaba, claro está....

Gildarts San está en una reunión ―una menuda chica de cabello celeste y cargada de libros le habló cuando le vio dirigirse a la oficina de éste― creo que tardará unos minutos más ―le sonrió y la torre de libros se tambaleó, haciendo que algunos de los libros se cayeran.

No deberías cargar con tantas cosas, enana... ―el chico de cabello negro y ojos rojizos le quitó los libros que la peliceleste llevaba en brazos― si cargas cosas pesadas no crecerás ―le sonrió burlón y ella infló las mejillas.

Mou... ―se llevó las manos a la cadera― ¡Ya te he dicho que no soy enana!

¡Gee hee! Sí lo eres y ya que estás tan cerca del suelo pásame los libros que se cayeron ―la vio inflar más las mejillas mientras le pasaba los libros caídos y soltó una carcajada, Erza le había presentado a la chica hacía ya casi dos años y desde entonces había tomado por pasatiempo el molestarla, por alguna razón le divertía verla de esa manera, ella era de las pocas personas con las que se relacionaba y con las que se sentía a gusto ―aunque esto nunca lo admitiría― y eso a pesar de que casi nunca conversaban.

«¿Pero de qué vamos a conversar?»

Eso era lo que siempre se decía el azabache. La mujer menuda a la que molestaba por su altura era una de las personas más inteligentes que conocía, leía libros como una descocida, dominaba más idiomas que su jefa, y cuando alguien tenía una duda a la primera a la que consultaban era a ella, incluso dudaban ante la Wikipedia, pero si la enana lo decía no cabía margen de error en su respuesta. Ella era muy inteligente.

«¿Y yo?»

Gajeel Redfox nunca se había sentido tan acomplejado por algo hasta que la conoció, de hecho, nunca; en sus veintidós años de edad, le había dado importancia al hecho de que no había terminado el colegio y que si no fuese por el encuentro por casualidad con el viejo Makarov; y que gracias a ello; Erza le había ofrecido un empleo estable, aún viviría de juntar chatarra y uno que otro trabajo casual en el viejo taller de un pueblo sin nombre de la ciudad de Oak. Cuando la veía a ella, con sus ojos brillantes ante un libro o un nuevo descubrimiento se sentía tan zafio, ignorante, insignificante y fracasado, que solía cortar los momentos con ella y solo le dirigía unas cuantas palabras junto con las bromas de turno sobre su tamaño.

Pero a pesar de todo cuando ella hablaba con su jefa, él siempre prestaba atención a todo lo que contaba emocionada sobre sus libros.

«Ella es demasiado para un simplón ignorante como yo»

¿Gajeel Kun? ―la voz de la chica lo trajo de vuelta a la situación.

¿Dónde pongo esto? ―contestó con una seriedad nada propia de él y ella lo miró extrañada.

E-en mi oficina... ―cuando lo vio dirigirse a paso rápido a donde le indicó se apresuró ―corrió― para llegar antes y abrirle la puerta― ¿Vienes por los guiones de Erza San? ―volvió a hacer la pregunta que al parecer él no había escuchado.

―respondió el azabache entrando y poniendo los libros en una silla, ya que el escritorio no permitía un solo libro más «Tantos libros... cómo no se cansa de ellos» pensó molestó por sentirse inferior de nuevo.

S-si quieres pu-puedes esperar a Gildarts San aquí... ―le dijo la pequeña tímida y lo miró esperanzada― puede que tarde una media hora más...

No, lo esperaré en la cafetería... ―se sintió un poco mal por rechazar la oferta, después de todo ella no tenía la culpa de ser tan inteligente y de que él rozase vagamente el analfabetismo.

Y-yo... ya veo ―la peliceleste se mordió el labio pero no dijo nada más. Desde hacía tiempo notaba que ese azabache solía evitar profundizar conversaciones con ella, pero para ella era normal que la gente se alejase de su compañía, después de todo la mayoría de la gente se aburría cuando ella hablaba.

Adios, enan... ―el ojirubí se detuvo en la puerta al ver algo en uno de los libreros― ¿Qué es eso? ―se dirigió curioso al lugar y sonrió emocionado― ¿De dónde sacaste esta vieja radio, enana?

Oh, es mía, era de mi abuelo, pero dejó de funcionar... ―bajó la mirada triste― he preguntado en varios lugares pero me dicen que no hay manera de arreglarla, que es mejor solo botarla... así que bueno, la traje para adornar, jamás la podría botar...

¡Idiotas! ―espetó el azabache― Esto es una belleza... ―miró con detenimiento la caja de clara madera lustrada con algunas partes metálicas, sin duda era del siglo pasado, era una reliquia y a Gajeel Redfox le encantaban tres cosas, la música, el metal y las antigüedades, y esa cajita que tenía en sus manos reunía las tres, así que dejándose llevar por su impulsividad, se sentó en el suelo con ella, sacó de su bolso cruzado un set de desatornilladores pequeños ―manía que tenía al pasar tanto tiempo en el taller de su abuela― y abrió el aparato.

¿¡Q-qué estás ha-haciendo!? ―le miró pálida la peliceleste― ¡En ningún lugar se atrevieron a abrirle por temor a no poder cerrarle correctamente o romperla!

¡Tsk! ¡Novatos! ―con una sonrisa arrogante terminó de abrir el aparato y echó un vistazo adentro, sacó varias piezas ante la mirada horrorizada de la pequeña mujer y luego soltó su usual muletilla― ¡Gee Hee! Estás de suerte, enana, puedo repararlo.

¿E-en serio?

Pues claro, no dudes del "Gran yo" ―le miró orgulloso y ella sonrió emocionada y con los ojos brillantes, haciendo que el azabache se pusiera un poco nervioso de pronto― S-solo ―carraspeó para concentrarse― Solo necesito un diodo... ummm... ―se rascó la barbilla pensativo― como es de una radio de baja potencia, un diodo de germanio 1n60BB funcionará bien y una bobina de núcleo de ferrita...

¿Qué? ―le miró sin entender― ¿Dónde puedo conseguir eso?

Te lo repito, estás de suerte, tengo un par de esos en mi casa... ―con una sonrisa comenzó a recolocar las piezas que había soltado y cerró la radio a la perfección.

¿De verdad podrías hacerlo? Es decir... ―se corrigió antes de que la malinterpretara― No quiero ser una molestia...

¡Ja! Esta belleza no puede quedar solo como un jodido adorno ―levantó los hombros― y son piezas que me están estorbando en mi casa. ¿Entonces? ―la miró con su sonrisa de tiburón― ¿Dejas que me lo lleve? ―le levantó una ceja llena de piercings obtenidos debido a su rebelde adolescencia― La verdad aunque digas que no, me lo llevaré para arreglarlo...

Entonces no es como que me deje opción... ―sonrió ella divertida― confió en su conocimiento, Gajeel Kun.

¿Mi conocimiento? ―le miró extrañado.

Pues claro ―la chica le miró como si fuese algo obvio―, he llevado esa radio a todo taller de reparación de Fiore y todos la dieron por muerta, en cambio Gajeel Kun le ha echado un vistazo y ha dado con la solución ―sonrió sinceramente― nunca había escuchado de tales piezas antes, me declaro una ignorante total sobre el tema...

Gajeel Redfox la miró sorprendido.

La mujer más inteligente que conocía no solo no conocía algo que para él era increíblemente básico, sino que se declaraba ignorante con una sonrisa deslumbrante.

Y-y... ―tartamudeó aún incrédulo― ¿eso no te molesta? ¿No saber algo que yo sí?

¿Eh? ―la peliceleste parpadeó sin entender― ¿por qué debería de molestarme? En este mundo son más las cosas que desconocemos que las que conocemos.

Pero, tu lees todos esos libros y sabes muchas cosas... ―se sentía un idiota por exponerse de esa forma― ¿no te molesta que alguien sepa algo que tu no?

¡Jajaja! Claro que sé muchas cosas ―rió divertida y él se sonrojó―, pero apuesto que hay un montón de cosas que Gajeel Kun sabe y yo no, hay una frase que dice "Todos somos ignorantes, lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas" Entre más leo más me doy cuenta del montón de cosas que aún no sé ―le extendió la mano para que él se levantara―, pero en lugar de sentirme abrumada o un fracaso por lo que aún no sé... lo veo como una oportunidad para aprender y mejorar ―él le tomó la mano aceptando la ayuda para levantarse― después de todo, nunca es tarde para aprender...

Gajeel Redfox se comenzó a poner de píe mientras devolvía la sonrisa a la chica de cabello celeste.

¡Gee hee! Eres una enana muy interesante...

Ella tenía razón.

Y aunque nunca lo quiso en su adolescencia ahora si lo deseaba.

Estudiaría.

...Y dejaría la lástima por si mismo a un lado...

~°0°~

Terminaba de limpiar lo que quedaba de la explosión.

Habían tardado el resto de las horas de tutoría limpiando los vestigios de su intento de arroz, la verdad era increíble la manera en que podía salpicar una olla al explotar pero por suerte Jellal se había decidido -empeñado testarudamente― en ayudarle a limpiar, algo muy bueno al fin y al cabo, en especial porque Mirajane vendría en la mañana y si veía el desastre que había causado de nuevo no era probable que reaccionase de buena manera.

Se estremeció.

Mirajane era una mujer muy amable, pero podía ser todo un demonio en lo que se refería a la limpieza de su lugar sagrado, de hecho, a ella solo le permitía cocinar en un rincón de la misma; en una pequeña mesa de cocina al lado derecho del fregadero, usualmente lo llamaba el "Rinconcito Del Desastre" y era el único lugar donde la albina le permitía cocinar, y bueno, Erza no la culpaba, cualquiera temería esa habilidad de la pelirroja de explotar todo.

Creo que ya está... ―suspiró el azulado al terminar de limpiar el cielorraso, cosa que logró después de una discusión sobre quien de los dos debía subirse a la escalera para limpiarlo, debate que él había ganado cuando sacó piedra contra la tijera de ella.

Piedra, papel y tijeras resolviendo debates desde tiempos inmemoriales.

Sí, ya todo está como debería ―se restregó la frente―, aunque mañana tendré que ir por una olla nueva... ―suspiró profundamente y tiró el trapo con que limpiaba una alacena al fregadero― tal vez debería comprar dos por si acaso...

Mejor tres... ―le dijo el pastelero con una sonrisa burlona y ella le sacó la lengua― tal vez le hagan descuentos si compra en cantidad.

¡Ajaja! ―fingió que reía― muy gracioso, y pensar que hace poco me decía que no renunciase y ahora está aquí burlándose de mi fracaso ―fingió molestia, tomó todos los trapos sucios y se dirigió a un pasillo a la izquierda de la cocina, el peliazul la siguió con una sonrisa.

Bueno, de los fracasos pueden salir cosas interesantes ―siguió caminando hacia la habitación en la que la pelirroja acababa de entrar y se encontró con el cuarto de pilas, la vio enjuagar los trapos sucios y después echarlos en la lavadora, echar jabón, detergente y encenderla― ¿No explotará, verdad? ―le dijo entre divertido y preocupado.

Nunca lo ha hecho... ―la pelirroja también miró curiosa la lavadora― es extraño... tal vez solo los artefactos de cocina me rechazan... ―se pasó los brazos bajó el pecho en una actitud pensativa― ¿Estaré maldita? ―escuchó al pastelero reírse y se puso roja al darse cuenta que lo dijo en voz alta― E-es decir... y-yo...

Tal vez debería hacer caso con lo del exorcismo... ―levantó los hombros divertido al ver el reclamo en los ojos de la pelirroja. La verdad sea dicha desde que empezaron a limpiar se la habían pasado bromeando entre ellos, incluso se lanzaron los trapos sucios en una especie de batalla y al final ellos quedaron más sucios que lo que limpiaban. De verdad había sido divertido estar con la pelirroja, y aunque de vez en cuando se ponía nervioso cuando ella estaba cerca, fue más tranquilo de lo que pensó que sería, sin duda que ella le diese el beso y le dijese que se olvidaran de todo al entrar a su casa había funcionaba, aunque no negaba que el que el beso de la actriz fuese solo para dejar las cosas a mano y calmarlo le lastimaba un poco el orgullo «Eres solo su tutor, Jellal Fernandes» se decía a sí mismo para ubicarse «Ella es una actriz y tu un simple empleado en su restaurante» con eso el pastelero remataba su mantra.

Jellal, gracias... ―la mujer miró el suelo apenada― Muchas gracias por lo de hoy.... ―la pelirroja sintió la mirada de él sobre ella y subió la propia para encontrarse extrañeza en los ojos del pastelero― Bueno, estuve a punto de renunciar y me animaste... ¡Gracias, Profesor Fernandes! ―le hizo una pequeña reverencia con la cabeza y no notó la sonrisa enternecida del hombre.

Era mi deber y... ―el pastelero se acercó a ella y le tomó la mano, plantándole un casto beso en los dedos― Ce fut un plaisir pour moi...

La pelirroja sintió sus mejillas enrojecer.

¿Y cómo no hacerlo?

Ese hombre no solo era increíblemente atractivo, también era muy amable y galante.

«La novia que tenga alguna vez será muy dichosa» pensó la actriz sin ninguna duda.

Le sonrió agradecida y él le sonrió de vuelta.

El móvil de la pelirroja sonó interrumpiendo y ella se soltó con suavidad de la mano del pastelero y lo sacó de su vestido.

¡Aló! Ya veo... Claro, ya es tarde es mejor que no vengas, te espero mañana, no te preocupes... Hey... "Sueña conmigo..."―la actriz aguantó la risa mientras revisaba un mensaje de texto que no había visto, a Gajeel aún no le habían entregado los guiones y ya era tarde como para pedirle que luego se los viniese a dejar, sería mejor que viniese mañana y así después irían a la agencia, así no se sentiría una explotadora con el azabache, el Redfox era un chico que costaba entender al principio pero valía la pena esforzarse por hacerlo, era leal, trabajador y sincero, además de que era divertido molestarlo, en especial desde que el azabache le había contado que una vez soñó con ella y que en el sueño ella le pedía desnudarse y luego su primo Natsu lo nalgueaba sonoramente, estaba segura que si no fuese porque ese día estaba medio borracho jamás se lo hubiese contado y ella no podía evitar recordárselo de diferentes maneras, por ejemplo; decirle "sueña conmigo" era una de esas, y decirle "sueña con Natsu y su ardiente mano" era la manera de hacerlo cuando lo quería fastidiar de verdad.

Creo... que yo debo irme... ―habló con voz extraña el azulado mientras se volteaba y se dirigía a la cocina.

Oh, sí... ―respondió ella mientras veía su móvil y contestaba, por lo que no vio la postura derrotada del pastelero.

Yo, llamaré a un taxi... ―el hombre se lavó las manos al llegar a la cocina y tomó un vaso con agua. Ya sabía que ella no tenía novio, eso había quedado bien claro con la mentira que él soltó en el centro comercial, pero darse cuenta de pronto que ella si tenía a quien querer, que probablemente lo esperaba después de que él se fuese y que le pedía que soñase con ella le dejaba un sabor amargo.

¿Taxi? ¡Claro que no! ―le miró extrañada― Macao lo llevará, lleva un buen rato esperando, no había visto el mensaje por estar limpiando. Hice que usted se quedara más tiempo del acordado, me disculpo...

No hay problema... pero no creo que...

Nada de rechazar la oferta ―ya veía venir eso de "No quiero ser una molestia"Macao vive cerca de su casa y esta es su hora de salida, no es una molestia ni para mí ni para él... ¿Entendido? ―le amenazó con una ceja alzada cuando él iba a rebatirle.

Entendido, señorita Scarlet... ―bufó con una sonrisa, no podía estar de mal humor con ella, era demasiado amable con él y con eso era suficiente para subirle un poco el ánimo.

Bien, y ya terminó la lección, así que soy Erza... ―le sacó la lengua divertida y él rió mientras se encaminaba a por sus cosas al sillón, sacaba una hoja de su maletín y se la daba a ella― es su tarea, apréndalo para mañana... ―la señaló con el dedo― la teoría es importante también ―aguantó una sonrisilla traviesa― y menos peligrosa...

La mujer se puso roja, pero en lugar de reclamar como supuso el peliazul que haría, bajó la mirada avergonzada recordando su nuevo fracaso.

Eso no era lo que él quería.

Sé despeino el cabello sintiéndose culpable y una idea pasó por su cabeza ―Erza, ¿le gustó el postre de hoy?

S-sí, fue estupendo...

Pues bien, ¿sabía que ese postre surgió luego de un error de un gran chef llamado chef Jean-Georges Vongerichten? ―ella negó sorprendida y él continuó― Así es, fue un error de cocción y hoy es uno de los postres más conocidos en el mundo... ―se acercó a ella y le colocó la mano en la cabeza― cualquiera falla, señorita Scarlet, no lo olvide... ―ella asintió y lo miró con una gran sonrisa y él reflejó lo mismo en su rostro― entonces nos vemos mañana... ―sin pensarlo le plantó tres rápidos besos en el rostro.

Mejilla izquierda, derecha e izquierda nuevamente.

Una manía francesa que su madre les había heredado y se había reforzado con sus años vividos en ese país― B-bonne nu-nuit... ―se alejó con rapidez al darse cuenta de lo que había hecho y salió de la mansión con la cara roja y totalmente avergonzado.

La mujer sonrió sonrojada y enternecida.

No se había equivocado, el pastelero era un buen hombre y de verdad que sentía que podían llegar a ser muy buenos amigos.

...Eso pensaba, mientras su mano acariciaba una de sus mejillas...

¿Estrellitas? ¿Comentarios?

:D Sus estrellitas y comentarios ayudan a escribir y que la historia no termine pausada D:

Aclaraciones:

La vie est belle : La vida es bella.

Comment diable? : ¿Qué diablos?

Sulfadiazina de plata : es un fármaco anti-infecciosos tópico que se utiliza para tratar y prevenir infecciones de heridas y quemaduras de segundo y tercer grado.

Incroyable! : ¡Increíble!

Ce fut un plaisir pour moi... : Ha sido un placer para mí.

Jean-Georges Vongerichten: Un prestigioso chef con restaurantes en todas las prestigiosas capitales culinarias del mundo, en Nueva York en 1987 clama haber inventado el "Volcán de Chocolate" al equivocarse y sacar antes de tiempo un queque esponjoso de chocolate.

Bonne nuit: ¡Buenas noches!

Rincón De La Escritora En Proceso:

¿¡Vieron el JERZA en el especial de navidad!? ¿¡Lo vieron!? QwQ)9

Y sabéis cuál fue una de las mejores partes? ―aparte de la sexy sonrisa de Jellal 7u7― que él se ofrece a llevarla a la casa y que él le pide que se acerque... QwQ ¡Lo veís! El busca acercarse, no alejarla... Mis lágrimas salen como cataratas... ¡Fue y es tan hermoso! Es un avance inesperado... ¡Un milagro de navidad!

Gracias Mashima... ¡Gracias! QwQ

¡Lo siento! No lo supero... ¨*w*)8

Es posible que actualice "Mi Maid" antes de que acabe el mes, pero ya sabéis que ando liada entre la Universidad, la tesis, seminarios y el trabajo y no tengo mucho tiempo, pero no os preocupéis que saco tiempo de a poco xD

De nuevo, muchas gracias...demasiadas gracias por leer y tomar un poco de su valioso tiempo para comentar... TTuTT)b ¡Los amo!



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