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7. Cheesecake de Fresas

Los días siguientes fueron una lucha interna para Sunghoon. No solo porque Jay y Heeseung no dejaban de mostrar interés en Jake, sino también porque los celos que antes había logrado reprimir comenzaban a desbordarse.

Pensar en Jake con otro alfa, en cómo ese niño, su hijo, era el producto de una relación anterior, lo consumía de una manera que no había anticipado.

Sunghoon nunca había sido un alfa posesivo, o al menos eso se había dicho a sí mismo.

Pero con Jake, todo era diferente.

Cada vez que intentaba apartar su mente de él, fallaba.

El aroma de Jake, ese dulce perfume que impregnaba la mansión, se colaba en sus pensamientos en los momentos más inesperados.

Aunque intentara ignorarlo, aunque tratara de convencerse de que debía alejarse, cada interacción con el omega lo atraía como un imán.

Incluso cuando intentaba poner distancia, algo tan simple como una mirada furtiva o el sonido suave de su risa lo dejaban completamente vulnerable.

Jay y Heeseung finalmente se despidieron al tercer día, después de mucho insistir en que Sunghoon se uniera a ellos en algún club en la ciudad.

Pero él rechazó todas sus invitaciones, demasiado distraído por los celos que lo carcomían y la necesidad creciente de resolver lo que sentía. Sabía que no podía seguir ignorando lo que sucedía dentro de él.

No podía seguir evitando a Jake... ni a sus propios sentimientos.

Aquella noche, después de que sus amigos se fueron, Sunghoon bajó a la cocina, decidido.

Sabía que Jake estaría ahí, como siempre, terminando alguna creación para el día siguiente.

El corazón de Sunghoon latía con fuerza mientras cruzaba los pasillos. No estaba seguro de cómo iba a abordar el tema, ni siquiera estaba seguro de si era su derecho preguntar, pero no podía seguir sin hacerlo.

Cuando llegó, Jake estaba, como había imaginado, cubriendo un cheesecake de fresas con un brillo de mermelada.

El omega lo miró por encima del hombro cuando escuchó sus pasos, sonriendo levemente como siempre, pero algo en los ojos de Sunghoon lo detuvo.

—Señor Park... —Jake comenzó, pero su tono era más precavido de lo usual.

Sunghoon no lo dejó continuar. Se acercó hasta estar frente a Jake, sintiendo la tensión en el aire, la incomodidad que él mismo había traído consigo.

—Jake —comenzó, su voz baja, pero decidida—. Puedes decirme Sunghoon con confianza... necesito hacerte una pregunta.

El omega parpadeó, sorprendido por la intensidad en la voz de Sunghoon, y dejó el utensilio que sostenía sobre el mostrador.

—¿Qué sucede? —preguntó suavemente, sus ojos buscando los de Sunghoon, pero el alfa apartó la mirada por un segundo, nervioso.

No podía evitarlo. Las palabras estaban en su mente, pero pronunciarlas era mucho más difícil de lo que había imaginado.

—Tu hijo... —comenzó finalmente, sintiendo el peso de la palabra—. O mejor dicho, el niño que dices que es tu hijo. —Sunghoon hizo una pausa, sus puños apretados a los lados—. ¿Él es... el hijo de tu actual pareja alfa?

Jake se quedó en silencio, sorprendido por la pregunta. La expresión en su rostro se suavizó, pero sus ojos reflejaban una mezcla de sorpresa y comprensión.

—¿Por qué me preguntas eso? —su voz era suave, pero había un toque de cautela en ella.

Sunghoon dio un paso más hacia él, sintiendo el calor de su cuerpo cerca, y su aroma, ese maldito aroma dulce, lo envolvió de nuevo.

Sabía que estaba siendo invasivo, que esta no era su cuestión, pero los celos lo cegaban.

—No puedo dejar de pensar en ti —admitió, su voz un susurro grave, casi doloroso—. Y cada vez que lo hago, no puedo dejar de imaginarte con otro alfa. Con alguien más que puede o pudo haberte tenido. Que pudo haberte... tocado.

El aire en la cocina se volvió pesado, cargado de tensión. Jake lo miraba, sin apartar la vista, pero no dijo nada al principio. Sunghoon se maldecía internamente por estar dejando que los celos lo dominaran, pero no podía detenerse.

—Y luego está él —Sunghoon continuó, refiriéndose al pequeño niño—. Cada vez que lo veo, no puedo evitar preguntarme si tú... si él es una prueba de que alguna vez perteneciste o perteneces a otro. —Hablaba con rapidez, como si necesitara sacar todo de una vez.

Jake respiró hondo, bajando la mirada por un momento antes de levantarla de nuevo.

—No entiendo por qué te importa —dijo finalmente, con una calma que solo lo irritaba más—. Lo que haya pasado antes en mi vida personal o lo que pase ahora, no tiene por qué importarte. Pero si necesitas saberlo, ese niño no es mi hijo. Es mi hermano menor.

Sunghoon se quedó helado. Su mente tardó en procesar las palabras de Jake. ¿Su hermano? Entonces todo lo que había asumido, todos los celos que lo habían consumido, ¿habían sido por nada?

—Tu... hermano —repitió, incrédulo.

Jake asintió, pero su expresión se había endurecido un poco. Parecía que Sunghoon había cruzado una línea que no debió cruzar.

—Sé que todos creen que es mi hijo. Tu madre me instruyó que maneje esa "verdad", es más fácil que la gente lo piense así, en lugar de hacer preguntas. Pero él es mi hermano —repitió con más firmeza.

El silencio se extendió entre ambos, mientras Sunghoon intentaba asimilar la verdad. Por un lado, una parte de él se sentía aliviada.

No había otro alfa en la ecuación, al menos no como él había imaginado. Pero, por otro lado, se sentía expuesto. Había mostrado sus celos, su deseo por Jake, de una manera que no había previsto.

—Lo siento —dijo Sunghoon finalmente, aunque las palabras parecían inadecuadas.

Jake lo observó por un largo momento antes de responder.

—No tienes que disculparte. —Su voz era suave de nuevo, pero ahora había una sombra de dolor en ella—. Solo... no entiendo por qué te preocupa tanto. No soy de nadie Sunghoon. Ni de otro alfa... ni tuyo.

Sunghoon sintió cómo las palabras de Jake lo golpeaban. Sabía que tenía razón. Jake no le pertenecía, no tenía ningún derecho sobre él. Pero eso no cambiaba el hecho de que lo quería.

De que lo deseaba de una manera que nunca había sentido por nadie más.

—No sé cómo evitarlo —admitió Sunghoon, sus ojos buscando los de Jake desesperadamente—. No puedo dejar de pensar en ti. No puedo dejar de desear que seas mío... Te quiero solo para mi.

Jake lo miró, sus ojos llenos de una mezcla de emociones que Sunghoon no pudo descifrar.

—No soy una posesión, Sunghoon —dijo Jake con suavidad, pero con firmeza—. No puedes simplemente decidir que soy tuyo porque te sientes atraído por mí.

Sunghoon dio un paso atrás, sintiendo el peso de sus palabras. Sabía que tenía razón, pero eso no hacía que su deseo desapareciera.

Al contrario, solo hacía que lo sintiera más intensamente, como un fuego que no podía apagar.

El silencio volvió a caer entre ambos, pero esta vez era diferente. Era un silencio cargado de emociones no resueltas, de deseos que no podían expresarse por completo.

—Lo sé —respondió finalmente Sunghoon, su voz apenas un murmullo—. Pero eso no cambia lo que siento.

Jake lo miró, sin decir nada más. Sunghoon supo en ese momento que, aunque había sido honesto con él, el omega aún no estaba listo para ceder. Y tal vez, él tampoco lo estaba.

Sin embargo, cuando Sunghoon salió de la cocina esa noche, una cosa estaba clara: Jake no era simplemente un deseo pasajero.

Era algo más profundo, algo que Sunghoon no podía controlar. Y mientras caminaba de vuelta a su habitación, supo que ya no había vuelta atrás.


Gracias por leer la historia, espero que la estén disfrutando 🌻

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