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6. Tiramisú


La semana pasó más rápido de lo que Sunghoon había anticipado, pero el tiempo no había sido su aliado.

Cada día que pasaba, sus pensamientos se enredaban más en la imagen de Jake, en su aroma dulce y en esa calma que lo envolvía cada vez que estaban cerca.

Intentaba distraerse, recordarse a sí mismo las razones por las que no debía ceder, pero era inútil.

Esa tarde, Sunghoon había decidido relajarse en el jardín cuando escuchó el sonido de un coche que se acercaba a la mansión.

Frunció el ceño. No esperaba visitas. No hasta que, unos segundos después, dos figuras familiares salieron del auto negro y caminaron hacia él con sonrisas amplias y despreocupadas.

—¡Sunghoon! —Jay fue el primero en hablar, caminando hacia él con los brazos abiertos, seguido de Heeseung, que le lanzaba una mirada divertida.

—¿Qué hacen aquí? —preguntó Sunghoon, sorprendido de ver a sus dos mejores amigos. Aunque, si lo pensaba bien, no debería haber sido tan extraño; Jay y Heeseung siempre encontraban maneras de aparecer sin previo aviso.

—¿Qué no podemos venir a visitar a nuestro querido amigo? —preguntó Heeseung, con una sonrisa traviesa—. Escuchamos que te escondías aquí en la mansión y decidimos que necesitabas compañía.

Sunghoon soltó una risa corta, pero no pudo evitar sentir una leve incomodidad en el fondo.

Si bien siempre había disfrutado de la compañía de Jay y Heeseung, ahora había algo en su presencia que lo ponía en alerta. Y ese algo, sin duda, tenía que ver con Jake.

—Supongo que es mejor que me prepare para el caos entonces —respondió Sunghoon, fingiendo ligereza.

—Exacto, necesitamos animarte un poco —dijo Jay, dándole un golpecito en el hombro—. Pero primero, ¿tienes algo de comer? He venido con hambre.

Sunghoon tragó saliva. "La cocina".

—Sí... claro. Jake, el repostero de la mansión, siempre está preparando algo. Estoy seguro de que tendrá algo listo —dijo, tratando de sonar casual, pero incluso él notó la tensión en su voz cuando mencionó el nombre de Jake.

—¿Un repostero? ¿De verdad? —preguntó Heeseung, levantando una ceja con curiosidad—. ¿Es nuevo? No recuerdo que la mansión tuviera uno la última vez que vinimos.

—Sí, empezó hace poco —respondió Sunghoon rápidamente, y antes de que sus amigos pudieran hacer más preguntas, los guió hacia la cocina.

Cuando entraron, el aroma de café y cacao llenó el aire, envolviéndolos en una cálida bienvenida.

Jake estaba de espaldas, concentrado en terminar el tiramisú que había estado preparando, su figura inclinada levemente sobre la mesa, mientras espolvoreaba delicadamente cacao sobre la capa de crema.

—Jake, estos son mis amigos, Jay y Heeseung —anunció Sunghoon, un poco más abruptamente de lo que había planeado.

Jake se dio la vuelta con una sonrisa suave, pero no tardó en percibir el interés inmediato que tanto Jay como Heeseung mostraron en su dirección.

—Hola, es un placer conocerlos —dijo Jake educadamente, inclinando ligeramente la cabeza. Jay y Heeseung intercambiaron miradas rápidas, claramente impresionados por lo que veían.

—El placer es nuestro —dijo Jay, sonriendo de manera encantadora, su mirada fija en Jake. Sunghoon sintió un pequeño tirón en el pecho, un calor incómodo que no pudo ignorar.

—Vaya, qué aroma tan increíble —comentó Heeseung, acercándose a la mesa para observar más de cerca el tiramisú—. ¿Lo preparaste tú solo? Porque parece salido de una pastelería de lujo.

Jake sonrió tímidamente, acostumbrado a recibir cumplidos por su trabajo, pero sin perder esa modestia natural.

—Sí, estaba terminando esto para la merienda. Pueden probarlo si quieren —ofreció Jake, con esa amabilidad que siempre lo caracterizaba.

—No me lo perdería por nada del mundo —dijo Jay, guiñándole un ojo a Jake, lo que hizo que Sunghoon apretara la mandíbula sin darse cuenta.

Había algo en la forma en que Jay miraba a Jake que lo ponía incómodo, aunque no supiera exactamente por qué. O tal vez lo sabía, pero no quería admitirlo.

Jake sirvió porciones del tiramisú, y mientras lo hacía, Heeseung no dejó de hacer preguntas.

—¿Cuánto tiempo llevas trabajando aquí, Jake? —preguntó, mientras recibía su plato.

—Hace solo un par de semanas —respondió Jake, sirviendo una porción para Jay.

—Vaya, entonces Sunghoon ha tenido el privilegio de tener a un repostero tan talentoso para él solo —comentó Jay, su tono insinuante.

Sunghoon sintió un calor incómodo extenderse por su pecho. "¿Qué estaba insinuando Jay?"

Jake sonrió, ajeno a la tensión que se estaba acumulando en Sunghoon.

—Bueno, solo hago mi trabajo —respondió modestamente, mientras se volvía para servir la última porción.

Jay y Heeseung intercambiaron miradas, claramente interesados.

Ambos sabían reconocer a un omega atractivo cuando lo veían, y Sunghoon lo notaba en cada gesto, cada mirada.

Mientras todos probaban el tiramisú, Sunghoon apenas podía disfrutar el sabor del postre.

El dulce y cremoso sabor que normalmente habría elogiado ahora le sabía agrio, cada bocado acompañado de la incomodidad de ver cómo sus dos mejores amigos seguían haciendo comentarios sobre Jake.

No podía soportarlo.

—Está delicioso, Jake —dijo Heeseung, mirando al omega con un brillo en los ojos—. Podrías abrir tu propia pastelería y harías una fortuna.

—Eso es cierto —añadió Jay, acercándose a Jake con una sonrisa—. Si necesitas inversionistas, ya sabes a quién acudir.

Jake se rió suavemente, pero antes de que pudiera responder, Sunghoon intervino, incapaz de contenerse más.

—Jake ya tiene bastante trabajo aquí —dijo Sunghoon, su tono más frío de lo que había planeado.

Jay y Heeseung lo miraron, sorprendidos por la repentina dureza en su voz, pero Sunghoon no se molestó en suavizarla.

—Y estoy seguro de que no necesita más distracciones porque también tiene un hijo—añadió, su mirada fija en sus amigos.

El ambiente se volvió tenso por un momento, pero Jake, siempre el más amable, simplemente sonrió y cambió de tema, aliviando la incomodidad.

Aún así, Sunghoon no pudo relajarse por completo.

Había algo en la manera en que Jay y Heeseung miraban a Jake que lo ponía furioso.

No había nada de malo en ello, se dijo a sí mismo. Jake era atractivo, amable y talentoso. Cualquier alfa lo notaría. Pero Sunghoon no podía soportar la idea de que fueran sus amigos quienes lo hicieran.

Esa noche, mientras sus amigos reían y bromeaban en el salón, Sunghoon no podía apartar la mirada de Jake, que seguía siendo el centro de atención.

Y en su pecho, la sombra de los celos crecía, más grande y más pesada con cada sonrisa tímida que Jake le dirigía a alguien que no era él.


Y si el capítulo marca el regreso del celoso Hoon a mis historias 🤭

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