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20. Aromas y Estrategia

El sol brillaba intensamente sobre la piscina, reflejando destellos en la superficie cristalina del agua.

La señora Park había organizado una reunión aparentemente casual para relajarse, aunque para Jake era solo otra oportunidad para trabajar.

La mesa de dulces que había preparado estaba repleta de pasteles, macarons y galletas delicadamente decoradas, atrayendo la atención de los invitados. Pero lo único que realmente captaba su atención era Sunghoon.

Cada vez que levantaba la vista mientras arreglaba los postres, sus ojos se encontraban con los de Sunghoon, y una oleada de emociones lo recorría.

La calidez de la mirada del alfa lo envolvía, haciéndolo sentir vulnerable y protegido al mismo tiempo.

Sunghoon estaba rodeado de su familia y algunos amigos, pero siempre encontraba la forma de mirarlo, de hacerle saber que no estaba solo, aunque hubiera un mar de personas entre ellos.

Jake esbozó una sonrisa pequeña pero genuina, concentrándose nuevamente en su trabajo. Sabía que, aunque su relación con Sunghoon era un secreto mal guardado, aún debía tener cuidado. Las miradas cómplices no podían pasar a más, al menos no en un entorno donde tantos ojos observaban.

Por otro lado, Lara observaba cada gesto de Sunghoon con creciente frustración.

A pesar de su insistencia y su encantadora presencia, el alfa no le prestaba ni la más mínima atención. Parecía impenetrable, como si su mente estuviera siempre en otro lugar. Y ella sabía perfectamente dónde: Jake.

Mientras se encontraba junto a la piscina, tomando una copa de vino, su mirada se dirigió hacia Jay, quien descansaba en una hamaca cercana.

Jay era el mejor amigo de Sunghoon, y aunque hasta ahora no había mostrado mucho interés en ella, Lara vio una oportunidad.

Quizás, si lograba aliarse con Jay, podría descubrir alguna información valiosa sobre cómo separar a Sunghoon de ese repostero insignificante.

Se acercó con gracia a Jay, sentándose a su lado, su tono amistoso y casual.

—Jay, ¿no te aburres de toda esta reunión familiar? —preguntó con una sonrisa en los labios, intentando sonar encantadora.

Jay, levantando la vista de su teléfono, arqueó una ceja. Sabía que Lara estaba buscando algo, pero no estaba dispuesto a traicionar a su mejor amigo.

—No especialmente —respondió con calma, cruzando los brazos detrás de su cabeza mientras se recostaba más en la tumbona—. Aunque no es mi tipo de diversión, la verdad.

Lara soltó una risa suave, inclinándose hacia él como si fuera a compartir un secreto.

—Sabes, he notado que Sunghoon está... distraído últimamente —dijo, intentando sonar casual—. Especialmente cuando ese omega repostero está cerca. ¿No crees que es un poco... inapropiado para alguien como él?

Jay la miró de reojo, ya intuyendo a dónde quería llegar. No era un fan de la clase de manipulaciones que Lara parecía estar dispuesta a usar.

—Sunghoon es libre de estar con quien quiera —respondió, su tono más cortante de lo que Lara esperaba.

Sin desanimarse, Lara se inclinó un poco más, sus ojos brillando con astucia.

—Vamos, Jay. Sabemos que los alfas como ustedes pueden tener... distracciones. Y bueno, el omega repostero tiene ese aire de inocencia, ¿no crees? Con su dulce aroma... ¿cómo era? —preguntó, fingiendo no recordar para sacar información.

Jay, sin sospechar las intenciones de Lara, respondió sin darle mayor importancia.

—Es muy dulce, Jake tiene un delicioso aroma a fresas con crema. Siempre tiene ese aroma dulce... —murmuró, distraído.

Lara, que había obtenido lo que necesitaba, sonrió para sí misma, agradecida por la inadvertida revelación.

Ahora tenía una idea. Sabía que el aroma era algo crucial entre los alfas y los omegas, una herramienta poderosa que podía despertar o manipular emociones.

Si lograba replicar el aroma de Jake, podría embriagar a Sunghoon, confundiendo sus sentidos y, quizás, obtener de él algo que lo alejara definitivamente de ese omega de clase baja.

Jay, por su parte, no había notado el peligro de su comentario y simplemente volvió a reclinarse, disfrutando del calor del sol, ignorante de las maquinaciones que se desarrollaban a su alrededor.

Lara se levantó con una nueva determinación. No iba a permitir que un simple repostero se interpusiera en su camino. Si quería a Sunghoon, tendría que usar todas las herramientas a su disposición, incluso si eso significaba jugar sucio.

—El día es largo —murmuró para sí misma, mientras se alejaba de la piscina con una sonrisa retorcida—. Y yo tengo tiempo para hacer que las cosas cambien.

Mientras tanto, en el otro lado de la propiedad, Jake seguía con su trabajo, sin percatarse del plan que Lara comenzaba a tramar.

Su atención se dividía entre los invitados y los dulces que había preparado con tanto esmero, pero cada vez que sus pensamientos volvían a Sunghoon, su corazón latía un poco más rápido. Sabía que su amor por el alfa era real, pero también era consciente de que el mundo en el que vivían no era fácil para ellos.

Sunghoon, desde su lugar junto a la piscina, no podía apartar la mirada de Jake. Cada gesto, cada movimiento del omega lo atraía como un imán, y el dulce aroma que se desprendía de él era imposible de ignorar.

Su instinto de alfa le pedía a gritos acercarse, marcar su territorio, dejar claro que Jake le pertenecía. Pero, por respeto al deseo de Jake de mantener las cosas discretas, se contuvo.

Sin embargo, había algo que empezaba a preocuparle.

Aunque sus padres y la mayoría de los invitados parecían ignorar la relación que tenía con Jake, sabía que no todos estaban ciegos. Lara, en especial, le causaba inquietud.

Cada vez que ella y Jake estaban en la misma habitación, el ambiente se tensaba. Lara no era tonta, y él no iba a subestimarla.

Mientras el día avanzaba, Sunghoon decidió que no podía seguir esperando. Sabía que tarde o temprano tendría que hablar seriamente con su familia y, más importante aún, proteger a Jake de cualquier amenaza.

Si Lara o su madre intentaban algo, no dudaría en intervenir.

El sol comenzó a descender, dando paso a una tarde que prometía ser mucho más intensa de lo que cualquiera de los invitados imaginaba.


Gracias por leer la historia ❤️

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