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17. Desaires y Deseos Amargos

La tarta de cumpleaños estaba lista. Jake la había decorado con delicadeza, su esmero reflejado en cada capa de crema y en la disposición perfecta de las fresas frescas que coronaban la tarta.

Lo hizo con un propósito; era su forma de comunicarse, de hablar sin palabras. Aunque su relación con Sunghoon era cada vez más difícil de esconder, Jake sabía que tenía que mantener el control. Especialmente esa noche.

El evento familiar resultó ser mucho más de lo que Jake esperaba. El invitado especial no era otro que el alfa de la familia Choi, una prestigiosa familia recién llegada de Inglaterra. Y no venía solo. Su hija, Lara Choi, una omega mitad coreana y mitad inglesa, había hecho una entrada que no pasó desapercibida.

Desde el primer instante, demostró su interés en Sunghoon, coqueteando abiertamente, sonriendo como si ya fuera la dueña de su afecto, y lanzando risitas cada vez que él estaba cerca.

Jake no podía hacer nada más que mirar desde la distancia mientras Lara se inclinaba hacia Sunghoon, tocando su brazo, susurrando cosas que parecían destinadas a llamar su atención. Pero, para su sorpresa, y algo de alivio, Sunghoon la ignoraba por completo. Sus ojos solo buscaban una cosa en la sala: a Jake.

A pesar de los intentos de Lara por captar la atención del alfa, Sunghoon solo mostraba interés cuando el repostero entraba a la habitación con la tarta o cuando podía vislumbrarlo por el rabillo del ojo y Lara una omega experimentada, entendió que entre ellos pasaba "algo".

La situación no pasó desapercibida para la señora Park, quien no tardó en aliarse con Lara para convertir la noche en un tormento para Jake.

Entre risitas discretas y comentarios afilados disfrazados de cortesía, madre e invitada comenzaron a humillarlo en cada oportunidad que encontraban.

—Es una lástima que no todos puedan tener las mismas oportunidades, ¿verdad, Jake? —dijo la señora Park en un momento mientras tomaba una copa de vino, con una sonrisa que no llegaba a sus ojos—. Algunos solo nacen para servir.

Jake se limitó a sonreír educadamente, manteniendo la compostura. Sabía que no podía responder, pero cada palabra era como una cuchillada.

Lara, por su parte, no se quedaba atrás. Le lanzaba miradas despectivas cuando pasaba cerca de él, a veces murmurando algo en otro idioma, lo suficientemente bajo como para que Jake no pudiera entender. Y cuando la señora Park y Sunghoon estaban fuera de vista, Lara aprovechaba cualquier oportunidad para acercarse al omega.

La gota que colmó el vaso ocurrió más tarde esa noche, cuando Jake regresó a la cocina para asegurarse de que todo estaba en orden con los postres. Mientras estaba allí, limpiando los utensilios, Lara entró sin previo aviso. Cerró la puerta tras de sí y se recostó contra el marco, observándolo con una sonrisa maliciosa.

—Así que, además de ser un repostero decente, ¿qué más haces? —preguntó, con una voz dulce pero cargada de veneno—. Me pregunto, ¿eres también uno de esos omegas de compañía? Ya sabes, de los que cazan fortunas. Seguro que alguien como tú está acostumbrado a esperar que un alfa te saque de tu miserable vida, ¿no es así?

Jake apretó los puños, intentando no mostrar la ira que empezaba a burbujear en su interior. No respondió, pero Lara no se detuvo.

—Debe ser frustrante, ¿no? Sabiendo que no importa lo que hagas, siempre estarás por debajo de nosotros. Sunghoon nunca se fijaría en alguien como tú. Eres solo una distracción pasajera. Y cuando se aburra, ¿qué harás? ¿Volver a la cocina? O tal vez buscar otro alfa dispuesto a rescatarte. Qué patético.

Jake estaba a punto de responder cuando, de repente, la puerta se abrió de golpe. Sunghoon entró, sus ojos brillando con furia al escuchar las últimas palabras de Lara. Todo el ambiente en la habitación cambió al instante.

—¿Qué has dicho? —preguntó Sunghoon, su voz firme y cargada de ira. Se acercó a Lara, mirándola directamente a los ojos.

Lara parpadeó sorprendida, como si no esperara ser escuchada. Trató de sonreír y desviar la conversación.

—Oh, Sunghoon, solo estábamos bromeando. Ya sabes cómo son los omegas de clase baja, siempre con sueños imposibles...

—Pídele disculpas —la interrumpió Sunghoon, su tono helado—. Ahora.

Lara lo miró incrédula, incapaz de creer lo que estaba escuchando. Pero cuando vio la expresión en el rostro de Sunghoon, comprendió que no estaba jugando.

—¿Disculparme? —balbuceó—. Sunghoon, solo...

—Jake es mi pareja —dijo Sunghoon con firmeza, cada palabra cargada de convicción—. Y no permitiré que nadie lo humille. No vuelvas a hablarle así. Jamás.

Lara abrió la boca, pero no salió ninguna palabra. Parecía completamente atónita, incapaz de procesar lo que acababa de escuchar.

Sunghoon no esperó a que ella dijera algo más. Se giró hacia Jake, su expresión suavizándose al verlo. Dio un paso hacia él y, sin dudarlo, tomó su mano frente a Lara.

—¿Estás bien? —le preguntó suavemente, su voz llena de preocupación.

Jake asintió, aunque seguía en shock por lo que acababa de suceder.

—Vamos —le dijo Sunghoon, mientras lo guiaba fuera de la cocina—. No tienes que seguir soportando esto.

Lara se quedó allí, en silencio, viendo cómo Sunghoon se llevaba a Jake de la mano. La humillación y el enojo se reflejaban en su rostro, pero sabía que no había nada que pudiera hacer en ese momento.

Mientras caminaban juntos por los pasillos de la mansión, Jake no pudo evitar sentir una mezcla de alivio y confusión.

Sunghoon había hablado de él como su pareja, algo que hasta ahora no había hecho tan abiertamente. Y aunque el miedo seguía presente en su corazón, también había una pequeña chispa de esperanza.

Quizás, después de todo, Sunghoon estaba dispuesto a luchar por ellos.

Gracias por leer la historia ❤️

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