Había una aparente calma en la mansión Park, aunque Sunghoon estaba cada vez más distraído y enamorado de Jake, como si estuviera reviviendo su adolescencia, despreocupado por las reglas sociales que lo habían regido hasta entonces.

Jake, aunque había insistido en que mantuvieran su relación en secreto, no podía evitar que su corazón diera un vuelco cada vez que veía a Sunghoon.

Los pequeños gestos del alfa, como las flores que le llevaba en secreto o las miradas cómplices que compartían en los pasillos, hacían que Jake se sintiera dividido entre el deseo y el miedo de lo que podría suceder si los señores Park lo descubrían.

Los días pasaban tranquilos, con una extraña paz en el ambiente. Sunghoon seguía encontrando excusas para estar cerca de Jake, aunque intentaba no levantar sospechas. Sin embargo, su madre no era fácil de engañar. Aunque no había vuelto a mencionar lo que sabía, sus ojos parecían observar cada movimiento del omega con atención.

Un viernes por la tarde, mientras Jake estaba ocupado en la cocina, la señora Park entró con su habitual porte elegante. Jake sintió un leve escalofrío recorrer su espalda al notar su presencia.

—Jake —dijo la señora Park, con esa voz autoritaria que siempre usaba cuando se dirigía a los empleados—. Este fin de semana es el cumpleaños de un amigo cercano de la familia. Quiero que prepares una tarta especial, uno de tus mejores trabajos. A Sunghoon le gusta mucho el de fresas y crema. Haz ese.

Jake tragó saliva, recordando con claridad cómo esa tarta de cumpleaños había sido la excusa de Sunghoon para acercarse a él por primera vez. Fue la misma receta que lo unió al alfa, el dulce que había servido de puente entre ellos.

—Claro, señora Park —respondió con una leve inclinación de cabeza, manteniendo su tono neutral.

La señora Park lo observó por un momento, su mirada fija en el omega como si pudiera ver más allá de su expresión impasible. Jake sintió un nudo en el estómago, pero mantuvo la compostura. Después de lo sucedido, había aprendido a manejarse con cautela en presencia de la madre de Sunghoon.

—Espero que esté todo listo para mañana por la tarde —añadió antes de darse la vuelta y salir de la cocina con la misma elegancia con la que había entrado.

Jake se quedó solo, respirando hondo, tratando de relajarse. Sabía que la señora Park no lo había mencionado explícitamente, pero pedirle que preparara ese pastel no podía ser una simple coincidencia.

Sentía que cada día la tensión crecía un poco más, como si estuvieran al borde de un precipicio del cual no habría vuelta atrás.

Más tarde, esa noche, Sunghoon apareció en la cocina con una sonrisa amplia, como solía hacerlo en los últimos días. Jake estaba ocupado mezclando los ingredientes para la tarta de fresas y crema cuando sintió la presencia del alfa. Aunque su relación era secreta, Sunghoon no parecía preocupado por ser discreto.

—¿Qué haces? —preguntó Sunghoon mientras se acercaba, sus ojos brillando de una manera que solo Jake podía entender.

Jake sonrió ligeramente, aunque no dejó de batir la mezcla.

—Tu madre me pidió que preparara una tarta para un cumpleaños. El sabor debe ser de fresas y crema, tu favorito —dijo, con una mezcla de sarcasmo y dulzura.

Sunghoon soltó una carcajada baja y se acercó más, hasta que estuvo lo suficientemente cerca como para que Jake pudiera sentir su calor. El aroma de Sunghoon lo envolvió, ese aroma que lo atraía y lo desconcertaba al mismo tiempo.

—Esa tarta siempre me trae buenos recuerdos —susurró Sunghoon, colocando una mano suavemente sobre la cintura de Jake.

Jake se tensó al sentir el contacto, pero no se apartó. A pesar de su insistencia en mantener un perfil bajo, era difícil resistirse cuando Sunghoon lo miraba de esa manera.

—No deberías estar aquí —susurró Jake, tratando de sonar firme, aunque su corazón estaba latiendo con fuerza.

—No puedo evitarlo —respondió Sunghoon, con una sonrisa traviesa—. Cada vez que te veo, quiero estar más cerca de ti. No sé cómo ocultar lo que siento, Jake.

Jake dejó escapar un suspiro. Sabía que Sunghoon no estaba siendo racional, pero también sabía que el alfa estaba sinceramente enamorado de él. Lo que le preocupaba era lo que vendría después. No podía permitirse soñar demasiado alto. La señora Park ya había dejado claro lo que pensaba de su relación, aunque nunca lo hubiera dicho directamente.

—Si alguien nos ve... —empezó a decir Jake, pero Sunghoon lo interrumpió suavemente, inclinándose hacia él.

—Que nos vean —murmuró, antes de besar sus labios de manera delicada—. No me importa lo que piensen los demás. Solo me importa lo que siento por ti.

Jake se quedó quieto, su cuerpo respondiendo al contacto cálido de Sunghoon. Sabía que lo correcto era mantenerse distante, pero su corazón lo traicionaba cada vez que el alfa se acercaba. No podía negar lo que sentía por él, aunque el miedo de lo que podría suceder seguía siendo abrumador.

—Sunghoon... —susurró, sus palabras quedando suspendidas en el aire.

—No digas nada —respondió el alfa, mirándolo a los ojos—. No necesito que digas nada. Solo quiero estar contigo.

La intensidad del momento se rompió cuando escucharon el sonido de pasos acercándose. Sunghoon se apartó rápidamente, aunque no sin antes darle una última mirada cómplice a Jake.

—Nos vemos luego —dijo en voz baja, antes de desaparecer por la puerta de la cocina.

Jake se quedó allí, respirando hondo mientras trataba de calmar los latidos acelerados de su corazón.

Sunghoon estaba siendo cada vez más arriesgado, y aunque una parte de él lo apreciaba, sabía que la calma que estaban viviendo no duraría mucho. Sentía que algo estaba por suceder, algo que pondría a prueba lo que habían construido.

Y mientras decoraba la tarta con fresas frescas, no podía evitar preguntarse si ese sería el punto de inflexión en su historia.

Todo mal con la Sra. Park🙄

Gracias por leer la historia ❤️