14.Trufas de Chocolate Blanco
Los días posteriores a la conversación de Jake con la señora Park fueron fríos y distantes, pero no por la baja temperatura en el exterior, sino por la helada barrera que el omega había levantado entre él y Sunghoon.
Sunghoon lo notaba, cada día más. Jake evitaba su mirada a toda costa, apenas le dirigía la palabra y, cuando lo hacía, siempre estaba acompañado por algún otro empleado, como si se protegiera de estar a solas con él.
Algo había cambiado. El cálido y dulce aroma que tanto amaba parecía apagado, como si estuviera cubierto por una capa de incertidumbre.
Sunghoon no podía soportarlo más. La distancia, el rechazo, la frialdad que Jake le mostraba. Cada vez que intentaba acercarse a él, el omega siempre encontraba una excusa, o simplemente fingía que estaba ocupado.
Era evidente que algo andaba mal, pero no tenía ni idea de qué.
El alfa sabía que tenía que confrontar a Jake, que necesitaba respuestas. Después de días de intentarlo sin éxito, finalmente encontró un momento en el que Jake estaba solo en la cocina, preparando trufas de chocolate blanco. El aroma del chocolate llenaba la sala, pero la simpleza del sabor que se cernía entre ellos era aún más intensa.
—Jake, tenemos que hablar —dijo Sunghoon, su tono firme pero cargado de preocupación.
El omega ni siquiera levantó la mirada. Su postura rígida y tensa lo delataba, pero siguió trabajando en las trufas como si no hubiera escuchado.
—No hay nada de qué hablar, Sunghoon —murmuró Jake, su voz tensa y fría.
Sunghoon avanzó un paso, sintiendo que la distancia entre ellos era más grande de lo que había imaginado.
—Jake, por favor. Dime qué está pasando. ¿Qué he hecho para que me trates así? —preguntó, su voz llena de frustración y una pizca de dolor.
Finalmente, Jake detuvo sus movimientos y dejó caer una cuchara sobre el mostrador. Exhaló profundamente antes de volverse hacia Sunghoon, su mirada llena de cansancio y algo más, algo que Sunghoon no podía descifrar.
—Si realmente quieres saber qué está pasando —dijo Jake, mirándolo por primera vez en días—. Te sugiero que hables con tu madre. Ella sabe todo.
Sunghoon frunció el ceño, confundido. ¿Su madre? ¿Qué tenía que ver su madre con lo que estaba ocurriendo entre ellos?
—¿Qué tiene que ver mi madre en esto? —preguntó, su voz incrédula.
Jake dio un paso hacia él, con sus ojos brillando con algo entre la tristeza y la ira reprimida.
—Ella me habló, Sunghoon. Me hizo entender que esto, lo que sea que tengamos... no tiene futuro. Soy solo un empleado. Un omega de una clase social inferior. Y según tu madre, no soy más que un capricho para ti. —Su voz temblaba ligeramente—. ¿Qué esperas que haga después de escuchar algo así? No puedo poner en riesgo mi trabajo... ni el futuro de Maki por un... desliz.
El dolor y la frustración que Sunghoon había estado conteniendo explotaron de repente. No podía creer lo que estaba escuchando.
Su madre... había intervenido, había plantado esa maldita idea en la cabeza de Jake. Ahora todo tenía sentido.
—No es un capricho, Jake. ¡Nunca lo ha sido! —Sunghoon replicó, con una intensidad que sorprendió al omega.
—No importa lo que digas, Sunghoon. No puedo continuar con esto. No puedo... arriesgarme ni arriesgarte —Jake se mordió el labio inferior, tratando de mantener la compostura. Luego, antes de que Sunghoon pudiera decir algo más, añadió—. Habla con tu madre. Después de eso, tal vez entendamos ambos qué hacer.
Y con esas palabras, Jake volvió a concentrarse en su trabajo, como si la conversación nunca hubiera ocurrido. Pero Sunghoon no podía dejarlo así. Su pecho ardía con una mezcla de enojo y desesperación. No podía permitir que su madre interfiriera de esa manera en algo tan importante. Jake y Maki eran importantes para él, más de lo que había admitido hasta ahora.
Sin decir nada más, Sunghoon salió de la cocina, sus pasos firmes y decididos lo llevaron directamente hacia donde sabía que encontraría a su madre. No podía esperar. Necesitaba enfrentarla de una vez por todas.
—Madre, tenemos que hablar —dijo Sunghoon, entrando en el elegante salón donde la señora Park se encontraba, leyendo algunos documentos en su escritorio.
La mujer levantó la vista, sorprendida por la actitud repentina de su hijo, pero su expresión permaneció serena, como siempre.
—¿A qué se debe este tono, Sunghoon? —preguntó, dejando los papeles a un lado y acomodándose en su silla—. ¿Ha ocurrido algo?
Sunghoon no perdió el tiempo.
—Hablaste con Jake —dijo directamente—. Le dijiste que él es solo un capricho para mí. Que no tiene futuro conmigo.
La señora Park no hizo ningún esfuerzo por negar lo que había dicho. Simplemente lo miró con la misma frialdad calculada que siempre utilizaba cuando quería imponer su voluntad.
—Sunghoon, tú sabes cómo funcionan estas cosas. Jake es un omega encantador, sí, pero no es adecuado para ti. Él es... de otra clase social, y tiene un hijo, además. No puedes arruinar tu linaje por un impulso pasajero.
Sunghoon sintió la ira brotar en su pecho.
—Maki es su hermano, no su hijo aunque esa haya sido tu instrucción—replicó, defendiendo a Jake con fuerza—. Y no me importa su clase social. No me importa lo que pienses tú o lo que piensen los demás. Estoy enamorado de él, madre. Quiero estar con Jake y cuidar de Maki.
La señora Park levantó una ceja, sorprendida por la declaración de su hijo.
—¿Enamorado? —preguntó, casi incrédula—. Sunghoon, ¿sabes lo que estás diciendo? No puedes permitir que un simple omega de cara bonita te distraiga de tus responsabilidades. Hay familias esperando que elijas una pareja adecuada, de tu nivel.
Pero Sunghoon no retrocedió.
—Jake no es una distracción. Es todo lo que quiero. Y no permitiré que interfieras en lo que siento por él. Estoy dispuesto a enfrentar cualquier cosa, incluso a ti, para estar con él.
La firmeza en su voz hizo que la señora Park se diera cuenta de lo decidido que estaba su hijo. Lo observó en silencio por un momento, evaluando la situación, antes de hablar nuevamente.
—Muy bien, Sunghoon. Si estás tan seguro de tus sentimientos, no te detendré. Pero espero que comprendas las consecuencias de tus decisiones. La sociedad no será amable contigo, ni con Jake. —Su mirada se volvió severa—. Si decides seguir adelante, no habrá vuelta atrás.
Sunghoon la miró con determinación, sin vacilar.
—Lo sé. Y estoy listo para enfrentar lo que sea por estar con él. Solo te pido que no interfieras más.
Con esas palabras, Sunghoon giró sobre sus talones y salió de la habitación, dejando a su madre en silencio.
Sabía que la batalla no había terminado, pero al menos había dado un paso importante hacia proteger lo que tanto amaba.
Ahora, solo quedaba una cosa por hacer: hablar con Jake y demostrarle que, pase lo que pase, no lo dejaría ir.
Hoon best alfa ❤️
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