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11. Tarta de Durazno

El sol apenas despuntaba en el horizonte cuando Sunghoon llegó al comedor para el desayuno.

Su humor, que había sido encantador desde que comenzó su relación secreta con Jake, hoy era distinto.

No tenía ninguna razón en particular para sentirse tenso, pero algo en el aire le advertía que la mañana traería consigo algún tipo de complicación.

Sus padres ya estaban sentados a la mesa, como de costumbre, mientras un par de empleados servían el desayuno. Jake, por supuesto, estaba entre ellos, pero evitaba cuidadosamente cualquier contacto visual con Sunghoon, concentrado en repartir tazas de café y pequeños platos de frutas.

Sin embargo, Sunghoon no podía evitar mirarlo de reojo, sus ojos oscuros brillando con la misma intensidad de siempre, queriendo acercarse, aunque fuera solo un poco.

Cuando Jay llegó, acompañado de Heeseung, la atmósfera de la sala cambió.

Ambos alfas habían sido amigos de Sunghoon desde su juventud, y aunque normalmente sus reuniones eran relajadas, hoy Sunghoon sentía una tensión creciente.

En especial cuando notó cómo los ojos de Jay seguían a Jake con una mirada apreciativa que no le gustó nada.

—Jay, querido, ¿qué tal te fue en tu viaje? —preguntó la madre de Sunghoon con una sonrisa, rompiendo el silencio incómodo.

—Muy bien, señora Park. Gracias por preguntar. —Jay sonrió de vuelta, pero rápidamente su mirada volvió a fijarse en Jake, quien acababa de dejar un plato con una tarta de durazno frente a la señora Park.

—Me alegra escuchar eso —dijo la madre de Sunghoon, y luego miró a su hijo, que mantenía la mandíbula apretada—. Jake, ¿podrías servir un poco de té para Jay y Heeseung?

Jake asintió, con una leve sonrisa, mientras sus manos temblaban ligeramente al levantar la tetera. Aunque intentaba actuar con normalidad, la sensación de ser observado, especialmente por Jay, lo hacía sentir incómodo.

Lo que más le inquietaba era el cambio de actitud que notaba en Sunghoon, que claramente no estaba contento con la atención que Jay le estaba prestando.

Cuando Jake dejó la tetera frente a Jay, este decidió romper el hielo, como si fuera un gesto casual, pero en realidad, cargado de intenciones.

—Jake, ¿te gustaría que te invitara a salir alguna vez? —preguntó Jay de repente, su tono amigable, pero sus ojos brillaban con interés.

El comedor quedó en silencio. La madre de Sunghoon levantó una ceja con evidente curiosidad, mientras el padre de Sunghoon dejaba la taza de café sobre la mesa, interesado en la respuesta.

Heeseung, por su parte, observaba la escena con una mezcla de sorpresa y diversión, esperando ver cómo reaccionaría Sunghoon ante la pregunta.

Jake, por supuesto, se quedó congelado en su lugar. No se esperaba esa invitación, y menos delante de todos.

La incomodidad lo recorrió de pies a cabeza, pero logró mantener la compostura.

—Le agradezco la oferta, señor Jay, pero tengo que declinar. —La respuesta de Jake fue educada pero firme, y aunque su tono era suave, la negativa era clara.

No dejó espacio a segundas interpretaciones.

Sunghoon, que había estado observando la escena con ojos cada vez más oscuros, sintió una ola de alivio al escuchar la respuesta de Jake, pero también algo más: una profunda molestia al ver cómo Jay había tenido la osadía de intentarlo.

—Oh, vamos, Jake —insistió la señora Park, ignorando deliberadamente el rechazo del omega—. Jay es un buen muchacho, un excelente partido. Deberías pensarlo mejor, mucho más en tu condición, tu sabes un omega soltero con un hijo bajo su cargo.

Sunghoon apretó los dientes y golpeó suavemente la mesa con los nudillos, llamando la atención de todos.

—Madre —comenzó, su tono firme y controlado— . Jake ya ha dejado claro que no está interesado.

La mirada de su madre se oscureció ligeramente, notando la brusquedad en el tono de su hijo. Sunghoon rara vez se mostraba tan protector o celoso, al menos no de una manera tan evidente y menos por un simple empleado.

—No seas ridículo, Sunghoon. No estoy presionando a nadie —respondió la señora Park con una sonrisa forzada—. Solo creo que es una oportunidad que Jake debería considerar.

—No es necesario que lo siga considerando —interrumpió Sunghoon, su tono más tajante de lo que pretendía. Jay y Heeseung intercambiaron miradas incómodas, mientras el alfa sentía cómo la rabia se acumulaba en su interior—. Jake no quiere, y eso debería ser suficiente.

El silencio que siguió fue abrumador. La señora Park entrecerró los ojos, claramente sorprendida por la reacción de su hijo.

La actitud de Sunghoon, normalmente más apacible y distante, ahora tenía un aire posesivo que no pasó desapercibido. ¿Qué había detrás de esta reacción tan visceral?

Jay soltó una risa tensa, intentando aliviar la situación.

—Tranquilo, Sunghoon. No era nada serio —dijo con una sonrisa, levantando las manos en señal de paz—. Solo quería conocerlo mejor.

—No hace falta —respondió Sunghoon con frialdad, sin dejar de mirar a su madre. Los celos aún latían en su interior como una llama que no podía extinguir—. Jake no está disponible para eso.

La señora Park observó a su hijo con detenimiento.

Había algo en su mirada, algo en la forma en que se expresaba, que hizo que las sospechas comenzaran a brotar en su mente.

¿Por qué estaba Sunghoon tan involucrado en algo que, a sus ojos, no debería importarle en lo más mínimo?

—Muy bien —dijo la señora Park finalmente, aunque su tono sugería que esta conversación no había terminado del todo en su mente—. No quiero que nadie se sienta presionado.

Jake, que había permanecido en silencio durante todo el intercambio, respiró aliviado cuando la conversación finalmente se desvió hacia otros temas.

Sin embargo, no pudo ignorar el peso de las miradas de los padres de Sunghoon sobre él, especialmente la de su madre, que ahora parecía estar analizando cada uno de sus movimientos con renovada curiosidad.

Cuando Jake terminó de servir el postre y se retiró de la mesa, no pudo evitar sentir la mirada de Sunghoon sobre él, una mirada cargada de sentimientos que no podía expresar en público. Y aunque Jake sabía que lo que tenían no era fácil, agradeció en silencio que Sunghoon hubiera intervenido, incluso si eso significaba levantar sospechas.

Esa noche, mientras las luces de la mansión se apagaban una por una, Jake no pudo evitar pensar en la conversación durante el desayuno.

Sabía que la madre de Sunghoon era perspicaz y que tarde o temprano se daría cuenta de lo que estaba sucediendo. Y cuando lo hiciera, las cosas no serían tan simples como ahora.

Pero por el momento, ambos tendrían que disfrutar de su relación secreta, aprovechando cada instante robado antes de que la realidad los alcanzara.

El regreso del celoso Hoon 🤭

Gracias por leer la historia ❤️

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