El sol de la mañana brillaba con fuerza sobre Seúl, iluminando las calles bulliciosas mientras Jake un joven omega repostero caminaba con firmeza, pero con un ligero nerviosismo que reverberaba en su pecho.

La recomendación de sus profesores de la escuela culinaria de Seúl lo había llevado hasta la imponente mansión Park, un lugar que mostraba el esplendor de una familia influyente.

Las rejas doradas y los jardines perfectamente cuidados hacían que su corazón latiera con fuerza.

Jake había soñado con este momento, pero la realidad era aún más intimidante.

En sus brazos, el pequeño Maki se aferraba a su chaqueta con curiosidad, sus grandes ojos oscuros explorando el entorno desconocido.

Aunque solo tenía un año, el bebé era la razón por la que Jake había decidido seguir adelante con su carrera, a pesar de las adversidades.

Al llegar a la entrada, una sirvienta de uniforme elegante lo recibió con una mirada inquisitiva. Jake sonrió nerviosamente, sintiendo cómo el leve peso de Maki en sus brazos lo mantenía anclado a la realidad.

—Buenos días, soy Sim Jake. Vengo por solicitud de la señora Park —anunció, intentando sonar seguro.

La sirvienta asintió con un gesto y lo condujo a través de un vasto vestíbulo, donde las paredes estaban adornadas con retratos familiares y decoraciones de lujo.

En el fondo, la señora Park, una mujer de porte elegante y mirada penetrante, se encontraba organizando unas flores frescas en un jarrón.

—Ah, Jake, bienvenido —dijo la señora Park al girarse. Su tono era cálido, pero había una agudeza en sus ojos que no pasó desapercibida.

Jake sintió un escalofrío recorrerle la espalda mientras ella lo examinaba.

La sorpresa atravesó su rostro al notar que en brazos del joven omega había un niño.

—¿Y quién es este pequeño? —preguntó acercándose un poco con una sonrisa que no podía ocultar su intriga.

Jake tragó saliva, sintiéndose vulnerable ante la mirada inquisitiva de la matriarca.

—Este es Maki, mi hermano menor. —Sus palabras salieron de su boca como un susurro nervioso—. Mis padres fallecieron... y... tuve que hacerme cargo de él.

El aire se volvió tenso por un momento. La señora Park frunció el ceño, y Jake sintió que el peso de la expectativa recaía sobre sus hombros. Sabía que su situación no era común y que las normas sociales a menudo eran implacables.

—Jake, hay algo de lo que debemos hablar —comenzó la señora Park, su voz ahora más seria—. En mi hogar, todos los empleados y miembros de nuestra familia deben creer que Maki es tu hijo.

Jake la miró con sorpresa, su corazón latiendo con fuerza.

Sabía que en la sociedad, un omega con un niño pequeño debía estar emparejado con un alfa pero con sus estudios y la necesidad de conseguir un trabajo, el joven omega no tenia el tiempo ni las ganas de pensar en una pareja, sin embargo, la mirada severa de la señora Park indicaba que no había lugar para la discusión.

—Lo comprendo, pero...

—No hay "peros", Jake. Mi familia y nuestro círculo social tienen convenios y expectativas que debemos cumplir. Si deseas quedarte aquí y trabajar, deberás hacerlo. Es más sencillo explicar que es tu hijo sin mencionar el triste acontecimiento con tus padres.

Las palabras de la señora Park calaron hondo en Jake.

Aceptar vivir en una falsedad significaba construir una vida basada en una mentira. Aun así, sabía que era lo único que podía hacer para asegurar un futuro mejor para Maki y para él. No podía arriesgar la oportunidad que había estado esperando.

—Está bien, lo haré —respondió finalmente, sintiendo una mezcla de alivio y ansiedad.

La señora Park sonrió, y por un instante, el aura tensa desapareció.

—Perfecto. En un momento te mostraran tu habitación en la sección de los empleados, me encargaré de que esté conectada a una habitación especialmente ambientada para Maki y sus necesidades. Ahora, hablemos sobre tu primer trabajo aquí. Me gustaría que comenzara creando una Tarta de Fresas y Crema para la reunión familiar de este próximo fin de semana.

Jake asintió, dejando que la emoción reemplazara al miedo.

Advertir el brillo de la oportunidad era un bálsamo ante la realidad que se avecinaba.

Con un niño en brazos y un futuro incierto, Jake estaba listo para enfrentarse al mundo, una tarta a la vez.

Gracias por leer la historia 🍰💕